> inventos – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Cómo convertir tu mente en motor de la innovación https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-convertir-tu-mente-en-motor-de-la-innovacion/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-convertir-tu-mente-en-motor-de-la-innovacion/#respond Wed, 21 Apr 2021 06:12:27 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40290

La innovación lleva milenios moviendo el mundo. Gracias a ella, nuestra probabilidad de llegar a una edad avanzada en condiciones saludables es cada vez mayor. También ha puesto a nuestro alcance la posibilidad de atravesar océanos en cuestión de horas o incluso de explorar otros planetas. Sin ella, probablemente tendríamos un estilo de vida muy similar al que llevaban nuestros antepasados hace millones de años.

Sin embargo, la innovación no está relacionada únicamente con grandes logros. Resulta que, en un nivel más doméstico, nuestra capacidad para innovar nos ha sacado de más de un atolladero a lo largo de nuestras vidas. Gracias a ella, somos capaces de solventar los nuevos problemas que se nos plantean, de ayudar a nuestros allegados e incluso de agilizar nuestro trabajo diario para que nos resulte más sencillo.

Son razones más que suficientes para que nos demos cuenta de que potenciar nuestra capacidad innovadora es una inversión muy interesante. Ante la tentación de quedarnos en las cómodas pero no siempre efectivas rutinas mentales, existen algunas técnicas que nos pueden ayudar a estimular ese pensamiento creativo que, al final, nos acaba conduciendo a la innovación.

Busca nuevos estímulos creativos

Desde meterte en una bañera a pasear por un jardín, cualquier actividad puede llevarte al lugar donde se esconde la llave de la inspiración. Es cuestión de observar y mantener la mente abierta.

La historia está llena de genios que cambiaron el mundo a partir del estímulo más insospechado. Por ejemplo, Arquímedes descubrió su famoso principio mientras se daba un baño. Y a Newton le asaltó la noción de la gravedad cuando contemplaba cómo una manzana caía al suelo de su jardín y se preguntó: “¿Por qué siempre cae perpendicularmente al suelo?”.

Incluso algo tan cotidiano como ir al cine tiene la capacidad de estimular nuestra creatividad: la pantalla iluminada y la oscuridad que la rodea, el olor de las palomitas o el sonido envolvente pueden estimular una tormenta de ideas en tu cerebro al finalizar la película. Algo que nos lleva al siguiente punto.

Practica el brainstorming creativo

En ocasiones, las inseguridades y los miedos nos impiden desarrollar nuestro potencial creativo. Para evitarlo, nada como practicar el brainstorming creativo: solo necesitarás a alguien dispuesto a pasar contigo unos tres cuartos de hora sin tecnología a mano y sin criticar.

En el brainstorming creativo se trata de poner sobre la mesa un tema o idea que se quieran desarrollar y poner en común todo lo que se nos ocurra. Todas las ideas se deben anotar en un papel y ninguna de ellas debe recibir crítica alguna. Aunque acabemos con 100 ideas mediocres, lo más probable es que haya por lo menos una o dos que merezcan la pena. Además, cuanto más se practica esta técnica, más se mejora para la próxima sesión.

Estimula el pensamiento crítico

Aunque el brainstorming creativo no admita críticas en una primera fase, poner nuestras ideas bajo el microscopio es necesario para elegir las mejores. Para ello, nada mejor que contemplarlas y someterlas a algunas preguntas.

Esto se debe a que el pensamiento crítico es el que permite analizar hechos y conocimientos para tomar la mejor decisión posible. Es decir: es la clave para decidir cuál de nuestras ideas es la que nos puede ayudar mejor a solucionar un problema.

El pensamiento crítico se puede ejercitar. Concretamente, Helen Lee Bouygues, presidenta de la Fundación Reboot, recomienda tres hábitos sencillos para mejorar esta faceta en los negocios, que se pueden trasladar perfectamente a nuestra vida cotidiana. Uno de ellos consiste en cuestionar algunas creencias que tenemos asumidas, mediante el planteamiento de preguntas tan sencillas como ¿por qué? o ¿qué pasaría sí…? El segundo consiste en aplicar la lógica a nuestros razonamientos, basando los argumentos en evidencia empírica. Y el tercero, en buscar la diversidad de pensamiento y la colaboración: contemplar puntos de vista diferentes al nuestro nos permitirá hacernos una mejor idea sobre la realidad.

