> Agenda 2030 – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 La Declaración Universal de los Derechos Humanos, clave para el desarrollo sostenible https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/la-declaracion-universal-de-los-derechos-humanos-clave-para-el-desarrollo-sostenible/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/la-declaracion-universal-de-los-derechos-humanos-clave-para-el-desarrollo-sostenible/#respond Tue, 10 Dec 2019 10:41:00 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=35826

El Día Mundial de los Derechos humanos conmemora, cada 10 de diciembre, uno de los hitos más importantes de la historia de la humanidad, que tuvo lugar en el año 1948. En aquella jornada, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), un documento que reúne una serie de derechos y libertades considerados inalienables a la condición humana.

Este texto, de alcance universal, se ha consolidado como la piedra angular de un progreso fundamentado en el respeto de la dignidad de todos los seres humanos, así como en la sostenibilidad. Es por este motivo que la Declaración no solamente revela las claves del pasado y el presente, sino que contribuye a señalar los retos que como especie tenemos que garantizar para lograr un desarrollo sostenible.

Un documento pionero por su valor universal

La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue una apuesta decidida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una institución que se había constituido en 1945 en la ciudad de San Francisco, recién terminada la Segunda Guerra Mundial.

Con el mismo espíritu de hermanamiento que, en pleno conflicto bélico, el director Arturo Toscanini había impregnado en el Inno delle nazioni de Giuseppe Verdi, la ONU se propuso desarrollar un texto ambicioso que generara un consenso internacional para que no se repitieran las atrocidades provocadas por los totalitarismos a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Para tal cometido, la institución creó una comisión específica, que estuvo presidida por la activista norteamericana Eleanor Roosevelt.

La diferencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos respecto de sus antecedentes históricos, entre los cuales se podría incluir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en Francia en 1789, es su valor global. A partir del 10 de diciembre de 1948, el mundo disponía, por primera vez, de un texto, aprobado por un nombre importante de naciones, que abogaba por objetivos colectivos comunes, como la defensa de la paz, la libertad, la justicia y la fraternidad, y que protegía los derechos más elementales de todos los seres humanos, sin que fueran discriminados por razones tales como el origen, el sexo, la ideología o las creencias.

Los progresos derivados de la Declaración

También conocida Carta Magna de la Humanidad, la Declaración Universal de los Derechos Humanos no tiene un carácter obligatorio o vinculante. Aunque se hayan creado mecanismos de control, es cierto que, todavía en la actualidad, son muchos los desafíos existentes en el mundo para poder asegurar su cumplimiento.

A pesar de ello, es importante no olvidar sus incontables éxitos, ya que representa el origen de múltiples avances sociales y políticos. Así, por ejemplo, sirvió de inspiración para convenciones posteriores de la ONU, como el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ambas de 1966, y ha significado un apoyo para movimientos sociales que, en todo el mundo, han luchado y luchan contra las injusticias. No es de extrañar que haya sido traducida a más de 500 idiomas.

Los derechos humanos y la Agenda 2030

Fieles al espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en septiembre de 2015 los dirigentes de hasta 170 países se reunieron en Nueva York, donde aprobaron la Agenda 2030. Esta nueva iniciativa política de naturaleza internacional se propone marcar las pautas del desarrollo de las sociedades futuras.

El programa de la Agenda 2030, sintetizado en un conjunto de 17 objetivos básicos, establece los pilares para un desarrollo sostenible, en el que el progreso económico camine de la mano con el respeto de los derechos humanos y la integridad de nuestro entorno. Transcurridos 70 años de aquella crucial declaración, el fondo de la Agenda 2030 es el mismo: trabajar, desde el multilateralismo y el consenso universales, por un mundo mejor para todos sus habitantes.

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El Día Mundial de los Derechos humanos conmemora, cada 10 de diciembre, uno de los hitos más importantes de la historia de la humanidad, que tuvo lugar en el año 1948. En aquella jornada, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), un documento que reúne una serie de derechos y libertades considerados inalienables a la condición humana.

Este texto, de alcance universal, se ha consolidado como la piedra angular de un progreso fundamentado en el respeto de la dignidad de todos los seres humanos, así como en la sostenibilidad. Es por este motivo que la Declaración no solamente revela las claves del pasado y el presente, sino que contribuye a señalar los retos que como especie tenemos que garantizar para lograr un desarrollo sostenible.

