Las vacaciones de verano permiten a los más pequeños contar con más tiempo para aquellas actividades que no han tenido oportunidad de desarrollar durante el curso escolar.
No solo se abre un abanico de acciones al aire libre o de reforzar conocimientos adquiridos, sino la posibilidad de hacerlo acompañados de aquel familiar con quien compartir su tiempo.
La sostenibilidad es una de esas asignaturas pendientes que merece la pena no perder de vista, ya que es una de las llaves de nuestro futuro. Por eso, hemos recopilado tres actividades sostenibles para compartir con niños durante estas vacaciones.
Ya hemos abordado cómo cultivar un huerto urbano. Cultivar nuestro propio sustento es para los más pequeños un aprendizaje en la constancia y la recompensa del esfuerzo.
También os hemos contado cómo se puede elaborar compost. Si disponemos de un terreno suficiente, hay que elegir un rincón apartado, a la sombra y llano. Podemos adquirir una compostera o fabricar nosotros una aprovechando elementos como cajas de madera de fruta o palés. La parte inferior no debe estar en contacto con el suelo y en la primera capa se debe colocar tierra, ramas secas o serrín.
Para obtener el compost hay que ir almacenando residuos orgánicos como peladuras de fruta o verdura, posos de café y cáscaras de huevo. La principal recomendación para que los restos no se pudran es alternar capas de residuos húmedos con residuos secos. Se recomienda regar de vez en cuando (sin encharcar) la compostera. Poco a poco, los más pequeños descubrirán como los desechos orgánicos cobran una nueva vida alimentando a otras plantas.
Aprovechar al máximo nuestros recursos es otra de las lecciones de sostenibilidad que más útiles nos serán en el futuro. Por ello, hay que aprender a identificar la oportunidad para reutilizar aquello que no pensábamos que pudiera tener una utilidad más allá de su uso habitual. Fabricar jabones reciclando restos de jabones que no utilizamos es otra actividad para compartir este verano con los niños.
Para ello, necesitamos restos de pastillas de jabón de mano que ya no usemos. Los almacenamos en un recipiente de cristal. Se añade alguna crema de textura ligera y se pone al baño maría sin tapar. Una vez que se hayan fundido y mezclado jabones y crema, hay que verter la mezcla en un molde.
La recomendación es usar moldes flexibles, puedes utilizar alguno de cocina de silicona o cubiteras. Hay que dejarlo enfriar y reposar antes de desmoldar.
Con esta actividad ayudamos a los niños a entender la economía circular e incidimos en su capacidad de crear a partir de la reutilización de recursos.
La dieta de los más pequeños no solo es importante para su salud, también es un ámbito donde la sostenibilidad está a la orden del día. Por ello, es una lección de vida aprender a comer bien y este verano es un momento perfecto para ir al mercado a seleccionar productos y luego cocinarlos de la manera más sostenible posible.
En la visita al mercado podremos ayudar a identificar aquellos productos de temporada, entender qué es kilómetro cero y elegir aquellos que cumplan los criterios. Podemos proponer un menú con un gazpacho bien fresco, una deliciosa moussaka y, de postre, unos polos de melón.
Nuestra lista de la compra en el mercado incluirá tomates, pimiento verde, ajo y pepino para el gazpacho; berenjenas, tomate y cebolla (además de carne picada); y, para los polos, melón.
Pelar medio kilo de tomates y medio pepino. Introducir en la batidora con un diente de ajo, medio pimiento verde, una rebanada de pan en remojo, 100 ml de aceite de oliva, 3 cucharadas de vinagre de vino y sal, y batir.
Cortar medio kilo de berenjenas en láminas, salpimentar y dejar reposar. Freír y retirar. Pelar y trocear una cebolla. Sofreír en una cucharada de aceite. Añadir 400 gramos de carne picada (puede ser de cordero, ternera, pollo, pavo, cerdo, conejo…). Incorporar un tomate pelado y troceado. Agregar medio vaso de vino blanco, sal y pimienta. En paralelo, preparamos la bechamel.
En un molde untado con mantequilla, hay que espolvorear con pan rallado. Se colocan las láminas de berenjena fritas. A continuación, se vierte una capa del sofrito de carne. De nuevo, otra capa de láminas de berenjenas. Cubrir con la bechamel y coronar con queso rallado. Hornear media hora a 180°.
Bate medio kilo de melón y un yogur natural y vuelca la mezcla en moldes de polo. Déjalo enfriar en el congelador.
Disfruta del verano con los más pequeños a través de estas actividades con el foco en la sostenibilidad.