Prueba experiencias lejos de tu experiencia

Si en la escuela no se te daban bien las matemáticas, ¿por qué no intentas ahora aprender a calcular de manera más ágil? Lo mismo ocurre si lo tuyo no era escribir: hoy existen técnicas de escritura creativa que te pueden sorprender gratamente.

Aprender cosas nuevas nos puede ayudar a mejorar nuestras habilidades cognitivas, incluso si lo hacemos a edades avanzadas. Si, además, lo hacemos fuera de nuestra zona de experiencia, aumentaremos el rango de recursos a nuestro alcance para resolver problemas y encontrar nuevas soluciones.

Busca (y utiliza) nuevas técnicas inspiradoras

A veces dar con una idea genial es tan sencillo como tomar una que ya existe y darle la vuelta. Por ejemplo, buscar nuevos usos a ciertos objetos, sustituir algunos de sus atributos o alterar el orden en el que se utilizan. De ahí han surgido productos como las bebidas de aloe vera, los relojes digitales sin manecillas o las lociones para antes del afeitado.

Todas estas son técnicas que ayudan a ejercitar el pensamiento creativo y, en última instancia, a lograr la ansiada innovación. Quién sabe si de su práctica puede surgir la próxima gran idea que permita a la humanidad dar un paso más en su evolución.

]]>

La innovación lleva milenios moviendo el mundo. Gracias a ella, nuestra probabilidad de llegar a una edad avanzada en condiciones saludables es cada vez mayor. También ha puesto a nuestro alcance la posibilidad de atravesar océanos en cuestión de horas o incluso de explorar otros planetas. Sin ella, probablemente tendríamos un estilo de vida muy similar al que llevaban nuestros antepasados hace millones de años.

Sin embargo, la innovación no está relacionada únicamente con grandes logros. Resulta que, en un nivel más doméstico, nuestra capacidad para innovar nos ha sacado de más de un atolladero a lo largo de nuestras vidas. Gracias a ella, somos capaces de solventar los nuevos problemas que se nos plantean, de ayudar a nuestros allegados e incluso de agilizar nuestro trabajo diario para que nos resulte más sencillo.

Son razones más que suficientes para que nos demos cuenta de que potenciar nuestra capacidad innovadora es una inversión muy interesante. Ante la tentación de quedarnos en las cómodas pero no siempre efectivas rutinas mentales, existen algunas técnicas que nos pueden ayudar a estimular ese pensamiento creativo que, al final, nos acaba conduciendo a la innovación.

Busca nuevos estímulos creativos

Desde meterte en una bañera a pasear por un jardín, cualquier actividad puede llevarte al lugar donde se esconde la llave de la inspiración. Es cuestión de observar y mantener la mente abierta.

La historia está llena de genios que cambiaron el mundo a partir del estímulo más insospechado. Por ejemplo, Arquímedes descubrió su famoso principio mientras se daba un baño. Y a Newton le asaltó la noción de la gravedad cuando contemplaba cómo una manzana caía al suelo de su jardín y se preguntó: “¿Por qué siempre cae perpendicularmente al suelo?”.

Incluso algo tan cotidiano como ir al cine tiene la capacidad de estimular nuestra creatividad: la pantalla iluminada y la oscuridad que la rodea, el olor de las palomitas o el sonido envolvente pueden estimular una tormenta de ideas en tu cerebro al finalizar la película. Algo que nos lleva al siguiente punto.

Practica el brainstorming creativo

En ocasiones, las inseguridades y los miedos nos impiden desarrollar nuestro potencial creativo. Para evitarlo, nada como practicar el brainstorming creativo: solo necesitarás a alguien dispuesto a pasar contigo unos tres cuartos de hora sin tecnología a mano y sin criticar.

En el brainstorming creativo se trata de poner sobre la mesa un tema o idea que se quieran desarrollar y poner en común todo lo que se nos ocurra. Todas las ideas se deben anotar en un papel y ninguna de ellas debe recibir crítica alguna. Aunque acabemos con 100 ideas mediocres, lo más probable es que haya por lo menos una o dos que merezcan la pena. Además, cuanto más se practica esta técnica, más se mejora para la próxima sesión.

Estimula el pensamiento crítico

Aunque el brainstorming creativo no admita críticas en una primera fase, poner nuestras ideas bajo el microscopio es necesario para elegir las mejores. Para ello, nada mejor que contemplarlas y someterlas a algunas preguntas.