Un documento pionero por su valor universal

La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue una apuesta decidida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una institución que se había constituido en 1945 en la ciudad de San Francisco, recién terminada la Segunda Guerra Mundial.

Con el mismo espíritu de hermanamiento que, en pleno conflicto bélico, el director Arturo Toscanini había impregnado en el Inno delle nazioni de Giuseppe Verdi, la ONU se propuso desarrollar un texto ambicioso que generara un consenso internacional para que no se repitieran las atrocidades provocadas por los totalitarismos a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Para tal cometido, la institución creó una comisión específica, que estuvo presidida por la activista norteamericana Eleanor Roosevelt.

La diferencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos respecto de sus antecedentes históricos, entre los cuales se podría incluir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en Francia en 1789, es su valor global. A partir del 10 de diciembre de 1948, el mundo disponía, por primera vez, de un texto, aprobado por un nombre importante de naciones, que abogaba por objetivos colectivos comunes, como la defensa de la paz, la libertad, la justicia y la fraternidad, y que protegía los derechos más elementales de todos los seres humanos, sin que fueran discriminados por razones tales como el origen, el sexo, la ideología o las creencias.

Los progresos derivados de la Declaración

También conocida Carta Magna de la Humanidad, la Declaración Universal de los Derechos Humanos no tiene un carácter obligatorio o vinculante. Aunque se hayan creado mecanismos de control, es cierto que, todavía en la actualidad, son muchos los desafíos existentes en el mundo para poder asegurar su cumplimiento.

A pesar de ello, es importante no olvidar sus incontables éxitos, ya que representa el origen de múltiples avances sociales y políticos. Así, por ejemplo, sirvió de inspiración para convenciones posteriores de la ONU, como el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ambas de 1966, y ha significado un apoyo para movimientos sociales que, en todo el mundo, han luchado y luchan contra las injusticias. No es de extrañar que haya sido traducida a más de 500 idiomas.

Los derechos humanos y la Agenda 2030

Fieles al espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en septiembre de 2015 los dirigentes de hasta 170 países se reunieron en Nueva York, donde aprobaron la Agenda 2030. Esta nueva iniciativa política de naturaleza internacional se propone marcar las pautas del desarrollo de las sociedades futuras.

El programa de la Agenda 2030, sintetizado en un conjunto de 17 objetivos básicos, establece los pilares para un desarrollo sostenible, en el que el progreso económico camine de la mano con el respeto de los derechos humanos y la integridad de nuestro entorno. Transcurridos 70 años de aquella crucial declaración, el fondo de la Agenda 2030 es el mismo: trabajar, desde el multilateralismo y el consenso universales, por un mundo mejor para todos sus habitantes.

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Voluntarios para hacer del mundo un lugar mejor https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/voluntarios-para-hacer-del-mundo-un-lugar-mejor/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/voluntarios-para-hacer-del-mundo-un-lugar-mejor/#respond Thu, 05 Dec 2019 08:48:40 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=35778

El Día Internacional de los Voluntarios es una celebración que pretende recordar la importante labor que desempeñan todas las personas que deciden colaborar, de manera desinteresada, para hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Se celebra desde 1986, aunque en realidad lo decretó el año anterior, en diciembre de 1985, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 40/212. Desde entonces, la ONU, gobiernos y otras organizaciones (como CaixaBank) celebran esta efeméride cada día 5 de diciembre.

Pero, ¿qué es un voluntario?

Un voluntario es una persona que ofrece sus capacidades para ayudar a los menos favorecidos y que colabora para cumplir objetivos mundiales, como el número 16 de la Agenda 2030, que aboga por promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

Pero lo que caracteriza el voluntariado frente a otras actividades es que: 1. es una actividad desinteresada, 2. tiene un objetivo positivo y legítimo y 3. responde a una necesidad real.

