La factura energética es uno de los aspectos a los que más atención prestamos últimamente. Este es uno de los motivos por los que se ha incrementado la búsqueda de viviendas eficientes que consuman pocos recursos para funcionar. En este aspecto, la arquitectura tiene mucho que decir.
De cáñamo, paja o cartón: casas que rebajan la factura energética
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CaixaBank
12 Septiembre, 2022
¿Es posible construir con bambú?
Algunas especies leñosas de bambú son capaces de crecer 10 cm diarios en algunas partes de Asia. No es raro que las primeras edificaciones allí se hiciesen con este material flexible, duradero y resistente. India, China, Bangladesh, Malasia o Indonesia usan bambú como andamiaje a altas alturas.
¿Es posible usar el bambú para reducir la factura energética? Lo cierto es que sí. Este material es ideal para construir toldos rígidos, estructuras brise-soleil o parasoles. Es el caso del edificio Bambú en el distrito de Carabanchel (Madrid).
El bambú ayuda a evitar el calor gracias a que la irradiación solar no alcanza el hormigón. Además, este material tiene algunas ventajas importantes respecto a otros. Especialmente en ambientes muy húmedos. En este clima, su resistencia a la tracción es similar a la del acero, y la compresión a la del hormigón. Es un material ideal para construir, aunque en regiones más secas como la nuestra tiene limitaciones.
Debido al clima, las propiedades mecánicas del bambú en España, tanto autóctono como de variedades asiáticas, son muy limitadas. Esto hace que aquí no sea un elemento constructivo que aguante tensiones como un ladrillo o el hormigón armado. Sin embargo, sí es posible utilizarlo como toldo, valla, rafia o alfombra, entre otras posibilidades. Una alfombra de bambú evita que el calor del sol llegue al suelo y ahorra energía.
Paredes con balas de paja
Lo que sí se puede emplear para construir en países secos como el nuestro son balas de paja o pacas de paja, si estos elementos se comprimen lo suficiente. Tal y como viene del campo, la paja seca es ideal para hacer sombrillas o techos, tanto que era frecuente en las viviendas celtíberas. Pero también sirve como “ladrillo” constructivo.
Debidamente tratadas y muy compactas, se pueden apilar pequeñas balas como los clásicos ladrillos Lego. Armadas con elementos como tensores y con marcos de madera o aluminio que les den consistencia, las balas de paja pueden formar paredes sostenibles, rígidas y aislantes. E incluso son resistentes al fuego.
La pared de bala de paja revocada con arcilla es un ejemplo perfecto de esa resistencia a las llamas, así como también un magnífico sistema de aislamiento térmico y sonoro para una vivienda. Aunque la construcción con paja tiene el problema de ocupar bastante —los muros son gruesos—, lo cierto es que es muy versátil.
Aunque estos módulos son frecuentes en la vivienda unifamiliar, que no es el mejor ejemplo para rebajar la factura energética al consumir mucha más energía que la multifamiliar, lo cierto es que los bloques de paja pueden sustituir al ladrillo y, por tanto, ayudar a levantar edificios altos, mixtos y sostenibles.
Celulosa y cáñamo, futuro material para ladrillos
Construir con papel es técnicamente posible. Así lo demostró un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de la Sierra Norte de Puebla (México) al fabricar muros resistentes usando papel reciclado y cemento. Se tritura el papel, se añade agua y se agrega el cemento. El resultado es resistente.
Aunque no es tan resistente como un muro de hormigón, de gaviones o incluso de ladrillo, sí es lo suficientemente resistente como para usar esta técnica al marcar lindes o al añadir muros interiores a las viviendas. Además, es un material que aísla bastante bien, y una alternativa a los tabiques actuales.
Algo similar ocurre con los ladrillos de cáñamo, cal y agua, que quedan petrificados formando una estructura compacta, resistente e increíblemente durable. Por registros fósiles, se estima que podrían durar miles de años, y no se agrietan ante terremotos. Además, son impermeables.
Como el papel más cemento, el cáñamo más agua y cal puede sustituir al ladrillo convencional, un tipo de material que exige una altísima energía en su proceso de fabricación. Aunque, eso sí, la construcción con materiales que requieren cultivo podría llegar a entrar en conflicto con la soberanía alimentaria, algo que siempre debe tenerse en cuenta.
En 2020 se alcanzó la paridad entre masa antropogénica y biomasa en el planeta: la materia procesada por la humanidad —hormigón, ladrillos, áridos, plástico…— superó en masa a toda la vida que existe. Es evidente que hacen falta nuevos materiales de construcción más sostenibles y con un menor impacto ambiental.
A ser posible, nuevos materiales cuyo reciclado al final de su vida útil se integre sin residuos en los ciclos ecológicos de la biosfera. La paja, la celulosa, el cáñamo o el bambú son algunos de esos elementos de interés. Estos materiales están repletos de oportunidades para reducir la factura energética.