Esto se debe a que el pensamiento crítico es el que permite analizar hechos y conocimientos para tomar la mejor decisión posible. Es decir: es la clave para decidir cuál de nuestras ideas es la que nos puede ayudar mejor a solucionar un problema.

El pensamiento crítico se puede ejercitar. Concretamente, Helen Lee Bouygues, presidenta de la Fundación Reboot, recomienda tres hábitos sencillos para mejorar esta faceta en los negocios, que se pueden trasladar perfectamente a nuestra vida cotidiana. Uno de ellos consiste en cuestionar algunas creencias que tenemos asumidas, mediante el planteamiento de preguntas tan sencillas como ¿por qué? o ¿qué pasaría sí…? El segundo consiste en aplicar la lógica a nuestros razonamientos, basando los argumentos en evidencia empírica. Y el tercero, en buscar la diversidad de pensamiento y la colaboración: contemplar puntos de vista diferentes al nuestro nos permitirá hacernos una mejor idea sobre la realidad.

Prueba experiencias lejos de tu experiencia

Si en la escuela no se te daban bien las matemáticas, ¿por qué no intentas ahora aprender a calcular de manera más ágil? Lo mismo ocurre si lo tuyo no era escribir: hoy existen técnicas de escritura creativa que te pueden sorprender gratamente.

Aprender cosas nuevas nos puede ayudar a mejorar nuestras habilidades cognitivas, incluso si lo hacemos a edades avanzadas. Si, además, lo hacemos fuera de nuestra zona de experiencia, aumentaremos el rango de recursos a nuestro alcance para resolver problemas y encontrar nuevas soluciones.

Busca (y utiliza) nuevas técnicas inspiradoras

A veces dar con una idea genial es tan sencillo como tomar una que ya existe y darle la vuelta. Por ejemplo, buscar nuevos usos a ciertos objetos, sustituir algunos de sus atributos o alterar el orden en el que se utilizan. De ahí han surgido productos como las bebidas de aloe vera, los relojes digitales sin manecillas o las lociones para antes del afeitado.

Todas estas son técnicas que ayudan a ejercitar el pensamiento creativo y, en última instancia, a lograr la ansiada innovación. Quién sabe si de su práctica puede surgir la próxima gran idea que permita a la humanidad dar un paso más en su evolución.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-convertir-tu-mente-en-motor-de-la-innovacion/feed/ 0
Aceptación social, la clave para que la innovación triunfe https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aceptacion-social-la-clave-para-que-la-innovacion-triunfe/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aceptacion-social-la-clave-para-que-la-innovacion-triunfe/#respond Tue, 13 Apr 2021 06:25:09 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40274

La aceptación pública de la tecnología es un prerrequisito para su penetración y uso. Esta es la razón por la que, si una innovación llega al mercado antes de que la gente esté preparada para aceptarla, simplemente no triunfará. Será criticada o, peor, ignorada y no llegará a despegar. Esto es algo que se ha visto con frecuencia en el pasado.

Tanto influye la aceptación a la hora de que una tecnología sea realmente utilizada, que se utilizan complejos modelos solamente para tratar de predecir si las personas están preparadas o no para adoptar una novedad tecnológica. Los investigadores también se afanan en descubrir las relaciones que existen entre utilidad, facilidad de uso y uso efectivo de un sistema. No es para menos: descubrirlas puede ser la diferencia entre que una tecnología desarrollada durante años triunfe o se quede en un cajón.

De hecho, esto último es lo que les ocurrió al precursor de la tableta (1968), a las gafas de realidad virtual (1961), a la electrificación de la energía (1893) y a la movilidad autónoma (2016). Todas estas innovaciones lo tuvieron realmente difícil a la hora de convencer a la opinión pública de que eran inventos que merecería la pena considerar.

Una tableta años antes del iPad

En 2001, diez años antes de que Apple lanzase su famoso iPad, la empresa Microsoft anunciaba su Tablet PC. Se trataba de una tableta para todos los públicos. Sin embargo, la población no estaba preparada. Tampoco lo estaba la red móvil como para dar soporte a este dispositivo ni era la primera vez que una tableta intentaba llegar a la gente sin conseguirlo.

En 1968 se diseñó el Dynabook, un ordenador-tableta para niños que ni siquiera entró en producción. Ni las familias ni los centros educativos estaban mental ni económicamente preparados para ello. Tampoco lo estaban las empresas cuando aparecieron el PenPad de Pencept en 1983 o la Atari ST-PAD en 1986. Hubo que esperar hasta el 2010 para que la sociedad estuviese realmente preparada para emplear un dispositivo similar.

