> RSC – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Cuando los accionistas somos todos https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cuando-los-accionistas-somos-todos/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cuando-los-accionistas-somos-todos/#respond Tue, 19 Jan 2021 07:23:57 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39850

¿Cuál es el propósito de una empresa? ¿Cómo se mide el valor que genera? ¿Solamente contamos los dividendos que produce para sus accionistas? ¿O tal vez deberíamos abrir un poco más el campo de visión? Estas son algunas de las preguntas que se plantea la sociedad en nuestros días. En un momento en el que la sostenibilidad se ha hecho un hueco preferente en todas las agendas, el simple beneficio económico suena a algo hueco. Incluso arcaico. Hoy, esa sociedad demanda algo más de las empresas que interactúan con ella que el simple hecho de generar negocio.

Los datos respaldan esta realidad: cada vez compramos más con la conciencia alerta, una tendencia que parece incluso haber aumentado durante la pandemia de la COVID-19. Así lo indica un informe realizado en 2020 por Ipsos: ocho de cada diez consumidores declaraban su intención de buscar productos más sanos y respetuosos con el medio ambiente tras la cuarentena por coronavirus. Además, el 87 % de los españoles cree que puede influir en los cambios que se producirán después de la pandemia, mientras que el 62 % apuesta por una recuperación verde de esta crisis.

El mundo cambia y, con él, la manera que tenemos de hacer negocios. Esta es una de las razones por las que cada vez más empresarios se plantean añadir ingredientes sociales y ambientales a sus compañías. El objetivo: reportar a su entorno una serie de beneficios que se añaden a los derivados del rendimiento económico.

No solo se trata de atraer consumidores concienciados: hoy, los accionistas de la empresa son todas aquellas personas a las que afecta su actividad. Y su opinión cuenta más que nunca.

Una nueva dimensión del valor

Hasta hace pocos años, la mayoría de las empresas se valoraban por la rentabilidad que ofrecían a sus accionistas. Es decir, por la cantidad de dinero que les hacían ganar por sus acciones. Lo que ocurre es que la actividad de una compañía afecta a muchas más personas que los propietarios de esos títulos.

Esa diversidad de interesados conlleva, a su vez, una gran variedad en sus objetivos. No todos ellos buscan exclusivamente un beneficio económico. El talento que necesita una empresa para salir adelante, por ejemplo, busca cada vez más que sus valores se encuentren alineados con los de la compañía para la que trabaja. Hasta tal punto es así, que distintos estudios sitúan la responsabilidad social corporativa (RSC) de una empresa como un factor esencial a la hora de atraer trabajadores.

También las comunidades en las que impacta la actividad de una empresa esperan de ella algo más que dinero: creación de empleo de calidad, cumplimiento de las obligaciones fiscales, respeto por el medio ambiente o apoyo a la cultura local son solo algunos de los intereses más habituales.

Mantener un equilibrio con todos estos objetivos puede ser crucial para la viabilidad de la propia empresa y, por tanto, para los intereses de sus accionistas. De esta manera, las compañías adoptan mecanismos de gobierno corporativo que les ayudan a proteger al conjunto de los interesados (stakeholders) que se relacionan con ellas.

Apostar por el largo plazo

Un modelo que se basa en maximizar únicamente el valor que tienen las acciones conduce al desarrollo de estrategias cortoplacistas que, a su vez, pueden acabar por dañar la competitividad de las empresas. Esta es una de las razones por las que son cada vez más populares otras teorías que plantean una visión más amplia del objetivo que debe tener una empresa. Proponen cambiar de un capitalismo de accionistas a otro capitalismo de interesados o stakeholders.

Según explica un dossier publicado por CaixaBank Research, estas teorías contemplan que los accionistas no son los únicos dueños de las empresas. También se ven involucrados otros interesados, como pueden ser sus empleados, sus proveedores, sus clientes o los tenedores de bonos. Al fin y al cabo, las compañías firman contratos con todos ellos. Exactamente igual que ocurre con los accionistas.

Según estas teorías, la empresa actúa como la armonizadora de los intereses específicos de todos esos interesados o stakeholders, no únicamente como una especie de fábrica dedicada en exclusiva a maximizar el valor de la acción.

El objetivo en este nuevo paradigma consiste en reconocer que todas las personas afectadas por la actividad de la empresa tienen aspiraciones diversas más allá de la rentabilidad económica como, por ejemplo, responder a los retos sociales y ambientales generando un impacto positivo.

Este enfoque económico se esbozó por primera vez en los años 70 del siglo pasado, pero ha cobrado una especial relevancia en los últimos años. De hecho, el concepto de capitalismo de stakeholders fue el gran protagonista de la última reunión del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza).

Así cambia el concepto de éxito empresarial

La tendencia a diversificar el objetivo que debe tener una empresa afecta, lógicamente, al propio concepto de éxito empresarial. En este sentido, se han desarrollado mecanismos que distinguen a las empresas con buenas prácticas bajo criterios sociales, medioambientales y económicos.

Un ejemplo de ello es el Dow Jones Sustainability Index (DJSI), que lleva nueve años destacando a CaixaBank entre los mejores bancos cotizados del mundo en materia de sostenibilidad.

Este índice va ligado al famoso selectivo de Wall Street y pone en valor las buenas prácticas de las empresas bajo criterios sociales, medioambientales y económicos. La compañía RobecoSAM analiza alrededor de mil factores para ofrecer una puntuación a cada empresa. Sobre la base de la calificación obtenida, se elabora el DJSI, que utilizan inversores de todo el mundo como guía para analizar sus inversiones socialmente responsables.

En cuanto a los factores que se tienen en cuenta, son muy diversos. Por ejemplo, en la última edición CaixaBank obtuvo la máxima puntuación en materias como la inclusión financiera e información social y medioambiental.

Se trata de valores importantes para el futuro de la entidad y que cobran una especial relevancia después de su fusión con Bankia. De hecho, el propio presidente de CaixaBank, Jordi Gual, destacó en la junta de accionistas que dio luz verde a esta operación el hecho de que ambas entidades hunden sus raíces en el mundo de las cajas de ahorros. “De esas raíces emanan precisamente unos valores compartidos que auguran una integración armónica de ambas instituciones”, destacó.

B Corps, más que empresas

Cada vez más empresarios se plantean añadir ingredientes sociales y ambientales a sus compañías para reportar a su entorno una serie de beneficios. En este contexto nació B Lab, el organismo encargado de evaluar y conceder la Certificación B Corporation, es decir, de señalar qué compañías son B Corps y cuáles no. Fue en el año 2006 y lo hizo con el objetivo de apoyar a aquellos negocios con un compromiso social y medioambiental que quisieran generar un impacto positivo, sostenible y duradero sobre el entorno.

El proceso de certificación de una empresa como B Corp va más allá de lo relacionado con los productos o el nivel de servicio que ofrece. En concreto, evalúa cómo las operaciones de la empresa e incluso su modelo de negocio impactan sobre todas las personas implicadas y el entorno. Desde la cadena de suministro a las donaciones, pasando por los beneficios de los empleados, todo se mide para asegurar que una compañía cumple los máximos estándares de desempeño.

Unas 2.500 empresas de más de 50 países han obtenido ya su certificación como B Corps. Entre ellas se encuentra imagin, la plataforma de servicios digitales y estilo de vida para millenials promovida por CaixaBank. Se trata de la primera plataforma de servicios financieros mobile only en obtener la distinción como B Corp.

