> ODS – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Cinco cifras clave sobre la situación del agua en el planeta https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/dia-mundial-agua-cifras-clave/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/dia-mundial-agua-cifras-clave/#respond Tue, 21 Mar 2023 10:22:43 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=61628

El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, que este año coincide con el inicio de la Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023 que acogerá Nueva York (EE. UU.). Se espera que esta cita internacional alcance compromisos para establecer soluciones a la crisis actual del agua y el saneamiento.

Para entender las dimensiones del reto al que se enfrenta nuestro planeta, analizamos cinco cifras relacionadas con el agua y te damos una fecha clave.

1- 97.000 kilómetros cúbicos de agua potable en todo el mundo

En nuestro planeta hay 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua, de la que el 97 % (1.338 millones de kilómetros cúbicos) corresponde a agua salada. El resto es agua dulce, aunque no toda es potable. Se estima que solo el 0,007 % del total del agua de la tierra es potable, unos 97.000 kilómetros cúbicos. Por tanto, el agua es un recurso escaso y limitado. Una gestión optimizada es fundamental para evitar su escasez.

2- 2.200 millones de personas sin acceso a agua potable y salubre

Según datos de Naciones Unidas, un tercio de la población mundial no tiene acceso a agua en condiciones de salubridad y potabilidad. El objetivo 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aspira a lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos en 2030.

3- El 10 % del agua que se consume en el mundo se destina a consumo humano

De toda el agua que se consume en el mundo, solo el 10 % se destina a consumo humano. Del porcentaje restante, el 70 % se usa para la agricultura y ganadería y el 20 % para la industria, según el AQUASTAT, agencia de la FAO que analiza el uso del agua en la agricultura.

4- El 17 % de la producción mundial de agua desalada procede de Arabia Saudita

Arabia Saudita es el principal desalinizador de agua (17 % de la producción mundial), seguido de Emiratos Árabes Unidos (13,4 %) y Estados Unidos (13 %).

Según Aquae Fundación, España sería el cuarto país con mayor producción de agua desalada. Para ello, cuenta con 765 plantas desaladoras (360 de agua de mar y 405 de agua salobre) que producen más de 100 metros cúbicos al día.

Sin embargo, solo 99 de esas plantas son de gran capacidad, es decir, aquellas que pueden producir entre 10.000 y 250.000 metros cúbicos al día.

5- 6.700 litros de agua por persona y día al año en España

La huella hídrica determina el volumen de agua para producir bienes y servicios. En nuestro país, la huella hídrica per cápita diaria de un español es de 6.700 litros de agua. Dentro de la Unión Europea (UE), solo supera nuestra huella hídrica Portugal, con 6.900 litros de agua diarios. Países como Mongolia alcanzan los 10.000 litros diarios, según datos de Water Footprint Network.

Y una fecha clave para el agua: 2030

Se trata de la fecha establecida en los ODS para lograr mejorar el acceso al agua, su calidad, la eficiencia en su uso, la gestión integrada a través de la cooperación fronteriza, la protección de ecosistemas relacionados con el agua, ampliar la cooperación al desarrollo y fortalecer la gestión local de recursos hídricos.

]]>

El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, que este año coincide con el inicio de la Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023 que acogerá Nueva York (EE. UU.). Se espera que esta cita internacional alcance compromisos para establecer soluciones a la crisis actual del agua y el saneamiento.

Para entender las dimensiones del reto al que se enfrenta nuestro planeta, analizamos cinco cifras relacionadas con el agua y te damos una fecha clave.

1- 97.000 kilómetros cúbicos de agua potable en todo el mundo

En nuestro planeta hay 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua, de la que el 97 % (1.338 millones de kilómetros cúbicos) corresponde a agua salada. El resto es agua dulce, aunque no toda es potable. Se estima que solo el 0,007 % del total del agua de la tierra es potable, unos 97.000 kilómetros cúbicos. Por tanto, el agua es un recurso escaso y limitado. Una gestión optimizada es fundamental para evitar su escasez.

2- 2.200 millones de personas sin acceso a agua potable y salubre

Según datos de Naciones Unidas, un tercio de la población mundial no tiene acceso a agua en condiciones de salubridad y potabilidad. El objetivo 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aspira a lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos en 2030.

3- El 10 % del agua que se consume en el mundo se destina a consumo humano

De toda el agua que se consume en el mundo, solo el 10 % se destina a consumo humano. Del porcentaje restante, el 70 % se usa para la agricultura y ganadería y el 20 % para la industria, según el AQUASTAT, agencia de la FAO que analiza el uso del agua en la agricultura.

4- El 17 % de la producción mundial de agua desalada procede de Arabia Saudita

Arabia Saudita es el principal desalinizador de agua (17 % de la producción mundial), seguido de Emiratos Árabes Unidos (13,4 %) y Estados Unidos (13 %).

Según Aquae Fundación, España sería el cuarto país con mayor producción de agua desalada. Para ello, cuenta con 765 plantas desaladoras (360 de agua de mar y 405 de agua salobre) que producen más de 100 metros cúbicos al día.

Sin embargo, solo 99 de esas plantas son de gran capacidad, es decir, aquellas que pueden producir entre 10.000 y 250.000 metros cúbicos al día.

5- 6.700 litros de agua por persona y día al año en España

La huella hídrica determina el volumen de agua para producir bienes y servicios. En nuestro país, la huella hídrica per cápita diaria de un español es de 6.700 litros de agua. Dentro de la Unión Europea (UE), solo supera nuestra huella hídrica Portugal, con 6.900 litros de agua diarios. Países como Mongolia alcanzan los 10.000 litros diarios, según datos de Water Footprint Network.

Y una fecha clave para el agua: 2030

Se trata de la fecha establecida en los ODS para lograr mejorar el acceso al agua, su calidad, la eficiencia en su uso, la gestión integrada a través de la cooperación fronteriza, la protección de ecosistemas relacionados con el agua, ampliar la cooperación al desarrollo y fortalecer la gestión local de recursos hídricos.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/dia-mundial-agua-cifras-clave/feed/ 0
Alimentación sostenible: ¿podemos comer sin dañar al planeta? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/alimentacion-sostenible-seguridad-alimentaria/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/alimentacion-sostenible-seguridad-alimentaria/#respond Wed, 01 Feb 2023 09:07:58 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=60730

En 1798, el panorama que pintaba Thomas Malthus para la humanidad era poco alentador: este erudito británico pronosticaba grandes hambrunas para una población creciente. Las innovaciones sobre el cultivo y la tierra evitaron ese destino sombrío, pero crearon problemas de sostenibilidad que aún hoy tratamos de resolver. Actualmente, el reto consiste en alcanzar una alimentación sostenible para todos.

Si queremos buscar sistemas que den de comer a la población del planeta y mejorar la seguridad alimentaria, es necesario buscar alternativas basadas en la ciencia. ¿Qué opciones tenemos?

Un sistema alimentario mundial complejo

¿Es sostenible el actual sistema agroalimentario? En algunos casos el uso de la tierra es óptimo y esta se cuida de manera que se pueden regenerar sus compuestos químicos y preservar bioma. Sin embargo, el complejo sistema actual no es sostenible en líneas generales.

CO2

  • La agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra emiten el 18,4 % del CO₂ mundial, con especial foco en ganado y estiércol (5,8 %).
  • Si se cuentan actividades complementarias del sistema de producción de alimentos —como el procesado, empaquetado o transporte—, la cifra aumenta al 25 %.

Nitrógeno y fósforo

  • Uno de los impactos más urgentes es el desequilibrio en el ciclo del nitrógeno. Los expertos aseguran que los humanos hemos acelerado claramente la tasa de fijación de nitrógeno en los suelos.
  • En la actualidad, debido en buena medida a la agricultura, ya se ha superado el límite planetario por desequilibrio de nitrógeno y fósforo.

Biodiversidad

Alimentación sostenible para comer sin dañar al planeta

Nuevas soluciones para una alimentación sostenible

Sin embargo, existen ya algunas soluciones que, combinadas entre sí, pueden allanar el camino hacia la ansiada alimentación sostenible. A continuación, veremos algunos ejemplos. Entre paréntesis se puede ver el problema a cuya solución contribuye más cada una.

Agricultura de precisión (fósforo y nitrógeno)

La agricultura de precisión evita el uso masivo de fertilizantes. Con este tipo de agricultura, altamente tecnificada, aumentará la eficiencia en el uso de nitrógeno y fósforo. También se evitará parte de sus externalidades, tal y como destacan investigadores españoles.

A menudo la agricultura de precisión hace uso de satélites, como es el caso del proyecto nacional FATIMA. En otras, una alta sensorización e incluso robots industriales aplicados al campo. Además, los autores destacan la importancia de hacer uso de biotecnología innovadora, sin la cual es poco probable que se logren alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También será necesario digitalizarla.

Nuevos granos, arroz perenne (CO₂ y energía)

Después de dos décadas de trabajo, investigadores de la Universidad de Yunnan (China) han desarrollado un tipo de arroz perenne (PR23), cuyas plantas sobreviven año tras año y siguen produciendo. Como destacan los autores del estudio «Sustained productivity and agronomic potential of perennial rice»: «el arroz perenne es un cambio radical con potencial para mejorar los medios de subsistencia, mejorar la calidad del suelo e inspirar la investigación sobre otros cereales perennes».

Una de las ventajas de este grano es precisamente la recuperación del suelo, al no ser necesario plantar de nuevo para cada cosecha.

Agricultura celular en lugar de ganado (biodiversidad)

Debido al creciente impacto global de la industria ganadera —cada vez se consume más carne por persona, según la FAO, y cada vez hay más personas— y aunque hay sistemas de pastoreo móvil capaces de cubrir parte de sus externalidades, es necesario reducir el consumo de carne o buscar formas diferentes de producirla.

La agricultura celular es una de las posibles soluciones a la producción de proteínas animales que no exige, en principio, una alta pérdida de biodiversidad. Además, prescinde por completo de sufrimiento animal. Aunque se trata de una tecnología aún en desarrollo, el cultivo de células animales en reactores promete mucho.

Una de las principales ventajas del cultivo celular, que consiste en la reproducción celular dentro de un tanque llamado biorreactor, es que solo se produce la parte comestible del animal, reduciendo de forma notable la energía final necesaria para producir un kilogramo de carne. Además, libera espacio en el campo para otros usos.

Resilvestración y permacultura (biodiversidad)

Con el ahorro de espacio que aportan soluciones técnicas como las tres anteriores, es posible resilvestrar (rewild) zonas antropizadas y dañadas con apenas biodiversidad. Diferentes estudios señalan la necesidad de resilvestrar terrenos de cultivo abandonados desde hace años. Si el área no produce comida, conviene entonces restaurarla.

Como complemento al rewilding y alternativa a la agricultura convencional, la permacultura es un método sistemático que persigue agrupar todos los factores de ecología, agricultura o de seguridad alimentaria bajo un mismo paraguas. Su objetivo es la sostenibilidad y el no agotamiento de los suelos.

Ayudas para proteger (sin explotar) la naturaleza

Existe consenso absoluto en que blindar los espacios protegidos y aumentar drásticamente su área —e interconexiones para no formar islas— es un requisito imprescindible para proteger la biodiversidad e impulsar la alimentación sostenible. Solo el 16,64 % de la superficie terrestre y aguas continentales y el 1 % de las aguas están protegidas, según el Informe planeta protegido 2020 de la ONU.

En una de las publicaciones más relevantes sobre la biodiversidad, el profesor Sir Partha Dasgupta señala la necesidad de dar subsidios no para la explotación de la naturaleza, sino para su protección, valorando los recursos naturales, así como la de eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles.

]]>

En 1798, el panorama que pintaba Thomas Malthus para la humanidad era poco alentador: este erudito británico pronosticaba grandes hambrunas para una población creciente. Las innovaciones sobre el cultivo y la tierra evitaron ese destino sombrío, pero crearon problemas de sostenibilidad que aún hoy tratamos de resolver. Actualmente, el reto consiste en alcanzar una alimentación sostenible para todos.

Si queremos buscar sistemas que den de comer a la población del planeta y mejorar la seguridad alimentaria, es necesario buscar alternativas basadas en la ciencia. ¿Qué opciones tenemos?

Un sistema alimentario mundial complejo

¿Es sostenible el actual sistema agroalimentario? En algunos casos el uso de la tierra es óptimo y esta se cuida de manera que se pueden regenerar sus compuestos químicos y preservar bioma. Sin embargo, el complejo sistema actual no es sostenible en líneas generales.

CO2

  • La agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra emiten el 18,4 % del CO₂ mundial, con especial foco en ganado y estiércol (5,8 %).
  • Si se cuentan actividades complementarias del sistema de producción de alimentos —como el procesado, empaquetado o transporte—, la cifra aumenta al 25 %.

Nitrógeno y fósforo

  • Uno de los impactos más urgentes es el desequilibrio en el ciclo del nitrógeno. Los expertos aseguran que los humanos hemos acelerado claramente la tasa de fijación de nitrógeno en los suelos.
  • En la actualidad, debido en buena medida a la agricultura, ya se ha superado el límite planetario por desequilibrio de nitrógeno y fósforo.