Hoy en día, existen muchas formas para ejercer el voluntariado, dependiendo del objetivo al que se quiera contribuir. Los tipos de voluntariado más comunes son:

  • Acción social: es el que colabora para mejorar las condiciones de vida de personas desfavorecidas en campos como la pobreza, la exclusión social, la discapacidad, la migración, etc.
  • Voluntariado medioambiental: enfocado al cuidado, recuperación y denuncia de las acciones que están dañando el medio ambiente, así como al uso inteligente de los residuos (principalmente, los plásticos).
  • Voluntariado cultural: es el que busca sumarse a los movimientos cívicos que quieren resguardar la cultura del lugar, mejorar la educación y difundir las costumbres locales.
  • Voluntariado de cooperación para el desarrollo: es el relacionado con proyectos que se desempeñan en una comunidad perteneciente a un país distinto al que se reside. Busca fomentar el desarrollo económico y cultural en todas las regiones y conseguir así más igualdad.
  • Voluntariado de protección civil: el que se ocupa de reconstruir zonas afectadas por catástrofes naturales tales como terremotos, tornados, inundaciones, sequías, etc.

CaixaBank y los voluntarios

Gracias a su capilaridad territorial, la red de oficinas de CaixaBank apoya a la Fundación Bancaria ”la Caixa” en su labor social, lo que hace posible que miles de fundaciones y asociaciones con finalidades sociales puedan acceder cada año a las ayudas económicas de la Fundación Bancaria ”la Caixa” y obtener la colaboración de voluntarios empleados de dichas entidades.

Con la misión de contribuir al progreso de toda la sociedad, una de sus prioridades estratégicas, CaixaBank organizó, entre el 19 y el 27 de octubre pasados, una nueva edición de la Semana Social, en la que participaron cerca de 9.000 empleados y clientes de la entidad y sus filiales. En total, se programaron 1.674 actividades con ONG y entidades sociales con las que la entidad financiera colabora habitualmente, y se dio la oportunidad a sus empleados y clientes de conocer la intensa labor social que desarrollan, así como algunas de las principales necesidades de su entorno más cercano.

Más recientemente, CaixaBank ha dado la oportunidad a los miembros de su Comité Consultivo de accionistas de participar, a través de la Asociación de Voluntarios de ”la Caixa”, en una jornada de voluntariado en la Fundación A La Par de Madrid, dedicada a la integración de personas con discapacidad intelectual. De esta manera, los integrantes de este órgano consultivo conocieron la labor que desempeña la Fundación A La Par, creada ahora hace 70 años, que trabaja para garantizar los derechos y la participación de las personas con discapacidad intelectual en la sociedad.

“Para nosotros es especialmente relevante que el Comité Consultivo de accionistas conozca a qué se destina una parte de los beneficios de CaixaBank”, declaró Rafael Herrador, director territorial de CaixaBank en Madrid.

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El Día Internacional de los Voluntarios es una celebración que pretende recordar la importante labor que desempeñan todas las personas que deciden colaborar, de manera desinteresada, para hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Se celebra desde 1986, aunque en realidad lo decretó el año anterior, en diciembre de 1985, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 40/212. Desde entonces, la ONU, gobiernos y otras organizaciones (como CaixaBank) celebran esta efeméride cada día 5 de diciembre.

Pero, ¿qué es un voluntario?

Un voluntario es una persona que ofrece sus capacidades para ayudar a los menos favorecidos y que colabora para cumplir objetivos mundiales, como el número 16 de la Agenda 2030, que aboga por promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

Pero lo que caracteriza el voluntariado frente a otras actividades es que: 1. es una actividad desinteresada, 2. tiene un objetivo positivo y legítimo y 3. responde a una necesidad real.

Hoy en día, existen muchas formas para ejercer el voluntariado, dependiendo del objetivo al que se quiera contribuir. Los tipos de voluntariado más comunes son:

  • Acción social: es el que colabora para mejorar las condiciones de vida de personas desfavorecidas en campos como la pobreza, la exclusión social, la discapacidad, la migración, etc.
  • Voluntariado medioambiental: enfocado al cuidado, recuperación y denuncia de las acciones que están dañando el medio ambiente, así como al uso inteligente de los residuos (principalmente, los plásticos).
  • Voluntariado cultural: es el que busca sumarse a los movimientos cívicos que quieren resguardar la cultura del lugar, mejorar la educación y difundir las costumbres locales.
  • Voluntariado de cooperación para el desarrollo: es el relacionado con proyectos que se desempeñan en una comunidad perteneciente a un país distinto al que se reside. Busca fomentar el desarrollo económico y cultural en todas las regiones y conseguir así más igualdad.
  • Voluntariado de protección civil: el que se ocupa de reconstruir zonas afectadas por catástrofes naturales tales como terremotos, tornados, inundaciones, sequías, etc.