A través de imaginPlanet, la plataforma genera contenidos de interés sobre sostenibilidad y activa tanto iniciativas como proyectos de apoyo a causas sociales y medioambientales, propios o impulsados por personas u organizaciones a quienes imagin presta su apoyo. En concreto, se centra en impulsar cinco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovidos por la ONU en su Agenda 2030: ciudades y comunidades sostenibles (objetivo 11); producción y consumo responsables (objetivo 12); acción por el clima (objetivo 13); vida submarina (objetivo 14), y vida de ecosistemas terrestres (objetivo 15).

El concepto de creación de valor ha adquirido un nuevo y más rico significado en los últimos años. La sociedad cambia y la economía evoluciona junto a ella. El DJSI o las B Corps son solo una muestra más de este proceso, en el que también participan otras iniciativas como la inversión de impacto, la financiación sostenible o herramientas como los bonos sociales.

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¿Cuál es el propósito de una empresa? ¿Cómo se mide el valor que genera? ¿Solamente contamos los dividendos que produce para sus accionistas? ¿O tal vez deberíamos abrir un poco más el campo de visión? Estas son algunas de las preguntas que se plantea la sociedad en nuestros días. En un momento en el que la sostenibilidad se ha hecho un hueco preferente en todas las agendas, el simple beneficio económico suena a algo hueco. Incluso arcaico. Hoy, esa sociedad demanda algo más de las empresas que interactúan con ella que el simple hecho de generar negocio.

Los datos respaldan esta realidad: cada vez compramos más con la conciencia alerta, una tendencia que parece incluso haber aumentado durante la pandemia de la COVID-19. Así lo indica un informe realizado en 2020 por Ipsos: ocho de cada diez consumidores declaraban su intención de buscar productos más sanos y respetuosos con el medio ambiente tras la cuarentena por coronavirus. Además, el 87 % de los españoles cree que puede influir en los cambios que se producirán después de la pandemia, mientras que el 62 % apuesta por una recuperación verde de esta crisis.

El mundo cambia y, con él, la manera que tenemos de hacer negocios. Esta es una de las razones por las que cada vez más empresarios se plantean añadir ingredientes sociales y ambientales a sus compañías. El objetivo: reportar a su entorno una serie de beneficios que se añaden a los derivados del rendimiento económico.

No solo se trata de atraer consumidores concienciados: hoy, los accionistas de la empresa son todas aquellas personas a las que afecta su actividad. Y su opinión cuenta más que nunca.

Una nueva dimensión del valor

Hasta hace pocos años, la mayoría de las empresas se valoraban por la rentabilidad que ofrecían a sus accionistas. Es decir, por la cantidad de dinero que les hacían ganar por sus acciones. Lo que ocurre es que la actividad de una compañía afecta a muchas más personas que los propietarios de esos títulos.

Esa diversidad de interesados conlleva, a su vez, una gran variedad en sus objetivos. No todos ellos buscan exclusivamente un beneficio económico. El talento que necesita una empresa para salir adelante, por ejemplo, busca cada vez más que sus valores se encuentren alineados con los de la compañía para la que trabaja. Hasta tal punto es así, que distintos estudios sitúan la responsabilidad social corporativa (RSC) de una empresa como un factor esencial a la hora de atraer trabajadores.

También las comunidades en las que impacta la actividad de una empresa esperan de ella algo más que dinero: creación de empleo de calidad, cumplimiento de las obligaciones fiscales, respeto por el medio ambiente o apoyo a la cultura local son solo algunos de los intereses más habituales.

Mantener un equilibrio con todos estos objetivos puede ser crucial para la viabilidad de la propia empresa y, por tanto, para los intereses de sus accionistas. De esta manera, las compañías adoptan mecanismos de gobierno corporativo que les ayudan a proteger al conjunto de los interesados (stakeholders) que se relacionan con ellas.

Apostar por el largo plazo

Un modelo que se basa en maximizar únicamente el valor que tienen las acciones conduce al desarrollo de estrategias cortoplacistas que, a su vez, pueden acabar por dañar la competitividad de las empresas. Esta es una de las razones por las que son cada vez más populares otras teorías que plantean una visión más amplia del objetivo que debe tener una empresa. Proponen cambiar de un capitalismo de accionistas a otro capitalismo de interesados o stakeholders.

Según explica un dossier publicado por CaixaBank Research, estas teorías contemplan que los accionistas no son los únicos dueños de las empresas. También se ven involucrados otros interesados, como pueden ser sus empleados, sus proveedores, sus clientes o los tenedores de bonos. Al fin y al cabo, las compañías firman contratos con todos ellos. Exactamente igual que ocurre con los accionistas.

Según estas teorías, la empresa actúa como la armonizadora de los intereses específicos de todos esos interesados o stakeholders, no únicamente como una especie de fábrica dedicada en exclusiva a maximizar el valor de la acción.

El objetivo en este nuevo paradigma consiste en reconocer que todas las personas afectadas por la actividad de la empresa tienen aspiraciones diversas más allá de la rentabilidad económica como, por ejemplo, responder a los retos sociales y ambientales generando un impacto positivo.

Este enfoque económico se esbozó por primera vez en los años 70 del siglo pasado, pero ha cobrado una especial relevancia en los últimos años. De hecho, el concepto de capitalismo de stakeholders fue el gran protagonista de la última reunión del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza).

Así cambia el concepto de éxito empresarial

La tendencia a diversificar el objetivo que debe tener una empresa afecta, lógicamente, al propio concepto de éxito empresarial. En este sentido, se han desarrollado mecanismos que distinguen a las empresas con buenas prácticas bajo criterios sociales, medioambientales y económicos.

Un ejemplo de ello es el Dow Jones Sustainability Index (DJSI), que lleva nueve años destacando a CaixaBank entre los mejores bancos cotizados del mundo en materia de sostenibilidad.

Este índice va ligado al famoso selectivo de Wall Street y pone en valor las buenas prácticas de las empresas bajo criterios sociales, medioambientales y económicos. La compañía RobecoSAM analiza alrededor de mil factores para ofrecer una puntuación a cada empresa. Sobre la base de la calificación obtenida, se elabora el DJSI, que utilizan inversores de todo el mundo como guía para analizar sus inversiones socialmente responsables.

En cuanto a los factores que se tienen en cuenta, son muy diversos. Por ejemplo, en la última edición CaixaBank obtuvo la máxima puntuación en materias como la inclusión financiera e información social y medioambiental.

Se trata de valores importantes para el futuro de la entidad y que cobran una especial relevancia después de su fusión con Bankia. De hecho, el propio presidente de CaixaBank, Jordi Gual, destacó en la junta de accionistas que dio luz verde a esta operación el hecho de que ambas entidades hunden sus raíces en el mundo de las cajas de ahorros. “De esas raíces emanan precisamente unos valores compartidos que auguran una integración armónica de ambas instituciones”, destacó.

B Corps, más que empresas

Cada vez más empresarios se plantean añadir ingredientes sociales y ambientales a sus compañías para reportar a su entorno una serie de beneficios. En este contexto nació B Lab, el organismo encargado de evaluar y conceder la Certificación B Corporation, es decir, de señalar qué compañías son B Corps y cuáles no. Fue en el año 2006 y lo hizo con el objetivo de apoyar a aquellos negocios con un compromiso social y medioambiental que quisieran generar un impacto positivo, sostenible y duradero sobre el entorno.

