> alimentación – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Comida reciclada: cómo acabar con el hambre y el desperdicio https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/comida-reciclada-como-acabar-con-el-hambre-y-el-desperdicio/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/comida-reciclada-como-acabar-con-el-hambre-y-el-desperdicio/#respond Thu, 14 Oct 2021 07:44:35 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=53158

En 2011, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) fundó SAVE FOOD, una iniciativa cuyo objetivo es reducir los millones de toneladas de alimentos que se pierden o desperdician cada año en el mundo. Este desperdicio representa un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano y equivale a una pérdida cercana al billón de dólares al año.

Frente a los datos del despilfarro podemos contraponer los números del hambre: cada año mueren 2,8 millones de niños por causas que tienen que ver con la desnutrición, según los datos de UNICEF de 2020.

España ocupa el séptimo puesto dentro de la Unión Europea en cuanto a desperdicio de alimentos se refiere: tiramos 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año. En el marco del primer debate multisectorial sobre el desperdicio de alimentos en España, organizado por la OCU en 2016, se comprobó que entre un 30 % y un 50 % de los alimentos comestibles acaban desechados. La mayoría de ellos se tiran sin haberlos siquiera cocinado (frutas, verduras, pan). En la cadena alimentaria, las pérdidas se desglosan en un desperdicio del 42 % del total en los hogares; en la fase de fabricación, el 39 %; en la restauración, el 14 % y en la distribución, el 5 %.

Cuando se desperdicia la comida no solo se despilfarran los alimentos, también se están causando un impacto negativo al producirse un gasto innecesario de recursos (materias primas, agua, energía) y un aumento de la contaminación derivada del proceso de producción y de distribución.

Iniciativas para evitar el desperdicio de alimentos

Sabemos que el cumplimiento de los ODS es un compromiso y una misión global a la que todos debemos contribuir, pero, además, se está viendo cómo pueden suponer oportunidades de negocio y la creación de nuevos nichos de mercado.

Así, últimamente han surgido varios proyectos empresariales que pretenden disminuir la pérdida de alimentos, dando al comercio o a la cadena de distribución que va a tirar un alimento aprovechable (por su fecha de caducidad o por no poder conservarlo) la oportunidad de obtener cierto beneficio económico, revendiéndolo a un precio asequible que aminore su pérdida.

Surgen así nuevas formas de consumo:

– Restaurantes de comida reciclada, como The Real Junk Food Project. Se abastecen de alimentos que son desechados diariamente por supermercados, hogares, restaurantes. Los cocineros y camareros son voluntarios, y el visitante no está obligado a pagar, por lo que deja la propina que considere conveniente.

Too Good to Go. App que ofrece packs de comida de establecimientos cercanos al domicilio del consumidor. Los packs son una sorpresa, puesto que deben estar compuestos por alimentos que han sobrado ese día en el establecimiento (a un precio rebajado). Con esta propuesta, los locales de restauración dan salida a los excedentes diarios y recuperan los costes, a la vez que los consumidores tienen acceso a probar platos nuevos y alimentos de calidad a un precio asequible.

Encantado de Comerte. App española, se diferencia de la anterior en que puede filtrarse por tipo de local y plato. Actualmente, su implantación se reduce a Madrid, Zaragoza, Logroño y Santiago de Compostela.

Food and Save. Similar a las anteriores, nació en las Islas Baleares y se ha ido extendiendo. Como peculiaridad, cabe resaltar que cada vez que se colabora con esta app, Food and Save realiza una donación a asociaciones locales.

Tapper. En esta app, los establecimientos dan salida a los alimentos que no podrán vender al día siguiente, mediante ofertas de última hora.

Nooddle. Se trata de una app distinta a las anteriores, que ofrece recetas de comida sana, ayuda a utilizar los alimentos que ya se tienen en casa, enseña a elaborar el menú semanal o la lista de la compra y da trucos para reducir el desperdicio de comida.

Consumo consciente o comprar con cabeza

La guerra al desperdicio llega de la mano de la filosofía Zero Waste, movimiento también conocido como «basura cero». En la cocina podemos practicar un consumo consciente, basado en la reutilización y el reciclaje, que contribuya a la descontaminación del ambiente, siguiendo algunas sencillas pautas:

– Comprar solo lo que necesitamos y conforme a una planificación previa.

– Congelar los productos, frescos o cocinados, antes de que se estropeen.

– Introducir en nuestra dieta más proteínas vegetales que suplan las que aportan la carne, ya que se trata de un producto cuya producción es muy contaminante.

– Practicar la compra semanal, que permite adquirir los productos que se van a mantener frescos en ese lapso temporal.

– Practicar cocina de aprovechamiento y reservar una comida o cena semanal para dar salida a los restos.

– Procurar utilizar envases sostenibles y reutilizables.

– Optar por productos frescos y de temporada frente a platos preparados o precocinados.

– Separar bien la basura.

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En 2011, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) fundó SAVE FOOD, una iniciativa cuyo objetivo es reducir los millones de toneladas de alimentos que se pierden o desperdician cada año en el mundo. Este desperdicio representa un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano y equivale a una pérdida cercana al billón de dólares al año.

Frente a los datos del despilfarro podemos contraponer los números del hambre: cada año mueren 2,8 millones de niños por causas que tienen que ver con la desnutrición, según los datos de UNICEF de 2020.

España ocupa el séptimo puesto dentro de la Unión Europea en cuanto a desperdicio de alimentos se refiere: tiramos 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año. En el marco del primer debate multisectorial sobre el desperdicio de alimentos en España, organizado por la OCU en 2016, se comprobó que entre un 30 % y un 50 % de los alimentos comestibles acaban desechados. La mayoría de ellos se tiran sin haberlos siquiera cocinado (frutas, verduras, pan). En la cadena alimentaria, las pérdidas se desglosan en un desperdicio del 42 % del total en los hogares; en la fase de fabricación, el 39 %; en la restauración, el 14 % y en la distribución, el 5 %.

Cuando se desperdicia la comida no solo se despilfarran los alimentos, también se están causando un impacto negativo al producirse un gasto innecesario de recursos (materias primas, agua, energía) y un aumento de la contaminación derivada del proceso de producción y de distribución.

Iniciativas para evitar el desperdicio de alimentos

Sabemos que el cumplimiento de los ODS es un compromiso y una misión global a la que todos debemos contribuir, pero, además, se está viendo cómo pueden suponer oportunidades de negocio y la creación de nuevos nichos de mercado.

Así, últimamente han surgido varios proyectos empresariales que pretenden disminuir la pérdida de alimentos, dando al comercio o a la cadena de distribución que va a tirar un alimento aprovechable (por su fecha de caducidad o por no poder conservarlo) la oportunidad de obtener cierto beneficio económico, revendiéndolo a un precio asequible que aminore su pérdida.

Surgen así nuevas formas de consumo:

– Restaurantes de comida reciclada, como The Real Junk Food Project. Se abastecen de alimentos que son desechados diariamente por supermercados, hogares, restaurantes. Los cocineros y camareros son voluntarios, y el visitante no está obligado a pagar, por lo que deja la propina que considere conveniente.

Too Good to Go. App que ofrece packs de comida de establecimientos cercanos al domicilio del consumidor. Los packs son una sorpresa, puesto que deben estar compuestos por alimentos que han sobrado ese día en el establecimiento (a un precio rebajado). Con esta propuesta, los locales de restauración dan salida a los excedentes diarios y recuperan los costes, a la vez que los consumidores tienen acceso a probar platos nuevos y alimentos de calidad a un precio asequible.

Encantado de Comerte. App española, se diferencia de la anterior en que puede filtrarse por tipo de local y plato. Actualmente, su implantación se reduce a Madrid, Zaragoza, Logroño y Santiago de Compostela.

Food and Save. Similar a las anteriores, nació en las Islas Baleares y se ha ido extendiendo. Como peculiaridad, cabe resaltar que cada vez que se colabora con esta app, Food and Save realiza una donación a asociaciones locales.

Tapper. En esta app, los establecimientos dan salida a los alimentos que no podrán vender al día siguiente, mediante ofertas de última hora.

Nooddle. Se trata de una app distinta a las anteriores, que ofrece recetas de comida sana, ayuda a utilizar los alimentos que ya se tienen en casa, enseña a elaborar el menú semanal o la lista de la compra y da trucos para reducir el desperdicio de comida.

Consumo consciente o comprar con cabeza

La guerra al desperdicio llega de la mano de la filosofía Zero Waste, movimiento también conocido como «basura cero». En la cocina podemos practicar un consumo consciente, basado en la reutilización y el reciclaje, que contribuya a la descontaminación del ambiente, siguiendo algunas sencillas pautas:

– Comprar solo lo que necesitamos y conforme a una planificación previa.

– Congelar los productos, frescos o cocinados, antes de que se estropeen.

– Introducir en nuestra dieta más proteínas vegetales que suplan las que aportan la carne, ya que se trata de un producto cuya producción es muy contaminante.

– Practicar la compra semanal, que permite adquirir los productos que se van a mantener frescos en ese lapso temporal.

– Practicar cocina de aprovechamiento y reservar una comida o cena semanal para dar salida a los restos.

– Procurar utilizar envases sostenibles y reutilizables.

– Optar por productos frescos y de temporada frente a platos preparados o precocinados.

– Separar bien la basura.

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El lado más humano de la impresión 3D https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/el-lado-mas-humano-de-la-impresion-3d/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/el-lado-mas-humano-de-la-impresion-3d/#respond Tue, 01 Jun 2021 06:19:31 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40600

¿Qué tienen en común una copa de plástico negro y un órgano humano? A simple vista podría costar ver la relación, salvo si pensamos en que ambos se pueden fabricar. Es entonces cuando damos con la respuesta: la impresión 3D.

Aunque parezca novedosa, esta técnica apareció en los años 80 del siglo pasado de la mano de Charles Hull, un ingeniero que patentó la primera máquina capaz de imprimir un objeto a partir de un modelo digital. Poco a poco, su uso fue extendiéndose en el sector industrial por el ahorro que suponía para la creación de prototipos y testeo de productos, y pronto llegó al sector de la medicina para mejorar la vida de las personas.

3D y salud

Desde piezas dentales hasta extremidades completas, la impresión 3D ha revolucionado el mercado de las prótesis debido a que su precio es sensiblemente inferior, su tiempo de producción es reducido y su diseño se adapta al usuario final.

La irrupción de la COVID-19 y su extensión a nivel mundial dio un nuevo impulso a esta tecnología, especialmente cuando surgió el movimiento “coronavirus makers”, en el que expertos y aficionados a la impresión 3D se unieron para diseñar viseras protectoras y hasta respiradores.

Uno de los últimos usos que se ha dado a esta tecnología en el campo de la medicina ha sido el diseño de prototipos para imprimir órganos humanos para trasplantes, que se sumaría a la creación de arterias artificiales, material biológico y medicamentos.

Dejando a un lado las cuestiones bioéticas, la realidad es que el nivel de compresión del funcionamiento del cuerpo humano que se puede obtener gracias a su recreación supondrá un salto abismal en esta ciencia y hay quienes ya afirman que el futuro de la medicina será impreso.

La construcción 3D

La impresión 3D también brinda muchas oportunidades al mundo de la construcción. En 2013, la empresa china WinSun consiguió imprimir 10 viviendas en tan solo 24 horas y, desde entonces, cada vez más compañías han visto las posibilidades de esta aplicación y se han subido al carro: producir casas más sostenibles, generando menos residuos, de manera más rápida, eficiente y a menor coste.

Esta tecnología, además, permite producir refugios seguros de forma rápida en zonas afectadas por catástrofes naturales cuyas vías de acceso se ven obstruidas. También permite mayor libertad creativa, como la del puente peatonal que construyó Acciona en Madrid en 2016, pionero en el mundo, que gozó de una libertad total de forma.

Las ventajas son numerosas y las posibilidades, inauditas. Tanto es así, que Dubái se ha propuesto, para 2025, lograr que una cuarta parte de sus edificios nuevos sean impresos, y convertirse así en líder mundial en impresión 3D para la construcción civil.

Usos domésticos

Todavía es pronto para ver una impresora 3D en cada hogar, pero ya se están investigando las posibilidades de estas técnicas que en un futuro próximo llegarán a todos los públicos.

Accesorios para el vestido o el calzado, bisutería o juguetes son algunos de los objetos que ya se han fabricado a través de impresoras 3D sin residuos, sin stock y adaptados completamente a las necesidades del consumidor final.

Estas ventajas se materializan también en la cocina, donde la impresión de alimentos puede paliar el desperdicio de productos y ayudar a conformar una dieta adecuada a las necesidades nutricionales de cada cual. Controlar el porcentaje de proteínas, excluir un alimento que produzca intolerancia, adecuar la textura en caso de dificultades en la mordida o, simplemente, lograr una forma más atractiva para los pequeños de la casa son algunas de las posibilidades que ofrece ya la impresión 3D de alimentos.

Apretar un botón y que salga una galleta con forma de dinosaurio que, en realidad, tiene el valor nutricional del brócoli parece ciencia ficción. Como lo parece el poder ver los moáis de Isla de Pascua en la sierra de Gredos o el disponer, mañana mismo, de un brazo de titanio. Pero, como sucedió con la obra de Julio Verne, imaginar lo imposible solo es el primer paso para hacerlo realidad. Un día no muy lejano nos parecerá que la impresión 3D siempre estuvo ahí, como los coches, como los ordenadores, como la fregona. ¿Alguien se acuerda de cómo eran los zapatos cuando no salían de una impresora?

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¿Qué tienen en común una copa de plástico negro y un órgano humano? A simple vista podría costar ver la relación, salvo si pensamos en que ambos se pueden fabricar. Es entonces cuando damos con la respuesta: la impresión 3D.

Aunque parezca novedosa, esta técnica apareció en los años 80 del siglo pasado de la mano de Charles Hull, un ingeniero que patentó la primera máquina capaz de imprimir un objeto a partir de un modelo digital. Poco a poco, su uso fue extendiéndose en el sector industrial por el ahorro que suponía para la creación de prototipos y testeo de productos, y pronto llegó al sector de la medicina para mejorar la vida de las personas.

3D y salud

Desde piezas dentales hasta extremidades completas, la impresión 3D ha revolucionado el mercado de las prótesis debido a que su precio es sensiblemente inferior, su tiempo de producción es reducido y su diseño se adapta al usuario final.

La irrupción de la COVID-19 y su extensión a nivel mundial dio un nuevo impulso a esta tecnología, especialmente cuando surgió el movimiento “coronavirus makers”, en el que expertos y aficionados a la impresión 3D se unieron para diseñar viseras protectoras y hasta respiradores.

Uno de los últimos usos que se ha dado a esta tecnología en el campo de la medicina ha sido el diseño de prototipos para imprimir órganos humanos para trasplantes, que se sumaría a la creación de arterias artificiales, material biológico y medicamentos.