CaixaBank y los voluntarios

Gracias a su capilaridad territorial, la red de oficinas de CaixaBank apoya a la Fundación Bancaria ”la Caixa” en su labor social, lo que hace posible que miles de fundaciones y asociaciones con finalidades sociales puedan acceder cada año a las ayudas económicas de la Fundación Bancaria ”la Caixa” y obtener la colaboración de voluntarios empleados de dichas entidades.

Con la misión de contribuir al progreso de toda la sociedad, una de sus prioridades estratégicas, CaixaBank organizó, entre el 19 y el 27 de octubre pasados, una nueva edición de la Semana Social, en la que participaron cerca de 9.000 empleados y clientes de la entidad y sus filiales. En total, se programaron 1.674 actividades con ONG y entidades sociales con las que la entidad financiera colabora habitualmente, y se dio la oportunidad a sus empleados y clientes de conocer la intensa labor social que desarrollan, así como algunas de las principales necesidades de su entorno más cercano.

Más recientemente, CaixaBank ha dado la oportunidad a los miembros de su Comité Consultivo de accionistas de participar, a través de la Asociación de Voluntarios de ”la Caixa”, en una jornada de voluntariado en la Fundación A La Par de Madrid, dedicada a la integración de personas con discapacidad intelectual. De esta manera, los integrantes de este órgano consultivo conocieron la labor que desempeña la Fundación A La Par, creada ahora hace 70 años, que trabaja para garantizar los derechos y la participación de las personas con discapacidad intelectual en la sociedad.

“Para nosotros es especialmente relevante que el Comité Consultivo de accionistas conozca a qué se destina una parte de los beneficios de CaixaBank”, declaró Rafael Herrador, director territorial de CaixaBank en Madrid.

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Contra la pobreza, Big Data https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/contra-la-pobreza-big-data/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/contra-la-pobreza-big-data/#respond Thu, 17 Oct 2019 10:43:31 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=35132

En los últimos años, los datos se han convertido en una de las ventajas competitivas de mayor valor gracias a su explotación e interpretación para convertirlos en información útil y descubrir nuevas tendencias que permitan reducir costes, mejorar la toma de decisiones o generar nuevos productos y servicios. Vivimos en una sociedad cada vez más digital, en la que constantemente realizamos consultas en Google, mandamos mensajes de texto por WhatsApp y publicamos contenidos en nuestras redes sociales. Estas acciones generan cantidades masivas de datos que pueden servir para luchar contra la pobreza.

El Big Data, clave en la toma de decisiones

Según datos de la GSMA, en la actualidad ya hay más de nueve mil millones de suscriptores móviles únicos en los países en desarrollo. La penetración de la telefonía móvil en estas regiones es tan grande que, por ejemplo, en África es más fácil acceder a un smartphone que a un servicio de agua potable. Y es que la expansión de las redes móviles ha creado una infraestructura global que genera enormes cantidades de datos que son de gran relevancia para el desarrollo social y económico.

Los datos son esenciales para tomar decisiones: sin ellos no se puede saber cuántas personas viven en la pobreza, cuántas escuelas se deben construir y dónde, etcétera. Esta tecnología permite obtener y analizar grandes cantidades de información, procedentes de fuentes muy variadas, de manera rápida y eficaz. Por ello, el Big Data puede ayudar a conocer concretamente en qué áreas geográficas existen determinados problemas y emprender políticas sociales más efectivas para abordarlos. Tal es el potencial de los macrodatos que, en 2017, la ONU ya dedicó un foro a abordar sus ventajas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La pobreza en tiempo real

A día de hoy, ya existen varias instituciones e iniciativas que defienden que los datos podrían acabar con la pobreza. Una de ellas es el Reloj Mundial de la Pobreza, promovido por Wolfgang Fengler, economista del Banco Mundial. Se trata de una herramienta desarrollada por la compañía australiana World Data Lab (WDL) que se basa en las encuestas realizadas en hogares en el ámbito nacional, disponibles públicamente y utilizadas por organismos como el Banco Mundial o proyecciones de crecimiento económico del Fondo Monetario Internacional.

