SOSTENIBILIDAD

Alimentación sostenible: ¿podemos comer sin dañar al planeta?

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Alimentación sostenible: ¿podemos comer sin dañar al planeta?
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01 Febrero, 2023


En 1798, el panorama que pintaba Thomas Malthus para la humanidad era poco alentador: este erudito británico pronosticaba grandes hambrunas para una población creciente. Las innovaciones sobre el cultivo y la tierra evitaron ese destino sombrío, pero crearon problemas de sostenibilidad que aún hoy tratamos de resolver. Actualmente, el reto consiste en alcanzar una alimentación sostenible para todos.

Si queremos buscar sistemas que den de comer a la población del planeta y mejorar la seguridad alimentaria, es necesario buscar alternativas basadas en la ciencia. ¿Qué opciones tenemos?

Un sistema alimentario mundial complejo

¿Es sostenible el actual sistema agroalimentario? En algunos casos el uso de la tierra es óptimo y esta se cuida de manera que se pueden regenerar sus compuestos químicos y preservar bioma. Sin embargo, el complejo sistema actual no es sostenible en líneas generales.

CO2

  • La agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra emiten el 18,4 % del CO₂ mundial, con especial foco en ganado y estiércol (5,8 %).
  • Si se cuentan actividades complementarias del sistema de producción de alimentos —como el procesado, empaquetado o transporte—, la cifra aumenta al 25 %.

Nitrógeno y fósforo

  • Uno de los impactos más urgentes es el desequilibrio en el ciclo del nitrógeno. Los expertos aseguran que los humanos hemos acelerado claramente la tasa de fijación de nitrógeno en los suelos.
  • En la actualidad, debido en buena medida a la agricultura, ya se ha superado el límite planetario por desequilibrio de nitrógeno y fósforo.

Biodiversidad

Alimentación sostenible para comer sin dañar al planeta

Nuevas soluciones para una alimentación sostenible

Sin embargo, existen ya algunas soluciones que, combinadas entre sí, pueden allanar el camino hacia la ansiada alimentación sostenible. A continuación, veremos algunos ejemplos. Entre paréntesis se puede ver el problema a cuya solución contribuye más cada una.

Agricultura de precisión (fósforo y nitrógeno)

La agricultura de precisión evita el uso masivo de fertilizantes. Con este tipo de agricultura, altamente tecnificada, aumentará la eficiencia en el uso de nitrógeno y fósforo. También se evitará parte de sus externalidades, tal y como destacan investigadores españoles.

A menudo la agricultura de precisión hace uso de satélites, como es el caso del proyecto nacional FATIMA. En otras, una alta sensorización e incluso robots industriales aplicados al campo. Además, los autores destacan la importancia de hacer uso de biotecnología innovadora, sin la cual es poco probable que se logren alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También será necesario digitalizarla.

Nuevos granos, arroz perenne (CO₂ y energía)

Después de dos décadas de trabajo, investigadores de la Universidad de Yunnan (China) han desarrollado un tipo de arroz perenne (PR23), cuyas plantas sobreviven año tras año y siguen produciendo. Como destacan los autores del estudio «Sustained productivity and agronomic potential of perennial rice»: «el arroz perenne es un cambio radical con potencial para mejorar los medios de subsistencia, mejorar la calidad del suelo e inspirar la investigación sobre otros cereales perennes».

Una de las ventajas de este grano es precisamente la recuperación del suelo, al no ser necesario plantar de nuevo para cada cosecha.

Agricultura celular en lugar de ganado (biodiversidad)

Debido al creciente impacto global de la industria ganadera —cada vez se consume más carne por persona, según la FAO, y cada vez hay más personas— y aunque hay sistemas de pastoreo móvil capaces de cubrir parte de sus externalidades, es necesario reducir el consumo de carne o buscar formas diferentes de producirla.

La agricultura celular es una de las posibles soluciones a la producción de proteínas animales que no exige, en principio, una alta pérdida de biodiversidad. Además, prescinde por completo de sufrimiento animal. Aunque se trata de una tecnología aún en desarrollo, el cultivo de células animales en reactores promete mucho.

Una de las principales ventajas del cultivo celular, que consiste en la reproducción celular dentro de un tanque llamado biorreactor, es que solo se produce la parte comestible del animal, reduciendo de forma notable la energía final necesaria para producir un kilogramo de carne. Además, libera espacio en el campo para otros usos.

Resilvestración y permacultura (biodiversidad)

Con el ahorro de espacio que aportan soluciones técnicas como las tres anteriores, es posible resilvestrar (rewild) zonas antropizadas y dañadas con apenas biodiversidad. Diferentes estudios señalan la necesidad de resilvestrar terrenos de cultivo abandonados desde hace años. Si el área no produce comida, conviene entonces restaurarla.

Como complemento al rewilding y alternativa a la agricultura convencional, la permacultura es un método sistemático que persigue agrupar todos los factores de ecología, agricultura o de seguridad alimentaria bajo un mismo paraguas. Su objetivo es la sostenibilidad y el no agotamiento de los suelos.

Ayudas para proteger (sin explotar) la naturaleza

Existe consenso absoluto en que blindar los espacios protegidos y aumentar drásticamente su área —e interconexiones para no formar islas— es un requisito imprescindible para proteger la biodiversidad e impulsar la alimentación sostenible. Solo el 16,64 % de la superficie terrestre y aguas continentales y el 1 % de las aguas están protegidas, según el Informe planeta protegido 2020 de la ONU.

En una de las publicaciones más relevantes sobre la biodiversidad, el profesor Sir Partha Dasgupta señala la necesidad de dar subsidios no para la explotación de la naturaleza, sino para su protección, valorando los recursos naturales, así como la de eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles.

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