A no ser que se viva en una burbuja, hoy en día todo el mundo conoce y sabe para qué sirve Instagram. Sin embargo, nadie había oído esa palabra, una combinación de “telegrama” e “instantáneo”, hace apenas 10 años. Esta red social de fotografías, y más adelante también vídeos y otros elementos visuales, nació hace tan solo 8 años, el 6 de octubre de 2010.
Fueron dos jóvenes graduados de la Universidad de Stanford aficionados a la fotografía, el estadounidense Kevin Systrom y el brasileño Mike Krieger, quienes idearon una aplicación tremendamente sencilla, en principio únicamente para iPhone, que permitía compartir muy rápidamente cualquier tipo de imagen. La gran innovación fue incorporar una serie de filtros que mejoraban notablemente el aspecto de las fotografías captadas con las cámaras del iPhone, que en 2010 todavía dejaban bastante que desear. El éxito fue fulgurante: en apenas dos meses, la app superó el millón de usuarios, y en menos de un año, los 10 millones. Naturalmente, fue nombrada la aplicación para iPhone del año 2011.
Incorporando nuevos filtros en cada actualización, dos importantes cambios se produjeron en abril de 2012: por un lado, se lanzó la versión para teléfonos Android, con lo cual se abarcaba por fin la práctica totalidad de los smartphones existentes; por otro lado, fue adquirida por unos 1.000 millones de dólares por el gigante Facebook, que prometió mantener su esencia y su independencia, y no integrarla en su red social.
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