Gracias a los algoritmos, se muestra en tiempo real la pobreza estimada hasta 2030 para cada uno de los países del mundo. Estas predicciones también permiten analizar cuánto cambian los ingresos de las personas a lo largo del tiempo en cada país, usando pronósticos del crecimiento económico y escenarios de largo alcance que dan cuenta de eventos globales como el cambio climático o la pobreza. Según el proyecto, a día de hoy la tasa actual de reducción de la pobreza se sitúa en unas 0,5 personas por segundo.

Principal reto de la Agenda 2030: erradicar la pobreza

Poner fin a la pobreza en todas sus formas es el principal y primer reto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por las Naciones Unidas para el 2030. Pese a que la tasa de pobreza mundial se haya reducido a la mitad desde el año 2000, en los países en vías de desarrollo una de cada diez personas y sus familias aún siguen viviendo en una situación de pobreza.

Sin duda, se trata de una problemática que va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles, ya que entre sus distintas manifestaciones figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud.

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En los últimos años, los datos se han convertido en una de las ventajas competitivas de mayor valor gracias a su explotación e interpretación para convertirlos en información útil y descubrir nuevas tendencias que permitan reducir costes, mejorar la toma de decisiones o generar nuevos productos y servicios. Vivimos en una sociedad cada vez más digital, en la que constantemente realizamos consultas en Google, mandamos mensajes de texto por WhatsApp y publicamos contenidos en nuestras redes sociales. Estas acciones generan cantidades masivas de datos que pueden servir para luchar contra la pobreza.

El Big Data, clave en la toma de decisiones

Según datos de la GSMA, en la actualidad ya hay más de nueve mil millones de suscriptores móviles únicos en los países en desarrollo. La penetración de la telefonía móvil en estas regiones es tan grande que, por ejemplo, en África es más fácil acceder a un smartphone que a un servicio de agua potable. Y es que la expansión de las redes móviles ha creado una infraestructura global que genera enormes cantidades de datos que son de gran relevancia para el desarrollo social y económico.

Los datos son esenciales para tomar decisiones: sin ellos no se puede saber cuántas personas viven en la pobreza, cuántas escuelas se deben construir y dónde, etcétera. Esta tecnología permite obtener y analizar grandes cantidades de información, procedentes de fuentes muy variadas, de manera rápida y eficaz. Por ello, el Big Data puede ayudar a conocer concretamente en qué áreas geográficas existen determinados problemas y emprender políticas sociales más efectivas para abordarlos. Tal es el potencial de los macrodatos que, en 2017, la ONU ya dedicó un foro a abordar sus ventajas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La pobreza en tiempo real

A día de hoy, ya existen varias instituciones e iniciativas que defienden que los datos podrían acabar con la pobreza. Una de ellas es el Reloj Mundial de la Pobreza, promovido por Wolfgang Fengler, economista del Banco Mundial. Se trata de una herramienta desarrollada por la compañía australiana World Data Lab (WDL) que se basa en las encuestas realizadas en hogares en el ámbito nacional, disponibles públicamente y utilizadas por organismos como el Banco Mundial o proyecciones de crecimiento económico del Fondo Monetario Internacional.

Gracias a los algoritmos, se muestra en tiempo real la pobreza estimada hasta 2030 para cada uno de los países del mundo. Estas predicciones también permiten analizar cuánto cambian los ingresos de las personas a lo largo del tiempo en cada país, usando pronósticos del crecimiento económico y escenarios de largo alcance que dan cuenta de eventos globales como el cambio climático o la pobreza. Según el proyecto, a día de hoy la tasa actual de reducción de la pobreza se sitúa en unas 0,5 personas por segundo.

Principal reto de la Agenda 2030: erradicar la pobreza

Poner fin a la pobreza en todas sus formas es el principal y primer reto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por las Naciones Unidas para el 2030. Pese a que la tasa de pobreza mundial se haya reducido a la mitad desde el año 2000, en los países en vías de desarrollo una de cada diez personas y sus familias aún siguen viviendo en una situación de pobreza.

