ECONOMÍA

Consumo responsable: qué es y por qué será cada vez más importante

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Consumo responsable: qué es y por qué será cada vez más importante
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CaixaBank

04 Noviembre, 2020


En los momentos de crisis es necesario aprender a lidiar con la incertidumbre y la pandemia de COVID-19 es uno de ellos. Todavía no se conocen a ciencia cierta qué repercusiones tendrá este evento, que llegó a congelar la actividad económica de millones de ciudadanos y empresas de todo el mundo. Lo que sí se intuye ya, es que muchas de las inercias anteriores cambiarán y, probablemente, lo harán para siempre. El consumo de las familias es, tal vez, uno de los cambios más evidentes.

En este contexto, conceptos como el consumo responsable cobrarán cada vez mayor importancia. Se trata de una tendencia que ya estaba ahí antes de que el coronavirus entrase en escena y que ganará todavía más protagonismo en el futuro próximo. Ante un panorama económico incierto, comprar de manera inteligente y sostenible parece la mejor estrategia.

Cambios en el consumo

En los últimos meses se han modificado varios factores en el consumo de las familias. Uno de los ejemplos más evidentes es el impulso que ha tomado el comercio electrónico debido al confinamiento. Aunque ya formaba parte de nuestra vida cotidiana, muchas personas comenzaron a familiarizarse con la venta a distancia para aprovisionarse mientras permanecían en sus casas. Como resultado, en sectores como el de los supermercados, el comercio online ha llegado a multiplicarse por cinco.

Tampoco nuestra percepción de las compras que realizamos es la misma. Nuestros hábitos de consumo se han visto modificados durante el estado de alarma y la confianza de los consumidores se tambalea. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el CSIC, apuntaba a un descenso del 41,8% entre marzo y abril en este indicador.

Todo parece indicar que la manera que tenemos de consumir cobrará más importancia que nunca después de esta experiencia. Así lo apunta una encuesta realizada durante el confinamiento por la escuela universitaria ESCODI de la Universitat de Barcelona: el 75% de los participantes expresó su deseo de que se reduzca el consumismo y más del 60% se estaba replanteando sus necesidades. El director del estudio asegura que nos dirigimos hacia un consumo más responsable, no solo por cuestiones económicas, sino también por una mayor concienciación medioambiental.

Qué es el consumo responsable

De hecho, el consumo responsable no solo contempla la realización de compras más racionales y equilibradas con la economía de la familia. Este concepto consiste en la elección de productos y servicios conforme a diversos criterios. Un precio adecuado o la necesidad, por supuesto, son dos de ellos, pero también lo son el impacto ambiental, el impacto social, la ética de las empresas que los producen y las condiciones de las personas que intervienen en la elaboración del producto o la prestación del servicio.

Así, el consumo responsable parte de un principio fundamental: solo debemos adquirir aquellos productos que realmente demandamos. Se trata, básicamente, de saber comprar y hacerlo de manera consciente, teniendo en cuenta conceptos como la ética, la ecología o la solidaridad que hay detrás de los productos y servicios.

Beneficios del consumo responsable

Comprar y consumir de manera responsable tiene diversas ventajas. Entre las más inmediatas se encuentra el ahorro económico que supone para quienes lo ejercen. Un beneficio especialmente importante en momentos de incertidumbre económica. Sin embargo, el consumo responsable va mucho más allá.

Básicamente, los beneficios que puede aportar el desarrollo de hábitos responsables en este sentido son de dos tipos: medioambientales y socioeconómicos. Algo que resulta muy sencillo de comprender con un ejemplo concreto, como sería el del consumo de productos y servicios de proximidad, que se enmarca dentro del concepto de consumo sostenible. De hecho, apostar por ellos supone una reducción en las emisiones de efecto invernadero, así como un importante ahorro de energía y recursos, simplemente porque no necesitan ser transportados a largas distancias para llegar al consumidor. Y también se reducen los embalajes, ya que no requieren tanta protección como los productos importados.