El proceso de certificación de una empresa como B Corp va más allá de lo relacionado con los productos o el nivel de servicio que ofrece. En concreto, evalúa cómo las operaciones de la empresa e incluso su modelo de negocio impactan sobre todas las personas implicadas y el entorno. Desde la cadena de suministro a las donaciones, pasando por los beneficios de los empleados, todo se mide para asegurar que una compañía cumple los máximos estándares de desempeño.

Unas 2.500 empresas de más de 50 países han obtenido ya su certificación como B Corps. Entre ellas se encuentra imagin, la plataforma de servicios digitales y estilo de vida para millenials promovida por CaixaBank. Se trata de la primera plataforma de servicios financieros mobile only en obtener la distinción como B Corp.

A través de imaginPlanet, la plataforma genera contenidos de interés sobre sostenibilidad y activa tanto iniciativas como proyectos de apoyo a causas sociales y medioambientales, propios o impulsados por personas u organizaciones a quienes imagin presta su apoyo. En concreto, se centra en impulsar cinco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovidos por la ONU en su Agenda 2030: ciudades y comunidades sostenibles (objetivo 11); producción y consumo responsables (objetivo 12); acción por el clima (objetivo 13); vida submarina (objetivo 14), y vida de ecosistemas terrestres (objetivo 15).

El concepto de creación de valor ha adquirido un nuevo y más rico significado en los últimos años. La sociedad cambia y la economía evoluciona junto a ella. El DJSI o las B Corps son solo una muestra más de este proceso, en el que también participan otras iniciativas como la inversión de impacto, la financiación sostenible o herramientas como los bonos sociales.

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Una Gran Cena de Navidad para abrir la puerta a la esperanza https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/una-gran-cena-de-navidad-para-abrir-la-puerta-la-esperanza/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/una-gran-cena-de-navidad-para-abrir-la-puerta-la-esperanza/#respond Wed, 23 Dec 2020 17:31:47 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39768

A lo largo de este año, la pandemia de COVID-19 ha logrado distorsionar incluso las tradiciones más arraigadas, así que no sería de extrañar que la Nochebuena de este año sea para muchas familias la más atípica en décadas. Miles de ciudadanos variarán sus costumbres ese día con la esperanza de que el año que viene, por fin, puedan volver a celebrarlo con todos sus seres queridos en circunstancias normales.

Sin embargo, la incidencia de la pandemia no se reduce al miedo al contagio y a las precauciones extraordinarias para mantenerse a salvo. Las consecuencias económicas que supone un año de arranques y paradas continuas también provocarán que muchas personas no estén siquiera seguras de si podrán cenar o no ese día.

De hecho, son los colectivos que ya tenían una renta más baja antes de la crisis quienes la están sufriendo en mayor medida. Así se desprende de un análisis de CaixaBank Research, que apunta a que los jóvenes de entre 16 y 29 años, que de entrada contaban con un nivel de ingresos inferior al de los mayores, son quienes están experimentando un mayor deterioro de su situación económica. Lo mismo ocurre con los inmigrantes: el número de personas sin ingresos nacidas fuera de España aumentó en 21 puntos porcentuales solo entre febrero y abril.

Una crisis poco convencional

Esta es una realidad que vemos día tras día en estampas de colas interminables alrededor de comedores sociales y bancos de alimentos. La economía de las familias ha sufrido mucho en una crisis atípica, que ha asestado golpes muy duros en muy poco tiempo.

Esta es una magnitud que queda reflejada en otro informe elaborado por CaixaBank Research. Este trabajo afirma que, a las consecuencias que las medidas sanitarias para atajar la pandemia han tenido sobre la economía, hay que sumar una caída del PIB inusitada: mientras en esta crisis se ha llegado a situar en un 22% por debajo del nivel precrisis, en las de 1993 y 2008 ya tocó fondo al descender el 2,5% y el 9%, respectivamente.

Estos indicadores han tenido un impacto real en la vida de las familias. En la actualidad, uno de cada cuatro habitantes de nuestro país se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social y su número podría aumentar en 750.000 personas más el próximo año. Además, la tercera parte de los hogares no podría siquiera hacer frente a un imprevisto que superara los 700 euros. Por otra parte, el paro entre los jóvenes, uno de los colectivos con mayores porcentajes de riesgo de pobreza, alcanzó el 39,6% en el segundo trimestre del año.

Este contexto es el que marcará las celebraciones navideñas de miles de familias. Estas fiestas, más que nunca, es necesario apoyarlas y transmitirles esperanza.

Cenas muy especiales

Esta Navidad, hasta 20.000 personas vulnerables podrán disfrutar en Madrid de un menú muy especial. Es el que ofrece el proyecto Comedores con Alma, respaldado por la Fundación “la Caixa” y CaixaBank, a través de su acción especial Gran Cena de Navidad.

En colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y la ONG CESAL –entidad social que tiene como objetivo la integración sociolaboral de jóvenes vulnerables a través de la formación en hostelería–, se repartirán 20.000 cenas de Navidad con una cuidada presentación a través de los 45 comedores que integran la red de Comedores con Alma. El objetivo principal consiste en transmitir a las personas vulnerables que no están solas y, por tanto, que se sientan acompañadas en unas fechas tan señaladas.

Según Rafael Herrador, director territorial de Madrid de CaixaBank, «cuando hablamos de Comedores con Alma, no solo hablamos de alimentos. Hablamos de algo más: del cuidado de las personas, de poner cariño en esa alimentación, y una forma de ponerlo es con el envoltorio navideño que hemos preparado, para que la persona que lo reciba vea que hay otras personas que están pendientes e intentan facilitarles unas Navidades más agradables».

El menú ha sido elaborado por jóvenes cocineros de la ONG CESAL, que durante varios días han trabajado en las cocinas cedidas por el Mirador de Cuatro Vientos para la elaboración de los 20.000 menús, consistentes en un primer plato de ensaladilla de mariscos con mahonesa de cítricos, seguido por pollo campero en pepitoria de trufa con arroz chaufa para finalizar con turrón en textura y dulce navideño. Se trata de platos equilibrados nutricionalmente y diseñados para que las familias que los reciban puedan celebrar una noche especial.

Comedores con Alma

Esta iniciativa se enmarca en el proyecto Comedores con Alma, un programa de apoyo a comedores sociales que trata de cubrir las necesidades de personas en situación de exclusión social.

Desde el mes de marzo, con el objetivo de compensar los efectos negativos de la pandemia, CaixaBank ha canalizado aportaciones de la Fundación “la Caixa” por valor de un millón de euros a 136 comedores sociales repartidos por toda España, de los cuales 45 se encuentran en la Comunidad de Madrid.

Este tipo de acciones enlaza con la apuesta que realiza CaixaBank por la sostenibilidad y la inclusión social. De hecho, la reducción de las desigualdades es la protagonista del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) nº 10 de la ONU, dentro de sus propuestas para abordar el futuro del planeta y de la sociedad. Una serie de compromisos con los que la entidad se alinea y en torno a los cuales desarrolla distintas líneas de actuación.

El apoyo a los más vulnerables es siempre importante, pero es en momentos críticos cuando puede aportar mayores beneficios. Una cena especial para celebrar una fecha tan señalada como la Nochebuena es un buen comienzo para comenzar a abrir la puerta a la esperanza.

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A lo largo de este año, la pandemia de COVID-19 ha logrado distorsionar incluso las tradiciones más arraigadas, así que no sería de extrañar que la Nochebuena de este año sea para muchas familias la más atípica en décadas. Miles de ciudadanos variarán sus costumbres ese día con la esperanza de que el año que viene, por fin, puedan volver a celebrarlo con todos sus seres queridos en circunstancias normales.