Sin duda, se trata de una problemática que va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles, ya que entre sus distintas manifestaciones figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud.

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Objetivos de Desarrollo Sostenible: ¿llegaremos o no, a 2030? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivos-de-desarrollo-sostenible-llegaremos-o-no-a-2030/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivos-de-desarrollo-sostenible-llegaremos-o-no-a-2030/#respond Wed, 25 Sep 2019 08:41:24 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=34450

Cuatro años han pasado ya desde que países de todo el mundo acordaron cómo afrontar sus grandes desafíos. La ONU estableció entonces su Agenda 2030 para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Para cumplir con ese compromiso se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que debían alcanzarse en un periodo de quince años. Gobiernos, sector privado, sociedad civil y ciudadanía deben contribuir para conseguirlo.

Ahora quedan por delante poco más de diez años para alcanzar esas diecisiete metas establecidas por la ONU. A estas alturas, surgen algunas preguntas: ¿Qué tal lo estamos haciendo? ¿Llegaremos a 2030 con los deberes hechos? ¿Qué áreas podemos mejorar para conseguirlo? La propia ONU ha analizado los progresos y ofrece algunas respuestas. En resumen: estamos mejorando, sí, pero no lo suficiente.

Qué estamos haciendo bien

El Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, elaborado por la ONU, señala que se han logrado avances significativos en algunas áreas críticas y también que se observan ciertas tendencias favorables: la pobreza extrema ha disminuido, las vacunas han salvado millones de vidas y la gran mayoría de la población mundial ya tiene acceso a energía eléctrica. Además, existe otro indicador para la esperanza, ya que la mortalidad de niños menores de cinco años disminuyó el 49% entre los años 2000 y 2017.

La ONU destaca que los países se han puesto serios a la hora de concretar medidas para proteger el planeta. Gracias a las mismas, las áreas marinas protegidas se han duplicado desde 2010 y los Estados trabajan juntos para abordar la pesca ilegal. Asimismo, el Acuerdo de París sobre el cambio climático ha sido ratificado por 186 partes y la mayoría de ellas han comunicado ya sus primeras contribuciones a escala nacional.

Por otro lado, unos 150 países han establecido normas para responder a los desafíos de una urbanización rápida. Y, además, la Unión Europea y otros 71 países cuentan actualmente con más de 300 normativas e instrumentos para apoyar la existencia de un compromiso por el consumo y la producción sostenibles.

Otro factor positivo que invita al optimismo es el alto grado de compromiso con los ODS que han alcanzado actores como organizaciones internacionales, empresas, autoridades locales, la comunidad científica y la sociedad civil.

Qué debemos atender (¡y cuanto antes mejor!)

Aunque existen algunos indicadores que han mejorado, la ONU señala algunas áreas que necesitan atención por parte de todos de manera urgente, siendo una de ellas el deterioro alarmante del medio natural.

Así, el nivel del mar continúa aumentando, los océanos son cada vez más ácidos y los termómetros no paran de subir (los últimos cuatro años han sido los más calurosos registrados). También los suelos se siguen degradando de manera descontrolada y un millón de especies están en peligro de extinción.

Los esfuerzos por acabar con el sufrimiento humano y crear oportunidades para todos tampoco avanzan al ritmo deseado. Por ese motivo, la ONU cree que peligra el objetivo de acabar con la pobreza extrema en 2030. Además, el hambre en el mundo aumenta y al menos la mitad de la población mundial no puede acceder a servicios de salud esenciales. Por su parte, el informe indica que las mujeres se enfrentan a desventajas estructurales y discriminación en todo el mundo.

En cuanto a la educación, más de la mitad de los niños no cumplen las normas exigidas en lectura y matemáticas.

Qué oportunidades tenemos para mejorar

Estudiar los logros alcanzados en relación con los ODS permite saber qué funciona. Lo bueno es que observar aquello que también dificulta su cumplimiento ayuda a comprender mejor los desafíos a los que nos enfrentamos.

Igual que unos problemas están relacionados con otros, también lo están sus soluciones. Esto significa que puede acelerarse el progreso en el cumplimiento de los ODS si se aprovechan las relaciones que existen entre ellos.

