El 24 de octubre de 1929 se produjo en Estados Unidos la mayor crisis bursátil de la historia hasta la fecha: el famoso crac del 29, que tras el “viernes negro” se prolongó durante el lunes y el martes negros, durante toda la semana, y durante bastantes años. En menos de siete días, la cotización de Wall Street cayó 30.000 millones de dólares, diez veces el presupuesto público de Estados Unidos. Y, en 1932, la producción era un 40% inferior a la de cuatro años antes. Era la Gran Depresión.
La verdadera reacción no llegó hasta 1933, cuando el nuevo presidente demócrata Franklin D. Roosevelt invirtió las políticas que se habían realizado hasta entonces. Tras unas medidas proteccionistas que no hicieron más que ahondar la crisis, Roosevelt decidió, inspirado por las ideas del economista John M. Keynes, hacer exactamente lo contrario: una intervención masiva del Estado regulando la economía para favorecer las inversiones, el crédito y el consumo, con los objetivos de reducir el desempleo y reactivar la economía. Fue lo que se conoció como el New Deal.