¿Es la economía una ciencia? Los científicos más ortodoxos dirán que de ninguna manera, puesto que a la economía le falta capacidad de predecir y reproducibilidad. No obstante, vivimos tiempos híbridos, de cruce de disciplinas y teorías disruptoras supuestamente revolucionarias. Una de ellas es la combinación entre la economía y una de las ciencias más puras que existen, la física, que algunas voces ya están empezando a llamar econofísica.
No es algo estrictamente nuevo: el que acuñó el término fue el profesor de física de la Universidad de Boston H. Eugene Stanley en una conferencia sobre física estadística que impartió en Calcuta (India) en 1995. Al año siguiente, ya incluyó la palabra en un artículo para la revista científica Physica A. Y su objetivo, que es intentar entender los fenómenos económicos desde el punto de vista de la física, podría aportar nuevas perspectivas.
Según Ricardo Mansilla, autor del libro Una breve introducción a la econofísica, “esta nueva vertiente de investigación propone una mejor comprensión de los procesos económicos, basada en la descripción del comportamiento adaptativo de los agentes económicos frente a situaciones cambiantes”.
Un ejemplo para que se entienda: la economía no puede predecir el futuro al 100%. No obstante, la econofísica sería capaz de estudiar los mercados financieros siguiendo, por ejemplo, un modelo desarrollado originalmente para tratar muchas partículas que interactúan entre sí y que generan fenómenos como el magnetismo.
Esto es algo que resulta totalmente ajeno para un economista tradicional, pero para un físico es el pan de cada día. La apuesta de aquellos que defienden la econofísica es que tanto los fenómenos físicos como los económicos podrían poseer características universales, y que los sistemas complejos podrían estudiarse utilizando las herramientas con las que habitualmente cuenta la física.
Además de los mercados financieros y de las redes económicas complejas, la econofísica se ha centrado de momento en estudiar las propiedades de la distribución de los ingresos y la toma de decisiones estratégicas. Pero los resultados aún no son concluyentes. No hay consenso entre los expertos y la econofísica no pasa de ser una teoría que todavía no ha sido totalmente comprobada.
Sin embargo, el actual acceso a enormes cantidades de datos (el llamado big data) y la mayor necesidad de una gran capacidad de cálculo computacional podrían abrir nuevas posibilidades y dar nuevos sentidos a la econofísica.
El tiempo lo dirá, pero quién sabe. También la ley de la gravedad de Newton empezó un día del siglo XVII siendo precisamente eso, una teoría.