Dejando a un lado las cuestiones bioéticas, la realidad es que el nivel de compresión del funcionamiento del cuerpo humano que se puede obtener gracias a su recreación supondrá un salto abismal en esta ciencia y hay quienes ya afirman que el futuro de la medicina será impreso.

La construcción 3D

La impresión 3D también brinda muchas oportunidades al mundo de la construcción. En 2013, la empresa china WinSun consiguió imprimir 10 viviendas en tan solo 24 horas y, desde entonces, cada vez más compañías han visto las posibilidades de esta aplicación y se han subido al carro: producir casas más sostenibles, generando menos residuos, de manera más rápida, eficiente y a menor coste.

Esta tecnología, además, permite producir refugios seguros de forma rápida en zonas afectadas por catástrofes naturales cuyas vías de acceso se ven obstruidas. También permite mayor libertad creativa, como la del puente peatonal que construyó Acciona en Madrid en 2016, pionero en el mundo, que gozó de una libertad total de forma.

Las ventajas son numerosas y las posibilidades, inauditas. Tanto es así, que Dubái se ha propuesto, para 2025, lograr que una cuarta parte de sus edificios nuevos sean impresos, y convertirse así en líder mundial en impresión 3D para la construcción civil.

Usos domésticos

Todavía es pronto para ver una impresora 3D en cada hogar, pero ya se están investigando las posibilidades de estas técnicas que en un futuro próximo llegarán a todos los públicos.

Accesorios para el vestido o el calzado, bisutería o juguetes son algunos de los objetos que ya se han fabricado a través de impresoras 3D sin residuos, sin stock y adaptados completamente a las necesidades del consumidor final.

Estas ventajas se materializan también en la cocina, donde la impresión de alimentos puede paliar el desperdicio de productos y ayudar a conformar una dieta adecuada a las necesidades nutricionales de cada cual. Controlar el porcentaje de proteínas, excluir un alimento que produzca intolerancia, adecuar la textura en caso de dificultades en la mordida o, simplemente, lograr una forma más atractiva para los pequeños de la casa son algunas de las posibilidades que ofrece ya la impresión 3D de alimentos.

Apretar un botón y que salga una galleta con forma de dinosaurio que, en realidad, tiene el valor nutricional del brócoli parece ciencia ficción. Como lo parece el poder ver los moáis de Isla de Pascua en la sierra de Gredos o el disponer, mañana mismo, de un brazo de titanio. Pero, como sucedió con la obra de Julio Verne, imaginar lo imposible solo es el primer paso para hacerlo realidad. Un día no muy lejano nos parecerá que la impresión 3D siempre estuvo ahí, como los coches, como los ordenadores, como la fregona. ¿Alguien se acuerda de cómo eran los zapatos cuando no salían de una impresora?

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Aeroponía: el cultivo vertical que no consume suelo https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aeroponia-el-cultivo-vertical-que-no-consume-suelo/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aeroponia-el-cultivo-vertical-que-no-consume-suelo/#respond Thu, 27 May 2021 07:30:10 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40572

Alimentar a una creciente población planetaria es una labor compleja, si bien es cierto que cada década disponemos de nuevas herramientas tecnológicas a nuestra disposición. Innovaciones como la tecnología CRISPR/Cas9 de edición genética o la robotización de los cultivos son algunas de ellas, junto al cultivo vertical por aeroponía, un tipo de agricultura con un consumo de suelo prácticamente nulo.

Poner fin al hambre, un complejo reto global

El primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) perseguía “erradicar la pobreza extrema y el hambre”. Si bien es cierto que se logró la meta primera de este objetivo —reducir a la mitad la proporción de personas con ingresos inferiores a un dólar por día— cinco años antes de lo previsto, acabar con el hambre sigue siendo un propósito complejo.

Según los informes de la ONU respecto al que ahora se ha convertido en segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (“hambre cero”), de 2015 a 2019 se han logrado metas nada desdeñables, como una reducción mundial de la malnutrición infantil, que ha pasado del 23,1 % al 21,3 %. Esto supone un récord en velocidad: en cinco años se ha avanzado en países en desarrollo lo que a los desarrollados les costó muchas décadas.

Sin embargo, según la FAO, el aumento del número de tierras de cultivo está impactando negativamente en la calidad de los suelos, y el hecho de que el cambio climático lleve décadas haciendo los cultivos menos productivos implica que se necesitan nuevas herramientas para garantizar el hambre cero. El uso de la aeroponía junto a los lugares de consumo surge como una herramienta muy interesante en este sentido.

¿Qué es la aeroponía y por qué resulta interesante?

Desde hace siglos, culturas de varias regiones del mundo, como los romanos del siglo I a.C. o los aztecas (chinampas) del XVI, se dieron cuenta de que podían cultivar diluyendo nutrientes en el terreno. Técnicas más modernas de este método de cultivo, hoy llamado hidroponía, consisten en hacer crecer las plantas en soluciones acuosas de alta concentración de nutrientes sin utilizar suelo.

La aeroponía recoge estos principios de cultivo sin suelo pero va un paso más allá: en lugar de diluir nutrientes en el agua, y sumergir en ella las raíces, en la aeroponía las raíces de las plantas se encuentran al descubierto y sobre ellas se vaporizan los nutrientes, reduciendo los insumos de forma considerable.

Los nutrientes, nebulizados, penetran mucho mejor en las raíces que si estas estuvieran dentro de la tierra o el medio acuoso, al contar con más oxígeno. Significa que la planta necesita menos recursos para crecer al reducir su coste metabólico. Se estima que estos cultivos emplean una décima parte del agua respecto a los cultivos tradicionales sobre suelo, especialmente en interior.

Ventajas de la aeroponía de interior

Tanto los cultivos tradicionales como los intensivos, los ecológicos o los basados en organismos modificados genéticamente cultivados en el campo hacen uso de suelo. Esto significa que necesitan una cantidad de espacio importante que, si no se gestiona adecuadamente, puede desplazar o destruir ecosistemas completos. Es muy conocido el avance de los campos de cultivo de soja que están devastando la selva amazónica.

La aeroponía de interior, llamada también cultivo bajo techo o cultivo vertical, presenta ciertas ventajas que pueden ayudar a mitigar este problema:

– No hace uso de pesticidas, ni naturales ni artificiales, al no poder entrar los patógenos o animales en estas condiciones de laboratorio.
– La energía usada es mínima comparada con la de otros cultivos. Destaca el cultivo de lechugas y otras herbáceas.
– No se ven afectados por el clima, ni son susceptibles a heladas, tornados, riadas ni ninguna otra adversidad.
– El ahorro de agua y nutrientes es considerable respecto a otras técnicas.
– Evita el desplazamiento de especies de muchos entornos, al aprovechar la construcción en altura.
– Facilita el cultivo cerca de los lugares de consumo, lo que implica menos emisiones de carbono en su traslado.

Cultivo vertical, un ahorro de emisiones considerable

Junto a la estabilidad de ser independientes del clima o de las plagas, permitir el cultivo junto a los lugares de consumo como las ciudades es una de las mayores ventajas de la aeroponía. En 2019 apenas el 16,2 % de la población española vivía en el campo y casi toda ella lo hacía en entornos urbanizados. Algunos pronósticos de la ONU estiman que, en 2035, un tercio de los españoles vivirá en grandes ciudades. Una tendencia que puede influir sobre la extensión de las técnicas de cultivo vertical.

Esto se debe a que alimentar a las ciudades exclusivamente con los sistemas agrícolas actuales apenas es sostenible. Los alimentos llegan a recorrer miles de kilómetros del cultivo al plato —los cereales cerca de 3.000 km, y las legumbres y frutas, 6.500 km. Sin embargo, la agricultura vertical aeropónica favorece el necesario cultivo de proximidad.

La “comida de kilómetro 0”, cultivada en un radio cercano de pocos cientos de kilómetros del lugar de consumo, se está popularizando cada vez más. Gracias a la aeroponía, las ciudades del futuro podrían contar con el apoyo de una fuente más de suministro sostenible de alimentos de calidad.

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Alimentar a una creciente población planetaria es una labor compleja, si bien es cierto que cada década disponemos de nuevas herramientas tecnológicas a nuestra disposición. Innovaciones como la tecnología CRISPR/Cas9 de edición genética o la robotización de los cultivos son algunas de ellas, junto al cultivo vertical por aeroponía, un tipo de agricultura con un consumo de suelo prácticamente nulo.

Poner fin al hambre, un complejo reto global

El primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) perseguía “erradicar la pobreza extrema y el hambre”. Si bien es cierto que se logró la meta primera de este objetivo —reducir a la mitad la proporción de personas con ingresos inferiores a un dólar por día— cinco años antes de lo previsto, acabar con el hambre sigue siendo un propósito complejo.

Según los informes de la ONU respecto al que ahora se ha convertido en segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (“hambre cero”), de 2015 a 2019 se han logrado metas nada desdeñables, como una reducción mundial de la malnutrición infantil, que ha pasado del 23,1 % al 21,3 %. Esto supone un récord en velocidad: en cinco años se ha avanzado en países en desarrollo lo que a los desarrollados les costó muchas décadas.

Sin embargo, según la FAO, el aumento del número de tierras de cultivo está impactando negativamente en la calidad de los suelos, y el hecho de que el cambio climático lleve décadas haciendo los cultivos menos productivos implica que se necesitan nuevas herramientas para garantizar el hambre cero. El uso de la aeroponía junto a los lugares de consumo surge como una herramienta muy interesante en este sentido.

¿Qué es la aeroponía y por qué resulta interesante?

Desde hace siglos, culturas de varias regiones del mundo, como los romanos del siglo I a.C. o los aztecas (chinampas) del XVI, se dieron cuenta de que podían cultivar diluyendo nutrientes en el terreno. Técnicas más modernas de este método de cultivo, hoy llamado hidroponía, consisten en hacer crecer las plantas en soluciones acuosas de alta concentración de nutrientes sin utilizar suelo.

La aeroponía recoge estos principios de cultivo sin suelo pero va un paso más allá: en lugar de diluir nutrientes en el agua, y sumergir en ella las raíces, en la aeroponía las raíces de las plantas se encuentran al descubierto y sobre ellas se vaporizan los nutrientes, reduciendo los insumos de forma considerable.

Los nutrientes, nebulizados, penetran mucho mejor en las raíces que si estas estuvieran dentro de la tierra o el medio acuoso, al contar con más oxígeno. Significa que la planta necesita menos recursos para crecer al reducir su coste metabólico. Se estima que estos cultivos emplean una décima parte del agua respecto a los cultivos tradicionales sobre suelo, especialmente en interior.

Ventajas de la aeroponía de interior

Tanto los cultivos tradicionales como los intensivos, los ecológicos o los basados en organismos modificados genéticamente cultivados en el campo hacen uso de suelo. Esto significa que necesitan una cantidad de espacio importante que, si no se gestiona adecuadamente, puede desplazar o destruir ecosistemas completos. Es muy conocido el avance de los campos de cultivo de soja que están devastando la selva amazónica.

La aeroponía de interior, llamada también cultivo bajo techo o cultivo vertical, presenta ciertas ventajas que pueden ayudar a mitigar este problema:

– No hace uso de pesticidas, ni naturales ni artificiales, al no poder entrar los patógenos o animales en estas condiciones de laboratorio.
– La energía usada es mínima comparada con la de otros cultivos. Destaca el cultivo de lechugas y otras herbáceas.
– No se ven afectados por el clima, ni son susceptibles a heladas, tornados, riadas ni ninguna otra adversidad.
– El ahorro de agua y nutrientes es considerable respecto a otras técnicas.
– Evita el desplazamiento de especies de muchos entornos, al aprovechar la construcción en altura.
– Facilita el cultivo cerca de los lugares de consumo, lo que implica menos emisiones de carbono en su traslado.

Cultivo vertical, un ahorro de emisiones considerable

Junto a la estabilidad de ser independientes del clima o de las plagas, permitir el cultivo junto a los lugares de consumo como las ciudades es una de las mayores ventajas de la aeroponía. En 2019 apenas el 16,2 % de la población española vivía en el campo y casi toda ella lo hacía en entornos urbanizados. Algunos pronósticos de la ONU estiman que, en 2035, un tercio de los españoles vivirá en grandes ciudades. Una tendencia que puede influir sobre la extensión de las técnicas de cultivo vertical.

Esto se debe a que alimentar a las ciudades exclusivamente con los sistemas agrícolas actuales apenas es sostenible. Los alimentos llegan a recorrer miles de kilómetros del cultivo al plato —los cereales cerca de 3.000 km, y las legumbres y frutas, 6.500 km. Sin embargo, la agricultura vertical aeropónica favorece el necesario cultivo de proximidad.

La “comida de kilómetro 0”, cultivada en un radio cercano de pocos cientos de kilómetros del lugar de consumo, se está popularizando cada vez más. Gracias a la aeroponía, las ciudades del futuro podrían contar con el apoyo de una fuente más de suministro sostenible de alimentos de calidad.

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Carne vegetal para salvar el planeta https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/carne-vegetal-para-salvar-el-planeta/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/carne-vegetal-para-salvar-el-planeta/#respond Tue, 21 Jul 2020 06:48:40 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38024

Carne que sabe a carne, pero con un origen 100% vegetal. Así son los productos que ofrece Heura Foods, la start-up ganadora de la fase sectorial en la categoría Agro Food de los Premios EmprendedorXXI. Su carne vegetal, sostenible y nutritiva, aporta proteínas con un impacto positivo para reducir el impacto que tiene la ganadería sobre el medio ambiente y la sociedad. Marc Coloma, CEO y cofundador de la empresa, nos cuenta sus ventajas.

¿Qué buscáis conseguir con Heura Foods?

Estamos impulsando el futuro de la carne. Una carne que sea sostenible y permita alimentar a todo el mundo. Hoy, la ganadería es la industria que más contribuye al cambio climático. Lo que nosotros hacemos es alinear la gastronomía y nuestras tradiciones, aportando la carne que tanto nos gusta, pero con un origen 100% vegetal.

¿Cómo surgió la idea de poner en marcha la empresa?

Los fundadores de Heura Foods venimos del activismo social y medioambiental. De tratar de concienciar y educar sobre un cambio de paradigma más sostenible y justo. Llegó un momento en nuestras vidas en que sentimos que la mejor forma de cambiar el sistema era proponer uno nuevo en el que todo el mundo ganara.

Cambiamos de coche cada siete años, votamos cada cuatro, pero comemos de tres a cinco veces al día. Faltaban opciones en los supermercados que alinearan lo que nos gusta con nuestros valores. De ahí salió Heura Foods, de generar carne alineada con los valores del siglo XXI.

La pandemia de la COVID-19 ha alterado casi todos los sectores económicos. ¿Cómo ha afectado a una empresa como la vuestra?