¿Listos para el coche autónomo?

A medida que los diferentes fabricantes incluyen mejoras en los modelos de coche autónomo existentes, haciéndolos pasar del nivel 2 (automatización parcial) al nivel 3 (automatización condicional) y de este al nivel 4 (automatización elevada), los turismos se van acercando al nivel 5 (total). En este nivel no habrá volante. ¿Estamos mentalmente preparados? Es cierto que existe cierta reticencia, pero tal vez no sea tanta como parece.

Según el estudio Deloitte Global Automotive Consumer, publicado sin interrupción desde 2017 a 2020, el miedo a los vehículos autónomos muestra una caída acelerada. Si en 2017 el 81 % de los coreanos o el 72 % de los alemanes desconfiaba de esta tecnología, en pocos años el porcentaje se ha desplomado al 46 % y el 45 %, respectivamente. Ahora, la mayoría confía en ella.

En 2016, nuTonomy rodaba con un piloto por Singapur. A finales de 2018, Waymo lanzó en Phoenix una pequeña flota y Didi empezó a probar un servicio de taxis autónomos en 2020 en Shanghái. Solo cuando la población de un país acepta una innovación es posible impulsarla a escala de mercado. De otro modo, puede quedar relegada al olvido. Como en el campo de la movilidad los cambios son graduales, las probabilidades de éxito aumentan.

¿Dónde quedaron las gafas de realidad virtual?

Apoyadas en el abaratamiento de los terminales móviles, a comienzos de 2010 las gafas de realidad virtual empezaron a salir tímidamente al mercado con una solución ingeniosa: usaban la pantalla del smartphone, lo que reducía considerablemente su precio.

Sin embargo, existía cierta reticencia a la compra. Para dinamizar el sector, Google sacó Cardboard, unas gafas low cost de cartón, pero no lograron romper la barrera entre ellas y el consumidor. ¿La realidad? Las gafas 3D, formalmente llamadas gafas de realidad virtual, tuvieron su origen en 1961 con Sensorama, un dispositivo del tamaño de una máquina recreativa en la que el usuario metía la cabeza para acceder a un mundo virtual.

En los inicios de la tercera década del siglo XXI existen muchos modelos de gafas VR y bastantes videojuegos construidos sobre estas plataformas. Aunque ha llegado más lejos que las gafas de realidad aumentada (AR), como las Google Glass o las Weon Glasses, parece que a la tecnología de realidad virtual le cuesta llegar al público general. Quizá tenga que ver con factores de latencia de red, tal y como apuntan algunos expertos.

Paneles fotovoltaicos, ¿una cuestión de precio?

No cabe duda de que el precio supone una importante barrera de entrada para una tecnología nueva. Sin embargo, a veces los prejuicios sobre una innovación pesan más que los motivos racionales para ignorarla. Es el caso de los paneles solares fotovoltaicos, que se remontan a 1883 y al físico francés Edmond Becquerel. Su primera célula fotovoltaica tenía una eficiencia del 1 %.

No fue hasta mediados del siglo XX que los paneles fotovoltaicos empezaron a usarse de forma comercial, aunque solo en aplicaciones puntuales y fuera de lo común. En 1957 la URSS lanzó su primer satélite, que contenía una célula solar de una eficiencia del 6 %. Quemar combustibles fósiles era más asequible, pero por supuesto en el espacio no había otra solución.

España alcanzó en 2014 la paridad de red fotovoltaica, lo que significa que ya entonces era más asequible generar energía eléctrica con un panel solar que haciendo uso de combustibles fósiles. Pese a que han pasado años desde ese momento, la mayor parte de la población desconoce ese dato y ni siquiera se plantea su instalación.

Junto con estas innovaciones, hay muchas otras que se quedaron por el camino o que aún se encuentran en estado latente. Son avances que quizá requieran una generación o dos antes de que los humanos las utilicemos con total naturalidad.

]]>

La aceptación pública de la tecnología es un prerrequisito para su penetración y uso. Esta es la razón por la que, si una innovación llega al mercado antes de que la gente esté preparada para aceptarla, simplemente no triunfará. Será criticada o, peor, ignorada y no llegará a despegar. Esto es algo que se ha visto con frecuencia en el pasado.

