> soledad – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Amistad, la clave de la felicidad que no debes descuidar https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/amistad-la-clave-de-la-felicidad-que-no-debes-descuidar/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/amistad-la-clave-de-la-felicidad-que-no-debes-descuidar/#respond Thu, 30 Jul 2020 07:03:42 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38594

Ya lo decía Aristóteles: el hombre es un animal político. El filósofo griego recogió esta sentencia en su obra La política y no se refería exactamente a que todos llevemos un parlamentario dentro. Aludía, más bien, a la capacidad que tenemos los humanos para relacionarnos y vivir en sociedad. Somos gregarios y necesitamos a los demás para realizarnos. Por eso, la amistad es uno de los principales cimientos sobre los cuales construimos nuestra felicidad.

Tener —y mantener— amigos es tan importante para la humanidad que la ONU ha decidido celebrar el 30 de julio el Día Internacional de la Amistad. El organismo la considera como una de las manifestaciones fundamentales de la solidaridad, que es la que ayuda a los pueblos a hacer frente a enemigos comunes. Por ejemplo, el cambio climático, la pobreza o la enfermedad, cuya solución global buscan los países a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) formulados por la propia ONU.

A escala individual, la amistad ofrece beneficios similares: los amigos nos ayudan a afrontar y superar problemas, celebran con nosotros las alegrías y nos ofrecen consuelo cuando vienen mal dadas. Es tan beneficiosa su influencia que, sin saberlo, incluso nos ayudan a estar más sanos.

Biografía de la amistad

Nos relacionamos con los demás desde que nacemos. Primero, nuestros padres o cuidadores nos ayudan a salir adelante. Sin embargo, pronto empezamos a hacer amigos, unas relaciones que se profundizan cuando comenzamos a ir a la escuela.

Tal y como recuerda la periodista científica estadounidense Lydia Denworth en su libro Amistad: la evolución, biología y extraordinario poder del vínculo fundamental de la vida, durante nuestra etapa escolar nos suele resultar sencillo mantener amistades. Además, en la adolescencia nuestro cerebro se encuentra sintonizado al máximo para percibir señales sociales y conectar con otros. Como resultado, en esa etapa estamos especialmente interesados en la actividad social.

Al llegar a la etapa adulta, cuando el trabajo y los hijos entran en juego, nos resulta más complicado pasar tiempo con los amigos. Una relación que tendemos a retomar más tarde, cuando los hijos se independizan y el trabajo es menos exigente.

De cómo hayamos cuidado nuestras amistades durante todo ese tiempo dependerá en gran medida la calidad de nuestras relaciones cuando tengamos más tiempo libre y, por tanto, los beneficios que obtendremos de ellas. Unos beneficios que van mucho más allá del placer de tener a alguien con quien compartir una partida de dominó o una agradable charla: un estudio de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill (Estados Unidos) asegura que nuestras conexiones sociales son tan importantes para mantenernos saludables como hacer ejercicio o cuidar la alimentación a lo largo de nuestras vidas.

Salud en todas las etapas

Esta investigación fue la primera en relacionar nuestras interacciones sociales con mediciones concretas de bienestar físico, tales como el volumen abdominal o los niveles de inflamación o de tensión arterial. Todas ellas están ligadas a problemas de salud a largo plazo, como las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares o el cáncer. Se desarrolló a partir de otros estudios previos que demostraban cómo las personas mayores viven más cuantas más conexiones sociales mantengan.

El estudio demuestra que las relaciones sociales son capaces de reducir riesgos para la salud en cada etapa de la vida. De hecho, explica que el aislamiento social en la adolescencia aumenta el riesgo de inflamación en la misma medida que el sedentarismo. Por el contrario, la integración social protege a los jóvenes frente a la obesidad. En la vejez, el aislamiento resulta ser más dañino para la salud que otros problemas, como la diabetes.

Durante la etapa adulta, sin embargo, no se trata tanto de cuántos amigos tenemos, sino del apoyo que nos ofrecen, al menos en términos de salud. Así, los investigadores aseguran que, mientras en jóvenes y ancianos lo más importante es que estén integrados en redes sociales extensas, en las etapas intermedias lo que cuenta, más que la cantidad, es la calidad de las relaciones.

Otra revisión sobre distintas investigaciones relacionadas con la materia afirma que la magnitud de los efectos del aislamiento social sobre la salud es similar a la de otros factores de riesgo, como la hipertensión, la obesidad o incluso el tabaquismo.

