Una buena planificación y un par de trucos te pueden ayudar a que el periodo de descanso no se vuelva luego un dolor de cabeza a la hora de pagar las facturas
Cómo recuperar tu economía a la vuelta de vacaciones
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CaixaBank
02 Septiembre, 2019
Volver de vacaciones suele ser un proceso doloroso. Por un lado, tenemos que decir adiós a la libertad de movimientos para volver a sumergirnos en las rutinas cotidianas. Vuelta al trabajo, vuelta al cole de los hijos, a la moderación en la dieta, al gimnasio y a todos esos compromisos que suelen llenar las agendas. Por otro lado, especialmente en el caso de los menos previsores, llega la hora de afrontar las consecuencias de los excesos económicos realizados durante los días libres.
Recuperarse de todos estos daños colaterales a la vez puede resultar traumático. La vuelta a la rutina es inevitable, pero los apuros económicos se pueden sortear. Simplemente hay que realizar un presupuesto específico para las vacaciones, que contemple cuestiones como cuánto dinero tenemos y cuánto queremos gastar, que concilie ingresos, ahorro y gastos para sortear sorpresas desagradables. Y ceñirse a él, claro, que es la parte más complicada.
Sin embargo, una de las partes más deliciosas de las vacaciones consiste, precisamente, en ese punto imprevisible que siempre acompaña a cualquier nueva aventura. Por eso en ocasiones, aunque hayamos intentado ser previsores y mantener a raya el presupuesto antes incluso de hacer la maleta, a la vuelta nos vemos obligados a ajustar unas cuentas que no cuadran. Justo cuando es demasiado tarde para decir que no a esa tentadora paella en el chiringuito y pedir en su lugar un modesto bocadillo.
Remontar una situación económica precaria cuando no estamos precisamente del mejor humor es un fastidio, sí, pero es una tarea que hay que afrontar. Si además se hace siguiendo ciertas pautas, los resultados llegarán antes y el proceso será menos doloroso. La información es poder, por eso es tan necesario saber en qué situación nos encontramos exactamente como trazar un plan para controlarla.
Balance de daños
Al volver de vacaciones y soltar las maletas, lo primero que hay que hacer es examinar el estado de nuestras finanzas.
En este sentido, una práctica muy saludable consiste en revisar los pagos realizados con tarjeta y controlar su vencimiento. De esta manera, se podrán asignar los cargos al mes correspondiente y prever los fondos que necesitaremos en cuenta para evitar así posibles descubiertos.
Si es posible, conviene controlar también los pagos realizados en efectivo, a través de los tickets de compra que habremos guardado previamente. Además de permitirnos comprobar si hemos cumplido o no el presupuesto y tomar las medidas oportunas, nos servirá para analizar nuestros gastos y extraer lecciones a la hora de presupuestar las próximas vacaciones. Tal vez hayamos gastado más de lo previsto en algunas partidas como desplazamientos u ocio, pero menos en otras como alimentación o alojamiento. Anotar este tipo de conclusiones será muy útil para planificar viajes en el futuro.
Planificar los pagos
Una vez analizados los gastos, conviene controlar los pagos que quedan pendientes, calendarizarlos y asignar fondos para cumplir con ellos.
En este caso, resulta muy útil planificar el empleo de los distintos medios de pago para que no penalicen el resto de meses. De poco sirve compensar los excesos de las vacaciones con un uso desmedido de la tarjeta de crédito para afrontar gastos corrientes. Es mejor utilizarla de manera racional y solamente cuando sea imprescindible.
Tampoco se deben olvidar los gastos asociados al aplazamiento de los pagos, como los intereses, que también se deberán afrontar.
Volver al presupuesto cuanto antes
Los más previsores disponen de un presupuesto anual para mantener a raya la economía familiar. El regreso de las vacaciones es un momento excelente para volver a él. Prolongar los excesos puede ser tentador, pero lo mejor es evitarlo y volver al ritmo marcado por esa guía que nunca debemos perder. Aumentar la deuda en un momento económicamente delicado nunca es la mejor opción.
Una vez controlados los efectos que hayan podido causar los excesos de las vacaciones, es el momento de repasar el presupuesto anual y corregirlo si es necesario. Tal vez sea una buena idea repasar esos gastos obligatorios, necesarios, variables y prescindibles que habremos establecido previamente para ajustarlos. Así se podrán obtener recursos con los que hacer frente a pagos pendientes o, simplemente, repartir la onda expansiva de las vacaciones entre los meses sucesivos para cumplir los objetivos marcados con los menores agobios posibles.
La clave en este caso es la temporalidad: si el esfuerzo necesario para recuperarse se reparte de antemano en varios plazos y se establece una fecha final, apretarse el cinturón será más sencillo.
Si no tenemos un presupuesto anual por el que guiarnos, la vuelta a la realidad tras las vacaciones es un momento excelente para realizarlo. Es muy sencillo y además se puede convertir en un factor crucial a la hora de controlar las finanzas familiares.
Sacar partido a los activos
Para aquellos que tienen una segunda residencia para sus vacaciones y no vayan a utilizarla, existe una posibilidad real de obtener unos ingresos extra para paliar los excesos de las vacaciones. Alquilar la casa de la playa de manera temporal para extraerle un rendimiento puede ser una buena idea para recuperar la situación financiera.
Estos ingresos extra ayudarán a afrontar los pagos pendientes y evitar agobios. En cualquier caso, siempre es mejor prevenir que curar. Mantener en lo posible la cabeza fría durante las vacaciones y contar con un presupuesto previo hará que el aterrizaje posterior en la rutina sea menos doloroso.
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