Biodiversidad

Alimentación sostenible para comer sin dañar al planeta

Nuevas soluciones para una alimentación sostenible

Sin embargo, existen ya algunas soluciones que, combinadas entre sí, pueden allanar el camino hacia la ansiada alimentación sostenible. A continuación, veremos algunos ejemplos. Entre paréntesis se puede ver el problema a cuya solución contribuye más cada una.

Agricultura de precisión (fósforo y nitrógeno)

La agricultura de precisión evita el uso masivo de fertilizantes. Con este tipo de agricultura, altamente tecnificada, aumentará la eficiencia en el uso de nitrógeno y fósforo. También se evitará parte de sus externalidades, tal y como destacan investigadores españoles.

A menudo la agricultura de precisión hace uso de satélites, como es el caso del proyecto nacional FATIMA. En otras, una alta sensorización e incluso robots industriales aplicados al campo. Además, los autores destacan la importancia de hacer uso de biotecnología innovadora, sin la cual es poco probable que se logren alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También será necesario digitalizarla.

Nuevos granos, arroz perenne (CO₂ y energía)

Después de dos décadas de trabajo, investigadores de la Universidad de Yunnan (China) han desarrollado un tipo de arroz perenne (PR23), cuyas plantas sobreviven año tras año y siguen produciendo. Como destacan los autores del estudio «Sustained productivity and agronomic potential of perennial rice»: «el arroz perenne es un cambio radical con potencial para mejorar los medios de subsistencia, mejorar la calidad del suelo e inspirar la investigación sobre otros cereales perennes».

Una de las ventajas de este grano es precisamente la recuperación del suelo, al no ser necesario plantar de nuevo para cada cosecha.

Agricultura celular en lugar de ganado (biodiversidad)

Debido al creciente impacto global de la industria ganadera —cada vez se consume más carne por persona, según la FAO, y cada vez hay más personas— y aunque hay sistemas de pastoreo móvil capaces de cubrir parte de sus externalidades, es necesario reducir el consumo de carne o buscar formas diferentes de producirla.

La agricultura celular es una de las posibles soluciones a la producción de proteínas animales que no exige, en principio, una alta pérdida de biodiversidad. Además, prescinde por completo de sufrimiento animal. Aunque se trata de una tecnología aún en desarrollo, el cultivo de células animales en reactores promete mucho.

Una de las principales ventajas del cultivo celular, que consiste en la reproducción celular dentro de un tanque llamado biorreactor, es que solo se produce la parte comestible del animal, reduciendo de forma notable la energía final necesaria para producir un kilogramo de carne. Además, libera espacio en el campo para otros usos.

Resilvestración y permacultura (biodiversidad)

Con el ahorro de espacio que aportan soluciones técnicas como las tres anteriores, es posible resilvestrar (rewild) zonas antropizadas y dañadas con apenas biodiversidad. Diferentes estudios señalan la necesidad de resilvestrar terrenos de cultivo abandonados desde hace años. Si el área no produce comida, conviene entonces restaurarla.

Como complemento al rewilding y alternativa a la agricultura convencional, la permacultura es un método sistemático que persigue agrupar todos los factores de ecología, agricultura o de seguridad alimentaria bajo un mismo paraguas. Su objetivo es la sostenibilidad y el no agotamiento de los suelos.

Ayudas para proteger (sin explotar) la naturaleza

Existe consenso absoluto en que blindar los espacios protegidos y aumentar drásticamente su área —e interconexiones para no formar islas— es un requisito imprescindible para proteger la biodiversidad e impulsar la alimentación sostenible. Solo el 16,64 % de la superficie terrestre y aguas continentales y el 1 % de las aguas están protegidas, según el Informe planeta protegido 2020 de la ONU.

En una de las publicaciones más relevantes sobre la biodiversidad, el profesor Sir Partha Dasgupta señala la necesidad de dar subsidios no para la explotación de la naturaleza, sino para su protección, valorando los recursos naturales, así como la de eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/alimentacion-sostenible-seguridad-alimentaria/feed/ 0
Cocina de aprovechamiento: 5 claves para reducir desperdicios https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cocina-de-aprovechamiento-5-claves-para-reducir-desperdicios/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cocina-de-aprovechamiento-5-claves-para-reducir-desperdicios/#respond Tue, 21 Dec 2021 07:22:11 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=53982

Reducir el desperdicio alimentario en la cocina es indispensable para minimizar nuestro impacto ambiental. Además, viene bien para el bolsillo, ya que este tipo de hábitos pueden acarrear un ahorro nada desdeñable.

En el 2020, la tasa de desperdicio alimentario rondó el 4,3 % de los alimentos, es decir, cerca de 31 kg por persona y año, según datos del Ministerio de Agricultura. Y tú, ¿qué haces para reducir el desperdicio alimentario? Te ofrecemos cinco consejos basados en la cocina de aprovechamiento que te ayudarán también a ahorrar en la cesta de la compra.

¿En qué consiste la cocina de aprovechamiento?

La cocina de aprovechamiento es una modalidad de preparación culinaria que trata de reducir el desperdicio tanto como sea posible. Algunas personas lo definen como aquello que hacían nuestras abuelas, mientras que otras van más allá de los platos tradicionales y optimizan la compra para el aprovechamiento.

Es una filosofía de vida basada en hábitos que pretenden aprovechar los restos de comida. Cuando se habla de restos de comida no se refiere a alimentos en mal estado y que conviene tirar al contenedor de orgánico, sino a aquellas sobras derivadas de cocinar que podrían convertirse en otro nuevo plato.

La cocina de aprovechamiento impacta de forma positiva en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU para asegurar un futuro próspero para todos. Entre ellos se encuentran el fin de la pobreza (n.º 1), porque permite ahorrar o gastar menos; hambre cero (n.º 2), porque cada alimento que no compras evita que suba su precio, o acción por el clima (n.º 13), al evitar el cultivo de algo que termina en la basura.

Estos cinco consejos te ayudarán a reducir el desperdicio alimentario en tu cocina.

1. Planificar los menús
Hacer un calendario de comida semanal o mensual es una herramienta muy útil a la hora de reducir el desperdicio alimentario. Si, además, somos conscientes de la cantidad que necesitamos, podremos hacer un calendario más detallado indicando los gramos de comida e ingredientes de cada plato.

Esto, aparte de ayudarnos a lograr una dieta saludable, será un gran apoyo a la hora de hacer la compra y evitará que compremos en exceso. Junto con el ahorro que supone ajustar cantidades, ganaremos consciencia de lo que comemos y reduciremos nuestra huella ambiental. Existen incluso aplicaciones que nos sugieren recetas saludables con lo que tengamos en la nevera para reducir desperdicios.

2. Caldos caseros con restos de comida
Los restos de pollo, de pescado o de calabacín, entre muchos otros alimentos, pueden cocerse para elaborar un caldo casero que almacenaremos en el congelador. Con estos caldos se pueden preparar sopas, purés o salsas de todo tipo. Como también se pueden descongelar en el microondas y cocer con pasta, verdura o carne en cuestión de diez minutos en olla a presión, suponen un recurso socorrido.

3. Rellenos, un clásico para aprovechar las sobras
Las croquetas, además de tradicionales en buena parte de nuestra geografía, son una buena solución para aprovechar restos. Ya sean restos de cocido, de carne (jamón, pollo, perdiz, cordero), de verdura (judías, coliflor, calabacín, espinacas, tomate, brócoli) o pescado (merluza, atún, salmón, rape), en forma de croqueta podemos elaborar deliciosas variedades.

Pero no solo de croquetas vive el hombre, sino que existen otras alternativas, como los pasteles de carne o verduras, las lasañas o las albóndigas, que también permiten aprovechar los productos que han sobrado y hacer elaboraciones totalmente distintas.

4. Ensaladas de aprovechamiento
Las ensaladas son un plato comodín, ya que aceptan un enorme número de ingredientes. Algunas modalidades, como la ensalada César (con hojas de lechuga y pollo frito), son mundialmente conocidas y fáciles de preparar en casa.
Los restos de pescado blanco casan muy bien con ensaladas de tomate y cebolla. Y las carnes rojas pueden aprovecharse en forma de tacos dentro de algunas ensaladas o en forma de brochetas con verduras.

5. Ropa vieja y fritos, pero sin abusar
Los fritos no son una opción de lo más saludable, pero pueden sacarnos de un apuro en el caso de que sobre algo de comida. En este apartado, la ropa vieja es una elaboración capaz de dar una segunda vida a los restos de cocido y otros platos de puchero. La receta básica consiste en cocinar a fuego lento (o freír, según gustos) restos de carne, verduras y legumbres.

En suma, ya has visto que reducir el desperdicio en casa es posible gracias a la cocina de aprovechamiento, también llamada cocina de guerrilla por su capacidad para hacer mucho con poco. Forma parte de una serie de hábitos que pueden ayudarnos a ahorrar en el hogar y mejorar tanto nuestra economía familiar como nuestro impacto sobre el medio ambiente.

]]>

Reducir el desperdicio alimentario en la cocina es indispensable para minimizar nuestro impacto ambiental. Además, viene bien para el bolsillo, ya que este tipo de hábitos pueden acarrear un ahorro nada desdeñable.

En el 2020, la tasa de desperdicio alimentario rondó el 4,3 % de los alimentos, es decir, cerca de 31 kg por persona y año, según datos del Ministerio de Agricultura. Y tú, ¿qué haces para reducir el desperdicio alimentario? Te ofrecemos cinco consejos basados en la cocina de aprovechamiento que te ayudarán también a ahorrar en la cesta de la compra.

¿En qué consiste la cocina de aprovechamiento?

La cocina de aprovechamiento es una modalidad de preparación culinaria que trata de reducir el desperdicio tanto como sea posible. Algunas personas lo definen como aquello que hacían nuestras abuelas, mientras que otras van más allá de los platos tradicionales y optimizan la compra para el aprovechamiento.

Es una filosofía de vida basada en hábitos que pretenden aprovechar los restos de comida. Cuando se habla de restos de comida no se refiere a alimentos en mal estado y que conviene tirar al contenedor de orgánico, sino a aquellas sobras derivadas de cocinar que podrían convertirse en otro nuevo plato.

La cocina de aprovechamiento impacta de forma positiva en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU para asegurar un futuro próspero para todos. Entre ellos se encuentran el fin de la pobreza (n.º 1), porque permite ahorrar o gastar menos; hambre cero (n.º 2), porque cada alimento que no compras evita que suba su precio, o acción por el clima (n.º 13), al evitar el cultivo de algo que termina en la basura.

Estos cinco consejos te ayudarán a reducir el desperdicio alimentario en tu cocina.

1. Planificar los menús
Hacer un calendario de comida semanal o mensual es una herramienta muy útil a la hora de reducir el desperdicio alimentario. Si, además, somos conscientes de la cantidad que necesitamos, podremos hacer un calendario más detallado indicando los gramos de comida e ingredientes de cada plato.

Esto, aparte de ayudarnos a lograr una dieta saludable, será un gran apoyo a la hora de hacer la compra y evitará que compremos en exceso. Junto con el ahorro que supone ajustar cantidades, ganaremos consciencia de lo que comemos y reduciremos nuestra huella ambiental. Existen incluso aplicaciones que nos sugieren recetas saludables con lo que tengamos en la nevera para reducir desperdicios.

2. Caldos caseros con restos de comida
Los restos de pollo, de pescado o de calabacín, entre muchos otros alimentos, pueden cocerse para elaborar un caldo casero que almacenaremos en el congelador. Con estos caldos se pueden preparar sopas, purés o salsas de todo tipo. Como también se pueden descongelar en el microondas y cocer con pasta, verdura o carne en cuestión de diez minutos en olla a presión, suponen un recurso socorrido.

3. Rellenos, un clásico para aprovechar las sobras
Las croquetas, además de tradicionales en buena parte de nuestra geografía, son una buena solución para aprovechar restos. Ya sean restos de cocido, de carne (jamón, pollo, perdiz, cordero), de verdura (judías, coliflor, calabacín, espinacas, tomate, brócoli) o pescado (merluza, atún, salmón, rape), en forma de croqueta podemos elaborar deliciosas variedades.

Pero no solo de croquetas vive el hombre, sino que existen otras alternativas, como los pasteles de carne o verduras, las lasañas o las albóndigas, que también permiten aprovechar los productos que han sobrado y hacer elaboraciones totalmente distintas.

4. Ensaladas de aprovechamiento
Las ensaladas son un plato comodín, ya que aceptan un enorme número de ingredientes. Algunas modalidades, como la ensalada César (con hojas de lechuga y pollo frito), son mundialmente conocidas y fáciles de preparar en casa.
Los restos de pescado blanco casan muy bien con ensaladas de tomate y cebolla. Y las carnes rojas pueden aprovecharse en forma de tacos dentro de algunas ensaladas o en forma de brochetas con verduras.

5. Ropa vieja y fritos, pero sin abusar
Los fritos no son una opción de lo más saludable, pero pueden sacarnos de un apuro en el caso de que sobre algo de comida. En este apartado, la ropa vieja es una elaboración capaz de dar una segunda vida a los restos de cocido y otros platos de puchero. La receta básica consiste en cocinar a fuego lento (o freír, según gustos) restos de carne, verduras y legumbres.