Tanto influye la aceptación a la hora de que una tecnología sea realmente utilizada, que se utilizan complejos modelos solamente para tratar de predecir si las personas están preparadas o no para adoptar una novedad tecnológica. Los investigadores también se afanan en descubrir las relaciones que existen entre utilidad, facilidad de uso y uso efectivo de un sistema. No es para menos: descubrirlas puede ser la diferencia entre que una tecnología desarrollada durante años triunfe o se quede en un cajón.

De hecho, esto último es lo que les ocurrió al precursor de la tableta (1968), a las gafas de realidad virtual (1961), a la electrificación de la energía (1893) y a la movilidad autónoma (2016). Todas estas innovaciones lo tuvieron realmente difícil a la hora de convencer a la opinión pública de que eran inventos que merecería la pena considerar.

Una tableta años antes del iPad

En 2001, diez años antes de que Apple lanzase su famoso iPad, la empresa Microsoft anunciaba su Tablet PC. Se trataba de una tableta para todos los públicos. Sin embargo, la población no estaba preparada. Tampoco lo estaba la red móvil como para dar soporte a este dispositivo ni era la primera vez que una tableta intentaba llegar a la gente sin conseguirlo.

En 1968 se diseñó el Dynabook, un ordenador-tableta para niños que ni siquiera entró en producción. Ni las familias ni los centros educativos estaban mental ni económicamente preparados para ello. Tampoco lo estaban las empresas cuando aparecieron el PenPad de Pencept en 1983 o la Atari ST-PAD en 1986. Hubo que esperar hasta el 2010 para que la sociedad estuviese realmente preparada para emplear un dispositivo similar.

¿Listos para el coche autónomo?

A medida que los diferentes fabricantes incluyen mejoras en los modelos de coche autónomo existentes, haciéndolos pasar del nivel 2 (automatización parcial) al nivel 3 (automatización condicional) y de este al nivel 4 (automatización elevada), los turismos se van acercando al nivel 5 (total). En este nivel no habrá volante. ¿Estamos mentalmente preparados? Es cierto que existe cierta reticencia, pero tal vez no sea tanta como parece.

Según el estudio Deloitte Global Automotive Consumer, publicado sin interrupción desde 2017 a 2020, el miedo a los vehículos autónomos muestra una caída acelerada. Si en 2017 el 81 % de los coreanos o el 72 % de los alemanes desconfiaba de esta tecnología, en pocos años el porcentaje se ha desplomado al 46 % y el 45 %, respectivamente. Ahora, la mayoría confía en ella.

En 2016, nuTonomy rodaba con un piloto por Singapur. A finales de 2018, Waymo lanzó en Phoenix una pequeña flota y Didi empezó a probar un servicio de taxis autónomos en 2020 en Shanghái. Solo cuando la población de un país acepta una innovación es posible impulsarla a escala de mercado. De otro modo, puede quedar relegada al olvido. Como en el campo de la movilidad los cambios son graduales, las probabilidades de éxito aumentan.

¿Dónde quedaron las gafas de realidad virtual?

Apoyadas en el abaratamiento de los terminales móviles, a comienzos de 2010 las gafas de realidad virtual empezaron a salir tímidamente al mercado con una solución ingeniosa: usaban la pantalla del smartphone, lo que reducía considerablemente su precio.

Sin embargo, existía cierta reticencia a la compra. Para dinamizar el sector, Google sacó Cardboard, unas gafas low cost de cartón, pero no lograron romper la barrera entre ellas y el consumidor. ¿La realidad? Las gafas 3D, formalmente llamadas gafas de realidad virtual, tuvieron su origen en 1961 con Sensorama, un dispositivo del tamaño de una máquina recreativa en la que el usuario metía la cabeza para acceder a un mundo virtual.

En los inicios de la tercera década del siglo XXI existen muchos modelos de gafas VR y bastantes videojuegos construidos sobre estas plataformas. Aunque ha llegado más lejos que las gafas de realidad aumentada (AR), como las Google Glass o las Weon Glasses, parece que a la tecnología de realidad virtual le cuesta llegar al público general. Quizá tenga que ver con factores de latencia de red, tal y como apuntan algunos expertos.

Paneles fotovoltaicos, ¿una cuestión de precio?

No cabe duda de que el precio supone una importante barrera de entrada para una tecnología nueva. Sin embargo, a veces los prejuicios sobre una innovación pesan más que los motivos racionales para ignorarla. Es el caso de los paneles solares fotovoltaicos, que se remontan a 1883 y al físico francés Edmond Becquerel. Su primera célula fotovoltaica tenía una eficiencia del 1 %.

