El perfil medio del emprendedor en España es el de un hombre de 34 años con estudios universitarios, preferiblemente ingeniero. El último informe mundial GEM (Global Entrepreneurship Monitor) refleja que el número de mujeres que se animan a fundar su propia empresa emergente sobre el total de la población femenina ha pasado en España del 5,2 % en 2017 al 6,4 % en 2019. Este indicador señala que la brecha de género se reduce, ya que la cifra es una de las más altas de la Unión Europea, donde la tasa de emprendimiento femenino es de seis mujeres por cada diez hombres. Esta circunstancia preocupa a la Comisión Europea, que ha puesto en marcha diversas medidas para reducirla.
En España, en 2018, el 22 % de las empresas emergentes fueron fundadas por mujeres, un 4 % más que en 2017, según datos del Mapa del emprendimiento. En nuestro país, un 33 % de las empresas emergentes ya tienen al menos una mujer en el equipo directivo. Son cifras que van mejorando pero que nos muestran que aún tenemos un largo camino por recorrer.
¿Por qué siguen siendo tan pocas las emprendedoras si las mujeres son mayoría en las universidades españolas?
Sí, pero ellas no son mayoría en las carreras dedicadas al sector tecnológico, que es en el que nacen la mayoría de empresas emergentes. Y es que las carreras técnicas, como ingeniería informática, solo cuentan con un 15 % de mujeres entre su alumnado. Este factor explicaría la menor presencia de emprendedoras en este sector.
Según la base de datos de Pitchbook, una compañía de información financiera, únicamente el 11 % de la inversión europea en capital riesgo va dirigida a proyectos liderados por mujeres. Sin embargo, los datos demuestran que las empresas emergentes creadas por mujeres son más exitosas y más rentables que las creadas por hombres. Cuando una mujer funda su propia empresa emergente, esta tiene un 14 % más de posibilidades de triunfar que cuando la impulsa un hombre.
Por cada dólar invertido en una empresa en la que la fundadora y CEO es una mujer, el negocio obtiene un retorno de 0,66 euros, mientras que el retorno en las empresas fundadas y dirigidas por hombres es solo de 0,22 euros, según un estudio de The Boston Consulting Group. De acuerdo con la investigación de la consultora, las mujeres son más conservadoras a la hora de invertir su tiempo y su capital para fundar un proyecto nuevo y necesitan estar muy seguras de la solidez de su propuesta de negocio para lanzarse a emprender, por lo que suelen obtener mejores resultados.