La pandemia ha sido un punto de inflexión para todos, especialmente para nuestros clientes de restauración. Esto nos ha impactado mucho. Sin embargo, creemos que han surgido también oportunidades de esta situación. Hemos visto que esta crisis ha generado que mucha gente se cuestione su manera de comer. Y también que muchas personas hayan empezado a añadir en sus cestas de la compra las proteínas vegetales.

La carne vegetal es tendencia en todo el mundo, aunque tiende a asociarse exclusivamente con determinados sectores de la población. ¿Qué puede encontrar el consumidor medio en vuestra propuesta?

Hasta ahora, la proteína vegetal se percibía como una opción en la que se renunciaba a sabor y experiencia. Nosotros nacimos para dinamitar este concepto y traer opciones que permitan no renunciar a nada, al mismo tiempo que se obtienen todos los beneficios.

En el plano medioambiental, ¿cómo puede ayudar la producción y el consumo de carne vegetal a la preservación del planeta?

La magnitud del impacto de la ganadería en el medio ambiente es impresionante. El 30% de la superficie terrestre libre de hielo se dedica a esta actividad, así como el 77% de la producción agrícola. Sin embargo, su eficiencia es muy baja. Con la misma cantidad de legumbres, podemos optar entre alimentar a toda Europa con carne de vaca o a cuatro veces la población total de la tierra con los productos de Heura Foods.

Además, el ahorro de agua y de tierra es mucho mayor en el caso de la carne vegetal. Si comparamos un paquete de hamburguesas de Heura Foods con uno de hamburguesas de ternera, el ahorro es de 53 duchas.

En cuanto al aspecto nutritivo, ¿qué impacto puede llegar a tener la carne vegetal sobre la sociedad?

Actualmente, en la Tierra muere más gente por obesidad que por hambre. Y Heura es una solución a los dos problemas. Por un lado, por su eficiencia. Y, por otro, hablamos de proteínas con porcentajes de grasas y calorías muy bajos, pero con una gran cantidad de fibra. Son proteínas mucho más saludables que las de origen animal y que puedes comer cada día. Nuestros productos están considerados como excelentes en la app Yuca, mientras que en MyRealFood están catalogados como un buen procesado.

Dentro de la propia categoría de carnes vegetales, ¿cuáles son las ventajas diferenciales que aportan los productos de Heura Foods?, ¿en qué sentido habéis innovado dentro del sector?

Algo que nos diferencia en nuestro sector es nuestro origen. Nacemos en el Mediterráneo. En España nos encanta comer y el enfoque culinario que damos a nuestros productos es totalmente distintivo. Incluso hay carniceros que, cuando los prueban, creen que comen carne.

Además, estamos avanzando nutricionalmente, consiguiendo innovar en el campo de los lípidos para conseguir productos muy jugosos con muy poca cantidad de grasa, creada a partir de aceite de oliva virgen extra.

En cuanto a la nueva normalidad que se plantea por la crisis del coronavirus, ¿qué papel crees que puede tener el consumo de vuestros productos en esa nueva realidad?

Al final, la carne vegetal es como una navaja suiza porque resuelve muchos problemas y preocupaciones que tienen los ciudadanos. Hay gente de más edad que está empezando a comer carne vegetal porque es mucho mejor para su salud, mientras que gente muy joven, concienciada sobre el medio ambiente y los animales, siente que esta es la opción correcta que debe elegir. La crisis de la COVID-19 está acelerando toda esta tendencia, que ya es imparable.

¿Cuáles son vuestros planes de futuro?

En Heura queremos evolucionar el lineal de la carnicería para revolucionar el futuro del planeta. Así que nos estamos centrando en generar un rango de productos que incluyan aquellos que más aman los consumidores y hacerlo en un formato de carne animal, pero con origen 100% vegetal.

Nuestra intención es que estos productos lleguen al máximo número de países posible, mientras concienciamos sobre el impacto de la ganadería y la solución que supone la carne vegetal.

¿Qué ha supuesto para vosotros haber ganado la fase sectorial de los Premios EmprendedorXXI?

Los Premios EmprendedorXXI nos han ayudado a que nuestro proyecto ganara visibilidad y a que mucha gente que no conocía lo que Heura Foods aporta a la sociedad pueda hacerlo ahora. Es genial todo el apoyo que recibimos de CaixaBank y estamos muy agradecidos por ello. Recibir un reconocimiento así es una sensación brutal, por el reconocimiento que ha supuesto a todo el trabajo que hemos desarrollado como equipo. Es algo impresionante.

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Carne que sabe a carne, pero con un origen 100% vegetal. Así son los productos que ofrece Heura Foods, la start-up ganadora de la fase sectorial en la categoría Agro Food de los Premios EmprendedorXXI. Su carne vegetal, sostenible y nutritiva, aporta proteínas con un impacto positivo para reducir el impacto que tiene la ganadería sobre el medio ambiente y la sociedad. Marc Coloma, CEO y cofundador de la empresa, nos cuenta sus ventajas.

¿Qué buscáis conseguir con Heura Foods?

Estamos impulsando el futuro de la carne. Una carne que sea sostenible y permita alimentar a todo el mundo. Hoy, la ganadería es la industria que más contribuye al cambio climático. Lo que nosotros hacemos es alinear la gastronomía y nuestras tradiciones, aportando la carne que tanto nos gusta, pero con un origen 100% vegetal.

¿Cómo surgió la idea de poner en marcha la empresa?

Los fundadores de Heura Foods venimos del activismo social y medioambiental. De tratar de concienciar y educar sobre un cambio de paradigma más sostenible y justo. Llegó un momento en nuestras vidas en que sentimos que la mejor forma de cambiar el sistema era proponer uno nuevo en el que todo el mundo ganara.

Cambiamos de coche cada siete años, votamos cada cuatro, pero comemos de tres a cinco veces al día. Faltaban opciones en los supermercados que alinearan lo que nos gusta con nuestros valores. De ahí salió Heura Foods, de generar carne alineada con los valores del siglo XXI.

La pandemia de la COVID-19 ha alterado casi todos los sectores económicos. ¿Cómo ha afectado a una empresa como la vuestra?

La pandemia ha sido un punto de inflexión para todos, especialmente para nuestros clientes de restauración. Esto nos ha impactado mucho. Sin embargo, creemos que han surgido también oportunidades de esta situación. Hemos visto que esta crisis ha generado que mucha gente se cuestione su manera de comer. Y también que muchas personas hayan empezado a añadir en sus cestas de la compra las proteínas vegetales.

La carne vegetal es tendencia en todo el mundo, aunque tiende a asociarse exclusivamente con determinados sectores de la población. ¿Qué puede encontrar el consumidor medio en vuestra propuesta?

Hasta ahora, la proteína vegetal se percibía como una opción en la que se renunciaba a sabor y experiencia. Nosotros nacimos para dinamitar este concepto y traer opciones que permitan no renunciar a nada, al mismo tiempo que se obtienen todos los beneficios.

En el plano medioambiental, ¿cómo puede ayudar la producción y el consumo de carne vegetal a la preservación del planeta?

La magnitud del impacto de la ganadería en el medio ambiente es impresionante. El 30% de la superficie terrestre libre de hielo se dedica a esta actividad, así como el 77% de la producción agrícola. Sin embargo, su eficiencia es muy baja. Con la misma cantidad de legumbres, podemos optar entre alimentar a toda Europa con carne de vaca o a cuatro veces la población total de la tierra con los productos de Heura Foods.

Además, el ahorro de agua y de tierra es mucho mayor en el caso de la carne vegetal. Si comparamos un paquete de hamburguesas de Heura Foods con uno de hamburguesas de ternera, el ahorro es de 53 duchas.

En cuanto al aspecto nutritivo, ¿qué impacto puede llegar a tener la carne vegetal sobre la sociedad?

Actualmente, en la Tierra muere más gente por obesidad que por hambre. Y Heura es una solución a los dos problemas. Por un lado, por su eficiencia. Y, por otro, hablamos de proteínas con porcentajes de grasas y calorías muy bajos, pero con una gran cantidad de fibra. Son proteínas mucho más saludables que las de origen animal y que puedes comer cada día. Nuestros productos están considerados como excelentes en la app Yuca, mientras que en MyRealFood están catalogados como un buen procesado.

Dentro de la propia categoría de carnes vegetales, ¿cuáles son las ventajas diferenciales que aportan los productos de Heura Foods?, ¿en qué sentido habéis innovado dentro del sector?

Algo que nos diferencia en nuestro sector es nuestro origen. Nacemos en el Mediterráneo. En España nos encanta comer y el enfoque culinario que damos a nuestros productos es totalmente distintivo. Incluso hay carniceros que, cuando los prueban, creen que comen carne.

Además, estamos avanzando nutricionalmente, consiguiendo innovar en el campo de los lípidos para conseguir productos muy jugosos con muy poca cantidad de grasa, creada a partir de aceite de oliva virgen extra.

En cuanto a la nueva normalidad que se plantea por la crisis del coronavirus, ¿qué papel crees que puede tener el consumo de vuestros productos en esa nueva realidad?

Al final, la carne vegetal es como una navaja suiza porque resuelve muchos problemas y preocupaciones que tienen los ciudadanos. Hay gente de más edad que está empezando a comer carne vegetal porque es mucho mejor para su salud, mientras que gente muy joven, concienciada sobre el medio ambiente y los animales, siente que esta es la opción correcta que debe elegir. La crisis de la COVID-19 está acelerando toda esta tendencia, que ya es imparable.

¿Cuáles son vuestros planes de futuro?

En Heura queremos evolucionar el lineal de la carnicería para revolucionar el futuro del planeta. Así que nos estamos centrando en generar un rango de productos que incluyan aquellos que más aman los consumidores y hacerlo en un formato de carne animal, pero con origen 100% vegetal.

Nuestra intención es que estos productos lleguen al máximo número de países posible, mientras concienciamos sobre el impacto de la ganadería y la solución que supone la carne vegetal.

¿Qué ha supuesto para vosotros haber ganado la fase sectorial de los Premios EmprendedorXXI?

Los Premios EmprendedorXXI nos han ayudado a que nuestro proyecto ganara visibilidad y a que mucha gente que no conocía lo que Heura Foods aporta a la sociedad pueda hacerlo ahora. Es genial todo el apoyo que recibimos de CaixaBank y estamos muy agradecidos por ello. Recibir un reconocimiento así es una sensación brutal, por el reconocimiento que ha supuesto a todo el trabajo que hemos desarrollado como equipo. Es algo impresionante.

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Desertificación: llegó la hora de mirar al suelo https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/desertificacion-llego-la-hora-de-mirar-al-suelo/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/desertificacion-llego-la-hora-de-mirar-al-suelo/#respond Thu, 18 Jun 2020 06:38:07 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=37584

Cada vez que nos preocupamos por la sequía, los humanos tendemos a mirar al cielo. Es natural, ya que su solución suele proceder de allí en forma de nubes negras. Sin embargo, cuando el agua escasea, rara vez dirigimos nuestra mirada al suelo. Y deberíamos hacerlo, ya que es allí donde esa carencia provoca las consecuencias más desastrosas. De hecho, la ONU celebra cada año el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, dos fenómenos que tienen mucho que ver y que provocan más muertes y desplazamientos humanos que cualquier otro desastre natural.

En qué consiste la desertificación

También ocurre que cuando nos preocupamos por la desertificación solemos hacerlo de manera parcial. Lo más habitual es que nos imaginemos el desierto del Sahara avanzando hasta inundar países enteros. Y no se trata exactamente de eso.

Según la definición de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), este fenómeno consiste en la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.

Esto quiere decir, básicamente, que no es que los desiertos avancen, sino más bien que los suelos de esas zonas se degradan por efecto del cambio climático y de un sistema de explotación insostenible que agota los nutrientes del suelo y los acuíferos subterráneos.

En España, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, dos tercios del territorio pertenecen a las categorías de áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, por lo que se encuentran potencialmente afectadas por este fenómeno.

Desertificación: una amenaza compleja

La desertificación es una amenaza que no tiene una solución sencilla. Basta con echar un vistazo al entorno en el que suele producirse para darse cuenta de su complejidad.

El caso es que hay unos 2.000 millones de personas en el mundo cuya alimentación depende precisamente de los ecosistemas de las zonas secas. Aunque las tierras de esas áreas son terrenos de poca productividad, es necesario trabajarlas para mantener a toda esa población, pero su explotación intensiva degrada rápidamente los suelos. Cuando ya no pueden dar más sustento a la población, esas tierras son abandonadas y contribuyen a las migraciones de las zonas rurales a las ciudades.

Más en concreto, las principales causas por las que se produce el fenómeno de la desertificación son especialmente tres: la desaparición de la cubierta vegetal que mantiene la capa fértil del suelo debido a la tala de árboles y arbustos; el sobrepastoreo, que impide la regeneración de las plantas al ritmo que son consumidas por los animales, que a su vez destruyen las capas superiores del suelo con sus pisadas; y la agricultura intensiva, que agota los nutrientes del suelo. También otras actividades, como la minería, pueden influir en la desertificación.

Para acabar de complicar las cosas, el viento y el agua torrencial también contribuyen a la desertificación porque arrastran la capa superficial de suelo fértil. Todos estos factores combinados y repetidos en el tiempo acaban por convertir lo que antes era tierra seca en un desierto.

En el caso español, problemas como los repetidos incendios, la extrema variabilidad de las lluvias, un relieve desigual con laderas escarpadas y paisajes muy diversificados, o la sobreexplotación de acuíferos, agravan este proceso.

Qué podemos hacer contra la desertificación

La respuesta que buscan desde hace años los distintos organismos internacionales para combatir la desertificación tiene mucho que ver con la sostenibilidad. De hecho, el Día Mundial de la Desertificación y la Sequía de este año se centra en promover un cambio en la manera que tenemos de producir y consumir hacia patrones que sean más sostenibles.

En este contexto, la lucha contra este problema contribuye directamente a algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU en su Agenda 2030 para preservar la prosperidad de la sociedad y la salud del planeta. Entre ellos, el número 2 (Hambre cero), el número 13 (Acción por el clima) y el número 15 (Vida de ecosistemas terrestres).

La Convención para Combatir la Desertificación de la ONU se muestra así de rotunda: si queremos tener suficiente tierra productiva para alimentar a 10.000 millones de personas en 2050, nuestro estilo de vida tiene que cambiar. De hecho, el organismo considera que, con cambios en el comportamiento de consumidores y empresas, junto a la adopción de una planificación más eficiente y prácticas más sostenibles, podría haber suficiente tierra para cubrir esa demanda.

En este sentido, propone que cada consumidor se preocupe por comprar productos que no degraden los suelos y enviar así una señal clara a proveedores, productores y administraciones. Se trata, en definitiva, de ejercer un consumo responsable para cambiar el actual modelo que daña los ecosistemas. De hecho, el organismo calcula que solamente con los cambios en la dieta pueden liberarse entre 80 y 240 millones de hectáreas de terreno para otros usos.

