La humanidad ha alcanzado los 8.000 millones de personas sobre el planeta —incluida la decena que está en el espacio—. Es una cifra simbólica y estimada por la ONU que hace que nos replanteemos si hemos superado la capacidad de carga del planeta o si la sostenibilidad es realmente posible con tanta gente poblando la Tierra al mismo tiempo.
Por un lado, nos encontramos con que cuantas más personas compartamos planeta, menor será el impacto que podremos ejercer cada una de nosotras para alcanzar la sostenibilidad. Por otro lado, hay buenas noticias: la población mundial está echando el freno y ahora contamos con miles de millones de personas para resolver el problema. Eso son muchos humanos con la capacidad de reflexionar qué pueden aportar ellos a la sostenibilidad del planeta. Y, por supuesto, de pasar a la acción.
Es muy importante destacar que se desconoce la cifra exacta de humanos que compartimos el planeta. La cifra de 8.000 millones de humanos el 15 de noviembre de 2022 es fruto de proyecciones de la ONU, en concreto del informe World Population Prospects 2022 de julio de 2022.
Como explica Picanúmeros, cuenta experta en análisis estadísticos, la ONU ha tenido que sintetizar miles de fuentes de datos diferentes. “Lo más verosímil es haber llegado —a 15 de noviembre—, pero podríamos llegar/haber llegado algún otro día entre el 20 de septiembre y el próximo 6 de febrero”.
Nunca ha habido tantos humanos como en la actualidad. Sin embargo, el crecimiento de la población, que ha sido exponencial durante buena parte de la Historia, está frenando. Sigue creciendo, pero a un ritmo menor que antes. En algunos países la población incluso llega a reducirse —aquellos con una natalidad inferior a 2 hijos por mujer—.
Existe una relación muy estable entre el nivel de riqueza de la familia y el país, los derechos de la mujer y el nivel de educación sexual, variables que tienden a reducir los hijos por mujer. Según la ONU, “el crecimiento de la población se concentra actualmente en los países más pobres del mundo”.
En palabras de la ONU, “satisfacer las necesidades y elevar las condiciones de vida de una población mundial amplia y creciente requerirá de unos niveles de producción más altos y resultará en un mayor consumo“. Sin embargo, es imperativo hacer una lectura en mayor profundidad, porque no todas las personas impactan lo mismo ni tienen la misma responsabilidad.
Se sabe que el 1 % más rico emite más CO2 que el 50 % más pobre, y que el 10 % más rico —donde se encuentran muchos españoles— emite el 50 % de todo el CO2. Incluso si los países más pobres duplican o triplican su impacto, sería posible caer por debajo de los límites planetarios solo con que los más ricos redujesen el suyo.
Por ejemplo, aunque se sabe que hay una relación entre el índice de desarrollo humano (IDH) y el consumo energético, lo cierto es que hay países con alto IDH que impactan menos que otros con menor IDH.
Todo entorno, planeta incluido, tiene una capacidad de carga, esto es, un número máximo de individuos a partir de los cuales la sostenibilidad no es posible. Hacia 1970 se superó por primera vez esta capacidad, aunque no necesariamente por número de personas, sino por como vivían algunas de ellas.
A medida que aumente la población mundial, sus habitantes tendrán que consumir de manera más responsable para caer por debajo de esa capacidad máxima. A más personas, menos impacto per cápita para que el planeta siga siendo viable.
Esto no significa vivir peor. Por ejemplo, vivir en una ciudad de tamaño medio y densidad media como Vitoria puede hacer innecesario utilizar el coche, algo que alivia el sedentarismo y mejora la calidad de vida. Esto puede ocurrir también en grandes ciudades que tengan medios de transporte públicos eficientes para complementar los trayectos a pie o en bicicleta.
Según las proyecciones de la ONU, la población seguirá aumentando durante un tiempo, aunque no se sabe exactamente cuánto ni a qué ritmo. En cualquier caso, es imperativo entender que ahora 8.000 millones de personas compartimos planeta, atmósfera y ecosistema.
De las acciones de unos depende la calidad de vida de otros. La sostenibilidad es el desafío más grande al que se ha enfrentado la humanidad, y por suerte ahora tenemos miles de millones de mentes para alcanzarla.