Sin embargo, la incidencia de la pandemia no se reduce al miedo al contagio y a las precauciones extraordinarias para mantenerse a salvo. Las consecuencias económicas que supone un año de arranques y paradas continuas también provocarán que muchas personas no estén siquiera seguras de si podrán cenar o no ese día.

De hecho, son los colectivos que ya tenían una renta más baja antes de la crisis quienes la están sufriendo en mayor medida. Así se desprende de un análisis de CaixaBank Research, que apunta a que los jóvenes de entre 16 y 29 años, que de entrada contaban con un nivel de ingresos inferior al de los mayores, son quienes están experimentando un mayor deterioro de su situación económica. Lo mismo ocurre con los inmigrantes: el número de personas sin ingresos nacidas fuera de España aumentó en 21 puntos porcentuales solo entre febrero y abril.

Una crisis poco convencional

Esta es una realidad que vemos día tras día en estampas de colas interminables alrededor de comedores sociales y bancos de alimentos. La economía de las familias ha sufrido mucho en una crisis atípica, que ha asestado golpes muy duros en muy poco tiempo.

Esta es una magnitud que queda reflejada en otro informe elaborado por CaixaBank Research. Este trabajo afirma que, a las consecuencias que las medidas sanitarias para atajar la pandemia han tenido sobre la economía, hay que sumar una caída del PIB inusitada: mientras en esta crisis se ha llegado a situar en un 22% por debajo del nivel precrisis, en las de 1993 y 2008 ya tocó fondo al descender el 2,5% y el 9%, respectivamente.

Estos indicadores han tenido un impacto real en la vida de las familias. En la actualidad, uno de cada cuatro habitantes de nuestro país se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social y su número podría aumentar en 750.000 personas más el próximo año. Además, la tercera parte de los hogares no podría siquiera hacer frente a un imprevisto que superara los 700 euros. Por otra parte, el paro entre los jóvenes, uno de los colectivos con mayores porcentajes de riesgo de pobreza, alcanzó el 39,6% en el segundo trimestre del año.

Este contexto es el que marcará las celebraciones navideñas de miles de familias. Estas fiestas, más que nunca, es necesario apoyarlas y transmitirles esperanza.

Cenas muy especiales

Esta Navidad, hasta 20.000 personas vulnerables podrán disfrutar en Madrid de un menú muy especial. Es el que ofrece el proyecto Comedores con Alma, respaldado por la Fundación “la Caixa” y CaixaBank, a través de su acción especial Gran Cena de Navidad.

En colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y la ONG CESAL –entidad social que tiene como objetivo la integración sociolaboral de jóvenes vulnerables a través de la formación en hostelería–, se repartirán 20.000 cenas de Navidad con una cuidada presentación a través de los 45 comedores que integran la red de Comedores con Alma. El objetivo principal consiste en transmitir a las personas vulnerables que no están solas y, por tanto, que se sientan acompañadas en unas fechas tan señaladas.

Según Rafael Herrador, director territorial de Madrid de CaixaBank, «cuando hablamos de Comedores con Alma, no solo hablamos de alimentos. Hablamos de algo más: del cuidado de las personas, de poner cariño en esa alimentación, y una forma de ponerlo es con el envoltorio navideño que hemos preparado, para que la persona que lo reciba vea que hay otras personas que están pendientes e intentan facilitarles unas Navidades más agradables».

El menú ha sido elaborado por jóvenes cocineros de la ONG CESAL, que durante varios días han trabajado en las cocinas cedidas por el Mirador de Cuatro Vientos para la elaboración de los 20.000 menús, consistentes en un primer plato de ensaladilla de mariscos con mahonesa de cítricos, seguido por pollo campero en pepitoria de trufa con arroz chaufa para finalizar con turrón en textura y dulce navideño. Se trata de platos equilibrados nutricionalmente y diseñados para que las familias que los reciban puedan celebrar una noche especial.

Comedores con Alma

Esta iniciativa se enmarca en el proyecto Comedores con Alma, un programa de apoyo a comedores sociales que trata de cubrir las necesidades de personas en situación de exclusión social.

Desde el mes de marzo, con el objetivo de compensar los efectos negativos de la pandemia, CaixaBank ha canalizado aportaciones de la Fundación “la Caixa” por valor de un millón de euros a 136 comedores sociales repartidos por toda España, de los cuales 45 se encuentran en la Comunidad de Madrid.

Este tipo de acciones enlaza con la apuesta que realiza CaixaBank por la sostenibilidad y la inclusión social. De hecho, la reducción de las desigualdades es la protagonista del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) nº 10 de la ONU, dentro de sus propuestas para abordar el futuro del planeta y de la sociedad. Una serie de compromisos con los que la entidad se alinea y en torno a los cuales desarrolla distintas líneas de actuación.

El apoyo a los más vulnerables es siempre importante, pero es en momentos críticos cuando puede aportar mayores beneficios. Una cena especial para celebrar una fecha tan señalada como la Nochebuena es un buen comienzo para comenzar a abrir la puerta a la esperanza.

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Educación para romper con la pobreza infantil https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/educacion-para-romper-con-la-pobreza-infantil/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/educacion-para-romper-con-la-pobreza-infantil/#respond Fri, 16 Oct 2020 10:23:08 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39240

En España, uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión social, según la ONG Save the Children. Es más, un estudio de Unicef asegura que las tasas de pobreza infantil en España son de las más altas de los países industrializados. Solo superan a nuestro país Letonia, Estados Unidos y Rumanía.

Los datos son más que evidentes, pero la pobreza infantil en España es una realidad incómoda que se suele ignorar. Es el gran elefante que se ha colado en la habitación, que no se quiere ver, pero que igualmente está ahí. Abordarlo es un asunto de la máxima urgencia, porque se trata de un problema que pone en jaque el futuro de las próximas generaciones. Y la educación parece ser una de las armas más poderosas que tenemos para su solución.

La importancia de reaccionar a tiempo

Tal y como explica Unicef, la pobreza infantil es un problema que se debe atajar desde el principio. Esto se debe a que los niños con peores niveles de bienestar arrastran las consecuencias durante toda su vida. Tratar de mitigar ese impacto cuando son adultos no solo reduce las probabilidades de éxito, sino que resulta más costoso y complicado. En este contexto, la educación aparece como un antídoto contra las desigualdades que se generan en la infancia y que pueden marcar toda la vida de un niño.

Este es uno de los principales motivos por los cuales la ONU fijó uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en torno a esta cuestión. En concreto, el ODS nº4 (Educación de calidad) propone garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida como una vía para garantizar la prosperidad de los adultos del futuro.

Sin embargo, esta meta se ha visto amenazada este año debido a la pandemia del coronavirus. Según un informe de Forética, el cierre de los centros educativos afectó a 9,5 millones de estudiantes en España e imposibilitó, en muchos casos, los resultados de aprendizaje pertinentes.

Además, las desigualdades en el acceso a internet y a dispositivos electrónicos que permiten seguir las clases en caso de aislamiento provocan a su vez una brecha cada vez más profunda entre los estudiantes que forman parte de familias con un buen nivel adquisitivo y aquellos que no. Según Forética, esa desigualdad entre familias y centros educativos con más o menos recursos genera cada vez más conflicto social.

