La pandemia de COVID-19 que vivimos en 2020 nos obligó a cambiar muchas cosas, entre ellas, nuestra forma de viajar y de hacer turismo. Pasamos de los grandes viajes internacionales a buscar destinos de descanso dentro de España y descubrimos que, además de las zonas costeras, nuestro país es una buena opción para los turistas que quieren estar en contacto con la naturaleza, bien sea en un camping o en un entorno rural.
Fue precisamente durante la pandemia cuando el turismo rural se mostró «mucho más resiliente que el urbano y el costero», pues los turistas buscaban un turismo «menos masificado que permitía más actividades al aire libre y con distancia social», según explica el economista de CaixaBank Research, David Cesar Heymann, en el artículo «El auge del turismo rural en España: una oportunidad para el desarrollo rural».
Si miramos esta evolución en datos, descubrimos que el turismo rural ha pasado de representar un 10,9 % del gasto turístico total en 2019 al 11,9 % en junio de 2023, tomando como referencia datos internos de CaixaBank de pagos con tarjetas.
Castilla-La Mancha y Castilla y León son las comunidades en las que el turismo rural tiene más peso. También destacan Extremadura, Aragón, parte de Cataluña (Lleida y Girona) y el País Vasco (Álava).
Por provincias, Segovia, Huesca y Lleida son las que tienen mayor entidad de gasto turístico rural, seguidas de Burgos, Cuenca y Guadalajara.
El análisis de David Cesar Heymann muestra que son los turistas domésticos quienes están impulsando el turismo rural español.
Comparando el gasto que hacen los turistas internacionales y nacionales en el segmento rural se concluye que, entre enero y junio de 2023, los extranjeros aportaron un 27 % del gasto turístico rural —equivalente al 3,2 % del gasto turístico total en España—.
«En consecuencia, el crecimiento del turismo rural entre 2019 y 2023 se puede atribuir al aumento del gasto de los turistas domésticos, un aspecto que estaría ligado al cambio de preferencias de los turistas españoles propiciados por la pandemia y que se habría mantenido hasta los meses más recientes», apunta el economista.
Frente a ese 3 % que los turistas extranjeros gastan en turismo rural, encontramos un 43 % en destinos costeros y un 10 % en destinos urbanos.
Ahora que se está propiciando la transición ecológica, cabría esperar un repunte de turistas en el ámbito rural, necesitados de estar en contacto con la naturaleza y preocupados por el cuidado del medioambiente.
«El turismo rural contribuye a una distribución de los turistas en un espacio más amplio, reparte la carga sobre las infraestructuras y los servicios locales, y genera menos presión sobre unos mercados de vivienda más ajustados. Los beneficios económicos para las comunidades rurales también pueden contribuir a mitigar el fenómeno de la despoblación rural», concluye el economista.