En suma, ya has visto que reducir el desperdicio en casa es posible gracias a la cocina de aprovechamiento, también llamada cocina de guerrilla por su capacidad para hacer mucho con poco. Forma parte de una serie de hábitos que pueden ayudarnos a ahorrar en el hogar y mejorar tanto nuestra economía familiar como nuestro impacto sobre el medio ambiente.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cocina-de-aprovechamiento-5-claves-para-reducir-desperdicios/feed/ 0
¿Sabes qué es una comunidad energética local? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/sabes-que-es-una-comunidad-energetica-local/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/sabes-que-es-una-comunidad-energetica-local/#respond Tue, 23 Nov 2021 07:25:11 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=53650

Las comunidades energéticas locales son una alternativa y un complemento local a las redes nacionales de energía. Impulsarán la transición energética, serán clave en la descarbonización, apuntalarán la resiliencia de los municipios y reducirán su factura eléctrica y su dependencia del exterior. Además, generarán empleo local y permitirán a los vecinos formar parte del cambio.

¿Qué es una comunidad energética local?

Las comunidades energéticas locales, abreviadas como CEL, son agrupaciones de autoconsumo que permiten a ciudadanos y empresas consumir energía generada dentro de su propio municipio. De ser posible, a través de fuentes de energía renovables y sin emisiones, aunque esto puede variar según el municipio, sus necesidades o las características locales. Por ejemplo, un municipio con una gran cantidad de desechos agrícolas podría optar por quemar biogás.

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) define las CEL como una «entidad jurídica de participación voluntaria y abierta controlada por accionistas o miembros que sean personas físicas o jurídicas», como comunidades de vecinos, empresas o la Administración.

La idea tras estas agrupaciones es la de permitir participar a todo el que quiera contribuir a un consumo responsable de energía. Hace tiempo que se sabe, por ejemplo, de cara a los paneles fotovoltaicos, que cuantos más se fabrican, más baja el precio de la energía generada. Es la llamada ley de Swanson. Cuantas más CEL fotovoltaicas haya, menos pagarán todas.

Beneficios, directos e indirectos, de las CEL

El beneficio principal, destaca el IDAE en su documento Desarrollo de instrumentos de fomento de comunidades energéticas locales, es el de ofrecer beneficios energéticos de los que deriven otros ambientales, económicos o sociales.
En otras palabras, las CEL están en consonancia con Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como el n.º 7 (Energía asequible y no contaminante), el n.º 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), el n.º 11 (Ciudades y comunidades sostenibles) o el n.º 13 (Acción por el clima). Así se observa en sus principales ventajas:

Reducción del precio del kWh. Gracias a la ley de Swanson antes mencionada, hace tiempo que es mucho más asequible generar electricidad con placas solares que con prácticamente cualquier otra tecnología. Además, al generarla directamente las CEL, se ahorran impuestos relativos a mantener la red eléctrica.
Aumento de la resiliencia y reducción de la dependencia exterior, tanto de países exportadores de combustibles fósiles como de plantas de generación de energía nacionales. La generación local estabiliza la región al «aislarla» de perturbaciones, como la subida del crudo.
Creación de trabajo y riqueza locales (Trabajo decente y crecimiento económico). Además de reducir los flujos exteriores de compra de energía y aumentar el ahorro, la instalación y el mantenimiento de paneles solares u otros colectores de energía ayudan a consolidar el trabajo local. Y, además, se crea trabajo técnico de alto valor añadido, precisamente aquel en el que merece la pena invertir.
Reducción de emisiones locales y globales. Si la electricidad se abarata, aumenta el número de particulares que dejan de lado el gas natural para climatizar o el de los que optan por un vehículo eléctrico. Lo mismo ocurre con las empresas. Además, electrificar la generación de energía reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en plantas de gas.

¿Cómo crear una comunidad energética local?

Las comunidades energéticas locales no son fáciles de implementar. Llegar a acuerdos siempre es complicado y existe una alta resistencia al cambio, incluso cuando queda claro que este será positivo para la región. Lo más complicado del proyecto es convencer a empresas, asociaciones y ciudadanía de que el retorno positivo es mucho mayor que las posibles (aunque improbables) consecuencias negativas.
El primer paso consiste en crear un colectivo de personas interesadas en formar una CEL, así como darles a conocer la posibilidad. En la guía europea Community Energy. A practical guide to reclaiming power aparecen los pasos más frecuentes en función de la legislación de los distintos países. Incluye, básicamente, la importancia de conocer las barreras de entrada, de realizar estudios de viabilidad, del diseño, de la búsqueda de financiación para realizar el proyecto y de los acuerdos de acceso a la red, así como de compra de energía.
En España, el IDAE publica una extensa Guía para el desarrollo de instrumentos de fomento de comunidades energéticas locales, accesible para todos en su site.
Aunque se puede ir por libre a la hora de organizar una CEL, lo más recomendable es buscar una empresa específica que se dedique a crear este tipo de redes de consumo. Lo es tanto para facilitar el proceso de búsqueda de socios y proveedores como para superar los trámites burocráticos asociados. Además, se cometerán muchos menos errores si la organización ya se especializa en ello.

En Euskadi, Edinor y CaixaBank se han unido para financiar las comunidades energéticas locales que se creen en Euskadi, de manera que puedan sumarse los vecinos con una cuota cercana a nueve euros mensuales. Con esta cuota se financia la instalación fotovoltaica de la que serán titulares, y todos los vecinos podrán obtener energía verde, renovable, de kilómetro cero y sin un sobreesfuerzo económico.
Se espera que con este acuerdo los vecinos tengan ahorros aproximados del 25 % en su factura anual. Junto con evitar cientos de toneladas de CO2 a la atmósfera, este ahorro económico para los vecinos es una de las ventajas con más peso en la ecuación.
Una comunidad energética local es un paso más en el camino que todos hemos emprendido para hacer del planeta un lugar sostenible y resiliente. Se trata de un tipo de iniciativa que nunca habría podido ver la luz sin un cambio de mentalidad como este, que ya se ha instalado en la sociedad.

]]>

Las comunidades energéticas locales son una alternativa y un complemento local a las redes nacionales de energía. Impulsarán la transición energética, serán clave en la descarbonización, apuntalarán la resiliencia de los municipios y reducirán su factura eléctrica y su dependencia del exterior. Además, generarán empleo local y permitirán a los vecinos formar parte del cambio.

¿Qué es una comunidad energética local?

Las comunidades energéticas locales, abreviadas como CEL, son agrupaciones de autoconsumo que permiten a ciudadanos y empresas consumir energía generada dentro de su propio municipio. De ser posible, a través de fuentes de energía renovables y sin emisiones, aunque esto puede variar según el municipio, sus necesidades o las características locales. Por ejemplo, un municipio con una gran cantidad de desechos agrícolas podría optar por quemar biogás.

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) define las CEL como una «entidad jurídica de participación voluntaria y abierta controlada por accionistas o miembros que sean personas físicas o jurídicas», como comunidades de vecinos, empresas o la Administración.

La idea tras estas agrupaciones es la de permitir participar a todo el que quiera contribuir a un consumo responsable de energía. Hace tiempo que se sabe, por ejemplo, de cara a los paneles fotovoltaicos, que cuantos más se fabrican, más baja el precio de la energía generada. Es la llamada ley de Swanson. Cuantas más CEL fotovoltaicas haya, menos pagarán todas.

Beneficios, directos e indirectos, de las CEL

El beneficio principal, destaca el IDAE en su documento Desarrollo de instrumentos de fomento de comunidades energéticas locales, es el de ofrecer beneficios energéticos de los que deriven otros ambientales, económicos o sociales.
En otras palabras, las CEL están en consonancia con Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como el n.º 7 (Energía asequible y no contaminante), el n.º 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), el n.º 11 (Ciudades y comunidades sostenibles) o el n.º 13 (Acción por el clima). Así se observa en sus principales ventajas:

Reducción del precio del kWh. Gracias a la ley de Swanson antes mencionada, hace tiempo que es mucho más asequible generar electricidad con placas solares que con prácticamente cualquier otra tecnología. Además, al generarla directamente las CEL, se ahorran impuestos relativos a mantener la red eléctrica.
Aumento de la resiliencia y reducción de la dependencia exterior, tanto de países exportadores de combustibles fósiles como de plantas de generación de energía nacionales. La generación local estabiliza la región al «aislarla» de perturbaciones, como la subida del crudo.
Creación de trabajo y riqueza locales (Trabajo decente y crecimiento económico). Además de reducir los flujos exteriores de compra de energía y aumentar el ahorro, la instalación y el mantenimiento de paneles solares u otros colectores de energía ayudan a consolidar el trabajo local. Y, además, se crea trabajo técnico de alto valor añadido, precisamente aquel en el que merece la pena invertir.
Reducción de emisiones locales y globales. Si la electricidad se abarata, aumenta el número de particulares que dejan de lado el gas natural para climatizar o el de los que optan por un vehículo eléctrico. Lo mismo ocurre con las empresas. Además, electrificar la generación de energía reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en plantas de gas.

¿Cómo crear una comunidad energética local?

Las comunidades energéticas locales no son fáciles de implementar. Llegar a acuerdos siempre es complicado y existe una alta resistencia al cambio, incluso cuando queda claro que este será positivo para la región. Lo más complicado del proyecto es convencer a empresas, asociaciones y ciudadanía de que el retorno positivo es mucho mayor que las posibles (aunque improbables) consecuencias negativas.
El primer paso consiste en crear un colectivo de personas interesadas en formar una CEL, así como darles a conocer la posibilidad. En la guía europea Community Energy. A practical guide to reclaiming power aparecen los pasos más frecuentes en función de la legislación de los distintos países. Incluye, básicamente, la importancia de conocer las barreras de entrada, de realizar estudios de viabilidad, del diseño, de la búsqueda de financiación para realizar el proyecto y de los acuerdos de acceso a la red, así como de compra de energía.
En España, el IDAE publica una extensa Guía para el desarrollo de instrumentos de fomento de comunidades energéticas locales, accesible para todos en su site.
Aunque se puede ir por libre a la hora de organizar una CEL, lo más recomendable es buscar una empresa específica que se dedique a crear este tipo de redes de consumo. Lo es tanto para facilitar el proceso de búsqueda de socios y proveedores como para superar los trámites burocráticos asociados. Además, se cometerán muchos menos errores si la organización ya se especializa en ello.

En Euskadi, Edinor y CaixaBank se han unido para financiar las comunidades energéticas locales que se creen en Euskadi, de manera que puedan sumarse los vecinos con una cuota cercana a nueve euros mensuales. Con esta cuota se financia la instalación fotovoltaica de la que serán titulares, y todos los vecinos podrán obtener energía verde, renovable, de kilómetro cero y sin un sobreesfuerzo económico.
Se espera que con este acuerdo los vecinos tengan ahorros aproximados del 25 % en su factura anual. Junto con evitar cientos de toneladas de CO2 a la atmósfera, este ahorro económico para los vecinos es una de las ventajas con más peso en la ecuación.
Una comunidad energética local es un paso más en el camino que todos hemos emprendido para hacer del planeta un lugar sostenible y resiliente. Se trata de un tipo de iniciativa que nunca habría podido ver la luz sin un cambio de mentalidad como este, que ya se ha instalado en la sociedad.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/sabes-que-es-una-comunidad-energetica-local/feed/ 0
Por qué necesitamos índices de sostenibilidad https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/por-que-necesitamos-indices-de-sostenibilidad-2/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/por-que-necesitamos-indices-de-sostenibilidad-2/#respond Mon, 08 Nov 2021 07:34:03 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=53448

Una empresa que forma parte de índices bursátiles como el Dow Jones, el FTSE 100 o el IBEX35 se considera un referente. Lo es, literalmente: todos estos indicadores son la referencia que toman muchos inversores a la hora de decidir qué valores compondrán su cartera. Sin embargo, una empresa es mucho más que su liquidez o el valor de sus acciones. También es el impacto que tiene su actividad en la sociedad y su contribución al entorno. Por ejemplo, a través de la creación de empleo o de sus políticas en materia de responsabilidad social. Por eso existen los índices de sostenibilidad, que sirven para medir el rendimiento en este sentido de las empresas más responsables.

Qué son los índices de sostenibilidad

Las empresas, sobre todo las más grandes, tienen un compromiso con la sociedad en la que están inmersas. Su influencia es muy grande, y por eso desarrollan políticas de impacto que les permiten poner en práctica sus principios éticos.
En conexión con este apartado se encuentran las estrategias empresariales que apuestan por la sostenibilidad, una de las principales preocupaciones de la ONU para los próximos años, plasmada en sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para medir el rendimiento de esas políticas, han surgido índices específicos que ayudan a los inversores a elegir activos por su apoyo al desarrollo sostenible.

De esta manera, los índices de sostenibilidad distinguen a las empresas que combinan el éxito económico con el desarrollo sostenible. Este concepto se refiere a la capacidad de resolver las necesidades actuales sin comprometer las de las próximas generaciones.

Para medir esa sostenibilidad en las empresas, estos índices tienen en cuenta los factores ESG, siglas que se refieren a los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG en español). Son fundamentales para la inversión responsable, una tendencia que cada vez cobra mayor importancia.