Educación para mitigar las desigualdades

El papel de la educación para romper el círculo vicioso que lleva a un niño en riesgo de pobreza a vivir en precario toda su vida es hoy más importante que nunca. Tanto es así, que la OCDE ha pedido recientemente a los gobiernos que la educación se convierta en una inversión prioritaria para que la actual crisis no acentúe las desigualdades sociales.

Los datos avalan esta petición. Por ejemplo, el organismo señala que, de media, el 78% de los jóvenes que tienen entre 25 y 34 años y un diploma de educación secundaria superior tienen empleo, frente al 62% que no. Un tipo de estudios que también parecen dar acceso a mejores salarios: en los países de la OCDE, los trabajadores a jornada completa con educación secundaria superior ganan un 23% más que quienes han abandonado los estudios. Esa diferencia se acentúa si subimos un escalón más, ya que los que llegan a la educación terciaria tienen salarios un 54% más altos que quienes se han quedado en secundaria superior.

Esta realidad ha llevado a la OCDE a calificar la educación secundaria como una buena protección frente al desempleo. Se trata de una afirmación que se alinea con la concepción de la educación no solo como una cuestión de justicia social, sino también como una inversión. Según el Banco Mundial, un año adicional de escolarización puede llegar a aumentar los ingresos en el 10% anual. También que invertir en trabajadores más capaces a cualquier edad genera mayores beneficios que las inversiones realizadas sobre trabajadores con menor capacidad. Un concepto que se comienza a desarrollar a edades tempranas.

Pasar a la acción

Cultivar la educación como una manera de abordar y reducir la pobreza infantil requiere de acciones concretas. A una mayor inversión en la formación de niños y adolescentes por parte de las distintas administraciones se suman las iniciativas de empresas y organismos de todo tipo con un único objetivo: facilitar una educación de calidad que les ayude a construir un futuro mejor.

Un ejemplo de ello es el programa CaixaProinfancia de Fundación “la Caixa”. En colaboración con CaixaBank, han entregado durante este inicio de curso un total de 119.895 kits escolares a menores que viven en hogares vulnerables, con el objetivo de facilitarles mayores posibilidades para aprender, crecer y crear su camino hacia un futuro mejor.

En este proyecto han participado más de 400 entidades sociales, que han permitido detectar las necesidades más importantes de estas familias. Los Voluntarios de “la Caixa” han ayudado en las labores de entrega de los kits de material escolar, adaptados a cada ciclo educativo. Estas y otras experiencias de voluntariado son las que protagonizarán la Semana Social Digital de Voluntarios “laCaixa”, que este año se desarrollará en formato online entre los días 17 y 25 de octubre.

Además, la entidad desarrolla distintas iniciativas dentro de su estrategia de Responsabilidad Social Corporativa relacionadas con el ODS nº 4 (Educación de calidad). En concreto, destacan las destinadas a mejorar la educación financiera, una cuestión fundamental para que las familias puedan desarrollar su economía de manera saludable. Desde talleres de finanzas básicas para chicos de 4º de la ESO a actividades con adultos, este tipo de actuaciones son una contribución a la mejora de las condiciones económicas del entorno en el que viven niños de toda España.

Apostar por la educación de la infancia es una inversión en el futuro de todos. Contar con ciudadanos correctamente formados es la base sobre la que una sociedad puede construir su prosperidad presente y futura.

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En España, uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión social, según la ONG Save the Children. Es más, un estudio de Unicef asegura que las tasas de pobreza infantil en España son de las más altas de los países industrializados. Solo superan a nuestro país Letonia, Estados Unidos y Rumanía.

Los datos son más que evidentes, pero la pobreza infantil en España es una realidad incómoda que se suele ignorar. Es el gran elefante que se ha colado en la habitación, que no se quiere ver, pero que igualmente está ahí. Abordarlo es un asunto de la máxima urgencia, porque se trata de un problema que pone en jaque el futuro de las próximas generaciones. Y la educación parece ser una de las armas más poderosas que tenemos para su solución.

La importancia de reaccionar a tiempo

Tal y como explica Unicef, la pobreza infantil es un problema que se debe atajar desde el principio. Esto se debe a que los niños con peores niveles de bienestar arrastran las consecuencias durante toda su vida. Tratar de mitigar ese impacto cuando son adultos no solo reduce las probabilidades de éxito, sino que resulta más costoso y complicado. En este contexto, la educación aparece como un antídoto contra las desigualdades que se generan en la infancia y que pueden marcar toda la vida de un niño.

Este es uno de los principales motivos por los cuales la ONU fijó uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en torno a esta cuestión. En concreto, el ODS nº4 (Educación de calidad) propone garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida como una vía para garantizar la prosperidad de los adultos del futuro.

Sin embargo, esta meta se ha visto amenazada este año debido a la pandemia del coronavirus. Según un informe de Forética, el cierre de los centros educativos afectó a 9,5 millones de estudiantes en España e imposibilitó, en muchos casos, los resultados de aprendizaje pertinentes.

Además, las desigualdades en el acceso a internet y a dispositivos electrónicos que permiten seguir las clases en caso de aislamiento provocan a su vez una brecha cada vez más profunda entre los estudiantes que forman parte de familias con un buen nivel adquisitivo y aquellos que no. Según Forética, esa desigualdad entre familias y centros educativos con más o menos recursos genera cada vez más conflicto social.

Educación para mitigar las desigualdades

El papel de la educación para romper el círculo vicioso que lleva a un niño en riesgo de pobreza a vivir en precario toda su vida es hoy más importante que nunca. Tanto es así, que la OCDE ha pedido recientemente a los gobiernos que la educación se convierta en una inversión prioritaria para que la actual crisis no acentúe las desigualdades sociales.

Los datos avalan esta petición. Por ejemplo, el organismo señala que, de media, el 78% de los jóvenes que tienen entre 25 y 34 años y un diploma de educación secundaria superior tienen empleo, frente al 62% que no. Un tipo de estudios que también parecen dar acceso a mejores salarios: en los países de la OCDE, los trabajadores a jornada completa con educación secundaria superior ganan un 23% más que quienes han abandonado los estudios. Esa diferencia se acentúa si subimos un escalón más, ya que los que llegan a la educación terciaria tienen salarios un 54% más altos que quienes se han quedado en secundaria superior.

Esta realidad ha llevado a la OCDE a calificar la educación secundaria como una buena protección frente al desempleo. Se trata de una afirmación que se alinea con la concepción de la educación no solo como una cuestión de justicia social, sino también como una inversión. Según el Banco Mundial, un año adicional de escolarización puede llegar a aumentar los ingresos en el 10% anual. También que invertir en trabajadores más capaces a cualquier edad genera mayores beneficios que las inversiones realizadas sobre trabajadores con menor capacidad. Un concepto que se comienza a desarrollar a edades tempranas.

Pasar a la acción

Cultivar la educación como una manera de abordar y reducir la pobreza infantil requiere de acciones concretas. A una mayor inversión en la formación de niños y adolescentes por parte de las distintas administraciones se suman las iniciativas de empresas y organismos de todo tipo con un único objetivo: facilitar una educación de calidad que les ayude a construir un futuro mejor.

Un ejemplo de ello es el programa CaixaProinfancia de Fundación “la Caixa”. En colaboración con CaixaBank, han entregado durante este inicio de curso un total de 119.895 kits escolares a menores que viven en hogares vulnerables, con el objetivo de facilitarles mayores posibilidades para aprender, crecer y crear su camino hacia un futuro mejor.