Una tarea de todos

Sin embargo, frenar la desertificación no es solo responsabilidad de los ciudadanos. Autoridades y empresas también pueden apoyar esta tarea e incluso ayudar a restaurar de muchas maneras los suelos de los ecosistemas que ya están dañados.

Algunas de ellas son la reforestación y regeneración de especies arbóreas, las mejoras en la gestión del agua, la promoción de barreras de bosques que protejan las tierras de la erosión por viento, la regeneración de la cubierta vegetal para fertilizar el suelo o el uso de residuos de poda selectiva para abonar los campos.

En este sentido, CaixaBank participa en varios proyectos de reforestación para compensar su huella de carbono. En uno de ellos, más de 30 voluntarios de la entidad colaboraron con la plantación de nuevas especies locales en 4,9 hectáreas de bosque quemado en Ejulve (Teruel) para evitar la erosión y promover la biodiversidad. En esta misma línea, CaixaBank ha promovido también la plantación de 4.500 árboles de especie autóctona en 11 hectáreas quemadas en el entorno de Montserrat (Barcelona) por una empresa que trabaja con personas en riesgo de exclusión social.

La entidad ha apoyado también un proyecto para proteger 500.000 hectáreas de plantaciones de nuez en una zona situada en la frontera entre Perú y Brasil, una acción que permite reducir unos dos millones de toneladas de CO2 al año.

La financiación resulta clave para poder llevar a cabo todas estas iniciativas. En este sentido, en 2019 CaixaBank concedió un total de 1.546 millones de dólares en préstamos verdes y cuenta con líneas específicas para financiar proyectos agrarios de desarrollo sostenible a través de AgroBank. En concreto, las iniciativas apoyadas están relacionadas con la eficiencia en el uso del agua, la agricultura ecológica, la gestión de residuos o el desarrollo del entorno rural. Todas ellas están relacionadas con algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para lograr la prosperidad sin dañar al planeta, como el número 2 (Hambre cero), el 6 (Agua limpia y saneamiento), el 12 (Producción y consumo responsables), el 14 (Vida submarina) o el 15 (Vida de ecosistemas terrestres).

Tal vez a partir de ahora contemplemos el suelo con otros ojos. Protegerlo es uno de los desafíos más importantes que afronta la humanidad de cara al futuro, así que merece la pena tenerlo presente en nuestros actos cotidianos.

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Cada vez que nos preocupamos por la sequía, los humanos tendemos a mirar al cielo. Es natural, ya que su solución suele proceder de allí en forma de nubes negras. Sin embargo, cuando el agua escasea, rara vez dirigimos nuestra mirada al suelo. Y deberíamos hacerlo, ya que es allí donde esa carencia provoca las consecuencias más desastrosas. De hecho, la ONU celebra cada año el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, dos fenómenos que tienen mucho que ver y que provocan más muertes y desplazamientos humanos que cualquier otro desastre natural.

En qué consiste la desertificación

También ocurre que cuando nos preocupamos por la desertificación solemos hacerlo de manera parcial. Lo más habitual es que nos imaginemos el desierto del Sahara avanzando hasta inundar países enteros. Y no se trata exactamente de eso.

Según la definición de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), este fenómeno consiste en la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.

Esto quiere decir, básicamente, que no es que los desiertos avancen, sino más bien que los suelos de esas zonas se degradan por efecto del cambio climático y de un sistema de explotación insostenible que agota los nutrientes del suelo y los acuíferos subterráneos.

En España, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, dos tercios del territorio pertenecen a las categorías de áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, por lo que se encuentran potencialmente afectadas por este fenómeno.

Desertificación: una amenaza compleja

La desertificación es una amenaza que no tiene una solución sencilla. Basta con echar un vistazo al entorno en el que suele producirse para darse cuenta de su complejidad.

El caso es que hay unos 2.000 millones de personas en el mundo cuya alimentación depende precisamente de los ecosistemas de las zonas secas. Aunque las tierras de esas áreas son terrenos de poca productividad, es necesario trabajarlas para mantener a toda esa población, pero su explotación intensiva degrada rápidamente los suelos. Cuando ya no pueden dar más sustento a la población, esas tierras son abandonadas y contribuyen a las migraciones de las zonas rurales a las ciudades.

Más en concreto, las principales causas por las que se produce el fenómeno de la desertificación son especialmente tres: la desaparición de la cubierta vegetal que mantiene la capa fértil del suelo debido a la tala de árboles y arbustos; el sobrepastoreo, que impide la regeneración de las plantas al ritmo que son consumidas por los animales, que a su vez destruyen las capas superiores del suelo con sus pisadas; y la agricultura intensiva, que agota los nutrientes del suelo. También otras actividades, como la minería, pueden influir en la desertificación.

Para acabar de complicar las cosas, el viento y el agua torrencial también contribuyen a la desertificación porque arrastran la capa superficial de suelo fértil. Todos estos factores combinados y repetidos en el tiempo acaban por convertir lo que antes era tierra seca en un desierto.

En el caso español, problemas como los repetidos incendios, la extrema variabilidad de las lluvias, un relieve desigual con laderas escarpadas y paisajes muy diversificados, o la sobreexplotación de acuíferos, agravan este proceso.

Qué podemos hacer contra la desertificación

La respuesta que buscan desde hace años los distintos organismos internacionales para combatir la desertificación tiene mucho que ver con la sostenibilidad. De hecho, el Día Mundial de la Desertificación y la Sequía de este año se centra en promover un cambio en la manera que tenemos de producir y consumir hacia patrones que sean más sostenibles.

En este contexto, la lucha contra este problema contribuye directamente a algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU en su Agenda 2030 para preservar la prosperidad de la sociedad y la salud del planeta. Entre ellos, el número 2 (Hambre cero), el número 13 (Acción por el clima) y el número 15 (Vida de ecosistemas terrestres).

La Convención para Combatir la Desertificación de la ONU se muestra así de rotunda: si queremos tener suficiente tierra productiva para alimentar a 10.000 millones de personas en 2050, nuestro estilo de vida tiene que cambiar. De hecho, el organismo considera que, con cambios en el comportamiento de consumidores y empresas, junto a la adopción de una planificación más eficiente y prácticas más sostenibles, podría haber suficiente tierra para cubrir esa demanda.

En este sentido, propone que cada consumidor se preocupe por comprar productos que no degraden los suelos y enviar así una señal clara a proveedores, productores y administraciones. Se trata, en definitiva, de ejercer un consumo responsable para cambiar el actual modelo que daña los ecosistemas. De hecho, el organismo calcula que solamente con los cambios en la dieta pueden liberarse entre 80 y 240 millones de hectáreas de terreno para otros usos.

Una tarea de todos

Sin embargo, frenar la desertificación no es solo responsabilidad de los ciudadanos. Autoridades y empresas también pueden apoyar esta tarea e incluso ayudar a restaurar de muchas maneras los suelos de los ecosistemas que ya están dañados.

Algunas de ellas son la reforestación y regeneración de especies arbóreas, las mejoras en la gestión del agua, la promoción de barreras de bosques que protejan las tierras de la erosión por viento, la regeneración de la cubierta vegetal para fertilizar el suelo o el uso de residuos de poda selectiva para abonar los campos.

En este sentido, CaixaBank participa en varios proyectos de reforestación para compensar su huella de carbono. En uno de ellos, más de 30 voluntarios de la entidad colaboraron con la plantación de nuevas especies locales en 4,9 hectáreas de bosque quemado en Ejulve (Teruel) para evitar la erosión y promover la biodiversidad. En esta misma línea, CaixaBank ha promovido también la plantación de 4.500 árboles de especie autóctona en 11 hectáreas quemadas en el entorno de Montserrat (Barcelona) por una empresa que trabaja con personas en riesgo de exclusión social.

La entidad ha apoyado también un proyecto para proteger 500.000 hectáreas de plantaciones de nuez en una zona situada en la frontera entre Perú y Brasil, una acción que permite reducir unos dos millones de toneladas de CO2 al año.

La financiación resulta clave para poder llevar a cabo todas estas iniciativas. En este sentido, en 2019 CaixaBank concedió un total de 1.546 millones de dólares en préstamos verdes y cuenta con líneas específicas para financiar proyectos agrarios de desarrollo sostenible a través de AgroBank. En concreto, las iniciativas apoyadas están relacionadas con la eficiencia en el uso del agua, la agricultura ecológica, la gestión de residuos o el desarrollo del entorno rural. Todas ellas están relacionadas con algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para lograr la prosperidad sin dañar al planeta, como el número 2 (Hambre cero), el 6 (Agua limpia y saneamiento), el 12 (Producción y consumo responsables), el 14 (Vida submarina) o el 15 (Vida de ecosistemas terrestres).

Tal vez a partir de ahora contemplemos el suelo con otros ojos. Protegerlo es uno de los desafíos más importantes que afronta la humanidad de cara al futuro, así que merece la pena tenerlo presente en nuestros actos cotidianos.

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Objetivo pobreza: qué estamos haciendo para acabar con esta lacra https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivo-pobreza-que-estamos-haciendo-para-acabar-con-esta-lacra/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivo-pobreza-que-estamos-haciendo-para-acabar-con-esta-lacra/#respond Thu, 11 Jun 2020 06:25:33 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=37554

Acabar con la pobreza extrema en el mundo. ¿Quién no ha dado alguna vez vueltas a esta cuestión? Todos nos hemos parado a pensar alguna vez en nuestras vidas cómo podríamos llevar la prosperidad a aquellas personas que sufren esta lacra.

La pobreza nos preocupa, especialmente en momentos como el actual, cuando nos enfrentamos a una pandemia mundial con la capacidad de agravar considerablemente este problema. De hecho, la ONG Save The Children afirma que el 60% de las familias en situación de pobreza que ya atendía ha visto empeorada su situación laboral solo en la primera semana de confinamiento. Por su parte, un estudio promovido por Oxfam calcula que otros 500 millones de personas más se pueden ver sumidas en ella a causa de la crisis del coronavirus.

Sus efectos son tan graves que solucionar la pobreza extrema y el hambre son los dos primeros de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Se trata de una serie de metas que deberemos cumplir dentro de la Agenda 2030. Esto quiere decir que Gobiernos, sector privado, sociedad civil y ciudadanía debemos trabajar unidos para alcanzarlas en un plazo de diez años.

Radiografía de un problema complejo

Decir adiós de una vez por todas a la pobreza extrema puede parecer un objetivo inalcanzable. De esos sueños que se formulan en voz alta, pero cuyo cumplimiento resulta prácticamente imposible. Sin embargo, existen motivos para la esperanza: desde el año 2000, la tasa de pobreza mundial se ha reducido a la mitad y se han logrado avances significativos en muchos países del Asia oriental y sudoriental.

Eso sí, la pandemia de la COVID-19 puede suponer un retroceso de una década en la lucha contra la pobreza, según Oxfam. Además, una de cada diez personas que viven en regiones en desarrollo y sus familias subsiste con solo 1,75 euros diarios y hay millones que ganan poco más, según la ONU.

Para complicar aún más la situación, la pobreza es un problema que tiene mil caras. Por eso, su solución requiere actuaciones en ámbitos muy diversos. Todo ello, con la exigencia añadida de la sostenibilidad: no se pueden implantar fórmulas mágicas que supongan un lastre para el planeta y las próximas generaciones.

¿Cómo afrontar, entonces, un problema tan complejo? La ONU apuesta por el crecimiento económico inclusivo, que permita crear empleos sostenibles y promover la igualdad, así como por fortalecer los sistemas de protección social. Bajo estos principios, se están llevando a cabo ya actuaciones en todo el mundo, especialmente en las áreas rurales de países en desarrollo. Se trata de zonas que acusan especialmente el problema de la pobreza y, al mismo tiempo, son claves para alimentar al mundo.

Agricultura productiva y sostenible

La mayoría de las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza habitan dos regiones: Asia meridional y África subsahariana. Por sus características, es imprescindible atajar en ellas la pobreza rural y lograr el más difícil todavía: hacerlo de manera sostenible.

La FAO ya se ha puesto manos a la obra con una serie de programas para aumentar la productividad de las pequeñas explotaciones agropecuarias, promoviendo el uso y la gestión sostenible de los recursos naturales. Un ejemplo de ello es la mecanización agrícola sostenible que se está promoviendo en el África subsahariana, una zona donde dos tercios de la energía que se emplea en preparar la tierra para la agricultura procede de la fuerza humana. Este concepto abarca desde el empleo de herramientas manuales básicas y sencillas a equipos motorizados más sofisticados; es decir, desde animales de tiro a tractores.

Según la FAO, la mecanización ayuda a los pequeños productores a intensificar y ampliar la producción agrícola, al tiempo que permite que algunos miembros de la familia logren un empleo e ingresos fuera de la agricultura. Como cada vez hay más jóvenes africanos rurales que emigran a las ciudades, la falta de mano de obra, unida a una creciente demanda de alimentos por parte de las ciudades, puede convertirse en un grave problema en la región. En este sentido, la mecanización puede ayudar a los campesinos —que generalmente son mujeres o personas mayores— a seguir el ritmo de las necesidades de producción, contribuyendo a aumentar la seguridad alimentaria e, incluso, a mitigar el cambio climático.

Existe una amplia variedad de equipos agrícolas que facilitan, por ejemplo, la siembra de precisión con una perturbación mínima del suelo o la recolección y el transporte. Así, esas herramientas permiten la intensificación sostenible de la agricultura, que incluye la protección del suelo, amplios cultivos de cobertura y una labranza mínima.

Poner esos equipos a disposición de la población rural permite, además, que se creen nuevos e incluso mejores puestos de trabajo en estas zonas. Por ejemplo, gestores cualificados en maquinaria, mecánicos o distribuidores de repuestos. De hecho, existen cooperativas en Benín y Nigeria que ya ofrecen servicios de mecanización a sus miembros con resultados económicos y sociales positivos. También se han creado empresas en otros lugares dedicadas a la compra y alquiler de equipos a pequeños productores.

Empoderar a las poblaciones rurales

Una de las consecuencias de la pobreza es la exclusión de quienes la padecen a la hora de tomar decisiones. También es uno de los factores que la convierten en un problema crónico. Esa es la principal razón por la que empoderar a las poblaciones rurales de las áreas empobrecidas resulta fundamental.

¿Cómo devolver su autonomía a personas que llevan décadas sufriendo pobreza extrema? Muy sencillo: dándoles voz. Los clubes de oyentes permiten a comunidades aisladas de la República Democrática del Congo y de Níger compartir sus deliberaciones e incluso resolver de manera pacífica sus conflictos.

Para ello, los clubes de oyentes se sirven de emisoras de radio locales que se han convertido en agentes del cambio no solo en el ámbito agrícola, sino también en otras cuestiones delicadas como el VIH, el matrimonio a temprana edad y el derecho de la mujer a heredar tierras. Este enfoque no solo genera confianza en las personas, sino que también incluye a las mujeres en la toma de decisiones y crea conciencia sobre las necesidades de las zonas rurales.