Amistad y pandemia

Está claro que mantener nuestras relaciones de amistad es importante para nuestra salud. Esto es algo que debemos tener siempre presente, pero sobre todo en un momento en el que la pandemia de la COVID-19 ha modificado nuestras dinámicas habituales. De hecho, un informe publicado recientemente por la consultora McKinsey asegura que, en abril de este año, la proporción de europeos que aseguraban sentirse solos casi siempre prácticamente se triplicó.

Esta investigación muestra cómo el sentimiento de soledad era mayor en países en los que la confianza en las relaciones y la satisfacción con estas se encontraban ya antes en niveles bajos. Según la consultora, esto podría sugerir que el capital social —es decir, las redes de relaciones en las que se apoyan los ciudadanos— ha podido amortiguar el shock provocado por la pandemia en otros países.

No cabe duda: quien tiene un amigo tiene un tesoro. Por eso merece la pena cuidar las relaciones que vamos forjando a lo largo de nuestra vida. Nuestras amistades no son solo compañeras de camino, sino también una importante fuente de salud y bienestar que debemos preservar. Especialmente en los momentos difíciles.

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Ya lo decía Aristóteles: el hombre es un animal político. El filósofo griego recogió esta sentencia en su obra La política y no se refería exactamente a que todos llevemos un parlamentario dentro. Aludía, más bien, a la capacidad que tenemos los humanos para relacionarnos y vivir en sociedad. Somos gregarios y necesitamos a los demás para realizarnos. Por eso, la amistad es uno de los principales cimientos sobre los cuales construimos nuestra felicidad.

Tener —y mantener— amigos es tan importante para la humanidad que la ONU ha decidido celebrar el 30 de julio el Día Internacional de la Amistad. El organismo la considera como una de las manifestaciones fundamentales de la solidaridad, que es la que ayuda a los pueblos a hacer frente a enemigos comunes. Por ejemplo, el cambio climático, la pobreza o la enfermedad, cuya solución global buscan los países a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) formulados por la propia ONU.

A escala individual, la amistad ofrece beneficios similares: los amigos nos ayudan a afrontar y superar problemas, celebran con nosotros las alegrías y nos ofrecen consuelo cuando vienen mal dadas. Es tan beneficiosa su influencia que, sin saberlo, incluso nos ayudan a estar más sanos.

Biografía de la amistad

Nos relacionamos con los demás desde que nacemos. Primero, nuestros padres o cuidadores nos ayudan a salir adelante. Sin embargo, pronto empezamos a hacer amigos, unas relaciones que se profundizan cuando comenzamos a ir a la escuela.

Tal y como recuerda la periodista científica estadounidense Lydia Denworth en su libro Amistad: la evolución, biología y extraordinario poder del vínculo fundamental de la vida, durante nuestra etapa escolar nos suele resultar sencillo mantener amistades. Además, en la adolescencia nuestro cerebro se encuentra sintonizado al máximo para percibir señales sociales y conectar con otros. Como resultado, en esa etapa estamos especialmente interesados en la actividad social.

Al llegar a la etapa adulta, cuando el trabajo y los hijos entran en juego, nos resulta más complicado pasar tiempo con los amigos. Una relación que tendemos a retomar más tarde, cuando los hijos se independizan y el trabajo es menos exigente.

De cómo hayamos cuidado nuestras amistades durante todo ese tiempo dependerá en gran medida la calidad de nuestras relaciones cuando tengamos más tiempo libre y, por tanto, los beneficios que obtendremos de ellas. Unos beneficios que van mucho más allá del placer de tener a alguien con quien compartir una partida de dominó o una agradable charla: un estudio de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill (Estados Unidos) asegura que nuestras conexiones sociales son tan importantes para mantenernos saludables como hacer ejercicio o cuidar la alimentación a lo largo de nuestras vidas.

Salud en todas las etapas

Esta investigación fue la primera en relacionar nuestras interacciones sociales con mediciones concretas de bienestar físico, tales como el volumen abdominal o los niveles de inflamación o de tensión arterial. Todas ellas están ligadas a problemas de salud a largo plazo, como las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares o el cáncer. Se desarrolló a partir de otros estudios previos que demostraban cómo las personas mayores viven más cuantas más conexiones sociales mantengan.

El estudio demuestra que las relaciones sociales son capaces de reducir riesgos para la salud en cada etapa de la vida. De hecho, explica que el aislamiento social en la adolescencia aumenta el riesgo de inflamación en la misma medida que el sedentarismo. Por el contrario, la integración social protege a los jóvenes frente a la obesidad. En la vejez, el aislamiento resulta ser más dañino para la salud que otros problemas, como la diabetes.

