A la hora de desarrollar una estrategia ambiental, social y de gobierno corporativo es necesario tener en cuenta ocho cuestiones
1. Cambio climático: las empresas deben calcular cuánto contribuyen al calentamiento global y planear cómo limitar al máximo la emisión de gases de efecto invernadero sin que sus costes y servicios se resientan.
2. Recursos naturales: es necesario que las compañías conozcan hasta qué punto su actividad contribuye al estrés hídrico, cómo afectan sus actividades a los ecosistemas y comunidades locales donde operan, así como justificar y demostrar que hacen un uso lo más eficiente posible de las materias primas. Hay que tener en cuenta que la escasez de recursos naturales puede conllevar mayores impuestos por su uso y la volatilidad de precios.
3. Contaminación y desechos: hasta qué punto la actividad de la empresa está alineada con la implementación de una economía circular y de qué manera ha de adaptarse para adoptarla.
4. Oportunidades medioambientales: la propia sostenibilidad puede abrir puertas a las empresas relacionadas con el desarrollo de una tecnología limpia, la construcción verde y las energías renovables, todas ellas recogidas en el Pacto Verde Europeo.
5. Capital humano: considerado uno de los grandes activos de las compañías, es importante que las empresas sean eficientes y sostenibles en la gestión laboral, que velen por la salud y seguridad de sus profesionales y que contribuyan a su desarrollo.
6. Responsabilidad sobre el producto: las empresas deben hacerse cargo de los riesgos que entrañan sus productos y/o servicios para la salud y seguridad de los distintos grupos de interés, ya sean consumidores u otros. Es imprescindible que apuesten por la circularidad de los productos físicos y que cuiden la privacidad de los usuarios, especialmente en el entorno digital.
7. Activismo stakeholder: es importante conocer los riesgos que se podrían derivar de una oleada de activismo relacionada con los grupos de interés. Las corporaciones han de saber valorar sus aportaciones para convertirlas en oportunidades y mejorar la relación entre su forma de pensar, hacer y decir.
8. Gobierno y comportamiento corporativos: una empresa no podrá tener un impacto ambiental y social adecuado sin un gobierno y comportamiento corporativos sanos. Es vital que comprueben que la composición de la junta de accionistas refleje la diversidad, inclusión y sostenibilidad de la empresa, que sean transparentes en la rendición de cuentas y el pago de impuestos y que tengan un comportamiento ético.