En este proyecto han participado más de 400 entidades sociales, que han permitido detectar las necesidades más importantes de estas familias. Los Voluntarios de “la Caixa” han ayudado en las labores de entrega de los kits de material escolar, adaptados a cada ciclo educativo. Estas y otras experiencias de voluntariado son las que protagonizarán la Semana Social Digital de Voluntarios “laCaixa”, que este año se desarrollará en formato online entre los días 17 y 25 de octubre.

Además, la entidad desarrolla distintas iniciativas dentro de su estrategia de Responsabilidad Social Corporativa relacionadas con el ODS nº 4 (Educación de calidad). En concreto, destacan las destinadas a mejorar la educación financiera, una cuestión fundamental para que las familias puedan desarrollar su economía de manera saludable. Desde talleres de finanzas básicas para chicos de 4º de la ESO a actividades con adultos, este tipo de actuaciones son una contribución a la mejora de las condiciones económicas del entorno en el que viven niños de toda España.

Apostar por la educación de la infancia es una inversión en el futuro de todos. Contar con ciudadanos correctamente formados es la base sobre la que una sociedad puede construir su prosperidad presente y futura.

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Cómo acelerar el liderazgo femenino en las empresas https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-acelerar-el-liderazgo-femenino-en-las-empresas/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-acelerar-el-liderazgo-femenino-en-las-empresas/#respond Tue, 01 Sep 2020 11:06:16 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38818

«Techo de cristal» o «brecha de género» son dos expresiones con las que nos hemos familiarizado en los últimos años. Son síntomas de un problema, la desigualdad, que afecta a la vida de mujeres de todo el mundo. Lo que no se suele tener en cuenta es que las consecuencias de esa desigualdad también perjudican al propio rendimiento de las empresas y al desarrollo de una sociedad sostenible y saludable.

De hecho, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU en su Agenda 2030 es el de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Esto significa que alcanzar esa meta nos ayudará a construir una sociedad más justa y próspera para todos.

En este sentido, la ONU considera fundamental asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres, así como la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.

Empresas más rentables

Este empoderamiento no es solo una moda pasajera o un movimiento para mejorar la reputación de instituciones y empresas. De hecho, las empresas con mayor diversidad de género tienen el 15 % más de posibilidades de obtener beneficios que sus competidoras, según la consultora McKinsey.

Esta compañía también señala en un informe reciente la existencia de importantes avances en la presencia de mujeres en alta dirección, pero advierte sobre un importante problema de acceso a posiciones de mando intermedio. Es decir: el mayor obstáculo no es el techo de cristal que impide a las mujeres progresar, sino emprender y continuar el camino que lleva a las posiciones más elevadas en una empresa. Un problema que también acaba por afectar al rendimiento del negocio.

¿Cómo allanar el camino de la diversidad?, ¿cómo ayudar a las mujeres a incorporarse en igualdad de condiciones a cada estamento de la empresa? La ONU ha establecido una serie de principios que sirven como guía a las compañías que quieran promover de una vez por todas esa diversidad que beneficia tanto al negocio como a la sociedad.

Siete principios para la igualdad

Los Principios del Empoderamiento de la Mujer forman parte del Pacto Mundial que propone la ONU a empresas de todo el mundo para cumplir los objetivos de sostenibilidad. En él, el ODS de la igualdad de género y empoderamiento de la mujer ocupa un lugar destacado. CaixaBank lleva varios años comprometida con los principios promulgados por la Red Española del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.

En total, se promueven siete principios para ayudar a las empresas a centrarse en los elementos clave para promover la igualdad de género en el lugar de trabajo, así como en el mercado y en la comunidad: establecer una dirección que promueva la igualdad de género; promover la igualdad real de oportunidades, integración y no discriminación; garantizar la salud, la seguridad y una vida libre de violencia; invertir en formación y educación; extender los compromisos a toda la cadena de suministro, desarrollo empresarial y prácticas de marketing; ejercer un liderazgo comunitario y dar ejemplo a otros actores, y comprometerse con la transparencia, la evaluación de los avances y la información.

De la teoría a la acción

Una vez que han quedado claros los principios, toca pasar a la acción y no solo eso: también hay que demostrar que lo que se hace se transforma en resultados reales. Esta es la razón por la que CaixaBank ha decidido adherirse al programa Target Gender Equality, que promueve la adopción de medidas audaces para acelerar este proceso.

Se trata de una iniciativa que exige compromisos por parte de las empresas participantes que se plasmen en iniciativas reales que permitan alcanzar objetivos ambiciosos en materia de igualdad de género y empoderamiento. Entre otros, los relacionados con la representación y liderazgo, desde el número de mujeres presentes en el consejo de administración de la compañía hasta el porcentaje de gasto empresarial en empresas que son propiedad de mujeres.

Este es un cometido con el que CaixaBank mantiene un firme compromiso. Lo demuestra a través de acciones efectivas que han llevado a la entidad, entre otros logros, a contar con uno de los porcentajes más elevados de presencia de mujeres en su consejo de administración. Así lo explica en este vídeo Xicu Costa, embajador, junto a Anna Quirós, del programa Target Gender Equality de CaixaBank.

Target Gender Equality anima a las empresas que participan en la iniciativa a establecer objetivos ambiciosos y realistas en materia de igualdad de género. También les ayuda a visualizar y entender su desempeño real en este ámbito gracias a una Herramienta de Análisis de Brecha de Género de los Principios de Empoderamiento de la Mujer. Asimismo, les permite participar en experiencias de aprendizaje y trabajar con homólogos, socios y expertos de las Naciones Unidas para eliminar barreras a la progresión profesional de las mujeres que puedan permanecer escondidas.

De esta manera, las empresas que participan en el programa Target Gender Equality tienen la oportunidad de demostrar de manera medible y tangible su compromiso con el progreso de la igualdad de género a los distintos grupos de interés, como es el caso de los inversores y los empleados.

En este sentido, CaixaBank se ha comprometido a seguir avanzando para alcanzar el 43 % de mujeres en puestos directivos en 2021, desde el 41,3 % actual. Además, cuenta con un plan de igualdad que incluye medidas como divulgar el valor de la diversidad entre la plantilla, promover una gestión eficiente del tiempo y las reuniones o incluir la perspectiva de género en los procesos de selección. Además, se incentiva que las personas que accedan a puestos de dirección continúen acogidas a medidas de conciliación.

El programa de diversidad Wengage que organiza CaixaBank también promueve iniciativas para impulsar la igualdad de oportunidades, tanto dentro como fuera de la entidad. Este proyecto sirve como acelerador del propio plan de igualdad y los objetivos estratégicos de CaixaBank.

Principios, objetivos, acciones y resultados. Esta es la manera que tienen las empresas de apostar por un objetivo, el empoderamiento de las mujeres, que conlleva importantes beneficios: desde la construcción de economías más fuertes hasta el establecimiento de sociedades más estables y justas. Un compromiso que ya no puede esperar.

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«Techo de cristal» o «brecha de género» son dos expresiones con las que nos hemos familiarizado en los últimos años. Son síntomas de un problema, la desigualdad, que afecta a la vida de mujeres de todo el mundo. Lo que no se suele tener en cuenta es que las consecuencias de esa desigualdad también perjudican al propio rendimiento de las empresas y al desarrollo de una sociedad sostenible y saludable.

De hecho, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU en su Agenda 2030 es el de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Esto significa que alcanzar esa meta nos ayudará a construir una sociedad más justa y próspera para todos.

En este sentido, la ONU considera fundamental asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres, así como la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.

