La reciente crisis económica y financiera que hemos vivido ha tenido un gran impacto en la economía y ha incrementado el número de familias en riesgo de pobreza y exclusión social. Numerosas familias llegan a fin de mes con mucha dificultad y gran parte de los hogares no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos. Según un informe sobre economía familiar, 9 de cada 10 familias no saben exactamente lo que gastan cada mes. El mismo estudio indica que el número de familias que gestionan un sistema de planificación económica es muy bajo, solo un 9 %. Esto es debido, en gran parte, a la falta de formación en economía familiar, que lleva al descontrol de su propia gestión.
Consciente de ello, MicroBank creó el Programa de Educación Financiera, que tiene como objetivo facilitar herramientas para una mejor gestión de la economía familiar y proporcionar conocimientos sobre los beneficios y riesgos de los productos financieros básicos para hacer un buen uso de ellos. Los talleres de finanzas personales llevados a cabo por voluntarios de ”la Caixa” con la colaboración de entidades sociales son el núcleo central del programa.
Con motivo de la reciente celebración del Día de la Educación Financiera, iniciamos con este post una serie de artículos para poner a disposición de todos conocimientos básicos y difundir la importancia de la planificación financiera, el ahorro y el endeudamiento responsable con el objetivo de facilitar la toma de decisiones económicas de las personas y las familias.
¿Qué es el presupuesto?
El presupuesto es la parte básica de un plan financiero bien desarrollado y, en general, se debería planear anualmente para que sirva de previsión y también mensualmente para controlar si lo estamos cumpliendo.
Lo ideal es hacer el presupuesto anual, de todos los meses del año, porque hay gastos que solo tenemos una vez al año y debemos estar preparados, como por ejemplo: gastos escolares en septiembre, pago de impuestos, pago del seguro del coche…
No obstante, en este capítulo nos vamos a centrar en el presupuesto mensual, porque esto nos permitirá integrarlo de manera más fácil en el ritmo normal de vida, ya que, en general, las facturas se pagan mensualmente, el salario es mensual, etc. Así es más fácil hacerse una idea de los gastos que se tienen y de los ingresos de que se dispone.
La determinación de las cantidades mensuales necesarias para alcanzar los objetivos a corto y largo plazo hace que uno se pregunte: ¿Tengo los recursos necesarios para alcanzar los objetivos? ¿Qué quiero conseguir? ¿Qué puedo esperar conseguir?
Es frecuente encontrar que los recursos no son suficientes para conseguir llevar a cabo todos los objetivos financieros que nos hemos marcado y, por lo tanto, debemos repensarlos. Por ello, es necesario integrar los objetivos financieros en el presupuesto.
¿Para qué sirve el presupuesto?
El presupuesto es una herramienta sencilla y eficaz que refleja los ingresos y los gastos familiares y nos ayuda a:
Saber en qué gastamos el dinero.
Priorizar los gastos, saber cuáles son más importantes.
Facilitar las previsiones para el futuro.
Hacer un seguimiento y control de nuestro dinero.
Ser conscientes de los beneficios de ahorrar (y de los beneficios de tener un fondo para emergencias).
Alcanzar la tranquilidad financiera.
Elaborar un presupuesto familiar nos permite establecer prioridades y evaluar si se consiguen o no los objetivos que nos habíamos fijado.
Una de las características del presupuesto es que mira al futuro utilizando información del pasado. Ejemplo: para calcular qué me gastaré el año que viene en suministros, miraré lo que me he gastado este año.
¿Cómo se hace un presupuesto?
El primer paso es la estimación de los ingresos disponibles. Esto nos dará el punto de partida para saber de cuánto dinero disponemos para poder alcanzar nuestros objetivos. Recordad que lo haremos mensual para facilitar los cálculos, pero es ideal que el presupuesto sea anual.
Clasificaremos los gastos y veremos el nivel de gastos que tenemos.
Compararemos los ingresos con los gastos.
Primer paso: identificar los ingresos
Identificar los ingresos que genera la familia es el primer paso para hacer el presupuesto familiar. Los ingresos pueden ser por diferentes conceptos:
Rentas del trabajo: sueldos, pagas extras, indemnizaciones…
Pensiones y prestaciones: jubilación, desempleo, renta mínima de inserción (antes, PIRMI), prestación de ayuda familiar y muchas otras como discapacidad, orfandad, RAI (renta activa de inserción), prestación por urgencia social…
Otras: ayuda que recibimos de familiares, pensión de la expareja por hijos, de ONG…
Cuando se haga la previsión de los ingresos, es importante tener en cuenta su frecuencia (ej.: la paga doble no es mensual, sino que se ingresa en junio y en diciembre) y su seguridad (ej.: la empresa no va muy bien y podría quedarme sin trabajo; quizás ahora tengo un trabajo, pero se me acaba el contrato en unos meses; la prestación que recibo finaliza dentro de seis meses…).
Los ingresos netos/disponibles son aquellos que nos quedan una vez restados (deducidos) todos los impuestos y los pagos que les afecten (IRPF, pagos a la Seguridad Social…). Como contrapartida de estas deducciones recibimos servicios como la asistencia sanitaria pública, las ayudas a las personas sin empleo y las acciones de formación profesional que financia el Estado.
Segundo paso: identificar los gastos
Los gastos son cualquier obligación de pago debido a compras hechas o compromisos adquiridos referidos a bienes, servicios, suministros…
Podemos dividirlos en tres categorías:
Fijos obligatorios: son gastos a los que tenemos que hacer frente regularmente y que si dejamos de pagarlos pueden tener consecuencias graves para la economía familiar.
Variables necesarios: son gastos necesarios para nuestra vida diaria, pero que se pueden reducir si hacemos un consumo más moderado.
Gastos innecesarios o prescindibles: son aquellos gastos que en caso de necesidad se podrían reducir o eliminar.
Tercer paso: comparar ingresos y gastos
Finalmente, de forma periódica revisaremos y analizaremos si estamos cumpliendo el presupuesto.
Si una vez identificados los ingresos y los gastos de una familia se detecta que la segunda partida es superior a la primera, es recomendable reducir aquellos pagos que no sean estrictamente necesarios.
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