Trabajar por la igualdad no es un eslogan de moda o una cuestión que podamos delegar en los demás. La reducción de las desigualdades es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible enunciados por la ONU para alcanzar un futuro próspero para todos. También la igualdad de género ocupa una de estas metas, concretamente la número 5. Ambos objetivos son tan importantes, que esta organización los considera claves para el progreso de toda la sociedad.
Para avanzar en la necesaria igualdad entre las personas existen múltiples caminos. Los más conocidos tal vez sean los grandes acuerdos internacionales que promueven cambios en las legislaciones, las acciones de activismo o las reivindicaciones multitudinarias. Sin embargo, no son los únicos. De hecho, la manera de alcanzar una igualdad real pasa realmente por un cambio de actitud en cada persona.
Esto se debe a que nuestra manera de actuar puede ser contagiosa y provocar cambios en las personas con las que interactuamos. Los pequeños gestos cotidianos importan, y mucho. Todos podemos amplificar el efecto de las políticas de igualdad que promueven instituciones y empresas si asumimos pequeñas variaciones en nuestras acciones. Sobre todo ahora, cuando la pandemia de la COVID-19 ha revertido algunos de los avances logrados en los últimos años para reducir la brecha de género laboral y ha impactado en otros como el relacionado con las tareas domésticas.
Contribuir a la igualdad es cuestión de incorporar a nuestra vida algunos pequeños gestos, como veremos a continuación.