Algunos de los ejemplos más influyentes son el conocido como Dow Jones de la sostenibilidad (DJSI), referente en el selectivo más relevante de la bolsa de Nueva York, y el FTSE4Good, ligado a la bolsa de Londres.

Cómo se elaboran los índices sostenibles

Para elaborar estos índices, se tienen en cuenta varios factores. Por ejemplo, el DJSI, del que forma parte CaixaBank como una de las empresas más sostenibles del mundo, evalúa a grandes compañías para comprobar si cumplen con ciertos requisitos. Entre estos se encuentran criterios económicos relacionados con el gobierno corporativo o códigos de conducta; medioambientales, como iniciativas destinadas a evitar el cambio climático o el fomento de las inversiones sostenibles, y sociales, relacionados con el desarrollo del capital humano o la filantropía, entre otros muchos factores.
Para calcular la puntuación que obtiene cada compañía, se valoran aproximadamente 1.000 puntos distintos, clasificados en esas tres categorías ESG (criterios medioambientales, sociales y de gobierno). Cada año se eleva la exigencia de este proceso de evaluación con el fin de identificar y medir nuevos factores.

En su edición del 2020, el DJSI incluyó 19 empresas españolas en su índice mundial, entre las que se encuentra CaixaBank. Este selectivo se revisa cada año en el mes de noviembre.

Por su parte, el FTSE4Good elige las empresas que lo integran conforme al cumplimiento de ciertos estándares medioambientales, sociales y de relación con sus grupos de interés. También examina su grado de defensa y apoyo de los derechos humanos, las buenas prácticas en su cadena de suministro y las prácticas anticorrupción que llevan a cabo. Además, cuenta con índices sectoriales, como el FTSE4Good IBEX, que han creado de manera conjunta FTSE Group y Bolsas y Mercados Españoles (BME).

Otro de los principales proveedores de índices ESG es MSCI, que se inició en 1990 y hoy dispone de más de 1.500 índices ESG de renta fija y renta variable. CaixaBank forma parte de más de 100 de sus índices, entre los que destaca el World ESG Leaders.

Además, CaixaBank es evaluado por los principales analistas y agencias de sostenibilidad, que nos sitúan entre las entidades financieras con mejores calificaciones. Destacan Sustainalytics, ISS ESG, VigeoEiris o CDP para el ámbito de cambio climático, en el que CaixaBank alcanza la categoría de Leader.

Para qué sirven los índices de sostenibilidad

Estos índices de sostenibilidad son herramientas que ayudan a los inversores a identificar los activos que respaldan compañías que cumplen con los estándares globales de responsabilidad social corporativa.
De esta manera, los índices de sostenibilidad impulsan la inversión socialmente responsable (ISR). Esto se debe a que sirven como indicadores fiables para analizar este tipo de inversiones. Además, son herramientas que ayudan a desarrollar productos ISR.

Son índices de referencia con una gran capacidad para derivar los flujos de inversión hacia objetivos sostenibles, ya que muchos inversores confían en ellos a la hora de operar. Consultores, brokers y gestores los tienen en cuenta para analizar inversiones, colocaciones de activos, etc.

Se trata de una tendencia cada vez más importante en los mercados de todo el mundo. Tanto es así que la propia Unión Europea ha creado dos nuevas categorías de índices financieros de referencia de bajo impacto carbónico, que ayudan a conocer mejor la huella de carbono de una cartera de inversión: una de referencia sobre transición climática para reducir la huella de carbono de las carteras de inversión (índices CTB) y otra especial, que armoniza las carteras con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales (índices PAB).

Gracias a estos índices, tanto el rendimiento económico como el impacto positivo de las estrategias de sostenibilidad de las compañías se ven impulsados y reconocidos. Una línea de actuación que ayuda a las finanzas a alinearse con el futuro de la sociedad y del planeta.

]]>

Una empresa que forma parte de índices bursátiles como el Dow Jones, el FTSE 100 o el IBEX35 se considera un referente. Lo es, literalmente: todos estos indicadores son la referencia que toman muchos inversores a la hora de decidir qué valores compondrán su cartera. Sin embargo, una empresa es mucho más que su liquidez o el valor de sus acciones. También es el impacto que tiene su actividad en la sociedad y su contribución al entorno. Por ejemplo, a través de la creación de empleo o de sus políticas en materia de responsabilidad social. Por eso existen los índices de sostenibilidad, que sirven para medir el rendimiento en este sentido de las empresas más responsables.

Qué son los índices de sostenibilidad

Las empresas, sobre todo las más grandes, tienen un compromiso con la sociedad en la que están inmersas. Su influencia es muy grande, y por eso desarrollan políticas de impacto que les permiten poner en práctica sus principios éticos.
En conexión con este apartado se encuentran las estrategias empresariales que apuestan por la sostenibilidad, una de las principales preocupaciones de la ONU para los próximos años, plasmada en sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para medir el rendimiento de esas políticas, han surgido índices específicos que ayudan a los inversores a elegir activos por su apoyo al desarrollo sostenible.

De esta manera, los índices de sostenibilidad distinguen a las empresas que combinan el éxito económico con el desarrollo sostenible. Este concepto se refiere a la capacidad de resolver las necesidades actuales sin comprometer las de las próximas generaciones.

Para medir esa sostenibilidad en las empresas, estos índices tienen en cuenta los factores ESG, siglas que se refieren a los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG en español). Son fundamentales para la inversión responsable, una tendencia que cada vez cobra mayor importancia.

Algunos de los ejemplos más influyentes son el conocido como Dow Jones de la sostenibilidad (DJSI), referente en el selectivo más relevante de la bolsa de Nueva York, y el FTSE4Good, ligado a la bolsa de Londres.

Cómo se elaboran los índices sostenibles

Para elaborar estos índices, se tienen en cuenta varios factores. Por ejemplo, el DJSI, del que forma parte CaixaBank como una de las empresas más sostenibles del mundo, evalúa a grandes compañías para comprobar si cumplen con ciertos requisitos. Entre estos se encuentran criterios económicos relacionados con el gobierno corporativo o códigos de conducta; medioambientales, como iniciativas destinadas a evitar el cambio climático o el fomento de las inversiones sostenibles, y sociales, relacionados con el desarrollo del capital humano o la filantropía, entre otros muchos factores.
Para calcular la puntuación que obtiene cada compañía, se valoran aproximadamente 1.000 puntos distintos, clasificados en esas tres categorías ESG (criterios medioambientales, sociales y de gobierno). Cada año se eleva la exigencia de este proceso de evaluación con el fin de identificar y medir nuevos factores.

En su edición del 2020, el DJSI incluyó 19 empresas españolas en su índice mundial, entre las que se encuentra CaixaBank. Este selectivo se revisa cada año en el mes de noviembre.

Por su parte, el FTSE4Good elige las empresas que lo integran conforme al cumplimiento de ciertos estándares medioambientales, sociales y de relación con sus grupos de interés. También examina su grado de defensa y apoyo de los derechos humanos, las buenas prácticas en su cadena de suministro y las prácticas anticorrupción que llevan a cabo. Además, cuenta con índices sectoriales, como el FTSE4Good IBEX, que han creado de manera conjunta FTSE Group y Bolsas y Mercados Españoles (BME).

Otro de los principales proveedores de índices ESG es MSCI, que se inició en 1990 y hoy dispone de más de 1.500 índices ESG de renta fija y renta variable. CaixaBank forma parte de más de 100 de sus índices, entre los que destaca el World ESG Leaders.

Además, CaixaBank es evaluado por los principales analistas y agencias de sostenibilidad, que nos sitúan entre las entidades financieras con mejores calificaciones. Destacan Sustainalytics, ISS ESG, VigeoEiris o CDP para el ámbito de cambio climático, en el que CaixaBank alcanza la categoría de Leader.

Para qué sirven los índices de sostenibilidad

Estos índices de sostenibilidad son herramientas que ayudan a los inversores a identificar los activos que respaldan compañías que cumplen con los estándares globales de responsabilidad social corporativa.
De esta manera, los índices de sostenibilidad impulsan la inversión socialmente responsable (ISR). Esto se debe a que sirven como indicadores fiables para analizar este tipo de inversiones. Además, son herramientas que ayudan a desarrollar productos ISR.

Son índices de referencia con una gran capacidad para derivar los flujos de inversión hacia objetivos sostenibles, ya que muchos inversores confían en ellos a la hora de operar. Consultores, brokers y gestores los tienen en cuenta para analizar inversiones, colocaciones de activos, etc.

Se trata de una tendencia cada vez más importante en los mercados de todo el mundo. Tanto es así que la propia Unión Europea ha creado dos nuevas categorías de índices financieros de referencia de bajo impacto carbónico, que ayudan a conocer mejor la huella de carbono de una cartera de inversión: una de referencia sobre transición climática para reducir la huella de carbono de las carteras de inversión (índices CTB) y otra especial, que armoniza las carteras con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales (índices PAB).

Gracias a estos índices, tanto el rendimiento económico como el impacto positivo de las estrategias de sostenibilidad de las compañías se ven impulsados y reconocidos. Una línea de actuación que ayuda a las finanzas a alinearse con el futuro de la sociedad y del planeta.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/por-que-necesitamos-indices-de-sostenibilidad-2/feed/ 0
Cómo ahorrar energía en casa este invierno https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-ahorrar-energia-en-casa-este-invierno/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-ahorrar-energia-en-casa-este-invierno/#respond Wed, 20 Oct 2021 06:22:31 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=53248

Lo llevamos oyendo desde que éramos niños: “¡Apaga la luz, que ya verás cuando llegue la factura!”. Nuestros padres tenían mucha razón cuando nos avisaban, lo que ocurre es que la factura que sube si malgastamos energía no es solamente la que nos llega a casa. Nuestra falta de eficiencia también acaba por afectar a la economía del país e incluso al planeta.

El ahorro de energía se ha convertido en uno de los ejes principales en torno a los cuales el mundo afrontará sus principales desafíos, unos retos que han quedado recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enunciados por la ONU para cumplir con su Agenda 2030. Se trata de promover un esfuerzo común para alcanzar entre todos la prosperidad de los ciudadanos y asegurar la habitabilidad del planeta.

La cuestión es que el consumo de recursos energéticos tiene mucho que ver con varias de estas metas. De hecho, afecta directamente al ODS n.º 7 (Energía asequible y no contaminante), pero también a otros como el n.º 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), el n.º 12 (Producción y consumo responsables) y el 13 (Acción por el clima). Por esa razón, organismos como la Unión Europea han transformado la eficiencia energética en una de sus políticas prioritarias.

Jaque al planeta

Consumir más energía de la que debemos supone poner en jaque cuestiones tan sensibles como los recursos energéticos limitados que tiene el planeta. Además, si la demanda de energía aumenta de manera indiscriminada, también lo hará la contaminación causante del cambio climático, que se ve incrementada tanto al producir energía como al utilizarla.

La dependencia energética del país es otro de los factores que se ven perjudicados si no prestamos atención a nuestro consumo de energía, una cuestión que puede llegar a suponer miles de millones de euros a las arcas de la Administración. Un dato: solamente el uso de energías renovables en España ahorró en 2018 hasta 8.547 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles y casi 900 millones de euros en derechos de emisión.

Realizar un uso racional de la energía es un ejercicio que debe comenzar en el propio hogar y el invierno es un momento perfecto para empezar a planteárselo. Acostumbrarnos a realizar un uso más racional de este recurso es cuestión de apagar luces a tiempo y moderar la calefacción, sí, pero también de crear un hábito que nos llevemos con nosotros a cualquier faceta de nuestras vidas. De la calefacción a nuestros desplazamientos diarios, rebajar nuestro gasto energético mensual es cuestión de gestos conscientes.

Duchas más racionales

El agua caliente sanitaria es uno de los principales consumidores de energía en los hogares. De hecho, según el IDAE, es el segundo solo por detrás de la calefacción y acapara el 18,9 % del consumo total.

En invierno, tendemos a alargar un poco más las duchas debido a que solemos tener una mayor sensación de frío, un hábito que suele instalarse de manera inconsciente y que puede disparar la factura de energía. En este sentido, conviene hacerse consciente del tiempo que pasamos en ella y tratar de reducirlo al mínimo imprescindible.

Otra buena idea consiste en instalar grifos con termostato, que evitan tener que regular manualmente la temperatura del agua añadiendo caliente o fría. De esta manera tan sencilla, la temperatura ideal se mantendrá constante.

Calefacción con sentido

Si el agua caliente acapara buena parte de nuestro consumo energético, la calefacción se lleva la palma. El IDAE establece en el 47 % del total el consumo que efectúa este apartado en un hogar. Así que racionalizar su uso y recurrir a alternativas más ecológica parece una buena idea.

Hay muchos aspectos que nos pueden ayudar a sacar el máximo partido de la energía que consumimos en calefacción. Un buen aislamiento de la vivienda es uno de ellos, junto a un establecimiento racional de la temperatura, que no debería superar los 21 ℃ en invierno durante el día. De noche, se puede ajustar en torno a los 17 ℃ y cerrar las persianas para evitar que el calor se disipe. Si aun así sentimos frío, siempre podemos probar a abrigarnos un poco más.