Empresas más rentables

Este empoderamiento no es solo una moda pasajera o un movimiento para mejorar la reputación de instituciones y empresas. De hecho, las empresas con mayor diversidad de género tienen el 15 % más de posibilidades de obtener beneficios que sus competidoras, según la consultora McKinsey.

Esta compañía también señala en un informe reciente la existencia de importantes avances en la presencia de mujeres en alta dirección, pero advierte sobre un importante problema de acceso a posiciones de mando intermedio. Es decir: el mayor obstáculo no es el techo de cristal que impide a las mujeres progresar, sino emprender y continuar el camino que lleva a las posiciones más elevadas en una empresa. Un problema que también acaba por afectar al rendimiento del negocio.

¿Cómo allanar el camino de la diversidad?, ¿cómo ayudar a las mujeres a incorporarse en igualdad de condiciones a cada estamento de la empresa? La ONU ha establecido una serie de principios que sirven como guía a las compañías que quieran promover de una vez por todas esa diversidad que beneficia tanto al negocio como a la sociedad.

Siete principios para la igualdad

Los Principios del Empoderamiento de la Mujer forman parte del Pacto Mundial que propone la ONU a empresas de todo el mundo para cumplir los objetivos de sostenibilidad. En él, el ODS de la igualdad de género y empoderamiento de la mujer ocupa un lugar destacado. CaixaBank lleva varios años comprometida con los principios promulgados por la Red Española del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.

En total, se promueven siete principios para ayudar a las empresas a centrarse en los elementos clave para promover la igualdad de género en el lugar de trabajo, así como en el mercado y en la comunidad: establecer una dirección que promueva la igualdad de género; promover la igualdad real de oportunidades, integración y no discriminación; garantizar la salud, la seguridad y una vida libre de violencia; invertir en formación y educación; extender los compromisos a toda la cadena de suministro, desarrollo empresarial y prácticas de marketing; ejercer un liderazgo comunitario y dar ejemplo a otros actores, y comprometerse con la transparencia, la evaluación de los avances y la información.

De la teoría a la acción

Una vez que han quedado claros los principios, toca pasar a la acción y no solo eso: también hay que demostrar que lo que se hace se transforma en resultados reales. Esta es la razón por la que CaixaBank ha decidido adherirse al programa Target Gender Equality, que promueve la adopción de medidas audaces para acelerar este proceso.

Se trata de una iniciativa que exige compromisos por parte de las empresas participantes que se plasmen en iniciativas reales que permitan alcanzar objetivos ambiciosos en materia de igualdad de género y empoderamiento. Entre otros, los relacionados con la representación y liderazgo, desde el número de mujeres presentes en el consejo de administración de la compañía hasta el porcentaje de gasto empresarial en empresas que son propiedad de mujeres.

Este es un cometido con el que CaixaBank mantiene un firme compromiso. Lo demuestra a través de acciones efectivas que han llevado a la entidad, entre otros logros, a contar con uno de los porcentajes más elevados de presencia de mujeres en su consejo de administración. Así lo explica en este vídeo Xicu Costa, embajador, junto a Anna Quirós, del programa Target Gender Equality de CaixaBank.

Target Gender Equality anima a las empresas que participan en la iniciativa a establecer objetivos ambiciosos y realistas en materia de igualdad de género. También les ayuda a visualizar y entender su desempeño real en este ámbito gracias a una Herramienta de Análisis de Brecha de Género de los Principios de Empoderamiento de la Mujer. Asimismo, les permite participar en experiencias de aprendizaje y trabajar con homólogos, socios y expertos de las Naciones Unidas para eliminar barreras a la progresión profesional de las mujeres que puedan permanecer escondidas.

De esta manera, las empresas que participan en el programa Target Gender Equality tienen la oportunidad de demostrar de manera medible y tangible su compromiso con el progreso de la igualdad de género a los distintos grupos de interés, como es el caso de los inversores y los empleados.

En este sentido, CaixaBank se ha comprometido a seguir avanzando para alcanzar el 43 % de mujeres en puestos directivos en 2021, desde el 41,3 % actual. Además, cuenta con un plan de igualdad que incluye medidas como divulgar el valor de la diversidad entre la plantilla, promover una gestión eficiente del tiempo y las reuniones o incluir la perspectiva de género en los procesos de selección. Además, se incentiva que las personas que accedan a puestos de dirección continúen acogidas a medidas de conciliación.

El programa de diversidad Wengage que organiza CaixaBank también promueve iniciativas para impulsar la igualdad de oportunidades, tanto dentro como fuera de la entidad. Este proyecto sirve como acelerador del propio plan de igualdad y los objetivos estratégicos de CaixaBank.

Principios, objetivos, acciones y resultados. Esta es la manera que tienen las empresas de apostar por un objetivo, el empoderamiento de las mujeres, que conlleva importantes beneficios: desde la construcción de economías más fuertes hasta el establecimiento de sociedades más estables y justas. Un compromiso que ya no puede esperar.

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Smartphones y vehículos, cada vez más conectados https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/smartphones-y-vehiculos-cada-vez-mas-conectados/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/smartphones-y-vehiculos-cada-vez-mas-conectados/#respond Tue, 11 Aug 2020 06:40:22 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38742

Son dos compañeros de viaje habituales para muchos ciudadanos, así que lo normal es que sus caminos acabaran por cruzarse. Los teléfonos móviles y los vehículos forman parte del día a día de millones de personas. Buena parte de nuestra vida está en ellos, al estar presentes en muchos momentos inolvidables: escapadas, vacaciones e incluso acontecimientos familiares no serían lo mismo sin estos dos compañeros fieles, que nos transportan e  inmortalizan estos momentos.

La presencia de estos dos elementos en la vida de tantos conductores ha llevado a los fabricantes de automóviles a integrar las funcionalidades del teléfono móvil en sus modelos. Raro es el vehículo nuevo que no incorpora algún sistema de infoentretenimiento que aporte a la conducción las ventajas de la conectividad.

Las últimas tendencias en este sentido, no obstante, van mucho más allá de permitirnos acceder a nuestro móvil de manera segura cuando estamos al volante. De hecho, los smartphones sirven a los automóviles para dar servicios a sus conductores hasta ahora nunca vistos. Desde abrir y cerrar el vehículo en remoto, a limitar su velocidad cuando un conductor sin experiencia se sienta al volante, las posibilidades son cada vez mayores.

Llaves a la carta

La tecnología en automoción ya permite prestarle el vehículo a otro conductor sin necesidad de quedar para darle las llaves. A través de apps que conectan el vehículo con el smartphone, estos permiten hoy crear accesos limitados para que terceras personas puedan conducirlos.

Esta función facilita, entre otras posibilidades, el uso compartido del vehículo. De hecho, permite al invitado localizarlo a través del GPS y desbloquearlo con un simple toque en el móvil. Es un sistema que ya utilizan de manera masiva las compañías de carsharing que operan en varias ciudades españolas.

Las apps de automoción que se pueden utilizar con el smartphone habilitan otras opciones que eran inimaginables hasta hace poco tiempo. Por ejemplo, limitar tanto la duración como la velocidad máxima a la que puede circular un invitado. Esta opción puede resultar especialmente útil en el caso de conductores noveles.

La compra online, en el maletero

Otra de las funcionalidades relacionadas con los smartphones que cada vez están más extendidas entre los fabricantes de vehículos, es la de la entrega de paquetes en el maletero de sus modelos. Son varias las marcas que permiten ya esta opción, en colaboración con empresas de logística.

