Han pasado décadas desde aquellos eventos, pero ahora la población concienciada no son “solamente” veinte millones de estadounidenses. Buena parte de los habitantes del planeta son conscientes de cómo sus acciones pueden perjudicar el total. De que estamos conectados a través de una fina capa de vida llamada biosfera, que hay que respetar, cuidar y preservar para las futuras generaciones.
Cuidar la Tierra puede ser tan sencillo como coger el autobús, utilizar el agua de casa para calmar la sed o instalar un toldo.
– Hacer uso del transporte público de masas.
El impacto per cápita de esta movilidad es muchas veces inferior a otros tipos de desplazamientos. También ayuda mucho sustituir los viajes en coche por desplazamientos en bicicleta o paseando, así como utilizar el tren en lugar del avión cuando sea posible.
– Beber agua del grifo.
En España, el agua del grifo tiene una calidad excelente gracias a la depuración urbana. Además de ser más barata que el agua embotellada, el agua del grifo no genera residuos.
– Consumir productos locales.
Si consumimos productos de proximidad al lugar donde residimos, evitamos muchas emisiones por transporte. En España, además, este transporte se efectúa principalmente mediante camiones (más contaminantes que el tren). Muchos de los alimentos que consumimos recorren miles de kilómetros antes de llegar a nuestra mesa.
– Instalar toldos y ventiladores en las viviendas.
Tras el uso del coche, la climatización del hogar es uno de los mayores gastos de energía que tenemos las familias. Para reducir este consumo, especialmente en verano, se aconseja instalar toldos en las fachadas soleadas y ventiladores de techo. Son baratos, fáciles de instalar y permiten reducir el consumo eléctrico de forma notable.
El Día de la Madre Tierra nos recuerda la importancia que tienen las pequeñas acciones diarias a la hora de cuidar la biosfera.