Voluntarios y cuarentena, hablan los protagonistas
El aislamiento por coronavirus ha cambiado el día a día de los voluntarios que, sin embargo, no abandonan su actividad solidaria. Así viven la cuarentena.
Pocas veces se puede ver a la solidaridad funcionar a pleno rendimiento como en las épocas turbulentas. La pandemia por coronavirus es una de ellas y existen cientos de ejemplos de personas que dan lo mejor de sí cuando más se las necesita: voluntarios que levantan una instalación de oxígeno en un hospital de campaña o vecinos que ayudan a los mayores a hacer la compra son solo algunos de ellos. También el voluntariado formal, ese que se realiza durante todo el año, busca la manera de adaptarse a la situación de confinamiento.
Una pregunta recurrente en estos días es saber qué ocurre con los voluntarios que ayudan a otros de manera habitual ahora que no pueden desplazarse. También ellos tratan de adaptarse a la situación de confinamiento y seguir echando una mano desde sus casas. Porque las personas que son solidarias, nunca dejan de serlo.
Rocío Faraco (Madrid): «Cuando ayudas a otra persona, también te ayudas a ti misma»
«Comencé mis actividades de voluntariado por mi hija. Quería que viera que existen otras realidades. Nunca pensé que una iniciativa que había emprendido por ella llegara a llenarme tanto a mí también». Quien así habla es Rocío Faraco, clienta de CaixaBank en Madrid y voluntaria de la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”.
Habitualmente, Rocío y su hija participan en actividades de voluntariado basadas en acompañamiento y ocio, especialmente con niños. Aunque el confinamiento, lógicamente, entorpece este tipo de acciones, ambas continúan mostrando su solidaridad desde casa. «Participamos en algunas iniciativas que organiza la Asociación de Voluntarios “la Caixa”, por ejemplo, Cartas contra la soledad. Así, escribimos a residencias de ancianos y a otras personas que acusan especialmente este problema durante el confinamiento. También colaboramos con la creación de cuentos para niños», explica Rocío. «Yo pensaba que, con el confinamiento, la labor de voluntariado se pararía. Y no ha sido así», añade.
«El voluntariado es una experiencia preciosa. Cuando ayudas a otra persona, también te ayudas a ti misma. Yo animo a todo el que quiera probarla a que lo haga. Puede empezar ahora mismo: el voluntariado online es una manera excelente de hacerlo», finaliza Rocío.
Belén Garrido (Sevilla): «Se aprende muchísimo de nuestros mayores»
El acompañamiento a personas mayores, una actividad bastante habitual dentro del voluntariado, es también una de las más frágiles ante una situación de confinamiento. Sin embargo, Belén Garrido, clienta de CaixaBank en Sevilla y miembro de la Asociación de Voluntarios “la Caixa”, no tira la toalla: «Habitualmente acompaño una vez a la semana a una señora mayor con problemas de salud. Voy con ella a hacer la compra y le hago compañía. Desde que comenzó el estado de alarma, la llamo por teléfono más frecuentemente y me intereso por ella. Hablamos las dos, nos entretenemos. Salimos un poco de la rutina».
Belén asegura que este tipo de actividades son mucho más entretenidas de lo que pueda parecer, ya que «se aprende muchísimo de las personas mayores». «Si alguien se plantea este tipo de actividades de acompañamiento, yo le diría que, en cuanto pueda, pruebe a hacerlo, aunque solo sea una tarde. Seguro que se sorprende. Hay mucha gente sola que está cerca de nosotros y que solo necesita un poco de compañía. Ayudar a estas personas es hacer algo distinto y enriquecedor».
Ángel Gil (Badajoz): «Siempre tengo el impulso de ayudar. Es una manera de vivir»
A sus 69 años, Ángel Gil, cliente de CaixaBank en Badajoz, lleva gran parte de su vida ayudando a los demás. Ha participado en todo tipo de iniciativas con distintos organismos e incluso ha puesto en marcha por su cuenta organizaciones solidarias. «Siempre tengo el impulso de ayudar. Si veo a alguien que necesita ayuda, se la presto. Es una manera de vivir», destaca.
