ECONOMÍA

Barómetros en enero o rascacielos agoreros: algunas teorías curiosas sobre bolsa

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Barómetros en enero o rascacielos agoreros: algunas teorías curiosas sobre bolsa
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Los humanos siempre hemos tenido curiosidad por conocer el futuro. Siempre hemos buscado métodos más o menos científicos para tratar de anticipar lo que va a ocurrir.

La bolsa no escapa a ese deseo, por eso se han establecido algunas teorías que tratan de predecir su comportamiento o establecer patrones.

De ahí surgen el «barómetro de enero», el «rally de Navidad» o el «sell in May and go away». Son teorías que reflejan tendencias que se suelen repetir en la bolsa durante ciertos momentos del año.

No hay que olvidar que, aunque parezca un ámbito frío y racional, el mercado de valores se mueve también por expectativas y emociones.

Además, en muchas ocasiones el comportamiento de los inversores se ve afectado por lo que hacen los demás. Esto puede producir efectos de profecía autocumplida que explicarían, en parte, algunas de las teorías que veremos a continuación.

Barómetro de enero: predicciones para todo el año

Las cabañuelas son un método popular que trata de pronosticar el tiempo que hará durante el año a partir de la observación de algunos días de enero. Algo similar sugiere la teoría del barómetro de enero, pero con el comportamiento de la bolsa.

Formulada por el experto en mercados de valores Yale Hirsch en 1972, esta teoría propone analizar el indicador S&P 500 en enero. Según como le vaya, así será la tendencia de la bolsa el resto del año.

Si el primer mes sube el S&P 500, el año será alcista para las acciones. Si cae, el año será bajista. Además, los rendimientos serán mayores si además el índice sube en las cinco primeras sesiones del año.

Esta teoría se basa en el hecho de que enero es un mes candente en Estados Unidos. Es entonces cuando los nuevos presidentes juran el cargo, cuando se suelen presentar el mensaje del estado de la Unión y los presupuestos anuales, además de establecer objetivos y prioridades nacionales. También en enero se incorporan los nuevos miembros al Congreso.

Todos estos eventos afectarían a la economía del país, a Wall Street y, por extensión, a las bolsas de todo el mundo.

«Rally» de Navidad: el fenómeno de fin de año en la bolsa

Otro término acuñado por Yale Hirsch es el «Santa Claus rally», también conocido como rally de Navidad. En esta ocasión, no pretende augurar lo que ocurrirá en los próximos meses, sino describir un fenómeno del mercado de valores: las cotizaciones de las acciones suelen aumentar en las últimas cinco sesiones de diciembre y en las dos primeras de enero.

Desde 1950 esa subida se produjo el 77 % de las veces en el caso del S&P 500. Entre 2019 y 2023, tanto en ese índice como el Dow Jones y el Nasdaq Composite registraron ganancias en ese periodo.

No hay una única explicación para este fenómeno, pero podrían influir varios factores, como las compras de acciones impulsadas por el optimismo navideño, por la inversión de bonus de fin de año o por la compensación fiscal de pérdidas. También podrían influir las vacaciones de los inversores institucionales, que dejan el campo abierto a unos minoristas que suelen ser más optimistas.

«Sell in May»: vende en mayo y retírate

Otro patrón que se suele mencionar en bolsa es la debilidad del mercado entre los meses de mayo y octubre, en comparación con el siguiente semestre. Es una tendencia que se ha observado incluso al analizar datos procedentes de mercados de todo el mundo.

Por supuesto, este efecto también se ha bautizado. Si nos referimos al mejor comportamiento entre otoño e invierno, tendremos que referirnos a él como «efecto Halloween». Si lo que queremos destacar es el efecto contrario, diremos «sell in May and go away» (vende en mayo y retírate del mercado).

Este efecto da lugar a la conocida como «estrategia de Halloween», que se basa en comprar acciones en noviembre y mantenerlas hasta venderlas a principios de mayo.

Índice del rascacielos: temblar ante el edificio más alto

Una de las teorías más extravagantes para anticipar lo que ocurrirá en la bolsa es el conocido como índice del rascacielos (Skyscraper Index). Se lo debemos a Andrew Lawrence, un analista británico que encontró una inquietante correlación entre grandes crisis económicas y los rascacielos más gigantescos.

Según esta teoría, la finalización del edificio más alto del mundo es indicativa de una crisis económica global.

Esto se debería a que estos proyectos colosales suelen comenzar con los grandes repuntes económicos y finalizarse en las recesiones. En el momento en que el crecimiento cíclico está agotado y la economía lista para una recesión, la inversión en rascacielos alcanzaría su cumbre.

Es un fenómeno que se ha repetido en numerosas ocasiones desde finales del siglo XIX.

Algunos ejemplos: la crisis del petróleo de 1973 se vio enmarcada por las inauguraciones del World Trade Center en Nueva York (1972) y la Torre Sears de Chicago (1974).

Al crac del 29 lo siguieron inmediatamente las puestas de largo de los edificios de Bank of Manhattan, Chrysler y Empire State. Durante la crisis asiática de 1997 y 1998 se completaron las Torres Petronas de Kuala Lumpur, mientras que el Burj Khalifa de Dubái lo hizo en 2010.

Un dato inquietante: Arabia Saudí acaba de retomar la construcción de su Jeddah Tower, paralizada durante algunos años. Si finalmente se completa, será el nuevo techo del mundo. Está por ver si coincide con una nueva crisis o si su demora ha afectado al patrón.

Todas estas teorías son simplemente eso: teorías. Sus propios defensores suelen advertir de que nunca deben considerarse como un único factor sobre el que tomar decisiones de inversión.

Efectivamente, las estrategias de inversión no deben basarse únicamente en patrones o tendencias observadas en la bolsa a lo largo de los meses. Después de todo, el año es muy largo y pueden ocurrir todo tipo de eventos que afecten al mercado de valores.

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