El cambio climático es un problema muy complejo. Tanto es así, que llevamos décadas analizando su existencia, sus causas y sus posibles soluciones. De hecho, el primer informe exhaustivo sobre el cambio climático mundial debido al dióxido de carbono supera ya los 40 años. Desde su publicación, todavía seguimos investigando cómo frenar esta lacra que pone en jaque la propia supervivencia del planeta.
Es un problema que nos trae de cabeza a todos. Padres que se preocupan por el futuro de sus hijos, ciudadanos concienciados que temen por la biodiversidad del planeta, hogares que practican la eficiencia energética… son muchas las personas que ya tratan de involucrarse y poner su granito de arena para frenar la amenaza del cambio climático con el esfuerzo de todos.
Los datos apoyan la idea de que cada acción cuenta: simplemente con cambiar nuestro viejo frigorífico por un modelo moderno de alta calidad podremos reducir las emisiones anuales de CO2 en 100 kg. Y tender la ropa en lugar de usar la secadora nos ahorrará unos 300 kg de CO2.
Tan importante es el cambio climático, que la ONU lo ha incluido como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una serie de prioridades marcadas para asegurar la prosperidad de las generaciones presentes y futuras. Concretamente, el ODS n.º 13 (Acción por el clima) anima a adoptar medidas urgentes para combatir este fenómeno y sus efectos. Una tarea en la que la tecnología punta, como la inteligencia artificial, nos puede echar una mano.