Aunque vivimos en un mundo globalizado y digital, en el que pareciera que toda oportunidad de futuro laboral pasa por dominar el código binario o las redes sociales, lo cierto es que la agricultura ha sido el motor de la economía española durante muchos siglos y su nivel de producción no ha dejado de aumentar en los últimos años, fruto de la necesidad de satisfacer la demanda de una población creciente.
España es el país de la Unión Europea que tiene un porcentaje más alto del PIB procedente del sector agrícola. Además, hay que considerar que el peso económico de la agricultura va más allá de lo generado por su propia actividad, ya que tiene una influencia clave en otras actividades, como las industrias de transformación de alimentos y las industrias de producción.
Así, vemos que es una actividad integrada dentro del sistema agroalimentario, que supone un 10,6 % del PIB nacional y genera un 14,2 % del empleo del país. Estos datos, reflejados en un estudio publicado por PwC, llevan a considerar la agricultura como un sector estratégico para España, que aporta gran valor económico, social, territorial y medioambiental.