Los actuales sistemas de domótica permiten, además, controlar la temperatura del hogar —y, por tanto, el consumo energético derivado— desde el propio smartphone, por lo que se puede planificar fácilmente el acondicionamiento de su temperatura.

La gasolinera también cuenta

No solemos tener en cuenta la energía que gastamos al desplazarnos y, sin embargo, tiene un importante impacto sobre la economía de muchos hogares, así como sobre el medio ambiente.
El invierno es una buena ocasión para poner en práctica algunas medidas como la conducción eficiente. Se trata de un concepto que tiene como objetivo reducir al mínimo el consumo energético que realiza el vehículo, tanto si se trata de un vehículo eléctrico como de uno convencional.

La conducción eficiente se refleja en múltiples factores: desde seleccionar la marcha más adecuada en cada momento a observar y anticiparse a lo que va a ocurrir en la carretera. De esta manera, se malgasta menos energía, ya que se reducen las frenadas y, con ellas, las aceleraciones posteriores para recuperar velocidad. Apagar el motor en paradas superiores al minuto y moderar la velocidad también son buenos hábitos que nos ayudarán a conducir de manera más eficiente.

En cualquier caso, si verdaderamente queremos introducir la mayor eficiencia energética posible a nuestros desplazamientos, la mejor estrategia consiste en dejar el coche a un lado y optar por caminar o montar en bicicleta. Si los trayectos que queremos cubrir no nos lo permiten, el transporte público es la mejor opción.

Reducir nuestro consumo de energía es un hábito que puede aportar mucho al planeta y a la sociedad. Para lograrlo, lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de los aspectos de nuestra vida cotidiana que suponen utilizar energía y cómo podemos hacer que sean más eficientes. Una vez identificados, es hora de pasar a la acción.

]]>

Lo llevamos oyendo desde que éramos niños: “¡Apaga la luz, que ya verás cuando llegue la factura!”. Nuestros padres tenían mucha razón cuando nos avisaban, lo que ocurre es que la factura que sube si malgastamos energía no es solamente la que nos llega a casa. Nuestra falta de eficiencia también acaba por afectar a la economía del país e incluso al planeta.

El ahorro de energía se ha convertido en uno de los ejes principales en torno a los cuales el mundo afrontará sus principales desafíos, unos retos que han quedado recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enunciados por la ONU para cumplir con su Agenda 2030. Se trata de promover un esfuerzo común para alcanzar entre todos la prosperidad de los ciudadanos y asegurar la habitabilidad del planeta.

La cuestión es que el consumo de recursos energéticos tiene mucho que ver con varias de estas metas. De hecho, afecta directamente al ODS n.º 7 (Energía asequible y no contaminante), pero también a otros como el n.º 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), el n.º 12 (Producción y consumo responsables) y el 13 (Acción por el clima). Por esa razón, organismos como la Unión Europea han transformado la eficiencia energética en una de sus políticas prioritarias.

Jaque al planeta

Consumir más energía de la que debemos supone poner en jaque cuestiones tan sensibles como los recursos energéticos limitados que tiene el planeta. Además, si la demanda de energía aumenta de manera indiscriminada, también lo hará la contaminación causante del cambio climático, que se ve incrementada tanto al producir energía como al utilizarla.

La dependencia energética del país es otro de los factores que se ven perjudicados si no prestamos atención a nuestro consumo de energía, una cuestión que puede llegar a suponer miles de millones de euros a las arcas de la Administración. Un dato: solamente el uso de energías renovables en España ahorró en 2018 hasta 8.547 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles y casi 900 millones de euros en derechos de emisión.

Realizar un uso racional de la energía es un ejercicio que debe comenzar en el propio hogar y el invierno es un momento perfecto para empezar a planteárselo. Acostumbrarnos a realizar un uso más racional de este recurso es cuestión de apagar luces a tiempo y moderar la calefacción, sí, pero también de crear un hábito que nos llevemos con nosotros a cualquier faceta de nuestras vidas. De la calefacción a nuestros desplazamientos diarios, rebajar nuestro gasto energético mensual es cuestión de gestos conscientes.

Duchas más racionales

El agua caliente sanitaria es uno de los principales consumidores de energía en los hogares. De hecho, según el IDAE, es el segundo solo por detrás de la calefacción y acapara el 18,9 % del consumo total.

En invierno, tendemos a alargar un poco más las duchas debido a que solemos tener una mayor sensación de frío, un hábito que suele instalarse de manera inconsciente y que puede disparar la factura de energía. En este sentido, conviene hacerse consciente del tiempo que pasamos en ella y tratar de reducirlo al mínimo imprescindible.

Otra buena idea consiste en instalar grifos con termostato, que evitan tener que regular manualmente la temperatura del agua añadiendo caliente o fría. De esta manera tan sencilla, la temperatura ideal se mantendrá constante.

Calefacción con sentido

Si el agua caliente acapara buena parte de nuestro consumo energético, la calefacción se lleva la palma. El IDAE establece en el 47 % del total el consumo que efectúa este apartado en un hogar. Así que racionalizar su uso y recurrir a alternativas más ecológica parece una buena idea.

Hay muchos aspectos que nos pueden ayudar a sacar el máximo partido de la energía que consumimos en calefacción. Un buen aislamiento de la vivienda es uno de ellos, junto a un establecimiento racional de la temperatura, que no debería superar los 21 ℃ en invierno durante el día. De noche, se puede ajustar en torno a los 17 ℃ y cerrar las persianas para evitar que el calor se disipe. Si aun así sentimos frío, siempre podemos probar a abrigarnos un poco más.

Los actuales sistemas de domótica permiten, además, controlar la temperatura del hogar —y, por tanto, el consumo energético derivado— desde el propio smartphone, por lo que se puede planificar fácilmente el acondicionamiento de su temperatura.

La gasolinera también cuenta

No solemos tener en cuenta la energía que gastamos al desplazarnos y, sin embargo, tiene un importante impacto sobre la economía de muchos hogares, así como sobre el medio ambiente.
El invierno es una buena ocasión para poner en práctica algunas medidas como la conducción eficiente. Se trata de un concepto que tiene como objetivo reducir al mínimo el consumo energético que realiza el vehículo, tanto si se trata de un vehículo eléctrico como de uno convencional.

La conducción eficiente se refleja en múltiples factores: desde seleccionar la marcha más adecuada en cada momento a observar y anticiparse a lo que va a ocurrir en la carretera. De esta manera, se malgasta menos energía, ya que se reducen las frenadas y, con ellas, las aceleraciones posteriores para recuperar velocidad. Apagar el motor en paradas superiores al minuto y moderar la velocidad también son buenos hábitos que nos ayudarán a conducir de manera más eficiente.

En cualquier caso, si verdaderamente queremos introducir la mayor eficiencia energética posible a nuestros desplazamientos, la mejor estrategia consiste en dejar el coche a un lado y optar por caminar o montar en bicicleta. Si los trayectos que queremos cubrir no nos lo permiten, el transporte público es la mejor opción.

Reducir nuestro consumo de energía es un hábito que puede aportar mucho al planeta y a la sociedad. Para lograrlo, lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de los aspectos de nuestra vida cotidiana que suponen utilizar energía y cómo podemos hacer que sean más eficientes. Una vez identificados, es hora de pasar a la acción.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-ahorrar-energia-en-casa-este-invierno/feed/ 0
Objetivos de Desarrollo Sostenible: el reto de todos https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivos-de-desarrollo-sostenible-el-reto-de-todos/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivos-de-desarrollo-sostenible-el-reto-de-todos/#respond Mon, 20 Sep 2021 05:59:06 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38984

Hay veces que las circunstancias exigen algo más que gestos. Cuando los desafíos adquieren cierta entidad, es necesario fijar una estrategia para afrontarlos. Tiene que incluir objetivos claros y medibles que permitan saber si se está remando en la dirección correcta. ¿Qué ocurre cuando esos retos afectan a un planeta en el que viven más de 7.700 millones de personas? Básicamente, que hay que implicar a todo el mundo, una meta que persiguen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y cuyo cumplimiento se ve amenazado hoy por la irrupción de una pandemia mundial.

Han pasado seis años ya desde que países de todo el mundo se pusieron de acuerdo para afrontar los desafíos medioambientales, políticos y económicos a los que se enfrenta la humanidad. Con la gran meta global de lograr un presente próspero para todos sin comprometer a las generaciones futuras, se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que deben alcanzarse en 2030. Para ello, es necesario que Administración, empresas y sociedad civil se empleen a fondo.

Objetivos relacionados

Los ODS se establecieron en la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP21) de la ONU, celebrada en París en 2015. Se trata de una serie de 17 objetivos relacionados entre sí, lo que significa que el éxito de unos influye en el de otros.

Así lo explica la ONU: responder a la amenaza del cambio climático repercute en la gestión de los recursos naturales. Mejorar la salud o alcanzar la igualdad de género ayuda a acabar con la pobreza. Fomentar sociedades inclusivas reducirá desigualdades y propulsará las economías.

De esta reacción en cadena dependerá la creación de un planeta más sostenible, seguro y próspero tanto para sus habitantes actuales como para las generaciones futuras.

Los ODS, en jaque

Más allá de las palabras, el esfuerzo de los distintos estamentos de la sociedad ya comienza a dar sus frutos. Desde 1990, más de 1.000 millones de personas han salido de la pobreza extrema y la mortalidad infantil se ha reducido en más de la mitad. Entre 1997 y 2019, el número de niños que no acuden a la escuela ha descendido en similar proporción. Desde el año 2000, las infecciones anuales por VIH han pasado de 5,3 millones a los 1,5 millones de 2020.

Sin embargo, la irrupción de la pandemia de COVID-19 ha comprometido esta evolución. Los efectos acumulativos de este desastre sanitario y económico, junto a los de los conflictos armados y el cambio climático, podrían poner en jaque no solo la evolución de los ODS, sino también los logros ya alcanzados en este ámbito.

Tal y como reconoce el Banco Mundial, junto a su costo directo en vidas humanas, la pandemia ha provocado un desastre económico mundial que pone, a su vez, más vidas en peligro. Los cálculos de este organismo apuntan que, solo en el año 2020, la COVID-19 ha podido arrastrar a unos 100 millones de personas a la pobreza extrema.

Financiación sostenible e imprescindible

Para romper esa dinámica, es imprescindible que los ODS dispongan de recursos para salir adelante. Son necesarios para extender la red de agua potable allí donde se necesita, llevar programas de vacunación a todo el mundo, promover una sociedad más diversa e inclusiva o cuidar del planeta, entre otros objetivos.

En este punto, la financiación resulta fundamental. Tal y como destaca el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, los inversores, las empresas, los bancos, los gobiernos y otros participantes en el mercado deben trabajar juntos hacia un sistema financiero sostenible que impulse la inversión en los ODS.

Para ello, es necesario crear un mercado eficiente que abarque las inversiones y flujos de capital relacionados con los ODS. En ello trabaja ya toda la cadena de valor de las inversiones, desde los inversores a los bancos, las instituciones de financiación del desarrollo, las agencias de calificación y las empresas de evaluación de la sostenibilidad.

Todo este trabajo ya se plasma, entre otras cuestiones, en el desarrollo de instrumentos de financiación sostenible como los bonos verdes y los bonos sociales. También en el de índices de sostenibilidad como el DJSI o el FTSE4Good, que tienen en cuenta factores ESG (sociales, ambientales y de buen gobierno) de las compañías para guiar las inversiones bajo criterios sostenibles.

Un esfuerzo dirigido

Desde su instauración, los ODS han servido de guía para que gobiernos, compañías y ciudadanos puedan dirigir sus acciones en un esfuerzo colectivo y coordinado. Este es el caso de entidades como CaixaBank, que contribuye a los ODS mediante su actividad, su acción social y sus alianzas estratégicas.

CaixaBank pretende contribuir al bienestar financiero de sus clientes y al progreso de toda la sociedad. Para conseguirlo, la entidad contribuye a cuatro ODS prioritarios:

• ODS 1. Fin de la pobreza, mediante la concesión de microcréditos familiares, alquiler social y su presencia en todas las poblaciones de más de 10.000 habitantes y en un 94 % de las de más de 5.000 habitantes, facilitando el acceso a servicios bancarios.

• ODS 8. Trabajo decente y crecimiento económico, promocionando la inversión en emprendimiento, innovación y crecimiento de microempresas y pymes, junto a la promoción de la igualdad de género, entre otros aspectos.

• ODS 12. Producción y consumo responsables, a través de su actividad de financiación sostenible y mediante el uso de energía de origen renovable certificado.

• ODS 17. Alianzas para lograr los objetivos, siendo Socio Signatory de la Red Española del Pacto Mundial o a través de la participación de la Obra Social “la Caixa” en programas como Incorpora, GAVI, The Vaccine Alliance o la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”.

Junto a estos esfuerzos, CaixaBank desarrolla muchas otras iniciativas relacionadas con distintos ODS y que contribuyen al desarrollo global de todas estas metas.

]]>

Hay veces que las circunstancias exigen algo más que gestos. Cuando los desafíos adquieren cierta entidad, es necesario fijar una estrategia para afrontarlos. Tiene que incluir objetivos claros y medibles que permitan saber si se está remando en la dirección correcta. ¿Qué ocurre cuando esos retos afectan a un planeta en el que viven más de 7.700 millones de personas? Básicamente, que hay que implicar a todo el mundo, una meta que persiguen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y cuyo cumplimiento se ve amenazado hoy por la irrupción de una pandemia mundial.