Durante la etapa adulta, sin embargo, no se trata tanto de cuántos amigos tenemos, sino del apoyo que nos ofrecen, al menos en términos de salud. Así, los investigadores aseguran que, mientras en jóvenes y ancianos lo más importante es que estén integrados en redes sociales extensas, en las etapas intermedias lo que cuenta, más que la cantidad, es la calidad de las relaciones.

Otra revisión sobre distintas investigaciones relacionadas con la materia afirma que la magnitud de los efectos del aislamiento social sobre la salud es similar a la de otros factores de riesgo, como la hipertensión, la obesidad o incluso el tabaquismo.

Amistad y pandemia

Está claro que mantener nuestras relaciones de amistad es importante para nuestra salud. Esto es algo que debemos tener siempre presente, pero sobre todo en un momento en el que la pandemia de la COVID-19 ha modificado nuestras dinámicas habituales. De hecho, un informe publicado recientemente por la consultora McKinsey asegura que, en abril de este año, la proporción de europeos que aseguraban sentirse solos casi siempre prácticamente se triplicó.

Esta investigación muestra cómo el sentimiento de soledad era mayor en países en los que la confianza en las relaciones y la satisfacción con estas se encontraban ya antes en niveles bajos. Según la consultora, esto podría sugerir que el capital social —es decir, las redes de relaciones en las que se apoyan los ciudadanos— ha podido amortiguar el shock provocado por la pandemia en otros países.

No cabe duda: quien tiene un amigo tiene un tesoro. Por eso merece la pena cuidar las relaciones que vamos forjando a lo largo de nuestra vida. Nuestras amistades no son solo compañeras de camino, sino también una importante fuente de salud y bienestar que debemos preservar. Especialmente en los momentos difíciles.

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Voluntariado on-line: cómo ayudar (y dejarse ayudar) en cuarentena https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/voluntariado-online-como-ayudar-y-dejarse-ayudar-en-cuarentena/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/voluntariado-online-como-ayudar-y-dejarse-ayudar-en-cuarentena/#respond Fri, 27 Mar 2020 09:11:34 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=36916

Suele ser en las adversidades cuando el ser humano saca lo mejor de sí mismo. La historia está repleta de héroes y personajes ejemplares que dieron el do de pecho cuando la sociedad más lo necesitaba. Basta con repasar algunos nombres como los de Winston Churchill en la II Guerra Mundial, María Pita y su coraje para repeler las embestidas del corsario Drake o incluso San Roque y su lucha contra la peste. Cuando vienen mal dadas, es el momento de remangarse y ayudar a los demás. Sin embargo, ¿cómo hacerlo en tiempos de cuarentena? Resulta que el voluntariado on-line es una excelente iniciativa para ello.

La crisis del coronavirus ha hecho coincidir dos realidades de manera simultánea. Por un lado, la de colectivos vulnerables que acusan especialmente la situación de confinamiento, como enfermos, personas mayores, personas con discapacidad e incluso niños. Por el otro, miles de personas que se ven obligadas a permanecer en sus casas, pero que están deseando ayudarlas. En esta situación, Internet se ha convertido en el puente perfecto para unir a unas con otras.

Voluntariado contra la soledad

Precisamente la situación de aislamiento que deriva del estado de alarma, que restringe el movimiento de los ciudadanos, ha agravado algunos problemas que ya existían en la sociedad de manera poco visible. Uno de ellos es la soledad, especialmente en colectivos vulnerables.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que, en España, algo más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas. Además, existen 372.985 plazas en residencias de mayores, según el CSIC, de las cuales alrededor del 80% están ocupadas. El aislamiento por el estado de alarma pone a estas personas en una situación de riesgo. Al no poder salir a socializar o recibir visitas, se acentúa su soledad. Un problema que también afecta especialmente a personas con discapacidad y enfermos.

La situación actual también ha alterado la vida de otros muchos colectivos. Los cambios en las rutinas y el aislamiento pueden influir en el estado anímico de cualquier ciudadano. Es en este contexto donde el voluntariado on-line puede ayudar tanto a quien lo presta como a quien lo recibe. La clave para mantener a raya la soledad y sus efectos puede estar a golpe de clic.

Internet y voluntariado, la mezcla perfecta

La popularización de Internet llevó a la puesta en marcha de las primeras iniciativas de voluntariado on-line a mediados de los años 90. Fue entonces, en 1995, cuando Steve Glikbarg puso en marcha la plataforma Impact Online y utilizó por primera vez el término “voluntario virtual”.

