SOSTENIBILIDAD

Guía para reducir el impacto ambiental de tu cesta de la compra

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Guía para reducir el impacto ambiental de tu cesta de la compra
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CaixaBank

07 Diciembre, 2021


¿Es posible comprar productos asequibles que ayuden al planeta? Cada vez más consumidores están interesados en desarrollar un consumo responsable o, como poco, con un menor impacto ambiental. En este sentido, los productos locales o de proximidad son excelentes opciones.

Sin embargo, el precio o la falta de disponibilidad de ciertos productos pueden ser barreras importantes para aquellos que quieren añadir sostenibilidad a su cesta de la compra. Eso sí, la realidad es que es posible comprar de manera más sostenible a un precio aceptable para el consumidor medio. Solo hay que saber qué buscar y cómo hacerlo.

Consume poco de lo que impacta mucho (y ahorra)

Una forma interesante de consumir en busca de un impacto bajo es entender qué causa un mayor daño ambiental respecto a otras alternativas. El gráfico inferior, diseñado por Our World in Data con datos de un estudio mundial sobre gases de efecto invernadero en consumo, informa sobre el CO2 equivalente (CO2eq) que libera cada alimento a lo largo de la cadena de suministro.

Reducir el consumo de los primeros alimentos —carne vacuna o de cordero, queso, vacuno lechero, chocolate, café y crustáceos, como los langostinos o camarones— y sustituirlos por otros tiene un impacto enorme en la huella de carbono de la alimentación. Algo tan sencillo como cambiar la mitad de los filetes por el equivalente en huevos de corral supone un descenso enorme en emisiones.

Además, hacerlo supone un ahorro notable. La mayoría de los productos más contaminantes suelen costar más que sus alternativas más sostenibles. Por ejemplo, las carnes blancas suelen ser más baratas que las rojas. También la proteína vegetal suele ser más asequible que la animal. Esto significa que se puede ahorrar y disfrutar de una dieta saludable.

Compra productos locales con un mapa sobre el que dibujar

La mayoría de la comida que adquirimos viene de lejos o muy lejos, a menudo de miles de kilómetros. Si bien es cierto que la huella de carbono del transporte es «baja» comparada con el uso del suelo, las emisiones de metano de las vacas o la alimentación para animales, la realidad es que todo suma, especialmente en sostenibilidad económica local: comprar cerca ayuda a la región.

En el aspecto ambiental, en España el grueso de la comida se transporta en camión, que es mucho más contaminante que el tren o el transporte marítimo. Por eso conviene elegir bien de dónde viene la comida. Una propuesta interesante consiste en tomar un mapa de autonomías mudo, marcar la ubicación de nuestra vivienda como centro y trazar a su alrededor varios círculos concéntricos.

Para que la transición sea viable y no abandonemos esta «dieta local», el primer año el objetivo consistiría en priorizar los productos del primer círculo concéntrico. Es decir, si hay dos alternativas, es mejor elegir la que ya esté dentro, aunque nos permitiremos adquirir productos que vengan de otros círculos más alejados. Pasado un tiempo, el reto se puede llegar a complicar hasta el punto de adquirir solo aquellos productos que se cultiven o críen en el interior de ese primer círculo, aunque es recomendable hacerlo de manera gradual.

Observa los sellos ecológicos

Los sellos ecológicos son una ayuda interesante para el consumidor. Aunque por sí solos no garantizan un menor impacto en su ciclo —un alimento con la etiqueta ecológica de la UE que venga del otro lado del mundo garantiza solo un cultivo ecológico, pero ignora el impacto de su transporte—, al menos sí marcan unas directrices mínimas de producción.

Las ecoetiquetas han sido muy criticadas y sin duda pueden mejorar. Serían aún más interesantes si marcasen, por ejemplo, consumo de agua, CO2 liberado o energía en kWh. Sin embargo, una de las ventajas clave de estos etiquetados es que presentan índices de transparencia, cuidado del suelo y comercio justo muy por delante de otros productos.

¿Cómo se pueden usar con espíritu crítico? Por ejemplo, en consonancia con la compra local que hemos visto anteriormente. Es decir, se trata de priorizar lo ecológico, pero que sea ecológico local. Si no se puede adquirir ecológico por precio, que al menos sea local. Y este «local» no solo implica que venga de cerca, sino que el cultivo esté adaptado al clima.

Consumir en España comida tropical, ya venga de fuera o de dentro del país, tiene un impacto ambiental considerable. Por eso, priorizar comida adaptada al clima local es imprescindible para la sostenibilidad.

Alimentos de temporada, la «localidad» temporal también importa

Priorizar los alimentos de temporada implica, por un lado, el concepto de cercanía física. Pero, por otro, también la cercanía temporal y la existencia de cultivos adaptados al clima. Comer de temporada es una forma de cumplir con muchos de los objetivos marcados más arriba y, además, es mucho más simple. Pero, ¿cómo saber si un alimento es de temporada en España?

Existen guías muy interesantes, como Soy de temporada, un proyecto de código libre de Medialab Prado que, si bien solo trata la península —las islas, especialmente las Canarias, tienen una huella ambiental especial—, sin duda ofrece información interesante al consumidor medio. Y lo hace a través de una presentación visual e interactiva, tanto por meses como por productos específicos.

Añadir sostenibilidad a nuestra compra semanal o diaria es sencillo si sabemos en qué nos debemos de fijar antes de adquirir un producto. Poco a poco, iremos creando hábitos de priorización que convertirán nuestro carrito de la compra en un firme aliado del planeta y sus recursos.

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