Han pasado seis años ya desde que países de todo el mundo se pusieron de acuerdo para afrontar los desafíos medioambientales, políticos y económicos a los que se enfrenta la humanidad. Con la gran meta global de lograr un presente próspero para todos sin comprometer a las generaciones futuras, se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que deben alcanzarse en 2030. Para ello, es necesario que Administración, empresas y sociedad civil se empleen a fondo.

Objetivos relacionados

Los ODS se establecieron en la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP21) de la ONU, celebrada en París en 2015. Se trata de una serie de 17 objetivos relacionados entre sí, lo que significa que el éxito de unos influye en el de otros.

Así lo explica la ONU: responder a la amenaza del cambio climático repercute en la gestión de los recursos naturales. Mejorar la salud o alcanzar la igualdad de género ayuda a acabar con la pobreza. Fomentar sociedades inclusivas reducirá desigualdades y propulsará las economías.

De esta reacción en cadena dependerá la creación de un planeta más sostenible, seguro y próspero tanto para sus habitantes actuales como para las generaciones futuras.

Los ODS, en jaque

Más allá de las palabras, el esfuerzo de los distintos estamentos de la sociedad ya comienza a dar sus frutos. Desde 1990, más de 1.000 millones de personas han salido de la pobreza extrema y la mortalidad infantil se ha reducido en más de la mitad. Entre 1997 y 2019, el número de niños que no acuden a la escuela ha descendido en similar proporción. Desde el año 2000, las infecciones anuales por VIH han pasado de 5,3 millones a los 1,5 millones de 2020.

Sin embargo, la irrupción de la pandemia de COVID-19 ha comprometido esta evolución. Los efectos acumulativos de este desastre sanitario y económico, junto a los de los conflictos armados y el cambio climático, podrían poner en jaque no solo la evolución de los ODS, sino también los logros ya alcanzados en este ámbito.

Tal y como reconoce el Banco Mundial, junto a su costo directo en vidas humanas, la pandemia ha provocado un desastre económico mundial que pone, a su vez, más vidas en peligro. Los cálculos de este organismo apuntan que, solo en el año 2020, la COVID-19 ha podido arrastrar a unos 100 millones de personas a la pobreza extrema.

Financiación sostenible e imprescindible

Para romper esa dinámica, es imprescindible que los ODS dispongan de recursos para salir adelante. Son necesarios para extender la red de agua potable allí donde se necesita, llevar programas de vacunación a todo el mundo, promover una sociedad más diversa e inclusiva o cuidar del planeta, entre otros objetivos.

En este punto, la financiación resulta fundamental. Tal y como destaca el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, los inversores, las empresas, los bancos, los gobiernos y otros participantes en el mercado deben trabajar juntos hacia un sistema financiero sostenible que impulse la inversión en los ODS.

Para ello, es necesario crear un mercado eficiente que abarque las inversiones y flujos de capital relacionados con los ODS. En ello trabaja ya toda la cadena de valor de las inversiones, desde los inversores a los bancos, las instituciones de financiación del desarrollo, las agencias de calificación y las empresas de evaluación de la sostenibilidad.

Todo este trabajo ya se plasma, entre otras cuestiones, en el desarrollo de instrumentos de financiación sostenible como los bonos verdes y los bonos sociales. También en el de índices de sostenibilidad como el DJSI o el FTSE4Good, que tienen en cuenta factores ESG (sociales, ambientales y de buen gobierno) de las compañías para guiar las inversiones bajo criterios sostenibles.

Un esfuerzo dirigido

Desde su instauración, los ODS han servido de guía para que gobiernos, compañías y ciudadanos puedan dirigir sus acciones en un esfuerzo colectivo y coordinado. Este es el caso de entidades como CaixaBank, que contribuye a los ODS mediante su actividad, su acción social y sus alianzas estratégicas.

CaixaBank pretende contribuir al bienestar financiero de sus clientes y al progreso de toda la sociedad. Para conseguirlo, la entidad contribuye a cuatro ODS prioritarios:

• ODS 1. Fin de la pobreza, mediante la concesión de microcréditos familiares, alquiler social y su presencia en todas las poblaciones de más de 10.000 habitantes y en un 94 % de las de más de 5.000 habitantes, facilitando el acceso a servicios bancarios.

• ODS 8. Trabajo decente y crecimiento económico, promocionando la inversión en emprendimiento, innovación y crecimiento de microempresas y pymes, junto a la promoción de la igualdad de género, entre otros aspectos.

• ODS 12. Producción y consumo responsables, a través de su actividad de financiación sostenible y mediante el uso de energía de origen renovable certificado.

• ODS 17. Alianzas para lograr los objetivos, siendo Socio Signatory de la Red Española del Pacto Mundial o a través de la participación de la Obra Social “la Caixa” en programas como Incorpora, GAVI, The Vaccine Alliance o la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”.

Junto a estos esfuerzos, CaixaBank desarrolla muchas otras iniciativas relacionadas con distintos ODS y que contribuyen al desarrollo global de todas estas metas.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/objetivos-de-desarrollo-sostenible-el-reto-de-todos/feed/ 0
Hashtags, las nuevas pancartas digitales https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/hashtags-las-nuevas-pancartas-digitales/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/hashtags-las-nuevas-pancartas-digitales/#respond Fri, 20 Aug 2021 15:38:40 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=52104

Primero revolucionaron la manera que tenemos de buscar cosas en internet y compartirlas. Poco después, pasaron a convertirse en motores de pequeñas y grandes causas en la red. Hoy, tienen el poder de sacar del anonimato un pequeño asunto local hasta despertar el interés de medios y ciudadanos de todo el mundo. Los hashtags o etiquetas se han convertido en una poderosa herramienta con el paso de los años.

Hoy, estas sencillas expresiones precedidas de una almohadilla son capaces de movilizar a miles de personas a nivel global. Aunque Twitter ha sido la red social que más las ha popularizado, su historia se remonta algún tiempo atrás.

Etiquetas para poner orden

Fue en 1988 —algo así como la prehistoria de internet— cuando se dejaron ver por primera vez palabras precedidas de una almohadilla. Era una solución que permitía poner orden en grupos y temas en IRC (Internet Relay Chat), uno de los primeros sistemas que permitían debatir en tiempo real con personas de todo el mundo y a través de la pantalla de un ordenador.

Gracias a este sistema de etiquetado, los usuarios podían localizar fácilmente discusiones de su interés y participar en ellas. Algunos de ellos se convirtieron años después, a su vez, en usuarios de Twitter y propusieron trasladar el ingenioso sistema de clasificación en IRC a esta plataforma social.

Uno de los primeros hashtags en tener éxito dentro de Twitter fue #SanDiegoFire, durante un importante incendio que tuvo lugar en 2007 en esta zona de Estados Unidos. Un desarrollador informático y usuario de Twitter decidió encender la televisión para compartir con otras personas lo que estaba ocurriendo de manera rápida y fiable. La etiqueta #SanDiegoFire le ayudó a difundir decenas de noticias durante días. También permitió a muchos otros usuarios probar este sistema que les ayudaba a enfocarse en un tema específico que les interesaba especialmente, y a eliminar contenido irrelevante de sus propios tablones de noticias.

El prólogo de las grandes conversaciones

El sistema de etiquetas fue evolucionando con el paso de los años, extendiéndose por las distintas plataformas sociales y multiplicando sus funciones. Ha servido para que ciudadanos de todo el mundo pudieran participar en las grandes conversaciones sobre temas globales. Grandes catástrofes, movimientos sociales, atentados terroristas o manifestaciones culturales son solo algunos ejemplos de eventos que han multiplicado exponencialmente su alcance gracias a un hashtag.

Que estas etiquetas se convirtieran en un vehículo para dar difusión a distintas reivindicaciones y que se utilizaran para compartir experiencias que, de otro modo, quedarían silenciadas, fue solo cuestión de tiempo.

La nueva pancarta digital

Efectivamente, el uso de hashtags se ha convertido en la mejor herramienta disponible para viralizar una reivindicación. Activistas y movimientos sociales de todo el mundo las emplean para dar a conocer sus causas, pero no solo ellos. También ciudadanos individuales las emplean para pedir ayuda o dar a conocer su situación, con la esperanza de que alguien recoja el guante y utilice su etiqueta para darle difusión.

Son muchos los ejemplos de etiquetas que han trascendido las redes sociales para tomar el testigo de las pancartas que se suelen ver en las manifestaciones.

#MedulaparaMateo

Tal vez el hashtag #MedulaParaMateo ha hecho más por la difusión de la donación de médula ósea en España que cualquier otra campaña. Fue la iniciativa puesta en marcha en 2013 por la familia de un bebé llamado Mateo que padecía leucemia. Necesitaban encontrar un donante compatible cuanto antes y las posibilidades de hacerlo se multiplicaban si ciudadanos de todo el mundo se registraban como tales.

La repercusión de esta campaña fue enorme: deportistas de élite, actores y músicos de talla internacional contribuyeron a darle difusión tanto en España como en otros países. Finalmente, apareció un donante para Mateo y la campaña se convirtió en la primera viral contra el cáncer infantil.

#MeToo

Este es uno de los ejemplos más claros sobre cómo un movimiento social puede alcanzar dimensión global gracias a un hashtag. Me Too comenzó en 2007 como una iniciativa que permitía a personas de todo el mundo compartir su historia como víctimas de acoso y abusos sexuales.

Diez años más tarde, a raíz de las acusaciones contra el productor Harvey Weinstein, Me Too se convirtió en #MeToo, un hashtag que permitió visibilizar el alcance real de este problema, al compartirlo víctimas de todo el mundo. Solo entre octubre y diciembre de ese año, la etiqueta se utilizó en Twitter y Facebook más de seis millones de veces.

#BlackLivesMatter

El movimiento Black Lives Matter surgió en 2013. Alicia Garza, una joven estadounidense, conmocionada por el veredicto absolutorio a un policía que había matado a un adolescente negro, escribió la frase en un post de Facebook, que una amiga suya convirtió en hashtag y que se viralizó prácticamente de inmediato.

Desde entonces, el movimiento Black Lives Matter ganó en organización e infraestructura y creció con las protestas que siguieron a las muertes de otros ciudadanos negros a manos de policías. Aquel hashtag que sirvió de desahogo a Alicia Garza, se convirtió en consigna en múltiples protestas contra la brutalidad policial en Estados Unidos, un problema sobre el que logró captar la atención de ciudadanos de todo el mundo.

#YoTambiénTengoAlzheimer

El uso de hashtags se sofistica cada vez más y un buen ejemplo en este sentido fue la campaña #YoTambiénTengoAlzheimer, promovida en 2020 por la Fundación Alzheimer Cataluña, con la que se pretendía visibilizar tanto la enfermedad como la vida de las personas que acompañan a pacientes con Alzheimer.

Con esta acción, los usuarios de Twitter que incluyeran el hashtag #YoTambiénTengoAlzheimer y mencionaran a la organización en sus publicaciones, recibían una respuesta con un enlace que les permitía ver cómo su perfil comenzaba a desaparecer, como los recuerdos de una persona con esta enfermedad. De crear esa ilusión se encargaba un bot que creaba un espejo del perfil en un servidor externo.

Aunque no son un invento reciente, los hashtags continúan cumpliendo con su función de dar a conocer causas y compartir experiencias. Desde su primer uso para poner orden en las publicaciones, estas pequeñas consignas han ganado en popularidad y capacidad de movilización con el paso del tiempo.

]]>

Primero revolucionaron la manera que tenemos de buscar cosas en internet y compartirlas. Poco después, pasaron a convertirse en motores de pequeñas y grandes causas en la red. Hoy, tienen el poder de sacar del anonimato un pequeño asunto local hasta despertar el interés de medios y ciudadanos de todo el mundo. Los hashtags o etiquetas se han convertido en una poderosa herramienta con el paso de los años.

Hoy, estas sencillas expresiones precedidas de una almohadilla son capaces de movilizar a miles de personas a nivel global. Aunque Twitter ha sido la red social que más las ha popularizado, su historia se remonta algún tiempo atrás.

Etiquetas para poner orden

Fue en 1988 —algo así como la prehistoria de internet— cuando se dejaron ver por primera vez palabras precedidas de una almohadilla. Era una solución que permitía poner orden en grupos y temas en IRC (Internet Relay Chat), uno de los primeros sistemas que permitían debatir en tiempo real con personas de todo el mundo y a través de la pantalla de un ordenador.

Gracias a este sistema de etiquetado, los usuarios podían localizar fácilmente discusiones de su interés y participar en ellas. Algunos de ellos se convirtieron años después, a su vez, en usuarios de Twitter y propusieron trasladar el ingenioso sistema de clasificación en IRC a esta plataforma social.

