El contexto internacional ejercerá una fuerte influencia en el devenir económico de 2023, con tres factores que habrá que vigilar:
- La evolución de la guerra de Ucrania, que ha generado tensiones internacionales más allá del conflicto.
- La crisis energética, en parte fruto de la guerra de Ucrania y de los calendarios de descarbonización de las principales economías en la lucha contra el cambio climático.
- La política monetaria, dirigida a combatir la inflación.
Aunque, a nivel general, se prevé un recorte en la capacidad adquisitiva de los hogares y una desaceleración de las principales economías, España presenta un panorama algo más optimista.
España está menos expuesta a los efectos del aumento de precio del gas ruso, ya que su situación geográfica hace que se provea de este carburante a través del Magreb. A esto hay que sumar nuestra infraestructura de regasificación de gas natural licuado.
Además, la apuesta por energías renovables está haciendo que el precio del kWh se reduzca. Es por ello que se espera que la inflación castigue los precios de nuestra economía en menor medida que los de países de nuestro entorno y que no experimentemos restricciones energéticas que lastren nuestra economía.
No obstante, el precio de la energía podría seguir creciendo en 2023 (previsiblemente, en menor medida que en 2022, gracias al mecanismo de tope del precio del gas propuesto en el seno de la Unión Europea y a la excepción anteriormente expuesta), aumentando la inflación y lastrando el crecimiento de la economía española.
Las previsiones apuntan a que la inflación en 2023 bajará, aunque se mantendrá elevada a causa del precio de la energía y el de las materias primas. En este sentido, Oriol Carreras, economista de CaixaBank Research, explica en el artículo «Perspectivas España: 2023, un año cargado de desafíos» que «si en un principio el repunte de la inflación se pudo tomar como pasajero, el impacto sobre el crecimiento en los estados iniciales del shock debería haber sido pequeño, dado que los agentes no ajustan demasiado sus decisiones de gasto».
«Pasado un tiempo, cuando los agentes internalizan la mayor persistencia del repunte de precios, las decisiones de gasto se ajustan en mayor medida y aflora un mayor impacto macroeconómico», destaca. El economista apunta que la inflación podría bajar del 8,5 % de 2022 al 4,5 % en 2023.
Las autoridades monetarias mantendrán su política de atajar la inflación a través de subidas de tipos de interés hasta que la inflación se estabilice. Por ello, es de esperar que los tipos de interés continúen en aumento en el primer y segundo trimestre de 2023.
Precisamente, la combinación del aumento de la inflación y la subida de los tipos de interés ha mermado la capacidad adquisitiva de los hogares españoles y continuará haciéndolo en 2023. De este modo, CaixaBank Research sitúa en el 1 % el crecimiento del PIB para 2023.
«Se prevé que el crecimiento se ralentice a medida que la economía se ajuste a la crisis energética que estamos experimentando. Con este trasfondo, tan solo podemos desear que todos estos ajustes nos conduzcan a una economía mejor preparada para hacer frente a desafíos venideros», señala Carreras.