Acceso a financiación

La falta de acceso a la financiación es otra de las complicaciones a la que se enfrentan las poblaciones que sufren la pobreza en áreas rurales. En este sentido, los microcréditos llevan ya años ayudando a paliar sus consecuencias.

Se trata de pequeños préstamos que facilitan financiación a personas que tienen dificultades para obtenerla de manera convencional. Unos instrumentos que ya han ayudado a reducir considerablemente la pobreza moderada en zonas rurales de Bangladesh, entre otros muchos ejemplos.

Los microcréditos son ideales para financiar proyectos empresariales en sus comienzos. CaixaBank cuenta con su propio banco social, MicroBank, que ofrece financiación a emprendedores, familias, estudiantes y proyectos sostenibles, entre otros.

Productividad, empoderamiento y financiación son tres de las armas que se utilizan para lograr reducir la pobreza extrema a la mínima expresión. Un sueño que la humanidad puede ver convertido en realidad si suma esfuerzos.

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Acabar con la pobreza extrema en el mundo. ¿Quién no ha dado alguna vez vueltas a esta cuestión? Todos nos hemos parado a pensar alguna vez en nuestras vidas cómo podríamos llevar la prosperidad a aquellas personas que sufren esta lacra.

La pobreza nos preocupa, especialmente en momentos como el actual, cuando nos enfrentamos a una pandemia mundial con la capacidad de agravar considerablemente este problema. De hecho, la ONG Save The Children afirma que el 60% de las familias en situación de pobreza que ya atendía ha visto empeorada su situación laboral solo en la primera semana de confinamiento. Por su parte, un estudio promovido por Oxfam calcula que otros 500 millones de personas más se pueden ver sumidas en ella a causa de la crisis del coronavirus.

Sus efectos son tan graves que solucionar la pobreza extrema y el hambre son los dos primeros de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Se trata de una serie de metas que deberemos cumplir dentro de la Agenda 2030. Esto quiere decir que Gobiernos, sector privado, sociedad civil y ciudadanía debemos trabajar unidos para alcanzarlas en un plazo de diez años.

Radiografía de un problema complejo

Decir adiós de una vez por todas a la pobreza extrema puede parecer un objetivo inalcanzable. De esos sueños que se formulan en voz alta, pero cuyo cumplimiento resulta prácticamente imposible. Sin embargo, existen motivos para la esperanza: desde el año 2000, la tasa de pobreza mundial se ha reducido a la mitad y se han logrado avances significativos en muchos países del Asia oriental y sudoriental.

Eso sí, la pandemia de la COVID-19 puede suponer un retroceso de una década en la lucha contra la pobreza, según Oxfam. Además, una de cada diez personas que viven en regiones en desarrollo y sus familias subsiste con solo 1,75 euros diarios y hay millones que ganan poco más, según la ONU.

Para complicar aún más la situación, la pobreza es un problema que tiene mil caras. Por eso, su solución requiere actuaciones en ámbitos muy diversos. Todo ello, con la exigencia añadida de la sostenibilidad: no se pueden implantar fórmulas mágicas que supongan un lastre para el planeta y las próximas generaciones.

¿Cómo afrontar, entonces, un problema tan complejo? La ONU apuesta por el crecimiento económico inclusivo, que permita crear empleos sostenibles y promover la igualdad, así como por fortalecer los sistemas de protección social. Bajo estos principios, se están llevando a cabo ya actuaciones en todo el mundo, especialmente en las áreas rurales de países en desarrollo. Se trata de zonas que acusan especialmente el problema de la pobreza y, al mismo tiempo, son claves para alimentar al mundo.

Agricultura productiva y sostenible

La mayoría de las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza habitan dos regiones: Asia meridional y África subsahariana. Por sus características, es imprescindible atajar en ellas la pobreza rural y lograr el más difícil todavía: hacerlo de manera sostenible.

La FAO ya se ha puesto manos a la obra con una serie de programas para aumentar la productividad de las pequeñas explotaciones agropecuarias, promoviendo el uso y la gestión sostenible de los recursos naturales. Un ejemplo de ello es la mecanización agrícola sostenible que se está promoviendo en el África subsahariana, una zona donde dos tercios de la energía que se emplea en preparar la tierra para la agricultura procede de la fuerza humana. Este concepto abarca desde el empleo de herramientas manuales básicas y sencillas a equipos motorizados más sofisticados; es decir, desde animales de tiro a tractores.

Según la FAO, la mecanización ayuda a los pequeños productores a intensificar y ampliar la producción agrícola, al tiempo que permite que algunos miembros de la familia logren un empleo e ingresos fuera de la agricultura. Como cada vez hay más jóvenes africanos rurales que emigran a las ciudades, la falta de mano de obra, unida a una creciente demanda de alimentos por parte de las ciudades, puede convertirse en un grave problema en la región. En este sentido, la mecanización puede ayudar a los campesinos —que generalmente son mujeres o personas mayores— a seguir el ritmo de las necesidades de producción, contribuyendo a aumentar la seguridad alimentaria e, incluso, a mitigar el cambio climático.

Existe una amplia variedad de equipos agrícolas que facilitan, por ejemplo, la siembra de precisión con una perturbación mínima del suelo o la recolección y el transporte. Así, esas herramientas permiten la intensificación sostenible de la agricultura, que incluye la protección del suelo, amplios cultivos de cobertura y una labranza mínima.

Poner esos equipos a disposición de la población rural permite, además, que se creen nuevos e incluso mejores puestos de trabajo en estas zonas. Por ejemplo, gestores cualificados en maquinaria, mecánicos o distribuidores de repuestos. De hecho, existen cooperativas en Benín y Nigeria que ya ofrecen servicios de mecanización a sus miembros con resultados económicos y sociales positivos. También se han creado empresas en otros lugares dedicadas a la compra y alquiler de equipos a pequeños productores.

Empoderar a las poblaciones rurales

Una de las consecuencias de la pobreza es la exclusión de quienes la padecen a la hora de tomar decisiones. También es uno de los factores que la convierten en un problema crónico. Esa es la principal razón por la que empoderar a las poblaciones rurales de las áreas empobrecidas resulta fundamental.

¿Cómo devolver su autonomía a personas que llevan décadas sufriendo pobreza extrema? Muy sencillo: dándoles voz. Los clubes de oyentes permiten a comunidades aisladas de la República Democrática del Congo y de Níger compartir sus deliberaciones e incluso resolver de manera pacífica sus conflictos.

Para ello, los clubes de oyentes se sirven de emisoras de radio locales que se han convertido en agentes del cambio no solo en el ámbito agrícola, sino también en otras cuestiones delicadas como el VIH, el matrimonio a temprana edad y el derecho de la mujer a heredar tierras. Este enfoque no solo genera confianza en las personas, sino que también incluye a las mujeres en la toma de decisiones y crea conciencia sobre las necesidades de las zonas rurales.

Acceso a financiación

La falta de acceso a la financiación es otra de las complicaciones a la que se enfrentan las poblaciones que sufren la pobreza en áreas rurales. En este sentido, los microcréditos llevan ya años ayudando a paliar sus consecuencias.

Se trata de pequeños préstamos que facilitan financiación a personas que tienen dificultades para obtenerla de manera convencional. Unos instrumentos que ya han ayudado a reducir considerablemente la pobreza moderada en zonas rurales de Bangladesh, entre otros muchos ejemplos.

Los microcréditos son ideales para financiar proyectos empresariales en sus comienzos. CaixaBank cuenta con su propio banco social, MicroBank, que ofrece financiación a emprendedores, familias, estudiantes y proyectos sostenibles, entre otros.

Productividad, empoderamiento y financiación son tres de las armas que se utilizan para lograr reducir la pobreza extrema a la mínima expresión. Un sueño que la humanidad puede ver convertido en realidad si suma esfuerzos.

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“Nos basamos en tecnología biomédica para adaptarla a la producción de carne.” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/nos-basamos-en-una-tecnologia-con-fines-biomedicos-para-adaptarla-la-produccion-de-carne/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/nos-basamos-en-una-tecnologia-con-fines-biomedicos-para-adaptarla-la-produccion-de-carne/#respond Wed, 04 Sep 2019 07:27:55 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=33996

Mercedes Vila, fundadora de Biotech Foods, empresa ganadora de los Premios EmprendedorXXI en el País Vasco.

“Bajo este nuevo sistema de producción que nosotros proponemos, los animales cambiarán de función.  Aportarán sus células sanas para la proliferación de tejidos musculares y su sacrificio dejará de ser necesario.”

Los humanos consumimos una media de 76 gramos de proteína animal al día. Este consumo es mayor en los países desarrollados, en los que se llega a consumir casi el doble, 102 gramos al día. Y aunque la demanda las economías emergentes es menor, el consumo de carne a nivel mundial aumenta. En la actualidad, se producen 202.000 millones de toneladas de carne al año que sirven para satisfacer una demanda que pronto será imposible de abastecer con los métodos actuales de producción. Biotech Foods ofrece una solución a este problema: el cultivo de carne. Esta empresa vasca aplica la tecnología biomédica de regeneración de tejidos al mundo de la producción de carne para el consumo, lo que podría suponer una verdadera revolución para la salud de las personas, el medioambiente y el bienestar animal.

¿Por qué decidisteis presentar vuestro proyecto a los Premios EmprendedorXXI y qué ha supuesto para vuestra empresa resultar ganadores?

Ser reconocidos en los Premios EmprendedorXXI ha respaldado el trabajo que hemos desarrollado hasta el momento. Para nosotros, representa un sello de calidad y excelencia a través de una entidad de referencia. Biotech Foods está marcando el camino de un futuro sostenible en el sector cárnico, que va a sufrir un gran punto de inflexión en un futuro a medio plazo. La propuesta tecnológica de Biotech Foods va a cambiar el sector radicalmente, proponiendo un nuevo concepto de alimento, una nueva categoría.

¿Cuáles son las causas del aumento de la demanda de carne en el mundo? ¿Y las consecuencias?

En los últimos 40 años, la producción global de carne ha crecido de una forma muy importante gracias al desarrollo económico de los países. Durante este periodo, la producción de carne de pollo se ha multiplicado por 7, la de ternera por 2 y la de porcino por 3. La Organización Mundial para la Alimentación (FAO) estima que, en los próximos 40 años, la demanda de proteína animal seguirá creciendo. Los desafíos para poder satisfacer ese crecimiento se incrementarán dado que, además, se espera un fuerte aumento de la población. En el año 2100 se espera que en el mundo haya 11.200 millones de personas.

El crecimiento mencionado anteriormente ha puesto al límite al sistema productivo, generando efectos negativos en el medio ambiente, en la salud de las personas y en el bienestar animal. La FAO lleva más de una década alertando sobre la necesidad de implementar acciones urgentes para hacer frente a los graves problemas medioambientales provocados por el sector ganadero. Este sector genera más gases de efecto invernadero que el sector del transporte, aviones y barcos incluidos –el 15%, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2) ─. También es una de las principales causas de la degradación del suelo por contaminación de purinas, de contaminación de los recursos hídricos y de deforestación, ya que, para producir 1 kg de carne, se suele requerir 6 kg de pienso.

¿Qué solución propone Biotech Foods para superar este problema?

La principal innovación de Biotech Foods como empresa es su propuesta de modelo alternativo para la producción de carne para el consumo humano. Esto ayudará a la ganadería intensiva a poder satisfacer la alta demanda de proteína animal.  La estrategia de Biotech Foods se basa en la aplicación de una tecnología con fines biomédicos, como es la regeneración de tejidos, para adaptarla al mundo de la producción de carne.

Con este tipo de producción, ¿podría reducirse el número de granjas y, en consecuencia, los gases que emiten y que contribuyen al efecto invernadero?

La producción de nuestra carne requiere menos inversiones en tiempo, dinero y en recursos naturales que los que se emplean en hacer crecer y mantener los animales en granjas de explotación. Los biorreactores donde se producirán estos tejidos, similares a los que se utilizan en la producción de otros alimentos, como por ejemplo los yogures, no necesitan de espacio específico necesario para cumplir con los derechos de los animales, por lo que se podrían sustituir las grandes explotaciones animales por instalaciones industriales. Esto supondría liberar terreno y mejorar la política medioambiental de las zonas de explotación. Además, ofrece facilidad de instalación en cualquier región geográfica.

¿Qué es la carne cultivada y cuál es su proceso de creación?

Para poder entender la tecnología y el producto que desarrolla Biotech Foods es muy importante tener en cuenta la definición de carne tradicional, y cómo se genera.  Dentro de un cuerpo animal, las células constituyen tejidos, los tejidos constituyen órganos y los órganos constituyen sistemas de órganos. Uno de estos órganos son los músculos, y estos músculos de diferentes animales es lo que compone la mayoría de la carne que comemos: cerdo, vaca, aves, peces, etc. La palabra “carne” se refiere a todos aquellos tejidos animales declarados aptos para el consumo humano.

La base del proyecto de I+D parte del modelo tecnológico de construcción de tejidos a partir de células animales, que desarrolla para su evolución entornos biológicos controlados, y sin intervención o modificación genética alguna. Con el ambiente apropiado, las células extraídas de un animal vivo pueden vivir, multiplicarse y formar tejidos en una placa de cultivo, o un biorreactor, lo que llamamos cultivo in vitro.

¿Qué ventajas tiene la carne cultivada respecto a la carne producida en granjas?

La carne producida de esta manera tiene un origen natural y su producción no es más que la creación de estos tejidos musculares fuera del animal reduciendo el uso de recursos y tiempo de la ganadería tradicionales. Se estima que la producción de carne cultivada consumirá un 99% menos de tierra, un 75% menos de agua y que reducirá en un 90% las emisiones contaminantes de la industria ganadera. Por tanto, la carne cultivada permitirá atender la alta demanda de proteínas de origen animal y reducir el actual impacto ambiental del proceso de producción de la carne. La diferencia con la producción de carne actual estribará, no en su origen de valor biológico o su procesamiento posterior, sino de qué forma ese producto alimenticio se ha desarrollado y qué efectos genera o evita.

¿Qué ventajas económicas y de ahorro de tiempo supone este proceso para los procesadores de carne?

La carne producida por Biotech Foods es un nuevo producto ─una nueva materia prima─ procesable en las actuales cadenas de producción sin necesidad de inversión adicional. Sustituye el proceso de despiece y triturado de la carne en canal por un producto listo para procesar. Además, brinda la posibilidad de crear nuevos productos que ofrecer al consumidor que demanda seguridad y ética, cuidando de la salud de las personas, el bienestar animal y la sostenibilidad medioambiental. Desde el punto de vista de variedad de productos, la técnica ofrece la capacidad de producir carne cultivada de diferente origen animal: porcino y aviar en un inicio, pero extensible en un futuro a bovino, ovino y pescado, lo que le genera una gran diversidad de oferta para los consumidores finales.

