INNOVACIÓN

Inteligencia artificial para frenar el cambio climático

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Inteligencia artificial para frenar el cambio climático
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CaixaBank

23 Octubre, 2020


El cambio climático es un problema muy complejo. Tanto es así, que llevamos décadas analizando su existencia, sus causas y sus posibles soluciones. De hecho, el primer informe exhaustivo sobre el cambio climático mundial debido al dióxido de carbono supera ya los 40 años. Desde su publicación, todavía seguimos investigando cómo frenar esta lacra que pone en jaque la propia supervivencia del planeta.

Es un problema que nos trae de cabeza a todos. Padres que se preocupan por el futuro de sus hijos, ciudadanos concienciados que temen por la biodiversidad del planeta, hogares que practican la eficiencia energética… son muchas las personas que ya tratan de involucrarse y poner su granito de arena para frenar la amenaza del cambio climático con el esfuerzo de todos.

Los datos apoyan la idea de que cada acción cuenta: simplemente con cambiar nuestro viejo frigorífico por un modelo moderno de alta calidad podremos reducir las emisiones anuales de CO2 en 100 kg. Y tender la ropa en lugar de usar la secadora nos ahorrará unos 300 kg de CO2.

Tan importante es el cambio climático, que la ONU lo ha incluido como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una serie de prioridades marcadas para asegurar la prosperidad de las generaciones presentes y futuras. Concretamente, el ODS n.º 13 (Acción por el clima) anima a adoptar medidas urgentes para combatir este fenómeno y sus efectos. Una tarea en la que la tecnología punta, como la inteligencia artificial, nos puede echar una mano.

Un problema de largo recorrido

Resulta que, aunque llevamos décadas siendo conscientes de la existencia del cambio climático, todavía no hemos logrado pararlo. Según la ONU, ni siquiera nos ayudará de manera consistente a lograrlo el parón económico que sufrió el mundo este año debido a la pandemia de la COVID-19.

Pese a que se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero caerán el 6% en 2020, esa mejora solo será temporal. De hecho, se espera que regresen incluso a niveles mayores cuando la economía vuelva a recuperarse de la pandemia.

Esto significa que el cambio climático no se detendrá y que seguirá con sus devastadoras consecuencias, que también afectan a la economía. No hay más que pensar en el coste que suponen los huracanes, las pérdidas de cosechas a causa de la sequía, los incendios forestales o las grandes migraciones que impiden la fijación de la riqueza en distintas áreas del globo.

Sin embargo, no todo está perdido. El desarrollo tecnológico, especialmente en inteligencia artificial, puede suponer un importante salto adelante en la comprensión de este fenómeno que todavía seguimos estudiando. Incluso puede ayudar a tomar decisiones más acertadas para combatirlo de manera mucho más eficiente.

Inteligencia artificial que cuida el planeta

Normalmente asociamos la aplicación de la inteligencia artificial a cuestiones relacionadas con los negocios. Sin embargo, también es una pieza clave que está revolucionando investigaciones de todo tipo. La clave está en que un solo software tiene la capacidad de ahorrar a los investigadores cientos de horas de trabajo manual.

Este principio ya se aplica a la lucha contra el cambio climático y grandes compañías tecnológicas como Google, IBM o Microsoft impulsan el uso de la inteligencia artificial para combatir el cambio climático.

Un ejemplo de ello es el proyecto SilviaTerra que promueve Microsoft. Este software es capaz de predecir la salud de los bosques a partir de imágenes por satélite y avisar sobre las actuaciones que se deben tomar para revertir cualquier problema. De esta manera, agiliza considerablemente el trabajo sobre el terreno en grandes áreas y ayuda a tomar las mejores decisiones para conservar un recurso, los árboles, clave para absorber gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono.

Sin embargo, la tecnología puede tener dos caras en lo que a cambio climático se refiere. Nos ayuda a combatirlo, pero también lo puede empeorar. Pensemos en los recursos energéticos necesarios para enfriar los enormes centros de datos que emplean compañías como Google. En este sentido, el proyecto DeepMind ha sido capaz de crear un algoritmo que se enseña a sí mismo cómo utilizar la mínima cantidad posible de energía en esta tarea. Como resultado, se logró una disminución del 40% y una herramienta que se puede utilizar en muchos otros proyectos.

Por su parte, la iniciativa Green Horizon de IBM, también basada en inteligencia artificial, es capaz de crear predicciones de contaminación y meteorológicas que ayudan a las autoridades a tomar mejores decisiones a la hora de reducir sus emisiones contaminantes.

Pasar a la acción

La inteligencia artificial puede ayudarnos a combatir el cambio climático, pero la acción humana es imprescindible para poder superar este problema. No podemos delegar todo el trabajo en las máquinas: la concienciación y la acción de ciudadanos, Administración y empresas es imprescindible para el éxito.

Un buen ejemplo de ello son las distintas iniciativas que se desarrollaron en el marco de la Semana Social Digital de Voluntarios “la Caixa”, que este año se celebra entre los días 17 y 25 de octubre. Así, la delegación de voluntarios de Almería ha organizado una plantación de especies autóctonas en el monte de Pinar del Rey en Vélez Rubio que se celebrará el próximo 7 de noviembre. Por su parte, la delegación de Andalucía oriental ha organizado un taller de reciclado de ropa usada para convertirla en bolsas para guardar las mascarillas.

También destaca en este sentido la iniciativa de los voluntarios de la Comunidad Valenciana, que animaba a llevar a cabo acciones por el medio ambiente como plantar un árbol o recoger desperdicios en el entorno natural. Por cada una de estas acciones, se realizará una donación a Save The Children. Por su parte, los voluntarios de Burgos y Soria explicaban cómo reducir la basura digital que acumulamos en nuestros dispositivos y que supone un aumento en el consumo de energía de los centros de procesamiento de datos en la nube.

CaixaBank cuenta con su Declaración sobre cambio climático, que promueve el apoyo financiero a iniciativas de energías renovables, así como infraestructuras y agricultura sostenibles, entre otros. También la gestión del riesgo medioambiental en la financiación de proyectos e incluso el establecimiento de objetivos anuales de reducción de huella de carbono de la actividad de la propia entidad. La transparencia en la información sobre sus progresos y las alianzas con otros organismos forman parte asimismo de esta declaración.

El cambio climático no espera y es imprescindible actuar ya para lograr frenarlo. El futuro de la sociedad y del planeta depende de ello.

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