Es uno de esos elementos que no solemos valorar como se merecen hasta que los perdemos. El agua es esa compañera que está en todas partes y que es imprescindible para que nuestra vida sea como es. No solo nos hidrata, mantiene ecosistemas, nos ayuda a conseguir alimentos o a preservar nuestra salud. Además, el uso que hagamos del agua nos puede ayudar a frenar el cambio climático y sus consecuencias. Este año, el Día Internacional del Agua promovido por la ONU se dedica precisamente a la relación que existe entre ambos conceptos.
De cómo nos relacionemos con el agua dependerá, en gran medida, la forma en que viviremos en el futuro. Si lo haremos en un entorno amigable o, por el contrario, sufriendo las peores consecuencias de las inundaciones, las sequías, la escasez y la contaminación. Esto se debe a que la correcta gestión del agua es una de las armas más efectivas que tenemos a nuestro alcance para luchar contra el cambio climático. A continuación, veremos algunos ejemplos sobre cómo una gestión inteligente y sostenible del agua nos puede ayudar a frenar este fenómeno, a estar preparados para convivir con sus efectos e incluso a reducir el consumo de otros recursos.