Las viviendas conectadas a internet existen desde hace décadas, pero fue gracias a la llegada del smartphone en 2006, y de los dispositivos conectados del IoT (internet de las cosas) poco después, que los hogares se han vuelto más inteligentes. Algunas viviendas ya optimizan la climatización según el histórico del clima, ponen el robot aspirador en marcha cuando no hay nadie en casa o simulan actividad en vacaciones.
Las hay que incluso cargan sus baterías solares cuando hay menor demanda y venden la energía al exterior a buen precio. Otras tienen cerraduras inteligentes y conectadas que les permiten avisar a emergencias en caso de intrusión. Las posibilidades de las smart homes son infinitas, y aumentan a medida que agregamos dispositivos conectados al hogar.