No fue hasta mediados del siglo XX que los paneles fotovoltaicos empezaron a usarse de forma comercial, aunque solo en aplicaciones puntuales y fuera de lo común. En 1957 la URSS lanzó su primer satélite, que contenía una célula solar de una eficiencia del 6 %. Quemar combustibles fósiles era más asequible, pero por supuesto en el espacio no había otra solución.

España alcanzó en 2014 la paridad de red fotovoltaica, lo que significa que ya entonces era más asequible generar energía eléctrica con un panel solar que haciendo uso de combustibles fósiles. Pese a que han pasado años desde ese momento, la mayor parte de la población desconoce ese dato y ni siquiera se plantea su instalación.

Junto con estas innovaciones, hay muchas otras que se quedaron por el camino o que aún se encuentran en estado latente. Son avances que quizá requieran una generación o dos antes de que los humanos las utilicemos con total naturalidad.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aceptacion-social-la-clave-para-que-la-innovacion-triunfe/feed/ 0
Seis grandes inventores que cambiaron la historia https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/seis-grandes-inventores-que-cambiaron-la-historia/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/seis-grandes-inventores-que-cambiaron-la-historia/#respond Mon, 09 Nov 2020 08:28:47 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39404

«¡Eureka!» Esa expresión que siempre asociaremos al descubrimiento de algo grande la pronunció Arquímedes de Siracusa en el siglo II a. C. Según cuenta el escritor romano Vitruvio, el sabio griego se estaba dando un baño cuando descubrió el que después sería el famoso principio de Arquímedes, el cual le permitió demostrar que un orfebre había sisado oro al construir la corona del rey Hierón II. Su alegría fue tal, que salió corriendo por las calles de la ciudad gritando esa expresión que quedaría para la posteridad.

Esa epifanía de Arquímedes no solo sirvió para alegrarle el día al sabio y para que el rey exigiera explicaciones a un joyero taimado. Ese instante de euforia cambiaría para siempre las leyes de la física al descubrir que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido desalojado.

Ese momento «Eureka» de Arquímedes tuvo continuación con los que experimentaron grandes inventores que encontraron soluciones a grandes problemas y que cambiarían la historia de la humanidad para siempre. En el Día del Inventor Internacional recordamos algunos de ellos y las obras que nos dejaron.

Leonardo da Vinci

Si hay un nombre propio que sea sinónimo de ingenio, ese es el de Leonardo da Vinci, un polímata que cambió el curso de la historia gracias a su ingente obra en distintas disciplinas. Además de destacar en diversas artes y ciencias, este sabio que vivió en la Italia del siglo XV fue el precursor de numerosos inventos que cambiarían nuestro día a día varios siglos después.

Entre las numerosas invenciones que salieron de la cabeza privilegiada de Leonardo se encuentran el equipo de buceo, el uso de hélices para volar o un precursor del moderno paracaídas, todos ellos descritos hasta el último detalle en sus famosos cuadernos. Así, tal vez su mayor contribución haya sido la inspiración que aportó a otros hombres que, como él, se atrevieron a buscar posteriormente soluciones para que el hombre pudiera volar o desplazarse bajo el agua.

Johannes Gutenberg

También el prolífico siglo XV nos dejó otro inventor capaz de modificar la historia de la humanidad para siempre. En este caso, fue un orfebre llamado Johannes Gutenberg, en lo que tal vez fue un guiño del destino para resarcir a la profesión de la vergüenza provocada por aquel fraude que finalmente llevó a Arquímedes a gritar «¡Eureka!».

Gutenberg contribuyó a la extensión del conocimiento por todo el mundo gracias a un invento, la imprenta, que retiró la exclusiva del saber a los conventos. La reproducción de las obras escritas ya no dependía de la capacidad de los monjes para copiarlas a mano. De hecho, se imprimieron más libros en el siglo que siguió al invento de Gutenberg que los que se habían copiado a mano en toda la historia hasta entonces. Una actividad que acabaría por universalizar el conocimiento e impulsaría definitivamente los avances que la humanidad alcanzó desde entonces.

Thomas Alva Edison

Solo tenía 21 años cuando, en 1868, Thomas Alva Edison solicitó su primera patente. En toda su carrera, acabaría por registrar hasta 1.093, aunque si por algo destacó este genio estadounidense fue por su capacidad para dotar de utilidad real a los inventos de otras personas.