Por ejemplo, promover la agricultura sostenible ayuda a reducir tanto el hambre como la pobreza, ya que alrededor del 80% de las personas extremadamente pobres vive en zonas rurales. Combatir el cambio climático con energías no contaminantes revertirá la deforestación, al tiempo que cambiará la manera en que producimos y consumimos. Y si unos 200 millones de niños del África subsahariana mejoran sus competencias en lectura y matemáticas podrán escapar de la pobreza y permitirán que su región compita en el mercado mundial.

Ese progreso en el cumplimiento de los ODS también puede impulsarse mediante ciertas herramientas que han probado su eficacia, según la ONU, tales como la resiliencia; unas economías sostenibles e inclusivas; unas instituciones más eficaces; las medidas locales; un mejor uso de los datos; y un aprovechamiento de la ciencia, la tecnología y la innovación con un mayor enfoque en la transformación digital. Y, por supuesto, la financiación, que hace que todo esto sea posible.

Cómo puede ayudar un banco

Por esta razón, las entidades financieras tienen un papel clave en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El compromiso de CaixaBank en este sentido es firme y por ello ha integrado los ODS en su Plan Estratégico y su Plan de Banca Socialmente Responsable. Para hacerlo de manera eficaz, ha identificado los doce ODS sobre los que puede actuar con mayor intensidad y los ha clasificado como prioritarios, destacados y complementarios.

La aportación de CaixaBank puede consultarse en la publicación Impacto Socioeconómico y Contribución a los ODS de las Naciones Unidas. Por ejemplo, en 2018 se fijaron como prioritarios tres ODS: el fin de la pobreza, el trabajo decente y el crecimiento económico. Para apoyarlos, la entidad consiguió entonces que el 91% de los españoles tuvieran una oficina en su municipio y que el 96% de sus cajeros fueran accesibles. Además, contribuyó a crear 25.820 puestos de trabajo gracias a microcréditos y aportó 9.122 millones de euros al PIB español.

La responsabilidad medioambiental de CaixaBank ha llevado a la entidad a neutralizar por completo su huella de carbono, además de conceder 645 millones de euros para proyectos de energías renovables y 1.448 millones de dólares en préstamos verdes.

La Agenda 2030 no espera. Tenemos que cumplir los ODS para entonces y conseguirlo depende de que todos aportemos nuestro esfuerzo. Ni el planeta ni sus habitantes podemos postergarlo ya más.

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Cuatro años han pasado ya desde que países de todo el mundo acordaron cómo afrontar sus grandes desafíos. La ONU estableció entonces su Agenda 2030 para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Para cumplir con ese compromiso se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que debían alcanzarse en un periodo de quince años. Gobiernos, sector privado, sociedad civil y ciudadanía deben contribuir para conseguirlo.

Ahora quedan por delante poco más de diez años para alcanzar esas diecisiete metas establecidas por la ONU. A estas alturas, surgen algunas preguntas: ¿Qué tal lo estamos haciendo? ¿Llegaremos a 2030 con los deberes hechos? ¿Qué áreas podemos mejorar para conseguirlo? La propia ONU ha analizado los progresos y ofrece algunas respuestas. En resumen: estamos mejorando, sí, pero no lo suficiente.

Qué estamos haciendo bien

El Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, elaborado por la ONU, señala que se han logrado avances significativos en algunas áreas críticas y también que se observan ciertas tendencias favorables: la pobreza extrema ha disminuido, las vacunas han salvado millones de vidas y la gran mayoría de la población mundial ya tiene acceso a energía eléctrica. Además, existe otro indicador para la esperanza, ya que la mortalidad de niños menores de cinco años disminuyó el 49% entre los años 2000 y 2017.

La ONU destaca que los países se han puesto serios a la hora de concretar medidas para proteger el planeta. Gracias a las mismas, las áreas marinas protegidas se han duplicado desde 2010 y los Estados trabajan juntos para abordar la pesca ilegal. Asimismo, el Acuerdo de París sobre el cambio climático ha sido ratificado por 186 partes y la mayoría de ellas han comunicado ya sus primeras contribuciones a escala nacional.

Por otro lado, unos 150 países han establecido normas para responder a los desafíos de una urbanización rápida. Y, además, la Unión Europea y otros 71 países cuentan actualmente con más de 300 normativas e instrumentos para apoyar la existencia de un compromiso por el consumo y la producción sostenibles.