¿La carne cultivada es mejor para la salud de los consumidores que la carne que compramos habitualmente?

Mejorar la calidad de vida de las personas y alargar la vida de nuestro planeta han sido las razones que han motivado este proyecto. Con la ayuda de nuestra carne cultivada, el consumidor tendrá a su alcance un producto saludable, rico en proteínas, 100% natural, con un 0% de contenido en grasa, sin aporte de colesterol y nutritivo.  Por otro lado, este producto no está asociado a riesgos de salud pública como las pandemias que afectan a los animales (gripe aviar, fiebre porcina…) y la resistencia a los antibióticos (uno de los grandes retos identificados por la OMS), que también están asociados al sector ganadero. El 80% de los antibióticos consumidos en el mundo se emplean en la ganadería intensiva, tanto para la prevención de enfermedades como para promover el crecimiento. La carne cultivada de Biotech Foods no contiene ninguna modificación genética.

¿Es este tipo de carne una alternativa para los consumidores veganos y animalistas?

Los consumidores muestran una especial sensibilidad por los problemas de bienestar animal. Según el informe “The Green Revolution”, elaborado por la consultora Lantern en 2017, en España, casi el 60% de los vegetarianos lo son por motivos éticos o animalistas, el 17% por motivos de salud y el 21% por su compromiso con la sostenibilidad. Bajo este nuevo sistema de producción que nosotros proponemos, los animales cambiarán de función. Aportarán sus células sanas para la proliferación de tejidos musculares y su sacrificio dejará de ser necesario. De este modo, se creará un ambiente mucho más favorable para el desarrollo de estos seres vivos y se producirá una reducción considerable de su sufrimiento. Estos dos factores producirán un impacto positivo en el desarrollo de las sociedades futuras.

¿Cómo se os ocurrió la idea de trasladar las opciones de la medicina regenerativa al campo de la industria cárnica?

Para afrontar el problema de sobreexplotación ganadera y poder seguir produciendo proteína animal, solo se puede recurrir a técnicas de cultivo de tejidos ampliamente conocidas en biomedicina. No existe otra manera de producir carne. El desafío es escalar estas técnicas de producción y poder hacerlo con unos costes de producción competitivos. En Biotech Foods identificamos que teníamos los ingredientes necesarios y el conocimiento para poder enfrentarnos a este desafío y alcanzar ese objetivo de gran impacto social, así que nos lanzamos a ello.

¿Con qué dificultades os habéis encontrado para emprender un proyecto de base científica como el vuestro?

La principal dificultad ha sido que, en Europa, y sobre todo en España, no se destinan los mismos recursos económicos para financiar este tipo de proyectos que en otras regiones como Asia o Estados Unidos. También es verdad que, por actividades, todo lo que tiene que ver con tecnologías de la información disfruta de un mayor abanico de posibilidades.  De cualquier manera, creo estos factores no son determinantes y, al final, un proyecto que demuestre solidez, con base tecnológica diferenciadora y alto potencial, encuentra la financiación necesaria.

¿A qué público va dirigido vuestro producto: a la industria cárnica o directamente al consumidor?

Biotech Foods comercializará su producto suministrando materia prima a los procesadores de carne. En general, se trata de grandes empresas nacionales e internacionales que ofrecen diferentes tipos de producto cuya base es la carne procesada, como hamburguesas, salchichas, nuggets etc. Estos se desarrollarán conjuntamente en base a los requerimientos definidos por los clientes en cuanto a características nutricionales y de sabor.  Serán los procesadores de carne, a través de su canal de comercialización, quienes harán llegar los productos al consumidor final.

¿Se encuentran en estos momentos los productos de Biotech Foods en las tiendas?

No, todavía no. La entrada de los primeros productos basados en la carne cultivada de Biotech Foods se prevé para el año 2021, una vez finalizado el escalado de producción y su registro como Novel Food en la autoridad europea competente.

¿Cuáles son vuestros proyectos de futuro?

Nuestro objetivo es introducir un cambio disruptivo, de alcance global, en el sector de la alimentación. Para ello queremos poner a disposición del consumidor estos nuevos productos de proteína animal en el menor tiempo posible. Queremos proporcionar a los consumidores una opción alimentaria que sea sostenible en todos los aspectos tanto el medioambiental como el referente a bienestar animal.

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Mercedes Vila, fundadora de Biotech Foods, empresa ganadora de los Premios EmprendedorXXI en el País Vasco.

“Bajo este nuevo sistema de producción que nosotros proponemos, los animales cambiarán de función.  Aportarán sus células sanas para la proliferación de tejidos musculares y su sacrificio dejará de ser necesario.”

Los humanos consumimos una media de 76 gramos de proteína animal al día. Este consumo es mayor en los países desarrollados, en los que se llega a consumir casi el doble, 102 gramos al día. Y aunque la demanda las economías emergentes es menor, el consumo de carne a nivel mundial aumenta. En la actualidad, se producen 202.000 millones de toneladas de carne al año que sirven para satisfacer una demanda que pronto será imposible de abastecer con los métodos actuales de producción. Biotech Foods ofrece una solución a este problema: el cultivo de carne. Esta empresa vasca aplica la tecnología biomédica de regeneración de tejidos al mundo de la producción de carne para el consumo, lo que podría suponer una verdadera revolución para la salud de las personas, el medioambiente y el bienestar animal.

¿Por qué decidisteis presentar vuestro proyecto a los Premios EmprendedorXXI y qué ha supuesto para vuestra empresa resultar ganadores?

Ser reconocidos en los Premios EmprendedorXXI ha respaldado el trabajo que hemos desarrollado hasta el momento. Para nosotros, representa un sello de calidad y excelencia a través de una entidad de referencia. Biotech Foods está marcando el camino de un futuro sostenible en el sector cárnico, que va a sufrir un gran punto de inflexión en un futuro a medio plazo. La propuesta tecnológica de Biotech Foods va a cambiar el sector radicalmente, proponiendo un nuevo concepto de alimento, una nueva categoría.

¿Cuáles son las causas del aumento de la demanda de carne en el mundo? ¿Y las consecuencias?

En los últimos 40 años, la producción global de carne ha crecido de una forma muy importante gracias al desarrollo económico de los países. Durante este periodo, la producción de carne de pollo se ha multiplicado por 7, la de ternera por 2 y la de porcino por 3. La Organización Mundial para la Alimentación (FAO) estima que, en los próximos 40 años, la demanda de proteína animal seguirá creciendo. Los desafíos para poder satisfacer ese crecimiento se incrementarán dado que, además, se espera un fuerte aumento de la población. En el año 2100 se espera que en el mundo haya 11.200 millones de personas.

El crecimiento mencionado anteriormente ha puesto al límite al sistema productivo, generando efectos negativos en el medio ambiente, en la salud de las personas y en el bienestar animal. La FAO lleva más de una década alertando sobre la necesidad de implementar acciones urgentes para hacer frente a los graves problemas medioambientales provocados por el sector ganadero. Este sector genera más gases de efecto invernadero que el sector del transporte, aviones y barcos incluidos –el 15%, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2) ─. También es una de las principales causas de la degradación del suelo por contaminación de purinas, de contaminación de los recursos hídricos y de deforestación, ya que, para producir 1 kg de carne, se suele requerir 6 kg de pienso.

¿Qué solución propone Biotech Foods para superar este problema?

La principal innovación de Biotech Foods como empresa es su propuesta de modelo alternativo para la producción de carne para el consumo humano. Esto ayudará a la ganadería intensiva a poder satisfacer la alta demanda de proteína animal.  La estrategia de Biotech Foods se basa en la aplicación de una tecnología con fines biomédicos, como es la regeneración de tejidos, para adaptarla al mundo de la producción de carne.

Con este tipo de producción, ¿podría reducirse el número de granjas y, en consecuencia, los gases que emiten y que contribuyen al efecto invernadero?

La producción de nuestra carne requiere menos inversiones en tiempo, dinero y en recursos naturales que los que se emplean en hacer crecer y mantener los animales en granjas de explotación. Los biorreactores donde se producirán estos tejidos, similares a los que se utilizan en la producción de otros alimentos, como por ejemplo los yogures, no necesitan de espacio específico necesario para cumplir con los derechos de los animales, por lo que se podrían sustituir las grandes explotaciones animales por instalaciones industriales. Esto supondría liberar terreno y mejorar la política medioambiental de las zonas de explotación. Además, ofrece facilidad de instalación en cualquier región geográfica.

¿Qué es la carne cultivada y cuál es su proceso de creación?

Para poder entender la tecnología y el producto que desarrolla Biotech Foods es muy importante tener en cuenta la definición de carne tradicional, y cómo se genera.  Dentro de un cuerpo animal, las células constituyen tejidos, los tejidos constituyen órganos y los órganos constituyen sistemas de órganos. Uno de estos órganos son los músculos, y estos músculos de diferentes animales es lo que compone la mayoría de la carne que comemos: cerdo, vaca, aves, peces, etc. La palabra “carne” se refiere a todos aquellos tejidos animales declarados aptos para el consumo humano.

La base del proyecto de I+D parte del modelo tecnológico de construcción de tejidos a partir de células animales, que desarrolla para su evolución entornos biológicos controlados, y sin intervención o modificación genética alguna. Con el ambiente apropiado, las células extraídas de un animal vivo pueden vivir, multiplicarse y formar tejidos en una placa de cultivo, o un biorreactor, lo que llamamos cultivo in vitro.

¿Qué ventajas tiene la carne cultivada respecto a la carne producida en granjas?

La carne producida de esta manera tiene un origen natural y su producción no es más que la creación de estos tejidos musculares fuera del animal reduciendo el uso de recursos y tiempo de la ganadería tradicionales. Se estima que la producción de carne cultivada consumirá un 99% menos de tierra, un 75% menos de agua y que reducirá en un 90% las emisiones contaminantes de la industria ganadera. Por tanto, la carne cultivada permitirá atender la alta demanda de proteínas de origen animal y reducir el actual impacto ambiental del proceso de producción de la carne. La diferencia con la producción de carne actual estribará, no en su origen de valor biológico o su procesamiento posterior, sino de qué forma ese producto alimenticio se ha desarrollado y qué efectos genera o evita.

¿Qué ventajas económicas y de ahorro de tiempo supone este proceso para los procesadores de carne?

La carne producida por Biotech Foods es un nuevo producto ─una nueva materia prima─ procesable en las actuales cadenas de producción sin necesidad de inversión adicional. Sustituye el proceso de despiece y triturado de la carne en canal por un producto listo para procesar. Además, brinda la posibilidad de crear nuevos productos que ofrecer al consumidor que demanda seguridad y ética, cuidando de la salud de las personas, el bienestar animal y la sostenibilidad medioambiental. Desde el punto de vista de variedad de productos, la técnica ofrece la capacidad de producir carne cultivada de diferente origen animal: porcino y aviar en un inicio, pero extensible en un futuro a bovino, ovino y pescado, lo que le genera una gran diversidad de oferta para los consumidores finales.

¿La carne cultivada es mejor para la salud de los consumidores que la carne que compramos habitualmente?

Mejorar la calidad de vida de las personas y alargar la vida de nuestro planeta han sido las razones que han motivado este proyecto. Con la ayuda de nuestra carne cultivada, el consumidor tendrá a su alcance un producto saludable, rico en proteínas, 100% natural, con un 0% de contenido en grasa, sin aporte de colesterol y nutritivo.  Por otro lado, este producto no está asociado a riesgos de salud pública como las pandemias que afectan a los animales (gripe aviar, fiebre porcina…) y la resistencia a los antibióticos (uno de los grandes retos identificados por la OMS), que también están asociados al sector ganadero. El 80% de los antibióticos consumidos en el mundo se emplean en la ganadería intensiva, tanto para la prevención de enfermedades como para promover el crecimiento. La carne cultivada de Biotech Foods no contiene ninguna modificación genética.

¿Es este tipo de carne una alternativa para los consumidores veganos y animalistas?

Los consumidores muestran una especial sensibilidad por los problemas de bienestar animal. Según el informe “The Green Revolution”, elaborado por la consultora Lantern en 2017, en España, casi el 60% de los vegetarianos lo son por motivos éticos o animalistas, el 17% por motivos de salud y el 21% por su compromiso con la sostenibilidad. Bajo este nuevo sistema de producción que nosotros proponemos, los animales cambiarán de función. Aportarán sus células sanas para la proliferación de tejidos musculares y su sacrificio dejará de ser necesario. De este modo, se creará un ambiente mucho más favorable para el desarrollo de estos seres vivos y se producirá una reducción considerable de su sufrimiento. Estos dos factores producirán un impacto positivo en el desarrollo de las sociedades futuras.

¿Cómo se os ocurrió la idea de trasladar las opciones de la medicina regenerativa al campo de la industria cárnica?

Para afrontar el problema de sobreexplotación ganadera y poder seguir produciendo proteína animal, solo se puede recurrir a técnicas de cultivo de tejidos ampliamente conocidas en biomedicina. No existe otra manera de producir carne. El desafío es escalar estas técnicas de producción y poder hacerlo con unos costes de producción competitivos. En Biotech Foods identificamos que teníamos los ingredientes necesarios y el conocimiento para poder enfrentarnos a este desafío y alcanzar ese objetivo de gran impacto social, así que nos lanzamos a ello.

¿Con qué dificultades os habéis encontrado para emprender un proyecto de base científica como el vuestro?

La principal dificultad ha sido que, en Europa, y sobre todo en España, no se destinan los mismos recursos económicos para financiar este tipo de proyectos que en otras regiones como Asia o Estados Unidos. También es verdad que, por actividades, todo lo que tiene que ver con tecnologías de la información disfruta de un mayor abanico de posibilidades.  De cualquier manera, creo estos factores no son determinantes y, al final, un proyecto que demuestre solidez, con base tecnológica diferenciadora y alto potencial, encuentra la financiación necesaria.

¿A qué público va dirigido vuestro producto: a la industria cárnica o directamente al consumidor?

Biotech Foods comercializará su producto suministrando materia prima a los procesadores de carne. En general, se trata de grandes empresas nacionales e internacionales que ofrecen diferentes tipos de producto cuya base es la carne procesada, como hamburguesas, salchichas, nuggets etc. Estos se desarrollarán conjuntamente en base a los requerimientos definidos por los clientes en cuanto a características nutricionales y de sabor.  Serán los procesadores de carne, a través de su canal de comercialización, quienes harán llegar los productos al consumidor final.

¿Se encuentran en estos momentos los productos de Biotech Foods en las tiendas?

No, todavía no. La entrada de los primeros productos basados en la carne cultivada de Biotech Foods se prevé para el año 2021, una vez finalizado el escalado de producción y su registro como Novel Food en la autoridad europea competente.