La propia ONU ya advirtió el potencial que puede tener Internet para el voluntariado hace dos décadas. Fue entonces, en el año 2000, cuando puso en marcha su Programa Internacional de Voluntariado en Línea. Desde entonces, se han puesto en marcha cientos de iniciativas en todo el mundo por parte de todo tipo de organismos, compañías e instituciones.

La posibilidad de desarrollar labores de voluntariado on-line presenta una triple ventaja. Por un lado, ayuda a descargar de trabajo a muchos voluntarios que desarrollan su labor sobre el terreno. También tiene el potencial de llegar a múltiples personas en todo el mundo, lo que promueve la diversidad dentro de la propia actividad de voluntariado y amplía su accesibilidad a todo tipo de personas.

Además, es una excelente puerta de entrada para aquellas personas interesadas en desarrollar este tipo de labores altruistas. Una oportunidad que hoy es más pertinente que nunca, cuando millones de personas en todo el mundo permanecen en sus hogares para frenar la expansión del coronavirus.

De la idea a la acción

Precisamente la cuarentena ya ha dado lugar a varias iniciativas de voluntariado on-line que tratan de paliar sus efectos. Las hay vinculadas al voluntariado informal, que realizan directamente los ciudadanos, sin mediación de una organización formal que coordine su trabajo. También el voluntariado formal, que es el que organizan entidades no lucrativas, ha encontrado en internet un gran aliado para desarrollar su labor en estos tiempos.

Entre las iniciativas de voluntariado informal destaca la que protagonizan estudiantes universitarios, que se han organizado a través de las redes sociales para ayudar a alumnos de institutos que preparan la selectividad. La interrupción de las clases presenciales ha dejado a estos jóvenes en una posición complicada, en la que aclarar dudas o ampliar conocimientos no les resulta tan sencillo. Gracias a Internet y la colaboración desinteresada de estos voluntarios, podrán hacerlo más fácilmente.

Otras iniciativas nacidas a la sombra de la pandemia de coronavirus ponen en contacto a través de Internet a personas que necesitan ayuda con colaboradores dispuestos a prestársela. También otras plataformas ofrecen posibilidades de colaboración on-line cualificadas, como la actualización de páginas web o la creación de blogs para ONG.

La Asociación de Voluntarios de “la Caixa” también ha puesto en marcha acciones de voluntariado on-line diseñadas a la medida de las circunstancias que estamos viviendo. A través de su página web, ofrece la posibilidad de participar en distintas acciones a cualquier persona interesada en colaborar.

Entre las iniciativas destacan el envío de cartas o la realización de llamadas a mayores que viven en residencias y que se ven sometidas a aislamiento a causa de la crisis del coronavirus. El acompañamiento también se propone para personas mayores que viven solas.

También el contacto con personas con discapacidad, enfermos e incluso personal sanitario que pasan mucho tiempo en entornos cerrados y necesitan apoyo. Los niños, que también acusan de manera especial las desventajas del confinamiento, protagonizan otras actividades relacionadas con clases de refuerzo o entretenimiento. También ellos pueden participar como voluntarios elaborando grullas de papel a beneficio de una ONG.

El voluntariado on-line y a distancia puede marcar la diferencia para muchas personas, tanto voluntarios como beneficiarios. Hoy, más que nunca.

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Suele ser en las adversidades cuando el ser humano saca lo mejor de sí mismo. La historia está repleta de héroes y personajes ejemplares que dieron el do de pecho cuando la sociedad más lo necesitaba. Basta con repasar algunos nombres como los de Winston Churchill en la II Guerra Mundial, María Pita y su coraje para repeler las embestidas del corsario Drake o incluso San Roque y su lucha contra la peste. Cuando vienen mal dadas, es el momento de remangarse y ayudar a los demás. Sin embargo, ¿cómo hacerlo en tiempos de cuarentena? Resulta que el voluntariado on-line es una excelente iniciativa para ello.

La crisis del coronavirus ha hecho coincidir dos realidades de manera simultánea. Por un lado, la de colectivos vulnerables que acusan especialmente la situación de confinamiento, como enfermos, personas mayores, personas con discapacidad e incluso niños. Por el otro, miles de personas que se ven obligadas a permanecer en sus casas, pero que están deseando ayudarlas. En esta situación, Internet se ha convertido en el puente perfecto para unir a unas con otras.

