Ya sea del duro o del blando, de chocolate o de algún nuevo sabor exótico, el turrón suele estar muy presente en las sobremesas navideñas de los hogares españoles.
Este dulce típico es, además, un producto clave para impulsar la economía, ya que genera millones de euros en ventas y exportaciones y sostiene empleos en zonas específicas del país.
Para conocer la dimensión de su impacto, exploramos cinco datos significativos que ponen de manifiesto la importancia económica del turrón.
El sector del turrón genera más de 2.500 empleos, según el informe de Produlce. Estos se concentran principalmente en zonas de tradición turronera, como la Comunidad Valenciana y Cataluña.
Jijona y Alicante son los epicentros de la producción, con más de 200 empresas dedicadas a la fabricación de turrón bajo las denominaciones de origen protegidas (DOP) Turrón de Jijona y Turrón de Alicante.
Estas regiones no solo concentran la mayor parte de la producción, sino que también dinamizan el empleo en actividades complementarias como la apicultura, el cultivo de almendras y la distribución.
A estos empleos directos se suman los indirectos que se generan en logística, marketing y ventas, especialmente durante los meses previos a la Navidad.
A pesar de la tradicional temporalidad de la campaña navideña, la estrategia para hacer del turrón un producto que se consuma todo el año está convirtiendo a la industria en un importante dinamizador económico en estas regiones, según indica el informe.
El mercado del turrón en España mueve cerca de 500 millones de euros anuales: sin embargo, si nos centramos en los turrones con denominación de origen (DO), el informe de Produlce asegura que la facturación total anual llega a 347,9 millones de euros anuales.
A pesar de que ya en octubre podemos encontrar turrones en las grandes superficies, la campaña navideña supone el grueso del volumen de ventas. Por ello, la industria conduce sus esfuerzos a la desestacionalización del producto, con una estrategia de puntos de venta todo el año.
Por ejemplo, Torrons Vicens ha abierto 64 tiendas en España, Francia y México, además de cerrar acuerdos con grandes superficies que garanticen su presencia en los lineales todo el año, recoge Levante. Otro actor del sector, 1880, ha inaugurado 14 puntos de venta propios en España desde 2020, señala el mismo medio.
Para hacernos una idea, cada español consume alrededor de 600 gramos anuales, señala Casa Mira.
Al desafío de la desestacionalización hay que sumar la internacionalización. Unas exportaciones de 69,9 millones de euros anuales de turrón DO según el informe de Produlce indican que el turrón gana popularidad como delicatessen en Europa y América.
El Reino Unido y Estados Unidos son los principales mercados de destino (15,9 y 11 millones de euros, respectivamente, de facturación anual), seguidos de Francia, Portugal, Alemania y Polonia, según el mismo estudio.
El éxito de la marca España y el valor añadido que se otorga a productos con DO ha conseguido posicionar el turrón no solo como un producto navideño, sino también como un símbolo de la gastronomía española en el extranjero.
Un estudio reciente señala que el 69 % de los españoles considera el turrón su dulce navideño favorito, superando al mazapán y los polvorones.
Esta preferencia no solo tiene implicaciones culturales, sino también económicas: la alta demanda interna asegura la continuidad del sector y fomenta la innovación en nuevos sabores y presentaciones, que cada año atraen a más consumidores y ayudan al sector a mantenerse competitivo.
El turrón tradicional —el de Jijona (blando) y Alicante (duro)— sigue siendo el más vendido, pero los sabores innovadores, como es el caso del turrón de brócoli o del turrón de jamón serrano, han capturado un 25 % del mercado al atraer a las generaciones más jóvenes.
La industria del turrón depende de un ingrediente: la almendra. Este fruto seco estratégico en España arrojó una cosecha de 373.000 toneladas en 2024, reporta el Ministerio de Agricultura.
Somos el segundo productor de almendra del mundo, por detrás de EE. UU. (2.002.742 toneladas). Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura concentran el cultivo de la almendra en España.
Los turrones artesanales cuentan con altos porcentajes almendra (en torno a un 60 %, dependiendo de la calidad y variedad del producto, estipulado en la DO), que es la base de su receta.
Los turrones de Italia también usan la almendra como base, sin embargo, en otros lugares del mundo eligen otra serie de ingredientes más sorprendentes.
Por ejemplo, el turrón en Perú es una suerte de bizcocho profusamente decorado que se consume en el mes de octubre. En Filipinas se emplea todo tipo de materia prima local, desde anacardo a nuez de pili.
En los Balcanes, Oriente Medio, el Cáucaso, Irán o el subcontinente indio se consume un dulce llamado halva, que guarda semejanza con nuestro turrón, aunque se elabora a base de pipas de girasol o sésamo.