Edison construyó su propio laboratorio en Menlo Park (Estados Unidos) y reunió allí a distintos talentos para revolucionar el concepto de investigación y desarrollo. De allí salieron artilugios como el telégrafo automático, que perfeccionó el invento de Samuel Morse, o la bombilla de larga duración, que ayudó a expandir la luz eléctrica en los hogares al convertir ese invento en algo utilizable y duradero. Su imaginación también dio luz al fonógrafo y a una cámara precursora del cinematógrafo de los hermanos Lumière, entre otros muchos artilugios.

Nikola Tesla

El considerado como gran rival de Edison también tuvo un papel fundamental en la expansión de la corriente eléctrica en hogares e industrias. En realidad, este ingeniero serbio comenzó trabajando para Edison, aunque al poco tiempo mantuvieron serias discrepancias sobre el modelo de negocio eléctrico que debería desarrollarse. Mientras Tesla defendía el uso de corriente alterna, su jefe se empeñaba en otro de corriente continua.

Al final, se impuso el modelo de Tesla, que es el que hoy hace posible que pulsemos un interruptor y nuestros hogares se iluminen. Por ese motivo, se le considera el verdadero fundador de la industria eléctrica que transformó por completo la historia de la humanidad a lo largo del siglo XX.

Stephanie Kwolek

¿Qué tienen en común Roland Garros, una misión espacial o un policía que sale ileso de un tiroteo? Que todas estas situaciones son posibles gracias a un material inventado por una concienzuda química polaca llamada Stephanie Kwolek (1923-2014).

Fue ella la responsable de que un polímero de cristal líquido de una dureza y resistencia extraordinarias cambiara para siempre la formulación de objetos tan dispares como una raqueta de tenis, piezas aeroespaciales o chalecos antibalas. Ese material se llama Kevlar y cuenta en la actualidad con más de 200 aplicaciones que han logrado cambiar la vida de personas en todo el mundo e incluso salvar la de muchas de ellas.

Isaac Peral

También España ha dado luz a grandes ingenios como fue el caso de Isaac Peral, un marino e inventor español que vivió en el siglo XIX y que revolucionó la navegación con la invención de un submarino torpedero.

Se trataba del primer submarino eléctrico, un invento que revolucionó la navegación bajo el mar. En su presentación, esta nave fue capaz de navegar 9 km bajo el agua y acertar a un objetivo situado a 300 metros. Un invento que tuvo una influencia decisiva en el transcurso de distintos conflictos bélicos y que también alcanzaría otras aplicaciones como la investigación relacionada con la ciencia submarina o el mantenimiento de infraestructuras bajo el agua.

Todos estos genios han logrado, con sus inventos, encontrar soluciones que la humanidad demandaba. Gracias a su trabajo, hoy nuestra vida es un poco mejor.

]]>

«¡Eureka!» Esa expresión que siempre asociaremos al descubrimiento de algo grande la pronunció Arquímedes de Siracusa en el siglo II a. C. Según cuenta el escritor romano Vitruvio, el sabio griego se estaba dando un baño cuando descubrió el que después sería el famoso principio de Arquímedes, el cual le permitió demostrar que un orfebre había sisado oro al construir la corona del rey Hierón II. Su alegría fue tal, que salió corriendo por las calles de la ciudad gritando esa expresión que quedaría para la posteridad.

Esa epifanía de Arquímedes no solo sirvió para alegrarle el día al sabio y para que el rey exigiera explicaciones a un joyero taimado. Ese instante de euforia cambiaría para siempre las leyes de la física al descubrir que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido desalojado.

Ese momento «Eureka» de Arquímedes tuvo continuación con los que experimentaron grandes inventores que encontraron soluciones a grandes problemas y que cambiarían la historia de la humanidad para siempre. En el Día del Inventor Internacional recordamos algunos de ellos y las obras que nos dejaron.

Leonardo da Vinci

Si hay un nombre propio que sea sinónimo de ingenio, ese es el de Leonardo da Vinci, un polímata que cambió el curso de la historia gracias a su ingente obra en distintas disciplinas. Además de destacar en diversas artes y ciencias, este sabio que vivió en la Italia del siglo XV fue el precursor de numerosos inventos que cambiarían nuestro día a día varios siglos después.