En cuanto a la vertiente socioeconómica, el comercio de proximidad facilita la implantación de técnicas de producción sostenibles y favorece la fijación de población en zonas que, de lo contrario, terminarían por quedar deshabitadas. De este modo, los hábitos sostenibles de consumo contribuyen no solo a promover la economía de estas zonas y a la supervivencia de pequeños productores, sino también a preservar su patrimonio natural y cultural.

El motor de los ODS

Este tipo de consumo, que cada vez más personas ejercen conscientes de su poder transformador, es la base de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU en su Agenda 2030: Producción y consumo responsables. Dicho objetivo persigue, básicamente, crear ganancias netas de las actividades económicas y mejorar la calidad de vida mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación.

CaixaBank está comprometida en la promoción de este objetivo mediante acciones como, por ejemplo, la concesión de microcréditos y finanzas de impacto social por valor de 724,8 millones de euros en 2019, junto a 1.546 millones de dólares en préstamos verdes. Además, la entidad se ha adherido a la alianza mundial UNEP FI, que promueve la financiación para el desarrollo sostenible, así como a los Principios de Banca Responsable.

El consumo responsable es tan importante que su ejercicio puede ser determinante a la hora de cumplir con otros ODS. Al tratarse de un hábito sostenible, también ayuda a preservar el medio ambiente y los recursos naturales, además de promover una economía más inclusiva y fomentar la igualdad.

Uno de los ejemplos más evidentes es el objetivo número 1 (Fin de la pobreza), ya que al consumir productos de comercio justo, promovemos un reparto equitativo de la riqueza, así como la instauración de condiciones laborales dignas en distintas comunidades. Esos dos factores también inciden en otros ODS como el número 10 (Reducción de las desigualdades) o el 8 (Trabajo decente y crecimiento económico).

En cuanto a su influencia sobre el entorno, el consumo responsable está relacionado con objetivos como el número 13 (Acción por el clima), el 14 (Vida submarina) o el 15 (Vida de ecosistemas terrestres). Esto se debe al importante ahorro de recursos que va vinculado a una mayor concienciación a la hora de consumir. Si solo compramos lo que necesitamos y, además, nos aseguramos de que su producción y distribución son respetuosas con el medio ambiente, estaremos protegiendo el planeta y su futuro.

Cómo incorporar el consumo responsable a nuestra vida

Ahora que ya sabemos lo que es el consumo responsable, conviene conocer también algunas pautas para incorporarlo a nuestro día a día. La Fundación SERES ofrece algunas, de entre las cuales pueden destacarse las siguientes:

– Evitar el consumo prescindible: antes de comprar, conviene plantearse si un producto o servicio es realmente imprescindible.

– Informarse antes de comprar: conviene disponer de información suficiente acerca de los productos que vayamos a comprar, como sus materias primas, en qué condiciones trabaja el personal que lo fabrica o si sus procesos de producción impactan sobre el medio ambiente. El etiquetado y una pequeña investigación por nuestra cuenta pueden ayudarnos mucho en este sentido.

– Reutilizar los productos: para ejercer el consumo responsable hay que decir adiós al usar y tirar. Reutilizar y reparar un producto, llevarlo a un comercio de segunda mano o donarlo ayudará a alargar su vida útil y retrasará la realización de una nueva compra. Si no es posible, la mejor opción es reciclarlo para aprovechar sus materiales y reducir residuos.

– Pensar en local: además de dinamizar la economía de nuestro entorno, ayudaremos a reducir las emisiones contaminantes del transporte y nos abasteceremos de productos frescos y saludables.

– Considerar el Comercio Justo: esta herramienta de cooperación facilita el acceso al mercado a los productores más desfavorecidos y contribuye a reducir la desigualdad, otro de los ODS marcados por la ONU. Los productos con sello de Comercio Justo, además, aseguran los derechos de los productores y trabajadores implicados en su producción.

Apostar por el consumo responsable es apostar por el planeta, por la sociedad y por una economía inclusiva. Es una buena manera de convertir la crisis sanitaria en una oportunidad para avanzar en esa búsqueda de la sostenibilidad que perseguimos los ciudadanos de todo el mundo.

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