Dar lo mejor de uno mismo en el ámbito laboral es una expresión que tiene más significado del que parece. No hay más que preguntar a los miles de trabajadores que cada año se involucran en programas de voluntariado corporativo promovidos por sus empresas para hacer de este mundo un lugar mejor. Se trata de actividades que aportan un importante beneficio tanto a los colectivos y causas que lo necesitan como a las compañías y empleados que las llevan a cabo.
No solo ayuda a la empresa a construir una reputación sólida y avanzar en su agenda sostenible, sino que el voluntariado corporativo refuerza también el compromiso de los trabajadores con su compañía y les ofrece vías para dotar de un nuevo sentido a su actividad profesional, entre otras muchas ventajas.
Más allá de la mera mejora de su imagen, existen muchas razones para incorporar esta actividad a la estrategia de un negocio, que van desde el fortalecimiento de las políticas de recursos humanos al apoyo de causas apreciadas por los distintos grupos de interés. Por este motivo, cada vez más empresarios consideran el voluntariado corporativo como una oportunidad real para sus compañías. Sin embargo, aprovechar esta ocasión supone mucho más que acudir un día a echar una mano en un comedor social u organizar una recogida de alimentos esporádica. Si lo que se pretende es implantarlo correctamente, conviene tener en cuenta ciertos factores que multiplicarán sus ventajas.