Ángel ha empezado a colaborar con la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”, a la que aportará la valiosa perspectiva que le proporciona su amplia experiencia en voluntariado. «Yo lo que quiero es contribuir con ideas y creo que, en ese sentido, me entenderé bien con esta organización», explica. Además, Ángel participará en actividades de contacto telefónico con personas que viven en residencias, con el fin de acompañarlas en estos momentos de aislamiento.
«Hay más felicidad en dar que en recibir. Todos los grandes sabios de la historia han sido hombres que se entregaron a los demás. No se me ocurre un mejor ejemplo que mostrar a alguien que se plantee empezar en voluntariado», confirma Ángel.
Consuelo Ruiz (Mislata, Valencia): «El vínculo entre voluntarios y participantes es asombroso»
«No sé estar quieta. Siempre tengo que estar haciendo algo y ayudando a los demás». Así de rotunda se muestra Consuelo Ruiz, cliente de CaixaBank en Mislata (Valencia), que habitualmente colabora en actividades relacionadas con el deporte inclusivo. Aunque no se estén celebrando competiciones por el confinamiento, Consuelo, como bien comentaba al principio, no para.
«Colaboro con una escuela de fútbol para personas con diversidad funcional y en la organización de la competición Proyecto Unión. Aunque ahora no se celebren encuentros, me encargo de realizar toda la gestión documental desde casa, que no es poca, así como la gestión de redes sociales, entre otras actividades. Todos los días tengo algo que hacer», explica.
El acompañamiento y apoyo emocional que Consuelo solía prestar a los participantes y sus familias en persona cada semana, ahora se ha trasladado a WhatsApp. «El vínculo que se establece entre voluntarios y participantes es muy especial», señala. «Cuando los padres de los chicos me dicen que soy un referente para ellos, cuando les veo las caras cada vez que salen a jugar… esa sensación hay que vivirla para saber cómo es. Creo que el voluntariado es algo que hay que probar al menos una vez en la vida», finaliza Consuelo.
Concepción y Amalia Hita (Granada): «Aporta mucho ver realidades diferentes y el voluntariado te lo facilita»
Dos hermanas de Granada, Concepción y Amalia Hita, han encontrado en el acompañamiento una manera de ayudar a los demás, aunque cuidar de otros es algo en lo que tienen mucha experiencia. «Estuve 42 años trabajando en un hospital con enfermos oncológicos y terminales», explica Concepción.
En la actualidad, ambas hermanas colaboran con distintas iniciativas de voluntariado. «Acompañamos a niños a actividades de baloncesto y también a los ensayos de la Orquesta Ciudad de Granada. Asimismo, visitamos museos en compañía de personas mayores», detallan.
Durante el confinamiento, la tecnología ayuda a estas hermanas a desarrollar su lado más solidario. «Participamos en Cartas contra la soledad, la iniciativa organizada por la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”. Escribimos e-mails a personas que están solas, enfermas o en alguna situación vulnerable para que se les haga más llevadero el confinamiento. Les contamos nuestro día a día y siempre intentamos poner un toque de humor para que el destinatario se divierta en la medida de lo posible», explican las hermanas.
Tampoco ellas dudan a la hora de recomendar el voluntariado como forma de vida. «Probar actividades distintas a las habituales y ver realidades diferentes, cómo vive otra gente, son cosas que aportan muchísimo, tanto a quien lo hace como a quien lo recibe», destacan Concepción y Amalia.
Todos los voluntarios coinciden en que ayudar a los demás es un camino de dos direcciones. También la persona que ayuda disfruta de los beneficios de su solidaridad. Conocer otras realidades, establecer vínculos muy valiosos y sentir la satisfacción de aportar valor a la vida de otras personas son algunos de ellos. Ahora es un momento ideal para probarlos, gracias al voluntariado a distancia y a la gran cantidad de propuestas que ofrece.