¿Cuáles son vuestros proyectos de futuro?

Nuestro objetivo es introducir un cambio disruptivo, de alcance global, en el sector de la alimentación. Para ello queremos poner a disposición del consumidor estos nuevos productos de proteína animal en el menor tiempo posible. Queremos proporcionar a los consumidores una opción alimentaria que sea sostenible en todos los aspectos tanto el medioambiental como el referente a bienestar animal.

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Carlos Camarero, cofundador de BRAVO Food Design, empresa ganadora de los Premios EmprendedorXXI en La Rioja

“La carne es una fuente de proteína de gran calidad, altamente digerible, que contiene los ocho aminoácidos esenciales”

BRAVO Food Design ha creado Cherky, una marca de barritas energéticas y snacks elaborados a partir de productos cárnicos totalmente innovadores. La empresa, fuertemente comprometida con la sostenibilidad y las buenas prácticas de bienestar animal, rescata la carne como alimento “paleo” (aquellos que ya estaban disponibles en el Paleolítico) y como producto esencial para nuestro organismo. Su propuesta se presenta como una alternativa más sana que la barrita energética tradicional. La empresa ha sido galardonada con los Premios EmprendedorXXI en La Rioja, galardón que pretende dar apoyo y visibilidad a proyectos innovadores. Carlos Camarero es cofundador de la compañía.

¿Qué significa para BRAVO Food Design ser uno de los ganadores de los Premios EmprendedorXXI?

Para nosotros es un reconocimiento al esfuerzo que supone para una empresa tan joven invertir en innovación. También, confirma de alguna forma que estamos haciendo las cosas bien y que nuestro proyecto tiene potencial. Además, los Premios EmprededorXXI son un gran escaparate, y ser uno de los ganadores nos proporciona visibilidad en un momento en que queremos dar a conocer Cherky y los productos que hemos creado.

¿Cuál es el concepto que hay detrás de BRAVO Food Design?

Nuestro objetivo principal es crear productos que sean honestos con nuestros clientes y con el medioambiente. Es evidente que existe un problema en la alimentación actual; nosotros entendemos que la industria alimentaria y los productos ultraprocesados tienen una responsabilidad muy importante en ello. Por eso nos hemos centrado en desarrollar un catálogo de productos cárnicos sin aditivos artificiales, sin conservantes y sin azúcares añadidos. Nuestros productos están fabricados con ternera criada en libertad y cerdo ibérico de cebo. Además, los snacks Cherky están diseñados para ser consumidos en cualquier momento y lugar.

¿Por qué elegisteis la carne como materia prima para vuestros productos?

Nos encanta la carne y somos una empresa cárnica, por lo que innovar en este sector era lo más fácil para nosotros. El sector cárnico es un sector muy grande y muy maduro, y entendemos que hay una buena oportunidad para productos diferentes que aporten valor añadido. Además, desde el punto de vista nutricional, es difícil encontrar ingredientes más densos que la carne. En Cherky nos esforzamos para conseguir carne de calidad proveniente de animales criados de forma responsable, por eso gran parte de nuestros proveedores tienen el sello BIO.

¿Cuáles son las ventajas de su consumo para nuestro organismo?

La carne es una fuente de proteína de gran calidad, altamente digerible, que contiene los 8 aminoácidos esenciales (no generados por el ser humano) que el cuerpo tiene que conseguir a través de la alimentación. La carne roja, en concreto, es una fuente rica de vitamina B12, vital para el correcto funcionamiento de prácticamente todos los sistemas de nuestro cuerpo. La carne roja también contiene niveles elevados de otras vitaminas del grupo B. También es una fuente natural muy rica en creatina que, además de contribuir a la recuperación muscular, es una fuente de energía vital para el cerebro. Y para acabar, destacaría que, entre muchas otras cualidades, la carne roja tiene una alta concentración de CLA (ácido linoléico conjugado), un ácido graso muy beneficioso para el organismo.

¿Qué es el CLA y qué efecto tiene sobre nuestro organismo?

La ternera proporciona un ácido graso llamado ácido linoleico conjugado (CLA en inglés). Curiosamente, durante la última década se ha observado que el CLA puede ser efectivo en la reducción de la incidencia del cáncer, aunque hay que terminar de demostrar su efecto en humanos. El CLA también ha sido investigado por su capacidad de modificar la composición corporal, por lo que podría jugar un papel clave en dietas de reducción de peso. De hecho, el CLA se puede comprar como suplemento alimenticio en cualquier tienda de nutrición.

El consumo de carne, en especial de carne roja, ha adquirido cierta mala fama, ya que ha sido relacionada con la aparición de diversas enfermedades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo limitado de este tipo de producto a partir de diversos estudios. ¿Qué hay de verdad en ello?

Somos muy conscientes de la preocupación social que hay en torno al consumo de carne, pero creemos que detrás de muchos de estos estudios se esconde un interés comercial.  Se realizan sobre grupos de control muy heterogéneos, que no son lo suficientemente amplios, por lo que es prácticamente imposible controlar durante el periodo necesario la dieta llevada a cabo por todos sus individuos. También hay que tener en cuenta quién financia cada estudio. Normalmente, son empresas que no quieren que dicho estudio les perjudique. Esto es algo que ya vimos en el pasado, por ejemplo, con el consumo de grasa. En los años 60 se la demonizó, y ahora resulta que no solo es tan mala, sino que, además, es beneficiosa.

Aun así, hay varios puntos en los que coincidimos con estos estudios. El primero, es en la desaprobación total de los productos cárnicos ultraprocesados. Estos alimentos están llenos de ingredientes no recomendables para el consumo humano. También compartimos con ellos la preocupación social por las prácticas agrícolas irresponsables, sobre todo con la ganadería de concentración.

¿Una barrita energética Cherky proporciona la misma energía a un deportista que una barrita energética tradicional? ¿Es una opción más sana?

No todo lo que tiene forma de barrita es saludable; hay barritas con más azúcar que un ‘donut’. Estamos realizando los primeros estudios nutricionales y lo cierto es que superan nuestras expectativas.

Una barrita de 35gr proporciona 9 gramos de proteína, 1,4 gr de grasa, 8,8 gr de hidratos y 97 kcal. Ofrecemos una barrita con unas propiedades nutricionales superiores a la mayoría de productos presentes en el mercado, con la gran diferencia de que está hecha a base de carne, fruta y verdura, por lo que se asimila mucho mejor que una barrita tradicional.

¿Vuestro producto va dirigido únicamente al mundo del deporte?

Para nada. Somos una empresa que elabora productos cárnicos y que se toma muy en serio la alimentación de sus clientes. Eso resulta en productos sabrosos pero muy nutritivos. Además de las barritas, tenemos una línea de embutido en formato snack, con un catálogo de sabores más divertido y muy superior nutricionalmente a un embutido tradicional. Como anécdota, comentar que muchas madres nos piden nuestros embutidos para que sus hijos los lleven al cole.

¿Cómo elaboráis los sabores de vuestros productos?

La idea es trabajar con ingredientes que combinen y potencian el sabor natural de la carne sin saturar el paladar, para así conseguir un sabor elegante. Nos gusta pensar que hacemos recetas de restaurante en miniatura. Cerdo ibérico con manzana y mostaza, o con cítricos y albaricoque; ternera con ajo negro y café o con remolacha y arándanos son algunos de nuestros sabores. No podía ser de otra forma: si los productos no están ricos no se venden, por muy sanos que sean.

¿Cuáles son las nuevas líneas de producto que estáis desarrollando en este momento?

Además de las barritas y de los sticks de embutido de cerdo ibérico y ternera, en 2019 sacaremos una gama con pavo, y tenemos programado el desarrollo de dos nuevas gamas de producto. Vamos a desarrollar el catálogo de snacks cárnicos más potente de Europa.

¿Cómo ha sido vuestro proceso de desarrollo empresarial?

Largo pero muy emocionante. En 2016 empezamos a comercializar alimentos del tipo jerky en España. Se trata de uno de los snacks más consumidos en el mundo, y nosotros fuimos pioneros aquí. Ese mismo año empezamos a plantearnos la idea de desarrollar la barrita, y eso desembocó en un acuerdo de colaboración muy estrecho y mucho más amplio de lo esperado con el Centro Tecnológico Alimentario CTIC-CITA (que hemos costeado con fondos propios).

La Rioja tiene una industria cárnica tradicional muy potente, y eso nos ha proporcionado oportunidades como la de tener unas instalaciones propias en las que comenzar a elaborar los productos que hemos desarrollado.

¿Por qué el bienestar animal es tan importante para vuestra empresa?

Para nosotros esto es básico.  Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos como empresa alimentaria en la salud de nuestros clientes, pero también en el impacto que generamos en el medioambiente.

Como nuestro objetivo es ofrecer el mejor producto posible, trabajamos con carne de la máxima calidad. En el caso de la ternera, la cría en extensivo o en granja de concentración supone una diferencia brutal, muy similar a un cerdo ibérico de cebo criado en la dehesa o a un cerdo engordado a base de pienso.

¿Qué acciones lleváis a cabo para que los animales que utilizáis en la elaboración de vuestros productos tengan una mayor calidad de vida?

Estamos involucrados en un clúster de empresas riojanas formado por La Asociación de Ganaderos de las 7 Villas, el matadero de Logroño y el CTIC-CITA para estudiar cómo mejora la calidad gustativa y nutricional de la carne. Lo que tratamos de hacer es estudiar la diferencia entre una alimentación con pienso tradicional, pienso orgánico y pasto. Por otra parte, el matadero va a reducir el estrés del animal antes de ser sacrificado mediante la mejora de sus instalaciones y nosotros desarrollaremos, junto al CTIC-CITA, dos productos innovadores que pongan en valor esa carne. También estamos certificando nuestros productos con una línea BIO que garantiza una cría más responsable.

¿Qué efectos tiene el bienestar animal sobre el producto final?

Estamos hablando de carne infinitamente más sabrosa, cuyo aporte nutricional se ve reflejado en el perfil graso de nuestros productos con unos altos porcentajes de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, más saludables para el ser humano. Además, es muy importante el retorno que una práctica ganadera responsable tiene en el medioambiente. Los animales, al pastar y moverse por el terreno, promueven la salud y regeneración del suelo.

¿Cuáles son vuestros objetivos a medio plazo como empresa? ¿Pensáis en la expansión internacional?

Nuestro objetivo es convertirnos en una empresa de referencia en el sector de los snacks cárnicos en particular y de la alimentación saludable en general. A medio plazo, nuestro objetivo es estar presente en lineales de gran distribución. Nuestros productos, al ser ligeros y sin problemas de conservación, nos permiten vender a través de la web en toda Europa y es algo que hacemos desde el principio.  Más adelante, Inglaterra, Italia, Francia y Alemania son los principales mercados a los que vamos a acceder.

¿Qué consejo le daríais a un joven que quisiera emprender una empresa relacionada con el mundo de la alimentación?

Como en todas las empresas, el equipo es lo más importante. En mi opinión, una persona sola puede tener y desarrollar una idea, pero para conseguir escalarla a un nivel industrial y construir una empresa entorno a ella es necesario acompañarse de personas que aporten lo necesario para sacar ese proyecto adelante. Especialmente en alimentación, sector en el que llevar un producto innovador al mercado es muy costoso. En ese aspecto podemos decir que el equipo de socios fundadores hemos tenido suerte.

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Carlos Camarero, cofundador de BRAVO Food Design, empresa ganadora de los Premios EmprendedorXXI en La Rioja

“La carne es una fuente de proteína de gran calidad, altamente digerible, que contiene los ocho aminoácidos esenciales”

BRAVO Food Design ha creado Cherky, una marca de barritas energéticas y snacks elaborados a partir de productos cárnicos totalmente innovadores. La empresa, fuertemente comprometida con la sostenibilidad y las buenas prácticas de bienestar animal, rescata la carne como alimento “paleo” (aquellos que ya estaban disponibles en el Paleolítico) y como producto esencial para nuestro organismo. Su propuesta se presenta como una alternativa más sana que la barrita energética tradicional. La empresa ha sido galardonada con los Premios EmprendedorXXI en La Rioja, galardón que pretende dar apoyo y visibilidad a proyectos innovadores. Carlos Camarero es cofundador de la compañía.

¿Qué significa para BRAVO Food Design ser uno de los ganadores de los Premios EmprendedorXXI?

Para nosotros es un reconocimiento al esfuerzo que supone para una empresa tan joven invertir en innovación. También, confirma de alguna forma que estamos haciendo las cosas bien y que nuestro proyecto tiene potencial. Además, los Premios EmprededorXXI son un gran escaparate, y ser uno de los ganadores nos proporciona visibilidad en un momento en que queremos dar a conocer Cherky y los productos que hemos creado.

¿Cuál es el concepto que hay detrás de BRAVO Food Design?

Nuestro objetivo principal es crear productos que sean honestos con nuestros clientes y con el medioambiente. Es evidente que existe un problema en la alimentación actual; nosotros entendemos que la industria alimentaria y los productos ultraprocesados tienen una responsabilidad muy importante en ello. Por eso nos hemos centrado en desarrollar un catálogo de productos cárnicos sin aditivos artificiales, sin conservantes y sin azúcares añadidos. Nuestros productos están fabricados con ternera criada en libertad y cerdo ibérico de cebo. Además, los snacks Cherky están diseñados para ser consumidos en cualquier momento y lugar.

¿Por qué elegisteis la carne como materia prima para vuestros productos?

Nos encanta la carne y somos una empresa cárnica, por lo que innovar en este sector era lo más fácil para nosotros. El sector cárnico es un sector muy grande y muy maduro, y entendemos que hay una buena oportunidad para productos diferentes que aporten valor añadido. Además, desde el punto de vista nutricional, es difícil encontrar ingredientes más densos que la carne. En Cherky nos esforzamos para conseguir carne de calidad proveniente de animales criados de forma responsable, por eso gran parte de nuestros proveedores tienen el sello BIO.

¿Cuáles son las ventajas de su consumo para nuestro organismo?

La carne es una fuente de proteína de gran calidad, altamente digerible, que contiene los 8 aminoácidos esenciales (no generados por el ser humano) que el cuerpo tiene que conseguir a través de la alimentación. La carne roja, en concreto, es una fuente rica de vitamina B12, vital para el correcto funcionamiento de prácticamente todos los sistemas de nuestro cuerpo. La carne roja también contiene niveles elevados de otras vitaminas del grupo B. También es una fuente natural muy rica en creatina que, además de contribuir a la recuperación muscular, es una fuente de energía vital para el cerebro. Y para acabar, destacaría que, entre muchas otras cualidades, la carne roja tiene una alta concentración de CLA (ácido linoléico conjugado), un ácido graso muy beneficioso para el organismo.

¿Qué es el CLA y qué efecto tiene sobre nuestro organismo?

