INNOVACIÓN

Tres ciudades del futuro que ya podemos visitar

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Tres ciudades del futuro que ya podemos visitar
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CaixaBank

13 Septiembre, 2019


¿A quién no le gustaría ver cómo será la vida en el futuro? A falta de bolas de cristal funcionales, lo mejor es que nos dejemos guiar por los indicios que ya tenemos y que nos indican que la mayoría de nosotros viviremos en ciudades en las que la tecnología y la sostenibilidad serán imprescindibles.

 

Y los datos avalan esta teoría, ya que, según la ONU, en 2050, el 68% de la población mundial habitará en ciudades, mientras que hoy día lo hace el 55%. Esto supone que, a mediados de este siglo, unos 2.500 millones más de personas vivirán en entornos urbanos.

 

La presión que ejercerá la población sobre las ciudades pondrá a prueba la capacidad de las mismas, ya que estamos hablando de muchas personas compartiendo un espacio reducido, en el que vivirán, trabajarán y disfrutarán de su tiempo libre. Estas mismas personas demandarán también todo tipo de servicios y recursos, como desplazamientos o acceso a la tecnología y la sanidad.

 

Por dicho motivo, arquitectos, ingenieros y urbanistas se han puesto ya manos a la obra, ensayando sus ideas sobre áreas urbanas ya existentes e incluso levantando otras desde cero con la mente puesta en el futuro. Esto hace que ciertas ciudades sobresalgan hoy como las más punterasLas ciudades del futuro, por las que ya podemos pasear, destacan sobre todo por dos cuestiones: su sostenibilidad y su tecnología. De hecho, la ONU ha incluido los entornos urbanos entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El organismo considera que no es posible alcanzar dicho desarrollo sostenible sin transformar radicalmente la manera como construimos y administramos las urbes.

 

A continuación, veremos tres ejemplos de ciudades que ya muestran el camino hacia el que se dirige el urbanismo del siglo xxi.

Songdo (Corea del Sur)

Este es tal vez uno de los ejemplos más llamativos, porque Songdo es una ciudad que comenzó a construirse desde cero en 2002 y en la actualidad ya acoge a más de 100.000 habitantes. Se encuentra a 65 kilómetros de Seúl y aspira a convertirse en la primera ciudad inteligente y totalmente sostenible.

 

Para conseguirlo, Songdo ha apostado por una planificación urbana que pone a las personas en el centro y por la adopción de tecnologías. En la urbe predominan los espacios de uso mixto, que son aquellos que aglutinan residencia, servicios, ocio y lugares de trabajo. Además, las distancias entre las viviendas y el resto de espacios se han calculado al milímetro para poder cubrir a pie los trayectos que las separan. En caso de ser necesario el uso del transporte público, existen paradas de metro y autobús a un máximo de 12 minutos andando.

 

Gracias a su planificación, los coches de combustión interna y los camiones de recogida de residuos han sido sustituidos por bicicletas y por un sistema de tubos neumáticos que se encarga de hacer desaparecer la basura. Además, el 40% del espacio de la ciudad lo ocupan zonas verdes. Asimismo, se espera también que la mayoría de sus edificios de viviendas reciclen al menos el 40% del agua que utilizan y que almacenen energía de fuentes renovables en baterías para reducir el uso de la red eléctrica.

Singapur (Singapur)

Si existía un ejemplo de metrópolis con muchas papeletas para colapsar y que ha sabido reconducir la situación ese es el de Singapur. Esta ciudad-estado asiática se ha colado entre las urbes más sostenibles del planeta.

 

A base de planes estratégicos, las autoridades se pusieron manos a la obra para mejorar la calidad de vida, apostando claramente por optimizar la movilidad y la conectividad, en una ciudad en la que se espera un aumento de la población del 7% para 2030.

 

Hoy en día, Singapur cuenta con transportes colectivos rápidos y ejerce como banco de pruebas para desarrollar soluciones de movilidad que ayuden a reducir su dependencia de los coches. Además, se ha instalado una red de sensores para medir la contaminación y el volumen de tráfico, para poder reaccionar inmediatamente en caso necesidad, e incluso se ha creado un sistema de mapas en 3D para monitorizar la eficiencia energética de cada edificio. Por su parte, los doctores de los hospitales de Singapur cuentan con robots ayudantes que incluso son capaces de interactuar con humanos y sonreír.

 

En cuanto a la cuestión verde, se han creado «superárboles» que regulan la temperatura de la ciudad, absorbiendo y dispersando calor, además de recoger agua de lluvia. La urbanización residencial Tree House, con bloques de 24 pisos, es el mayor jardín vertical del mundo.

Copenhague (Dinamarca)

La capital de Dinamarca es una apuesta segura dentro de los rankings de ciudades inteligentes que elaboran distintos organismos cada año. Incluso hay quien considera que ha sobrepasado esa etiqueta para pasar a ser una «ciudad receptiva», un concepto referido a aquellas urbes que ponen al ciudadano en el centro de la acción y no de la observación.

 

Copenhague es una ciudad hecha por y para sus ciudadanos, quienes participan en su diseño y gestión utilizando toda la tecnología a su alcance y compartiendo datos que ayudan a optimizar la ciudad. Se trata de un camino que han emprendido también otras urbes como Zúrich o Barcelona.

 

De hecho, la tecnología ha transformado por completo Copenhague convirtiéndola en un paraíso para los ciclistas. La capital danesa aspira a neutralizar su huella de carbono en 2025, en un país que pretende lograr su independencia de los combustibles fósiles en 2050.

 

Respecto al intercambio de datos y su uso para mejorar la ciudad, Copenhague ha implantado el primer data marketplace del mundo. Este espacio ofrece información urbana pública y privada de todo tipo a empresas y ciudadanos, que pueden acceder a los datos para desarrollar soluciones inteligentes en cualquier ámbito.

Ente otros avances, los habitantes de Copenhague pueden comprobar ya en tiempo real, por ejemplo, la disponibilidad de aparcamiento cuando se celebran grandes eventos. Ello es posible gracias al hecho de que la ciudad dispone de un sistema de intercambio de datos entre smartphones, dispositivos GPS instalados en los autobuses y sensores situados en lugares como alcantarillas y papeleras. Este sistema permite también estudiar los patrones de movilidad de los habitantes para ajustar la planificación de la ciudad, aumentar su seguridad y optimizar el uso de recursos, además de para regular el tráfico en tiempo real y reducir las emisiones contaminantes o para ajustar el consumo energético de los edificios.

 

Las ciudades del futuro ya están aquí y todas tienen en común el afán por convertirse en lugares cada vez más amables con sus habitantes y también con el planeta. Un esfuerzo en el que la tecnología tiene un papel fundamental.

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