– Utilizar la autenticación biométrica y/o la autenticación de múltiples factores como medida de ciberseguridad. Es aconsejable habilitar el reconocimiento biométrico en aquellas aplicaciones y dispositivos en que exista la opción. De no ser posible, se recomienda emplear la autenticación de múltiples factores (clave + sms, por ejemplo), ya que ambas son mucho más fiables que las contraseñas. Estas precauciones son muy útiles para aplicaciones fintech o de seguridad en el hogar.
– Cambiar periódicamente las contraseñas y evitar usar las mismas para todos sus dispositivos.
– No dar información personal sin las medidas de seguridad adecuadas. La información personal es un bien preciado por el que las empresas están dispuestas a pagar. La Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, publicada hace algo más de dos años, obliga, entre otras cosas, a solicitar permiso para la recopilación de estos datos. No obstante, procura leer detenidamente las políticas de tratamiento de datos que estás aceptando y, si la información solicitada es innecesaria, no la des.
– Utiliza una wifi o conexión segura. Tanto si estás consultando el saldo de tu cuenta, contestando a un correo electrónico, o comprando por Internet, asegúrate de estar conectado a una red segura. Es muy cómodo conectarse a una red wifipública y hacer las gestiones necesarias desde cualquier lugar y sin consumir datos (sobre todo, teniendo en cuenta que cada vez hay más lugares que ofrecen conexión gratuita), pero los paquetes de información transmitidos a través de conexiones públicas son fácilmente jaqueable.
– Implementar controles parentales a los dispositivos tecnológicos. Este tipo de herramientas supone una forma no invasiva de limitar el acceso de los más pequeños de la casa a contenidos que son inapropiados para ellos e incluso podemos evitar problemas derivados del mal uso de la tecnología, como el grooming o el fraude.
– Compartir tiempo de tecnología con los niños. La generación multipantalla es nativa digital. Intentar mantenerles completamente aislados del mundo digital es infructuoso, por una parte, y contraproducente, por otro (sobre todo, con el giro hacia las TIC que está dando la educación). Lo que sí puede fomentar un vínculo sano con la tecnología y ayudar a que los padres estén al tanto de lo que sus hijos hacen con ella, es compartir tiempo de uso y programar actividades en familia que incluyan estos dispositivos.
– Limitar el tiempo de uso. Establecer límites es importante, tanto para niños como para adultos. No hay que usar la tablet como un «chupete digital» para que el niño esté entretenido, sino programar actividades adecuadas y ofrecer otras alternativas offline. Por supuesto, hay que predicar con el ejemplo y autoimponernos un límite de tiempo también a nosotros mismos.
– Ubicar los dispositivos electrónicos en zonas comunes. Es una buena solución, no invasiva, para controlar el acceso que tienen los menores a los contenidos digitales y el uso que hacen de los dispositivos. En el caso de los adultos, además, es importante separar espacios en casa, sobre todo si se teletrabaja: deja el ordenador en el salón o en la habitación que uses para trabajar, pero no te lo lleves contigo al dormitorio. Separar los espacios fomenta la sensación de desconexión.
