SOSTENIBILIDAD

¿Vas a reformar tu vivienda? Aprovecha para mejorar su eficiencia energética

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¿Vas a reformar tu vivienda? Aprovecha para mejorar su eficiencia energética
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CaixaBank

02 Marzo, 2022


Si estás pensando en reformar tu vivienda, has de saber que esas obras pueden ayudarte a reducir el consumo de energía y tu huella ambiental si planteas los trabajos desde un punto de vista del ahorro energético en el hogar.

Te presentamos algunos factores que debes tener en cuenta antes de iniciar la reforma y te explicamos de qué manera pueden ayudarte a ahorrar energía en el día a día.

Aislamiento, la piel de la vivienda

Hay factores de la vivienda que no pueden ser modificados, como su ubicación u orientación, pero que influyen muchísimo en el consumo de energía por climatización, que es uno de los más elevados. Según la OCU y el IDAE, la calefacción y el aire acondicionado rondan el 52 % del consumo del hogar y pueden llegar al 71 % en zonas frías.

Sin embargo, un factor de la ecuación que sí se puede modificar es el aislamiento de la vivienda, que reducirá las pérdidas de calor y frío. ¿Cómo?

Cambiar las ventanas por unas que aíslen bien el interior del exterior suele ser la solución más socorrida por su facilidad. Eso sí, su coste puede ser elevado. Si se cuenta con poco capital, conviene cambiar las ventanas de aquellas estancias que más tiempo de ocupación tienen.

Aislar los muros exteriores es algo más costoso y no siempre posible por falta de cámara interior o impedimentos de ordenanzas urbanas. Lo que sí es viable es aislar las estancias por dentro mediante paneles, aunque esto resta de unos 3 a 5 cm de habitación por pared aislada.

Instalar un toldo es esencial para aislar el muro exterior de la irradiancia solar. Ahorra mucha energía eléctrica, especialmente en verano, que es cuando más uso hacemos del aire acondicionado.

Sectorización de la vivienda: consumir donde se necesita

De poco sirve calentar toda la vivienda cuando no se está presente en la mayoría de las estancias. Climatizar el dormitorio o la cocina suele carecer de sentido, bien porque no vaya a usarse durante el día o porque abriremos las ventanas al cocinar. Es por esta razón que merece la pena sectorizar la vivienda:

– Instalar llaves de paso en radiadores o suelo radiante, rejillas con cierre en conductos de ventilación o un split por habitación suele ayudar mucho a sectorizar. Es decir, calentar o enfriar allí donde se está o se va a estar. El ahorro puede ser considerable.

Colocar puertas allí donde no había, especialmente cuando la estancia da a un tiro de escalera. Los espacios diáfanos y abiertos son lo contrario de la eficiencia. Incluso una corredera ya supondrá un ahorro frente a ninguna puerta. Además de poner puertas, es importante habituarse a cerrarlas. Los hábitos son muy importantes en el ahorro.

Aislar suelos y techos puede ayudar a todo tipo de vivienda, con foco en unifamiliares, bajos y áticos. Si hay suficiente altura, incluso puede merecer la pena rebajar los techos e incluir una cámara de aire de pocos centímetros que sirva como amortiguador térmico.

Instalación de dispositivos inteligentes

Existen muchas soluciones tecnológicas que exigen reformas para su implantación, pero que pueden suponer un ahorro notable en la factura de la luz y del gas:

– Instalar paneles solares, tanto fotovoltaicos como térmicos, en tejado y fachada, puede reducir tanto la factura eléctrica como los gastos asociados al agua caliente o calefacción, respectivamente. Su instalación es sencilla y dura unas horas, aunque el esfuerzo económico que supone puede resultar elevado.

– Cambiar la caldera de gas por una de aerotermia aire-agua apenas suele requerir obra más allá de adaptar la salida de agua a los radiadores existentes. Además, permite eliminar el coste fijo del gas, que con frecuencia apenas se usa durante la mayor parte del año.

– Contar con un climatizador inteligente y conectado (que rarísima vez exigirá obra, o como mucho una cala por donde pasar cables) ayudará a climatizar la vivienda de forma inteligente. Se puede programar en función de la temperatura exterior y desconectar a distancia.

Cambiar el uso de las estancias, una obra de calado

Como norma general, las viviendas disponen de un uso coherente del espacio a nivel térmico, aunque es posible que esto no ocurra y, por tanto, sería recomendable hacer una obra en la que cambiar los usos:

– Ubicar al norte las estancias que requieren poca o nula calefacción, tengan una ocupación baja (baño, cocina, dormitorio) o dispongan de su propia fuente de calor (gimnasio) es conveniente en países del hemisferio norte. Lo más complicado es organizar las bajantes y las tomas de agua.

– Ubicar al sur las estancias donde se desarrolla la vida, como salón, comedor, sala de estar, estudio u oficina. ¿Las razones? Hacerlo así favorece tanto la presencia de luz natural como la sensación de confort térmico y el ahorro energético en calefacción.

Es cierto que esta forma de organizar la vivienda reduce los kWh de calefacción, pero aumenta los que requiere de aire acondicionado. Sin embargo, el cómputo global es de un ahorro importante en el consumo energético, en parte por la eficiencia de las bombas de calor y por haber menos meses de calor que de frío.

También porque la diferencia entre la temperatura de confort y el frío exterior en invierno es menor que la que hay entre confort y calor exterior en verano.

Todas estas reformas son ideas que deben adaptarse a cada vivienda, pero que conviene acompañar también de un consumo de energía más consciente por parte de sus habitantes. La eficiencia energética y la descarbonización del país son objetivos en los que todos debemos colaborar. El propio hogar es el mejor punto de partida para hacerlo.

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