Otro factor positivo que invita al optimismo es el alto grado de compromiso con los ODS que han alcanzado actores como organizaciones internacionales, empresas, autoridades locales, la comunidad científica y la sociedad civil.

Qué debemos atender (¡y cuanto antes mejor!)

Aunque existen algunos indicadores que han mejorado, la ONU señala algunas áreas que necesitan atención por parte de todos de manera urgente, siendo una de ellas el deterioro alarmante del medio natural.

Así, el nivel del mar continúa aumentando, los océanos son cada vez más ácidos y los termómetros no paran de subir (los últimos cuatro años han sido los más calurosos registrados). También los suelos se siguen degradando de manera descontrolada y un millón de especies están en peligro de extinción.

Los esfuerzos por acabar con el sufrimiento humano y crear oportunidades para todos tampoco avanzan al ritmo deseado. Por ese motivo, la ONU cree que peligra el objetivo de acabar con la pobreza extrema en 2030. Además, el hambre en el mundo aumenta y al menos la mitad de la población mundial no puede acceder a servicios de salud esenciales. Por su parte, el informe indica que las mujeres se enfrentan a desventajas estructurales y discriminación en todo el mundo.

En cuanto a la educación, más de la mitad de los niños no cumplen las normas exigidas en lectura y matemáticas.

Qué oportunidades tenemos para mejorar

Estudiar los logros alcanzados en relación con los ODS permite saber qué funciona. Lo bueno es que observar aquello que también dificulta su cumplimiento ayuda a comprender mejor los desafíos a los que nos enfrentamos.

Igual que unos problemas están relacionados con otros, también lo están sus soluciones. Esto significa que puede acelerarse el progreso en el cumplimiento de los ODS si se aprovechan las relaciones que existen entre ellos.

Por ejemplo, promover la agricultura sostenible ayuda a reducir tanto el hambre como la pobreza, ya que alrededor del 80% de las personas extremadamente pobres vive en zonas rurales. Combatir el cambio climático con energías no contaminantes revertirá la deforestación, al tiempo que cambiará la manera en que producimos y consumimos. Y si unos 200 millones de niños del África subsahariana mejoran sus competencias en lectura y matemáticas podrán escapar de la pobreza y permitirán que su región compita en el mercado mundial.

Ese progreso en el cumplimiento de los ODS también puede impulsarse mediante ciertas herramientas que han probado su eficacia, según la ONU, tales como la resiliencia; unas economías sostenibles e inclusivas; unas instituciones más eficaces; las medidas locales; un mejor uso de los datos; y un aprovechamiento de la ciencia, la tecnología y la innovación con un mayor enfoque en la transformación digital. Y, por supuesto, la financiación, que hace que todo esto sea posible.

Cómo puede ayudar un banco

Por esta razón, las entidades financieras tienen un papel clave en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El compromiso de CaixaBank en este sentido es firme y por ello ha integrado los ODS en su Plan Estratégico y su Plan de Banca Socialmente Responsable. Para hacerlo de manera eficaz, ha identificado los doce ODS sobre los que puede actuar con mayor intensidad y los ha clasificado como prioritarios, destacados y complementarios.

La aportación de CaixaBank puede consultarse en la publicación Impacto Socioeconómico y Contribución a los ODS de las Naciones Unidas. Por ejemplo, en 2018 se fijaron como prioritarios tres ODS: el fin de la pobreza, el trabajo decente y el crecimiento económico. Para apoyarlos, la entidad consiguió entonces que el 91% de los españoles tuvieran una oficina en su municipio y que el 96% de sus cajeros fueran accesibles. Además, contribuyó a crear 25.820 puestos de trabajo gracias a microcréditos y aportó 9.122 millones de euros al PIB español.

La responsabilidad medioambiental de CaixaBank ha llevado a la entidad a neutralizar por completo su huella de carbono, además de conceder 645 millones de euros para proyectos de energías renovables y 1.448 millones de dólares en préstamos verdes.

La Agenda 2030 no espera. Tenemos que cumplir los ODS para entonces y conseguirlo depende de que todos aportemos nuestro esfuerzo. Ni el planeta ni sus habitantes podemos postergarlo ya más.

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