Uno de los primeros hashtags en tener éxito dentro de Twitter fue #SanDiegoFire, durante un importante incendio que tuvo lugar en 2007 en esta zona de Estados Unidos. Un desarrollador informático y usuario de Twitter decidió encender la televisión para compartir con otras personas lo que estaba ocurriendo de manera rápida y fiable. La etiqueta #SanDiegoFire le ayudó a difundir decenas de noticias durante días. También permitió a muchos otros usuarios probar este sistema que les ayudaba a enfocarse en un tema específico que les interesaba especialmente, y a eliminar contenido irrelevante de sus propios tablones de noticias.

El prólogo de las grandes conversaciones

El sistema de etiquetas fue evolucionando con el paso de los años, extendiéndose por las distintas plataformas sociales y multiplicando sus funciones. Ha servido para que ciudadanos de todo el mundo pudieran participar en las grandes conversaciones sobre temas globales. Grandes catástrofes, movimientos sociales, atentados terroristas o manifestaciones culturales son solo algunos ejemplos de eventos que han multiplicado exponencialmente su alcance gracias a un hashtag.

Que estas etiquetas se convirtieran en un vehículo para dar difusión a distintas reivindicaciones y que se utilizaran para compartir experiencias que, de otro modo, quedarían silenciadas, fue solo cuestión de tiempo.

La nueva pancarta digital

Efectivamente, el uso de hashtags se ha convertido en la mejor herramienta disponible para viralizar una reivindicación. Activistas y movimientos sociales de todo el mundo las emplean para dar a conocer sus causas, pero no solo ellos. También ciudadanos individuales las emplean para pedir ayuda o dar a conocer su situación, con la esperanza de que alguien recoja el guante y utilice su etiqueta para darle difusión.

Son muchos los ejemplos de etiquetas que han trascendido las redes sociales para tomar el testigo de las pancartas que se suelen ver en las manifestaciones.

#MedulaparaMateo

Tal vez el hashtag #MedulaParaMateo ha hecho más por la difusión de la donación de médula ósea en España que cualquier otra campaña. Fue la iniciativa puesta en marcha en 2013 por la familia de un bebé llamado Mateo que padecía leucemia. Necesitaban encontrar un donante compatible cuanto antes y las posibilidades de hacerlo se multiplicaban si ciudadanos de todo el mundo se registraban como tales.

La repercusión de esta campaña fue enorme: deportistas de élite, actores y músicos de talla internacional contribuyeron a darle difusión tanto en España como en otros países. Finalmente, apareció un donante para Mateo y la campaña se convirtió en la primera viral contra el cáncer infantil.

#MeToo

Este es uno de los ejemplos más claros sobre cómo un movimiento social puede alcanzar dimensión global gracias a un hashtag. Me Too comenzó en 2007 como una iniciativa que permitía a personas de todo el mundo compartir su historia como víctimas de acoso y abusos sexuales.

Diez años más tarde, a raíz de las acusaciones contra el productor Harvey Weinstein, Me Too se convirtió en #MeToo, un hashtag que permitió visibilizar el alcance real de este problema, al compartirlo víctimas de todo el mundo. Solo entre octubre y diciembre de ese año, la etiqueta se utilizó en Twitter y Facebook más de seis millones de veces.

#BlackLivesMatter

El movimiento Black Lives Matter surgió en 2013. Alicia Garza, una joven estadounidense, conmocionada por el veredicto absolutorio a un policía que había matado a un adolescente negro, escribió la frase en un post de Facebook, que una amiga suya convirtió en hashtag y que se viralizó prácticamente de inmediato.

Desde entonces, el movimiento Black Lives Matter ganó en organización e infraestructura y creció con las protestas que siguieron a las muertes de otros ciudadanos negros a manos de policías. Aquel hashtag que sirvió de desahogo a Alicia Garza, se convirtió en consigna en múltiples protestas contra la brutalidad policial en Estados Unidos, un problema sobre el que logró captar la atención de ciudadanos de todo el mundo.

#YoTambiénTengoAlzheimer

El uso de hashtags se sofistica cada vez más y un buen ejemplo en este sentido fue la campaña #YoTambiénTengoAlzheimer, promovida en 2020 por la Fundación Alzheimer Cataluña, con la que se pretendía visibilizar tanto la enfermedad como la vida de las personas que acompañan a pacientes con Alzheimer.

Con esta acción, los usuarios de Twitter que incluyeran el hashtag #YoTambiénTengoAlzheimer y mencionaran a la organización en sus publicaciones, recibían una respuesta con un enlace que les permitía ver cómo su perfil comenzaba a desaparecer, como los recuerdos de una persona con esta enfermedad. De crear esa ilusión se encargaba un bot que creaba un espejo del perfil en un servidor externo.

Aunque no son un invento reciente, los hashtags continúan cumpliendo con su función de dar a conocer causas y compartir experiencias. Desde su primer uso para poner orden en las publicaciones, estas pequeñas consignas han ganado en popularidad y capacidad de movilización con el paso del tiempo.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/hashtags-las-nuevas-pancartas-digitales/feed/ 0
Cinco consecuencias del cambio climático que notarás en verano https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cinco-consecuencias-del-cambio-climatico-que-notaras-en-verano/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cinco-consecuencias-del-cambio-climatico-que-notaras-en-verano/#respond Mon, 02 Aug 2021 14:37:58 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=51314

¿Sabías que el cambio climático tiene muchas más consecuencias que la subida continua de la temperatura? Países que se sumergen en el océano, “nuevas” enfermedades tropicales, visitas inesperadas de animales que pueden resultar peligrosos o una desertificación aparentemente imparable son algunas de ellas. Y muchas se notan en verano.

Consecuencias del cambio climático en España: noches tórridas

El aumento gradual de las temperaturas mundiales es ya un fenómeno conocido. Que hará más calor está más que aceptado, y ocurrirá poco a poco. De hecho, hace años que las noches de verano se perciben como particularmente calurosas. Muy probablemente, habrás notado que abrir la ventana deja de ser suficiente y tienes que recurrir al ventilador o al aire acondicionado.

Por ejemplo, en Barcelona se quintuplicó el número de noches tropicales —las que no bajan de los 20 ºC— en solo 40 años. En 2018 fueron 101 noches, mientras que, a principios de los 80, no se superaban las 20 anuales.

Sin embargo, el clima es mucho más que la temperatura. Según un estudio publicado en Plos One en 2019, y confirmado poco después, en 2050 Madrid tendrá el clima de Marrakech. Muchos aumentos de temperatura paulatinos en verano, sumados a un descenso también gradual de la humedad, cambiarán el clima estival.

El problema es que, incluso si ahora mismo se dejaran de usar combustibles fósiles, la atmósfera seguiría calentándose. Por tanto, el clima seguiría cambiando gradualmente. Si estás leyendo esto, es poco probable que veas veranos más frescos que los actuales. Aunque, si todos lo hacemos bien, puede que tus nietos sí.

La naturaleza se desplaza a 6,1 km/año

¿Has notado que el paisaje en el que sueles veranear ha cambiado en estas últimas décadas? Cambios sutiles como una variedad de flores que antes no estaba ahí o plagas de insectos particularmente grandes. Tal vez ese jardín de setos del que tanto disfrutabas esté, de repente, totalmente mustio a causa de una oruga invasora.

Por ejemplo, Valencia ha iniciado este verano con una plaga de rantellas, que son inofensivas pero muy molestas. Esto se debe a que las temperaturas han hecho eclosionar billones de larvas a la vez.

Resulta que el calor del cambio climático está haciendo algo particularmente curioso. En 2003 se descubrió que los biomas y ecosistemas se desplazan aproximadamente a 1,67 metros por día desde el ecuador hacia los polos debido al cambio climático. Luego se confirmó su aceleración en 2010. Puede no parecer mucho, pero esos 6,1 km/año están haciendo que aparezcan al sur de la Península enfermedades que antes se consideraban tropicales. Por ejemplo, el virus del Nilo asociado al mosquito tigre que afectó a Andalucía el año pasado.

Un país que desaparece en mitad del océano

Las consecuencias del cambio climático que notarás en verano no son exclusivas de España. Si eres de los que ahorran todo el año para disfrutar de tus vacaciones en un paraíso lejano, te puedes encontrar con que los lugareños tienen preocupaciones sorprendentes. Como que su país se pueda hundir en el océano. De hecho, el aumento del nivel del mar se ha acelerado hasta 2,5 veces en la última década respecto a la media del siglo pasado.

En 2008, Mohamed Anni Nasheed, presidente de las Maldivas, anunció la intención de comprar tierra en la India y Sri Lanka. Si seguía subiendo el nivel del agua, habría que trasladar a toda la población a ”tierra firme”. Así se adelantaban para no convertirse en desplazados climáticos. En 2014, Kiribati compró parte de Fiji por la misma razón.

Cuando la temperatura de los océanos aumenta, el agua salada se expande y ocupa más espacio. Si a esto se le suma el deshielo ártico y que la costa de buena parte del mundo tiene una pendiente muy suave (salvo acantilados), algunos países tienen fecha de caducidad.

En España no se esperan inundaciones generalizadas, aunque habrá áreas urbanas que tendrán que trasladarse. Además, la subida del agua puede afectar a la calidad de los acuíferos de los que dependen muchos cultivos, o sumar pérdidas de calado al sector turístico. Quedan décadas, pero habrá que ir preparándose para la subida gradual.

Cuidado, animales peligrosos en el mar

Tal vez el pasado verano hayas tenido la desagradable sensación de que no te estabas bañando solo en el mar. Esto se debe a que, como resultado del cambio climático, muchas especies están desplazando a otras en territorio. Como consecuencia, en España tendremos que acostumbrarnos a la presencia de animales como la carabela portuguesa. Este animal carnívoro, que parece una medusa pero no lo es, libera con sus tentáculos un veneno bastante doloroso.

A medida que la temperatura del agua aumenta, o que los fenómenos extremos como los temporales se vuelven más frecuentes, aumenta el riesgo de que especies como esta aparezcan por nuestro litoral.

España, en proceso de desertificación

España lleva unas cuantas décadas, casi siglos, en proceso acelerado de desertificación. Talar buena parte de sus bosques, usar áreas cada vez más extensas para cultivo —y especialmente abandonarlas cuando no producen lo suficiente— o vaciar los acuíferos por plantar alimentos tropicales está erosionando gravemente el sustrato de todo el país. Así que no te extrañe si, donde hasta hace unos años hacías picnic bajo la copa de un árbol, hoy no ves ni una sombra.

Se estima que entre el 75 % y el 80 % de España está en riesgo de desertificación. De modo que las vacaciones de interior serán cada vez más cálidas. Esto supone un reto para las regiones dependientes del turismo local y para la transición ecológica.

Algunos de estos son cambios que, probablemente, ya no tienen marcha atrás. Sin embargo, todavía podemos evitar consecuencias mucho peores del cambio climático si todos arrimamos el hombro para frenarlo.

Para ello, es imprescindible que la sociedad civil, la Administración y las empresas trabajen de la mano en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados en el seno de la ONU para reducir el impacto que la actividad humana tiene sobre el planeta. Las próximas generaciones nos lo agradecerán.

]]>

¿Sabías que el cambio climático tiene muchas más consecuencias que la subida continua de la temperatura? Países que se sumergen en el océano, “nuevas” enfermedades tropicales, visitas inesperadas de animales que pueden resultar peligrosos o una desertificación aparentemente imparable son algunas de ellas. Y muchas se notan en verano.

Consecuencias del cambio climático en España: noches tórridas

El aumento gradual de las temperaturas mundiales es ya un fenómeno conocido. Que hará más calor está más que aceptado, y ocurrirá poco a poco. De hecho, hace años que las noches de verano se perciben como particularmente calurosas. Muy probablemente, habrás notado que abrir la ventana deja de ser suficiente y tienes que recurrir al ventilador o al aire acondicionado.

Por ejemplo, en Barcelona se quintuplicó el número de noches tropicales —las que no bajan de los 20 ºC— en solo 40 años. En 2018 fueron 101 noches, mientras que, a principios de los 80, no se superaban las 20 anuales.

Sin embargo, el clima es mucho más que la temperatura. Según un estudio publicado en Plos One en 2019, y confirmado poco después, en 2050 Madrid tendrá el clima de Marrakech. Muchos aumentos de temperatura paulatinos en verano, sumados a un descenso también gradual de la humedad, cambiarán el clima estival.

El problema es que, incluso si ahora mismo se dejaran de usar combustibles fósiles, la atmósfera seguiría calentándose. Por tanto, el clima seguiría cambiando gradualmente. Si estás leyendo esto, es poco probable que veas veranos más frescos que los actuales. Aunque, si todos lo hacemos bien, puede que tus nietos sí.

La naturaleza se desplaza a 6,1 km/año

¿Has notado que el paisaje en el que sueles veranear ha cambiado en estas últimas décadas? Cambios sutiles como una variedad de flores que antes no estaba ahí o plagas de insectos particularmente grandes. Tal vez ese jardín de setos del que tanto disfrutabas esté, de repente, totalmente mustio a causa de una oruga invasora.

Por ejemplo, Valencia ha iniciado este verano con una plaga de rantellas, que son inofensivas pero muy molestas. Esto se debe a que las temperaturas han hecho eclosionar billones de larvas a la vez.

