¿Quieres ahorrar? Pon en práctica estas técnicas

Existen muchas modalidades de ahorro, en función de los objetivos y las posibilidades de cada persona. Aunque el ahorro suele asociarse con meter dinero en una hucha, lo cierto es que no es la única forma. Aquí tienes 8 métodos para ahorrar según la técnica utilizada.

Los ahorros hormiga son aquellos opuestos a los gastos hormiga. Es decir, se trata de ahorrar poco a poco, pero de manera continua.

Este reto se caracteriza por que cada día el ahorro aumenta en un céntimo. Es decir: el primer día, se guarda un céntimo; el segundo, dos céntimos; el tercero, tres y así sucesivamente. Parece poco, pero a final del año se tendrán 667,95 euros ahorrados.

Un modo de ahorro hormiga basado en monedas físicas consiste en apartar de forma sistemática todas las monedas recubiertas de cobre —1 a 5 céntimos—, e incluso las aleaciones de 10, 20 y 50 céntimos. Esto requiere una hucha y mucha paciencia una vez que se quiere ingresar en el banco el fruto del ahorro, pero ayuda a apartar dinero de posibles gastos innecesarios.

Estas técnicas de ahorro están orientadas a la confección de algún presupuesto que ayudará a aumentar su efectividad.

La regla 50/30/20 es una forma de dividir los ingresos en función de tres tipos de gastos. El objetivo es gastar solo el 50 % para los gastos esenciales, esos que no pueden ser evitados (vivienda, comida, transporte…). El siguiente 30 % podrá gastarse en ocio, hobbies y gastos personales de otro tipo, como educación. El 20 % restante irá a un presupuesto específico de ahorro.

Es importante destacar que esto es solamente una orientación para poner en práctica este tipo de técnicas de división de ingresos y gastos. Tan válidos como el 50/30/20 serían el 40/40/20 o el 55/30/15.

En el método de los sobres, cada mes retiras dinero en un cajero y lo repartes en diferentes sobres: un sobre para alimentación, otro para ocio, uno para libros, etc. El dinero no gastado cada mes vuelve a la cuenta del banco o se utiliza para llenar futuros sobres.

Estas técnicas ponen el foco en evitar gastos innecesarios, impulsivos o, simplemente, no conscientes.

Evitar las compras impulsivas es complejo en un mundo tan expuesto a ofertas y reclamos publicitarios. Una forma de pausar el impulso de comprar es establecer una cuarentena de 24, 48 o 72 horas cuando vemos algo que podríamos querer.

Si aun después de ese plazo de «enfriamiento del deseo» seguimos queriéndolo, podemos considerar su compra. Algunas personas usan la regla de los 30 días para gastos abultados, como por ejemplo un coche, o añaden días a medida que aumenta el precio.

«¿Lo necesito?» es una pregunta imperativa ante cualquier gasto, seguida de «¿En qué momento usaré ese producto/servicio?». Visualizarnos usando lo comprado ayuda a descartar ideas peregrinas. También funciona transformar el coste en horas de trabajo, para comprender rápidamente si queremos destinar esas horas a la compra.

Existen fórmulas de ahorro muy útiles que están orientadas a la contratación de productos bancarios.

La técnica del preahorro consiste en guardar cierta cantidad en el momento en el que el dinero llega a la cuenta bancaria. De esta forma, se evitará gastar el dinero antes de que pueda ser ahorrado, que es uno de los principales problemas de ahorrar en función de lo que queda a final de mes en la cuenta. Se puede establecer un porcentaje fijo de ahorro o una cantidad concreta según tus ingresos y tus objetivos.

Se trata de productos financieros que permiten ahorrar para la jubilación y obtener ciertas ventajas fiscales. Contratar un plan de pensiones consiste en aportar dinero periódicamente, que se invierte en diferentes activos en función del perfil de riesgo elegido. Al jubilarte, puedes recuperar el capital original más sus beneficios.

El número de técnicas de ahorro es elevado y nacerán más con diferentes tecnologías bancarias como las que retiran unos céntimos de cada compra que realices. Lo importante es encontrar aquella técnica que funcione contigo.