La ternera proporciona un ácido graso llamado ácido linoleico conjugado (CLA en inglés). Curiosamente, durante la última década se ha observado que el CLA puede ser efectivo en la reducción de la incidencia del cáncer, aunque hay que terminar de demostrar su efecto en humanos. El CLA también ha sido investigado por su capacidad de modificar la composición corporal, por lo que podría jugar un papel clave en dietas de reducción de peso. De hecho, el CLA se puede comprar como suplemento alimenticio en cualquier tienda de nutrición.

El consumo de carne, en especial de carne roja, ha adquirido cierta mala fama, ya que ha sido relacionada con la aparición de diversas enfermedades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo limitado de este tipo de producto a partir de diversos estudios. ¿Qué hay de verdad en ello?

Somos muy conscientes de la preocupación social que hay en torno al consumo de carne, pero creemos que detrás de muchos de estos estudios se esconde un interés comercial.  Se realizan sobre grupos de control muy heterogéneos, que no son lo suficientemente amplios, por lo que es prácticamente imposible controlar durante el periodo necesario la dieta llevada a cabo por todos sus individuos. También hay que tener en cuenta quién financia cada estudio. Normalmente, son empresas que no quieren que dicho estudio les perjudique. Esto es algo que ya vimos en el pasado, por ejemplo, con el consumo de grasa. En los años 60 se la demonizó, y ahora resulta que no solo es tan mala, sino que, además, es beneficiosa.

Aun así, hay varios puntos en los que coincidimos con estos estudios. El primero, es en la desaprobación total de los productos cárnicos ultraprocesados. Estos alimentos están llenos de ingredientes no recomendables para el consumo humano. También compartimos con ellos la preocupación social por las prácticas agrícolas irresponsables, sobre todo con la ganadería de concentración.

¿Una barrita energética Cherky proporciona la misma energía a un deportista que una barrita energética tradicional? ¿Es una opción más sana?

No todo lo que tiene forma de barrita es saludable; hay barritas con más azúcar que un ‘donut’. Estamos realizando los primeros estudios nutricionales y lo cierto es que superan nuestras expectativas.

Una barrita de 35gr proporciona 9 gramos de proteína, 1,4 gr de grasa, 8,8 gr de hidratos y 97 kcal. Ofrecemos una barrita con unas propiedades nutricionales superiores a la mayoría de productos presentes en el mercado, con la gran diferencia de que está hecha a base de carne, fruta y verdura, por lo que se asimila mucho mejor que una barrita tradicional.

¿Vuestro producto va dirigido únicamente al mundo del deporte?

Para nada. Somos una empresa que elabora productos cárnicos y que se toma muy en serio la alimentación de sus clientes. Eso resulta en productos sabrosos pero muy nutritivos. Además de las barritas, tenemos una línea de embutido en formato snack, con un catálogo de sabores más divertido y muy superior nutricionalmente a un embutido tradicional. Como anécdota, comentar que muchas madres nos piden nuestros embutidos para que sus hijos los lleven al cole.

¿Cómo elaboráis los sabores de vuestros productos?

La idea es trabajar con ingredientes que combinen y potencian el sabor natural de la carne sin saturar el paladar, para así conseguir un sabor elegante. Nos gusta pensar que hacemos recetas de restaurante en miniatura. Cerdo ibérico con manzana y mostaza, o con cítricos y albaricoque; ternera con ajo negro y café o con remolacha y arándanos son algunos de nuestros sabores. No podía ser de otra forma: si los productos no están ricos no se venden, por muy sanos que sean.

¿Cuáles son las nuevas líneas de producto que estáis desarrollando en este momento?

Además de las barritas y de los sticks de embutido de cerdo ibérico y ternera, en 2019 sacaremos una gama con pavo, y tenemos programado el desarrollo de dos nuevas gamas de producto. Vamos a desarrollar el catálogo de snacks cárnicos más potente de Europa.

¿Cómo ha sido vuestro proceso de desarrollo empresarial?

Largo pero muy emocionante. En 2016 empezamos a comercializar alimentos del tipo jerky en España. Se trata de uno de los snacks más consumidos en el mundo, y nosotros fuimos pioneros aquí. Ese mismo año empezamos a plantearnos la idea de desarrollar la barrita, y eso desembocó en un acuerdo de colaboración muy estrecho y mucho más amplio de lo esperado con el Centro Tecnológico Alimentario CTIC-CITA (que hemos costeado con fondos propios).

La Rioja tiene una industria cárnica tradicional muy potente, y eso nos ha proporcionado oportunidades como la de tener unas instalaciones propias en las que comenzar a elaborar los productos que hemos desarrollado.

¿Por qué el bienestar animal es tan importante para vuestra empresa?

Para nosotros esto es básico.  Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos como empresa alimentaria en la salud de nuestros clientes, pero también en el impacto que generamos en el medioambiente.

Como nuestro objetivo es ofrecer el mejor producto posible, trabajamos con carne de la máxima calidad. En el caso de la ternera, la cría en extensivo o en granja de concentración supone una diferencia brutal, muy similar a un cerdo ibérico de cebo criado en la dehesa o a un cerdo engordado a base de pienso.

¿Qué acciones lleváis a cabo para que los animales que utilizáis en la elaboración de vuestros productos tengan una mayor calidad de vida?

Estamos involucrados en un clúster de empresas riojanas formado por La Asociación de Ganaderos de las 7 Villas, el matadero de Logroño y el CTIC-CITA para estudiar cómo mejora la calidad gustativa y nutricional de la carne. Lo que tratamos de hacer es estudiar la diferencia entre una alimentación con pienso tradicional, pienso orgánico y pasto. Por otra parte, el matadero va a reducir el estrés del animal antes de ser sacrificado mediante la mejora de sus instalaciones y nosotros desarrollaremos, junto al CTIC-CITA, dos productos innovadores que pongan en valor esa carne. También estamos certificando nuestros productos con una línea BIO que garantiza una cría más responsable.

¿Qué efectos tiene el bienestar animal sobre el producto final?

Estamos hablando de carne infinitamente más sabrosa, cuyo aporte nutricional se ve reflejado en el perfil graso de nuestros productos con unos altos porcentajes de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, más saludables para el ser humano. Además, es muy importante el retorno que una práctica ganadera responsable tiene en el medioambiente. Los animales, al pastar y moverse por el terreno, promueven la salud y regeneración del suelo.

¿Cuáles son vuestros objetivos a medio plazo como empresa? ¿Pensáis en la expansión internacional?

Nuestro objetivo es convertirnos en una empresa de referencia en el sector de los snacks cárnicos en particular y de la alimentación saludable en general. A medio plazo, nuestro objetivo es estar presente en lineales de gran distribución. Nuestros productos, al ser ligeros y sin problemas de conservación, nos permiten vender a través de la web en toda Europa y es algo que hacemos desde el principio.  Más adelante, Inglaterra, Italia, Francia y Alemania son los principales mercados a los que vamos a acceder.

¿Qué consejo le daríais a un joven que quisiera emprender una empresa relacionada con el mundo de la alimentación?

Como en todas las empresas, el equipo es lo más importante. En mi opinión, una persona sola puede tener y desarrollar una idea, pero para conseguir escalarla a un nivel industrial y construir una empresa entorno a ella es necesario acompañarse de personas que aporten lo necesario para sacar ese proyecto adelante. Especialmente en alimentación, sector en el que llevar un producto innovador al mercado es muy costoso. En ese aspecto podemos decir que el equipo de socios fundadores hemos tenido suerte.

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Cambio climático. ¿Cómo afecta al sector agroalimentario? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cambio-climatico-como-afecta-al-sector-agroalimentario/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cambio-climatico-como-afecta-al-sector-agroalimentario/#respond Thu, 14 Dec 2017 06:00:01 +0000 CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=25829

El sector agroalimentario español emplea hoy en día a más de dos millones de personas, y genera el 10% del PIB del país. Además, la tendencia del sector es positiva: las exportaciones alcanzaron un máximo histórico de 27.500 millones de euros en 2016, un 8,4% más que en el año anterior, y el valor de su facturación ascendió hasta 96.400 millones de euros, un 1,3% superior a la de 2015, según cifras facilitadas por la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).

No obstante, el sector se enfrenta en la actualidad a una de sus mayores amenazas: el cambio climático. Buena parte del problema radica en la elevada dependencia de las materias primas que padece el sector. Y pocos se atreven ya a discutir que los efectos del cambio climático, como el calentamiento global, las subidas del nivel del mar o la deforestación, afectan considerablemente a la volatilidad de materias primas, y contribuyen a su escasez. Eso provoca, a su vez, aumentos de precios en los productos del sector, y en ocasiones, reducción de la calidad, o incluso el abandono de cosechas a su suerte.

Soluciones ante el cambio climático

¿Qué hacer ante esta situación? Como en todo cambio, hay que reaccionar. Es necesario adaptarse a las nuevas circunstancias y buscar soluciones, como por ejemplo “la buena gestión de los suelos para que sean sumideros de dióxido de carbono”, apuntó recientemente la consellera de Agricultura y Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana, Elena Cebrián, en unas jornadas que llevaban por lema «Sostenibilidad, realidad o eslogan».

En la misma línea se expresó Javier Santamarta, secretario del Consejo Asesor de Medio Ambiente de Castilla – La Mancha, cuando aseguró que el último compromiso adoptado por la Consejería de Medio Ambiente de la región es el de “explicar y abordar los efectos del efecto sumidero en los distintos cultivos de Castilla – La Mancha. El efecto sumidero se refiere a la capacidad de absorción de CO2 de los cultivos, de la industria agroalimentaria y también de las superficies forestales. Sería una suerte de situación opuesta al efecto invernadero. Y la idea es calcular la suma de los cultivos leñosos, como el olivar, el pistacho o el almendro, con los agrícolas para estimar la capacidad de la región para absorber CO2”.

Por otra parte, la Fundación LAFER y el Instituto de la Ingeniería de España (IIE) organizaron una jornada destinada a analizar el efecto del cambio climático sobre la agricultura. En ella, varios expertos propusieron algunas soluciones, como la necesidad de apostar por una “agricultura sostenible” y de incrementar el rendimiento de las cosechas. Para ello, la introducción de nuevos transgénicos y la implantación de nuevas tecnologías se revelan factores fundamentales.

Uno de los expertos, David Howell, coordinador de Políticas Ambientales de SEO-Birdlife, declaró que “la biodiversidad compite con las actividades agrarias del hombre, lo que obliga a una adaptación inteligente de estas producciones”. Entre otras cuestiones, Howell explicó que se debería trabajar en un reparto eficiente de la comida, evitando el desperdicio, frente a la idea opuesta de seguir incrementando las producciones. Con este objetivo en mente, el representante de SEO-Birdlife abogó por “la necesidad de una Ley vinculada al cambio climático que esté pensada a largo plazo e independiente del gobierno que exista”.

El anteproyecto de ley de cambio climático, en 2018

Precisamente, el Gobierno español está trabajando en ello y tendrá listo el anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética, en el que participan prácticamente todos los ministerios con el objetivo de cumplir con el Acuerdo de París, durante el primer trimestre de 2018. El anteproyecto supone una excelente ocasión para detenerse un momento, escuchar a todas las partes implicadas, y ofrecer una respuesta reflexionada y con vocación de largo plazo a todos los grandes retos que tiene por delante, entre otros sectores, el agroalimentario.

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El sector agroalimentario español emplea hoy en día a más de dos millones de personas, y genera el 10% del PIB del país. Además, la tendencia del sector es positiva: las exportaciones alcanzaron un máximo histórico de 27.500 millones de euros en 2016, un 8,4% más que en el año anterior, y el valor de su facturación ascendió hasta 96.400 millones de euros, un 1,3% superior a la de 2015, según cifras facilitadas por la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).

No obstante, el sector se enfrenta en la actualidad a una de sus mayores amenazas: el cambio climático. Buena parte del problema radica en la elevada dependencia de las materias primas que padece el sector. Y pocos se atreven ya a discutir que los efectos del cambio climático, como el calentamiento global, las subidas del nivel del mar o la deforestación, afectan considerablemente a la volatilidad de materias primas, y contribuyen a su escasez. Eso provoca, a su vez, aumentos de precios en los productos del sector, y en ocasiones, reducción de la calidad, o incluso el abandono de cosechas a su suerte.

Soluciones ante el cambio climático

¿Qué hacer ante esta situación? Como en todo cambio, hay que reaccionar. Es necesario adaptarse a las nuevas circunstancias y buscar soluciones, como por ejemplo “la buena gestión de los suelos para que sean sumideros de dióxido de carbono”, apuntó recientemente la consellera de Agricultura y Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana, Elena Cebrián, en unas jornadas que llevaban por lema «Sostenibilidad, realidad o eslogan».

En la misma línea se expresó Javier Santamarta, secretario del Consejo Asesor de Medio Ambiente de Castilla – La Mancha, cuando aseguró que el último compromiso adoptado por la Consejería de Medio Ambiente de la región es el de “explicar y abordar los efectos del efecto sumidero en los distintos cultivos de Castilla – La Mancha. El efecto sumidero se refiere a la capacidad de absorción de CO2 de los cultivos, de la industria agroalimentaria y también de las superficies forestales. Sería una suerte de situación opuesta al efecto invernadero. Y la idea es calcular la suma de los cultivos leñosos, como el olivar, el pistacho o el almendro, con los agrícolas para estimar la capacidad de la región para absorber CO2”.

Por otra parte, la Fundación LAFER y el Instituto de la Ingeniería de España (IIE) organizaron una jornada destinada a analizar el efecto del cambio climático sobre la agricultura. En ella, varios expertos propusieron algunas soluciones, como la necesidad de apostar por una “agricultura sostenible” y de incrementar el rendimiento de las cosechas. Para ello, la introducción de nuevos transgénicos y la implantación de nuevas tecnologías se revelan factores fundamentales.

Uno de los expertos, David Howell, coordinador de Políticas Ambientales de SEO-Birdlife, declaró que “la biodiversidad compite con las actividades agrarias del hombre, lo que obliga a una adaptación inteligente de estas producciones”. Entre otras cuestiones, Howell explicó que se debería trabajar en un reparto eficiente de la comida, evitando el desperdicio, frente a la idea opuesta de seguir incrementando las producciones. Con este objetivo en mente, el representante de SEO-Birdlife abogó por “la necesidad de una Ley vinculada al cambio climático que esté pensada a largo plazo e independiente del gobierno que exista”.

El anteproyecto de ley de cambio climático, en 2018

Precisamente, el Gobierno español está trabajando en ello y tendrá listo el anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética, en el que participan prácticamente todos los ministerios con el objetivo de cumplir con el Acuerdo de París, durante el primer trimestre de 2018. El anteproyecto supone una excelente ocasión para detenerse un momento, escuchar a todas las partes implicadas, y ofrecer una respuesta reflexionada y con vocación de largo plazo a todos los grandes retos que tiene por delante, entre otros sectores, el agroalimentario.

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