Voluntariado contra la soledad

Precisamente la situación de aislamiento que deriva del estado de alarma, que restringe el movimiento de los ciudadanos, ha agravado algunos problemas que ya existían en la sociedad de manera poco visible. Uno de ellos es la soledad, especialmente en colectivos vulnerables.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que, en España, algo más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas. Además, existen 372.985 plazas en residencias de mayores, según el CSIC, de las cuales alrededor del 80% están ocupadas. El aislamiento por el estado de alarma pone a estas personas en una situación de riesgo. Al no poder salir a socializar o recibir visitas, se acentúa su soledad. Un problema que también afecta especialmente a personas con discapacidad y enfermos.

La situación actual también ha alterado la vida de otros muchos colectivos. Los cambios en las rutinas y el aislamiento pueden influir en el estado anímico de cualquier ciudadano. Es en este contexto donde el voluntariado on-line puede ayudar tanto a quien lo presta como a quien lo recibe. La clave para mantener a raya la soledad y sus efectos puede estar a golpe de clic.

Internet y voluntariado, la mezcla perfecta

La popularización de Internet llevó a la puesta en marcha de las primeras iniciativas de voluntariado on-line a mediados de los años 90. Fue entonces, en 1995, cuando Steve Glikbarg puso en marcha la plataforma Impact Online y utilizó por primera vez el término “voluntario virtual”.

La propia ONU ya advirtió el potencial que puede tener Internet para el voluntariado hace dos décadas. Fue entonces, en el año 2000, cuando puso en marcha su Programa Internacional de Voluntariado en Línea. Desde entonces, se han puesto en marcha cientos de iniciativas en todo el mundo por parte de todo tipo de organismos, compañías e instituciones.

La posibilidad de desarrollar labores de voluntariado on-line presenta una triple ventaja. Por un lado, ayuda a descargar de trabajo a muchos voluntarios que desarrollan su labor sobre el terreno. También tiene el potencial de llegar a múltiples personas en todo el mundo, lo que promueve la diversidad dentro de la propia actividad de voluntariado y amplía su accesibilidad a todo tipo de personas.

Además, es una excelente puerta de entrada para aquellas personas interesadas en desarrollar este tipo de labores altruistas. Una oportunidad que hoy es más pertinente que nunca, cuando millones de personas en todo el mundo permanecen en sus hogares para frenar la expansión del coronavirus.

De la idea a la acción

Precisamente la cuarentena ya ha dado lugar a varias iniciativas de voluntariado on-line que tratan de paliar sus efectos. Las hay vinculadas al voluntariado informal, que realizan directamente los ciudadanos, sin mediación de una organización formal que coordine su trabajo. También el voluntariado formal, que es el que organizan entidades no lucrativas, ha encontrado en internet un gran aliado para desarrollar su labor en estos tiempos.

Entre las iniciativas de voluntariado informal destaca la que protagonizan estudiantes universitarios, que se han organizado a través de las redes sociales para ayudar a alumnos de institutos que preparan la selectividad. La interrupción de las clases presenciales ha dejado a estos jóvenes en una posición complicada, en la que aclarar dudas o ampliar conocimientos no les resulta tan sencillo. Gracias a Internet y la colaboración desinteresada de estos voluntarios, podrán hacerlo más fácilmente.

Otras iniciativas nacidas a la sombra de la pandemia de coronavirus ponen en contacto a través de Internet a personas que necesitan ayuda con colaboradores dispuestos a prestársela. También otras plataformas ofrecen posibilidades de colaboración on-line cualificadas, como la actualización de páginas web o la creación de blogs para ONG.

La Asociación de Voluntarios de “la Caixa” también ha puesto en marcha acciones de voluntariado on-line diseñadas a la medida de las circunstancias que estamos viviendo. A través de su página web, ofrece la posibilidad de participar en distintas acciones a cualquier persona interesada en colaborar.

Entre las iniciativas destacan el envío de cartas o la realización de llamadas a mayores que viven en residencias y que se ven sometidas a aislamiento a causa de la crisis del coronavirus. El acompañamiento también se propone para personas mayores que viven solas.

También el contacto con personas con discapacidad, enfermos e incluso personal sanitario que pasan mucho tiempo en entornos cerrados y necesitan apoyo. Los niños, que también acusan de manera especial las desventajas del confinamiento, protagonizan otras actividades relacionadas con clases de refuerzo o entretenimiento. También ellos pueden participar como voluntarios elaborando grullas de papel a beneficio de una ONG.

El voluntariado on-line y a distancia puede marcar la diferencia para muchas personas, tanto voluntarios como beneficiarios. Hoy, más que nunca.

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