Resulta que el calor del cambio climático está haciendo algo particularmente curioso. En 2003 se descubrió que los biomas y ecosistemas se desplazan aproximadamente a 1,67 metros por día desde el ecuador hacia los polos debido al cambio climático. Luego se confirmó su aceleración en 2010. Puede no parecer mucho, pero esos 6,1 km/año están haciendo que aparezcan al sur de la Península enfermedades que antes se consideraban tropicales. Por ejemplo, el virus del Nilo asociado al mosquito tigre que afectó a Andalucía el año pasado.

Un país que desaparece en mitad del océano

Las consecuencias del cambio climático que notarás en verano no son exclusivas de España. Si eres de los que ahorran todo el año para disfrutar de tus vacaciones en un paraíso lejano, te puedes encontrar con que los lugareños tienen preocupaciones sorprendentes. Como que su país se pueda hundir en el océano. De hecho, el aumento del nivel del mar se ha acelerado hasta 2,5 veces en la última década respecto a la media del siglo pasado.

En 2008, Mohamed Anni Nasheed, presidente de las Maldivas, anunció la intención de comprar tierra en la India y Sri Lanka. Si seguía subiendo el nivel del agua, habría que trasladar a toda la población a ”tierra firme”. Así se adelantaban para no convertirse en desplazados climáticos. En 2014, Kiribati compró parte de Fiji por la misma razón.

Cuando la temperatura de los océanos aumenta, el agua salada se expande y ocupa más espacio. Si a esto se le suma el deshielo ártico y que la costa de buena parte del mundo tiene una pendiente muy suave (salvo acantilados), algunos países tienen fecha de caducidad.

En España no se esperan inundaciones generalizadas, aunque habrá áreas urbanas que tendrán que trasladarse. Además, la subida del agua puede afectar a la calidad de los acuíferos de los que dependen muchos cultivos, o sumar pérdidas de calado al sector turístico. Quedan décadas, pero habrá que ir preparándose para la subida gradual.

Cuidado, animales peligrosos en el mar

Tal vez el pasado verano hayas tenido la desagradable sensación de que no te estabas bañando solo en el mar. Esto se debe a que, como resultado del cambio climático, muchas especies están desplazando a otras en territorio. Como consecuencia, en España tendremos que acostumbrarnos a la presencia de animales como la carabela portuguesa. Este animal carnívoro, que parece una medusa pero no lo es, libera con sus tentáculos un veneno bastante doloroso.

A medida que la temperatura del agua aumenta, o que los fenómenos extremos como los temporales se vuelven más frecuentes, aumenta el riesgo de que especies como esta aparezcan por nuestro litoral.

España, en proceso de desertificación

España lleva unas cuantas décadas, casi siglos, en proceso acelerado de desertificación. Talar buena parte de sus bosques, usar áreas cada vez más extensas para cultivo —y especialmente abandonarlas cuando no producen lo suficiente— o vaciar los acuíferos por plantar alimentos tropicales está erosionando gravemente el sustrato de todo el país. Así que no te extrañe si, donde hasta hace unos años hacías picnic bajo la copa de un árbol, hoy no ves ni una sombra.

Se estima que entre el 75 % y el 80 % de España está en riesgo de desertificación. De modo que las vacaciones de interior serán cada vez más cálidas. Esto supone un reto para las regiones dependientes del turismo local y para la transición ecológica.

Algunos de estos son cambios que, probablemente, ya no tienen marcha atrás. Sin embargo, todavía podemos evitar consecuencias mucho peores del cambio climático si todos arrimamos el hombro para frenarlo.

Para ello, es imprescindible que la sociedad civil, la Administración y las empresas trabajen de la mano en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados en el seno de la ONU para reducir el impacto que la actividad humana tiene sobre el planeta. Las próximas generaciones nos lo agradecerán.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cinco-consecuencias-del-cambio-climatico-que-notaras-en-verano/feed/ 0
Recommerce: el inesperado aliado de la economía circular https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/recommerce-el-inesperado-aliado-de-la-economia-circular/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/recommerce-el-inesperado-aliado-de-la-economia-circular/#respond Tue, 08 Jun 2021 06:25:11 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40640

Es una práctica que se solía limitar a rastrillos y a algunas tiendas especializadas. Sin embargo, Internet ha supuesto un importante espaldarazo a su popularización. El recommerce o la venta de productos de segunda mano en Internet se presenta como una tendencia pujante dentro del comercio online. Y esto supone una gran noticia para la sostenibilidad.

Esta tendencia, que ha ganado protagonismo durante la pandemia, contribuye a extender la economía circular. Sus perspectivas no pueden ser más prometedoras: se estima que el recommerce crezca entre el 15 % y el 20 % anuales hasta 2026.

Reducir, reutilizar y reciclar

El recommerce sigue la lógica de la economía circular y se centra especialmente en tres de las nueve erres (9 R) que la sustentan: reducir, reutilizar y reciclar. Se trata de alargar al máximo la vida útil de los objetos y materiales antes de reemplazarlos por otros. El objetivo último consiste en preservar los recursos limitados que nos ofrece el planeta.

La compraventa online de productos usados permite reducir, al mismo tiempo, el empleo de esos recursos y el volumen de residuos que generamos. También reutilizar productos que, de otro modo, quedarían olvidados en un cajón o acabarían en un vertedero.

En definitiva, es cuestión de cerrar el ciclo del consumo y sustituir el modelo lineal, basado en la máxima de “usar y tirar”. En este sentido, la popularización del recommerce aparece como un importante revulsivo para implantar el nuevo modelo de economía circular.

Los consumidores pasan a la acción

El uso de plataformas electrónicas de compraventa de productos de segunda mano como Wallapop, eBay, Vibbo, Chicfy o Milanuncios ha rescatado la compraventa de productos usados de una cierta marginalidad. No solo eso. Además, han contribuido a popularizarla hasta límites insospechados.

Se trata de un cambio de paradigma que se observa incluso en sectores tan sorprendentes como el del lujo: el 35 % de las ventas de artículos, como relojes de alta gama o joyas, ya se realiza online, fuera de las casas de subastas y de tiendas físicas especializadas. De hecho, según un informe de The Boston Consulting Group, la preocupación por la sostenibilidad de los bienes de lujo crece cada vez más entre los consumidores, sobre todo los más jóvenes.

Esta preferencia por un consumo más responsable ha animado incluso a firmas de alta costura a promover sus propios canales de venta de prendas de segunda mano. Sin embargo, no es exclusiva del sector del lujo. Es una tendencia que también se observa a la hora de llenar nuestra cesta de la compra, así como a la de adquirir ropa o equipamiento deportivo, pantalones tejanos o teléfonos móviles, entre otros muchos productos. La sostenibilidad se ha convertido en una de nuestras principales preocupaciones a la hora de consumir y el recommerce es una práctica que nos puede ayudar a ponerla en el centro.

Consejos para un recommerce seguro

Existe una serie de buenas prácticas que vendrán bien tanto a los usuarios de aplicaciones de recommerce más avanzados como a aquellos que se plantean sumarse a esta tendencia.

– Quedar físicamente: este es un consejo que aplica tanto a compradores como a vendedores. Si no se va a utilizar algún método que asegure la transacción online, conviene quedar físicamente con la otra parte. Así se podrá comprobar el estado real del producto y asegurar el pago. La reunión para efectuar la transacción debe producirse en un lugar transitado y público. A poder ser, conviene acudir acompañado.

– Evitar transacciones o transferencias inmediatas: lo mejor es tomarse el tiempo necesario para valorar si el producto reúne las condiciones adecuadas, si responde a nuestras necesidades y si realmente lo necesitamos. Algunas plataformas especializadas retienen el importe hasta que el comprador recibe el producto y verifica su buen estado.

– Revisar las valoraciones: algunas plataformas cuentan con herramientas de valoración que permiten comprobar la experiencia de otros compradores o vendedores con un usuario en concreto. Se trata de comentarios útiles para establecer el perfil de la persona con la que estamos tratando y asegurarnos de que se trata de un perfil verdadero. Si no hay comentarios, siempre se puede establecer una conversación online y aplicar el siguiente consejo.

– Sentido común: si se perciben señales sospechosas, como mensajes farragosos, precios demasiado bajos, direcciones de correo extrañas o reticencias a facilitar más imágenes o datos acerca del producto, es mejor ser prudentes y descartar la transacción. Es importante no dejar que el deseo de adquirir un producto se imponga al sentido común que aplicamos normalmente a cualquier compra.

El recommerce es una alternativa de consumo responsable que nos ayudará a asegurar un futuro sostenible para todos. Una meta que se ha condensado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por la ONU y a la que los ciudadanos debemos contribuir. Apostar por alargar la vida útil de los objetos es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para conseguirlo.

]]>

Es una práctica que se solía limitar a rastrillos y a algunas tiendas especializadas. Sin embargo, Internet ha supuesto un importante espaldarazo a su popularización. El recommerce o la venta de productos de segunda mano en Internet se presenta como una tendencia pujante dentro del comercio online. Y esto supone una gran noticia para la sostenibilidad.

Esta tendencia, que ha ganado protagonismo durante la pandemia, contribuye a extender la economía circular. Sus perspectivas no pueden ser más prometedoras: se estima que el recommerce crezca entre el 15 % y el 20 % anuales hasta 2026.

Reducir, reutilizar y reciclar

El recommerce sigue la lógica de la economía circular y se centra especialmente en tres de las nueve erres (9 R) que la sustentan: reducir, reutilizar y reciclar. Se trata de alargar al máximo la vida útil de los objetos y materiales antes de reemplazarlos por otros. El objetivo último consiste en preservar los recursos limitados que nos ofrece el planeta.

La compraventa online de productos usados permite reducir, al mismo tiempo, el empleo de esos recursos y el volumen de residuos que generamos. También reutilizar productos que, de otro modo, quedarían olvidados en un cajón o acabarían en un vertedero.

En definitiva, es cuestión de cerrar el ciclo del consumo y sustituir el modelo lineal, basado en la máxima de “usar y tirar”. En este sentido, la popularización del recommerce aparece como un importante revulsivo para implantar el nuevo modelo de economía circular.

Los consumidores pasan a la acción

El uso de plataformas electrónicas de compraventa de productos de segunda mano como Wallapop, eBay, Vibbo, Chicfy o Milanuncios ha rescatado la compraventa de productos usados de una cierta marginalidad. No solo eso. Además, han contribuido a popularizarla hasta límites insospechados.

Se trata de un cambio de paradigma que se observa incluso en sectores tan sorprendentes como el del lujo: el 35 % de las ventas de artículos, como relojes de alta gama o joyas, ya se realiza online, fuera de las casas de subastas y de tiendas físicas especializadas. De hecho, según un informe de The Boston Consulting Group, la preocupación por la sostenibilidad de los bienes de lujo crece cada vez más entre los consumidores, sobre todo los más jóvenes.

Esta preferencia por un consumo más responsable ha animado incluso a firmas de alta costura a promover sus propios canales de venta de prendas de segunda mano. Sin embargo, no es exclusiva del sector del lujo. Es una tendencia que también se observa a la hora de llenar nuestra cesta de la compra, así como a la de adquirir ropa o equipamiento deportivo, pantalones tejanos o teléfonos móviles, entre otros muchos productos. La sostenibilidad se ha convertido en una de nuestras principales preocupaciones a la hora de consumir y el recommerce es una práctica que nos puede ayudar a ponerla en el centro.

Consejos para un recommerce seguro

Existe una serie de buenas prácticas que vendrán bien tanto a los usuarios de aplicaciones de recommerce más avanzados como a aquellos que se plantean sumarse a esta tendencia.

– Quedar físicamente: este es un consejo que aplica tanto a compradores como a vendedores. Si no se va a utilizar algún método que asegure la transacción online, conviene quedar físicamente con la otra parte. Así se podrá comprobar el estado real del producto y asegurar el pago. La reunión para efectuar la transacción debe producirse en un lugar transitado y público. A poder ser, conviene acudir acompañado.

– Evitar transacciones o transferencias inmediatas: lo mejor es tomarse el tiempo necesario para valorar si el producto reúne las condiciones adecuadas, si responde a nuestras necesidades y si realmente lo necesitamos. Algunas plataformas especializadas retienen el importe hasta que el comprador recibe el producto y verifica su buen estado.

– Revisar las valoraciones: algunas plataformas cuentan con herramientas de valoración que permiten comprobar la experiencia de otros compradores o vendedores con un usuario en concreto. Se trata de comentarios útiles para establecer el perfil de la persona con la que estamos tratando y asegurarnos de que se trata de un perfil verdadero. Si no hay comentarios, siempre se puede establecer una conversación online y aplicar el siguiente consejo.

– Sentido común: si se perciben señales sospechosas, como mensajes farragosos, precios demasiado bajos, direcciones de correo extrañas o reticencias a facilitar más imágenes o datos acerca del producto, es mejor ser prudentes y descartar la transacción. Es importante no dejar que el deseo de adquirir un producto se imponga al sentido común que aplicamos normalmente a cualquier compra.

El recommerce es una alternativa de consumo responsable que nos ayudará a asegurar un futuro sostenible para todos. Una meta que se ha condensado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por la ONU y a la que los ciudadanos debemos contribuir. Apostar por alargar la vida útil de los objetos es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para conseguirlo.

]]>
https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/recommerce-el-inesperado-aliado-de-la-economia-circular/feed/ 0