Entre las numerosas invenciones que salieron de la cabeza privilegiada de Leonardo se encuentran el equipo de buceo, el uso de hélices para volar o un precursor del moderno paracaídas, todos ellos descritos hasta el último detalle en sus famosos cuadernos. Así, tal vez su mayor contribución haya sido la inspiración que aportó a otros hombres que, como él, se atrevieron a buscar posteriormente soluciones para que el hombre pudiera volar o desplazarse bajo el agua.

Johannes Gutenberg

También el prolífico siglo XV nos dejó otro inventor capaz de modificar la historia de la humanidad para siempre. En este caso, fue un orfebre llamado Johannes Gutenberg, en lo que tal vez fue un guiño del destino para resarcir a la profesión de la vergüenza provocada por aquel fraude que finalmente llevó a Arquímedes a gritar «¡Eureka!».

Gutenberg contribuyó a la extensión del conocimiento por todo el mundo gracias a un invento, la imprenta, que retiró la exclusiva del saber a los conventos. La reproducción de las obras escritas ya no dependía de la capacidad de los monjes para copiarlas a mano. De hecho, se imprimieron más libros en el siglo que siguió al invento de Gutenberg que los que se habían copiado a mano en toda la historia hasta entonces. Una actividad que acabaría por universalizar el conocimiento e impulsaría definitivamente los avances que la humanidad alcanzó desde entonces.

Thomas Alva Edison

Solo tenía 21 años cuando, en 1868, Thomas Alva Edison solicitó su primera patente. En toda su carrera, acabaría por registrar hasta 1.093, aunque si por algo destacó este genio estadounidense fue por su capacidad para dotar de utilidad real a los inventos de otras personas.

Edison construyó su propio laboratorio en Menlo Park (Estados Unidos) y reunió allí a distintos talentos para revolucionar el concepto de investigación y desarrollo. De allí salieron artilugios como el telégrafo automático, que perfeccionó el invento de Samuel Morse, o la bombilla de larga duración, que ayudó a expandir la luz eléctrica en los hogares al convertir ese invento en algo utilizable y duradero. Su imaginación también dio luz al fonógrafo y a una cámara precursora del cinematógrafo de los hermanos Lumière, entre otros muchos artilugios.

Nikola Tesla

El considerado como gran rival de Edison también tuvo un papel fundamental en la expansión de la corriente eléctrica en hogares e industrias. En realidad, este ingeniero serbio comenzó trabajando para Edison, aunque al poco tiempo mantuvieron serias discrepancias sobre el modelo de negocio eléctrico que debería desarrollarse. Mientras Tesla defendía el uso de corriente alterna, su jefe se empeñaba en otro de corriente continua.

Al final, se impuso el modelo de Tesla, que es el que hoy hace posible que pulsemos un interruptor y nuestros hogares se iluminen. Por ese motivo, se le considera el verdadero fundador de la industria eléctrica que transformó por completo la historia de la humanidad a lo largo del siglo XX.

Stephanie Kwolek

¿Qué tienen en común Roland Garros, una misión espacial o un policía que sale ileso de un tiroteo? Que todas estas situaciones son posibles gracias a un material inventado por una concienzuda química polaca llamada Stephanie Kwolek (1923-2014).

Fue ella la responsable de que un polímero de cristal líquido de una dureza y resistencia extraordinarias cambiara para siempre la formulación de objetos tan dispares como una raqueta de tenis, piezas aeroespaciales o chalecos antibalas. Ese material se llama Kevlar y cuenta en la actualidad con más de 200 aplicaciones que han logrado cambiar la vida de personas en todo el mundo e incluso salvar la de muchas de ellas.

Isaac Peral

También España ha dado luz a grandes ingenios como fue el caso de Isaac Peral, un marino e inventor español que vivió en el siglo XIX y que revolucionó la navegación con la invención de un submarino torpedero.

Se trataba del primer submarino eléctrico, un invento que revolucionó la navegación bajo el mar. En su presentación, esta nave fue capaz de navegar 9 km bajo el agua y acertar a un objetivo situado a 300 metros. Un invento que tuvo una influencia decisiva en el transcurso de distintos conflictos bélicos y que también alcanzaría otras aplicaciones como la investigación relacionada con la ciencia submarina o el mantenimiento de infraestructuras bajo el agua.

Todos estos genios han logrado, con sus inventos, encontrar soluciones que la humanidad demandaba. Gracias a su trabajo, hoy nuestra vida es un poco mejor.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/seis-grandes-inventores-que-cambiaron-la-historia/feed/ 0