ECONOMÍA

¿Cuánto vale la Tierra? ¿Y la Luna?

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¿Cuánto vale la Tierra? ¿Y la Luna?
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CaixaBank

15 Octubre, 2024


Imaginemos que entramos en una agencia inmobiliaria especial. O, mejor dicho, espacial.

Queremos comprarnos un cuerpo celeste porque ya no nos apetece volver de vacaciones al mismo apartamento de la playa. La persona que nos atiende nos muestra un catálogo con asteroides, satélites, planetas e incluso la propia Tierra. ¿Cuánto vale cada uno?

En realidad, no es posible comprarse un cuerpo celeste por mucho que lo certifique un notario, ni mucho menos tenerlo como segunda residencia. Sin embargo, hay quien ha calculado el valor que tendrían algunos de estos astros en el mercado o les ha puesto precio.

Así que nos vamos a dejar llevar por la fantasía y seguir imaginando que vamos de compras espaciales.

Asteroide 16 Psyche (≈ 89 trillones de euros)

Al empleado de la inmobiliaria le parecemos gente pudiente. «Seguro que ustedes sabrán apreciar esta propiedad», exclama mientras nos acerca el primer folleto. En él vemos una foto del asteroide 16 Psyche y un precio aproximado de 89 trillones de euros. «¿Qué tiene de especial este asteroide?», preguntamos.

El empleado de la inmobiliaria nos explica que este cuerpo celeste es uno de los destinos que visitará próximamente la NASA con una de sus misiones. Se encuentra en una zona muy cálida, ya que orbita alrededor del Sol, entre Marte y Júpiter.

En cuanto a la razón por la que es tan caro, hay que buscarla en su composición: los científicos creen que está lleno de metales preciosos. Si esos metales estuvieran en la Tierra, su valor superaría al de la propia economía mundial, según ha estimado la jefa científica de la misión de la NASA.

Desafortunadamente, hasta que la misión llegue allí en 2029 no se sabrá con mayor certeza de qué está hecho, así que descartamos la inversión por su elevado riesgo.

La Tierra (≈ 4.470 billones de euros)

«¿Tendría disponible algo más cercano y económico?», preguntamos al agente inmobiliario. El siguiente folleto que nos enseña nos resulta familiar. «¿Por qué ir de vacaciones siempre al mismo apartamento cuando pueden elegir cualquier lugar del mundo?», nos plantea. «El precio no está del todo actualizado, pero servirá para que se hagan una idea», añade.

El folleto que nos facilita ahora muestra una imagen de la Tierra tomada desde la Estación Espacial Internacional. El precio del planeta lo calculó en el año 2009 el astrofísico Greg Laughlin de la Universidad de California-Santa Cruz. Para ello, utilizó una fórmula que publicó en su blog y que tenía en cuenta variables como la masa del cuerpo celeste, su temperatura o su antigüedad.

En el caso de la Tierra, el resultado equivalía a aproximadamente 100 veces su PIB anual.

Venus (≈ 150 billones de euros)

Como la Tierra también se escapa de nuestro presupuesto, preguntamos al agente si tendría otra propiedad similar, aunque no sea tan céntrica. «Tengo lo que están buscando», asegura mientras nos acerca el siguiente folleto. «Solo es un poco más pequeño que la Tierra y está cerca. Si disfrutan del calor, no lo duden. Allí, los años se les pasarán volando, aunque los días no tanto».

El folleto muestra una imagen de Venus. El precio asignado al planeta se ha calculado a partir de la misma fórmula de Laughlin: con este método, Venus vale mucho, entre otras razones, por la elevada reflectividad que le aportan sus nubes brillantes.

Parece una ganga, pero es mejor no confiarse. Tal y como advertía el astrofísico en una entrevista, «al afrontar la cruda realidad de que el plomo se derrite en su superficie bajo nubes de ácido sulfúrico, cualquiera querría que le devolviesen el dinero».

Una parcela en la Luna (31 euros)

Venus no nos convence y el agente inmobiliario, visiblemente decepcionado, nos ofrece la última opción. «¿Han pensado en construir un chalé en la Luna? Está muy cerca, no hace tanto calor como en Venus y el suelo es muy barato. Con el dinero que se ahorran en la compra del terreno pueden construir una mansión», explica.

En esta ocasión, nos muestra una página web en la que alguien vende parcelas de unos 4.000 metros cuadrados en la Luna al módico precio de 31 euros, escrituras incluidas. «¿Esto es legal?», preguntamos al agente.

En realidad, no lo es: el promotor de la web creyó haber encontrado un fallo en el Tratado sobre el Espacio Exterior de la ONU, que impide a los países adueñarse de cuerpos celestes. Así que escribió a la ONU declarando su propiedad. Sin embargo, una experta del Instituto de Derecho Espacial de Países Bajos aclaró hace años que el tratado se aplica a los Estados y también a sus ciudadanos.

Esto no ha impedido al promotor de la web ganar millones de dólares por vender papeles que, en realidad, no acreditan la propiedad de ninguna parcela o cuerpo celeste.

«No nos convence», respondemos al agente. «No hay problema. ¿Por qué no se lo piensan y vuelven otro día para ver alguna novedad que les pueda encajar?», propone.

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