De hecho, la integración de smartphone y vehículo puede resolver uno de los principales quebraderos de cabeza para los operadores de paquetería y también para los consumidores: la entrega de la compra. No siempre resulta sencillo que mensajero y cliente se encuentren para efectuarla. Utilizar el vehículo mientras está estacionado para recibir los paquetes es una manera de sortear malentendidos y problemas en ese sentido.

Estos sistemas suelen funcionar a través de una aplicación móvil que permite al propietario del vehículo realizar sus compras online y autorizar su entrega en su vehículo. El repartidor localizará el vehículo mediante GPS y accederá exclusivamente al maletero para depositarlo, siempre con el permiso previo del cliente.

Smartphones y vehículos eléctricos

Los vehículos eléctricos más modernos también han encontrado un importante aliado en el smartphone para salvar uno de sus principales puntos de fricción con el conductor: la recarga de sus baterías.

Algunos vehículos eléctricos ofrecen a sus propietarios la posibilidad de programar sus recargas sin necesidad de que estén presentes. Solo es necesario tener conexión a internet para indicar desde el smartphone cuándo debe comenzar o detenerse el proceso. Se trata de una ventaja importante, ya que los conductores de este tipo de vehículos suelen calcular el mejor momento para cargar las baterías, especialmente cuando el precio de la energía resulta más ventajoso.

El teléfono móvil también les ayuda a conocer el estado de la batería en tiempo real para decidir si necesitan iniciar una recarga e incluso localizar y reservar un plaza en un punto de recarga pública cercano.

Comodidad antes de entrar en el vehículo

La comodidad durante la conducción es otro de los aspectos que se ven favorecidos gracias a la integración de smartphones y automóviles. Ahora, los teléfonos móviles nos ayudan a tener listo el vehículo antes incluso de subirnos en él. Desde la temperatura interior al desempañado de las lunas, son varios los parámetros que se pueden controlar a distancia gracias a las nuevas tecnologías.

Existen ya varios modelos capaces de encender la climatización del vehículo antes de que el conductor acceda a su interior. Además de encontrar el interior a una temperatura agradable, esta función ayuda a desempañar las lunas cuando las temperaturas descienden demasiado y ahorra tiempo al conductor. De cara al verano, algunos vehículos permiten incluso encender el motor con antelación desde el móvil para que funcione el aire acondicionado.

La integración de los vehículos con otros dispositivos es una tendencia que muy probablemente se mantendrá en un futuro, para estar cada vez más conectado. El internet de las cosas establecerá cada vez más puentes entre nuestros wearables, smartphones, hogares y vehículos inteligentes. Abrir y cerrar el vehículo con el teléfono móvil es solamente el primer paso de lo que está por llegar.

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Son dos compañeros de viaje habituales para muchos ciudadanos, así que lo normal es que sus caminos acabaran por cruzarse. Los teléfonos móviles y los vehículos forman parte del día a día de millones de personas. Buena parte de nuestra vida está en ellos, al estar presentes en muchos momentos inolvidables: escapadas, vacaciones e incluso acontecimientos familiares no serían lo mismo sin estos dos compañeros fieles, que nos transportan e  inmortalizan estos momentos.

La presencia de estos dos elementos en la vida de tantos conductores ha llevado a los fabricantes de automóviles a integrar las funcionalidades del teléfono móvil en sus modelos. Raro es el vehículo nuevo que no incorpora algún sistema de infoentretenimiento que aporte a la conducción las ventajas de la conectividad.

Las últimas tendencias en este sentido, no obstante, van mucho más allá de permitirnos acceder a nuestro móvil de manera segura cuando estamos al volante. De hecho, los smartphones sirven a los automóviles para dar servicios a sus conductores hasta ahora nunca vistos. Desde abrir y cerrar el vehículo en remoto, a limitar su velocidad cuando un conductor sin experiencia se sienta al volante, las posibilidades son cada vez mayores.

Llaves a la carta

La tecnología en automoción ya permite prestarle el vehículo a otro conductor sin necesidad de quedar para darle las llaves. A través de apps que conectan el vehículo con el smartphone, estos permiten hoy crear accesos limitados para que terceras personas puedan conducirlos.

Esta función facilita, entre otras posibilidades, el uso compartido del vehículo. De hecho, permite al invitado localizarlo a través del GPS y desbloquearlo con un simple toque en el móvil. Es un sistema que ya utilizan de manera masiva las compañías de carsharing que operan en varias ciudades españolas.

Las apps de automoción que se pueden utilizar con el smartphone habilitan otras opciones que eran inimaginables hasta hace poco tiempo. Por ejemplo, limitar tanto la duración como la velocidad máxima a la que puede circular un invitado. Esta opción puede resultar especialmente útil en el caso de conductores noveles.

La compra online, en el maletero

Otra de las funcionalidades relacionadas con los smartphones que cada vez están más extendidas entre los fabricantes de vehículos, es la de la entrega de paquetes en el maletero de sus modelos. Son varias las marcas que permiten ya esta opción, en colaboración con empresas de logística.

De hecho, la integración de smartphone y vehículo puede resolver uno de los principales quebraderos de cabeza para los operadores de paquetería y también para los consumidores: la entrega de la compra. No siempre resulta sencillo que mensajero y cliente se encuentren para efectuarla. Utilizar el vehículo mientras está estacionado para recibir los paquetes es una manera de sortear malentendidos y problemas en ese sentido.

Estos sistemas suelen funcionar a través de una aplicación móvil que permite al propietario del vehículo realizar sus compras online y autorizar su entrega en su vehículo. El repartidor localizará el vehículo mediante GPS y accederá exclusivamente al maletero para depositarlo, siempre con el permiso previo del cliente.

Smartphones y vehículos eléctricos

Los vehículos eléctricos más modernos también han encontrado un importante aliado en el smartphone para salvar uno de sus principales puntos de fricción con el conductor: la recarga de sus baterías.

Algunos vehículos eléctricos ofrecen a sus propietarios la posibilidad de programar sus recargas sin necesidad de que estén presentes. Solo es necesario tener conexión a internet para indicar desde el smartphone cuándo debe comenzar o detenerse el proceso. Se trata de una ventaja importante, ya que los conductores de este tipo de vehículos suelen calcular el mejor momento para cargar las baterías, especialmente cuando el precio de la energía resulta más ventajoso.

El teléfono móvil también les ayuda a conocer el estado de la batería en tiempo real para decidir si necesitan iniciar una recarga e incluso localizar y reservar un plaza en un punto de recarga pública cercano.

Comodidad antes de entrar en el vehículo

La comodidad durante la conducción es otro de los aspectos que se ven favorecidos gracias a la integración de smartphones y automóviles. Ahora, los teléfonos móviles nos ayudan a tener listo el vehículo antes incluso de subirnos en él. Desde la temperatura interior al desempañado de las lunas, son varios los parámetros que se pueden controlar a distancia gracias a las nuevas tecnologías.

Existen ya varios modelos capaces de encender la climatización del vehículo antes de que el conductor acceda a su interior. Además de encontrar el interior a una temperatura agradable, esta función ayuda a desempañar las lunas cuando las temperaturas descienden demasiado y ahorra tiempo al conductor. De cara al verano, algunos vehículos permiten incluso encender el motor con antelación desde el móvil para que funcione el aire acondicionado.

La integración de los vehículos con otros dispositivos es una tendencia que muy probablemente se mantendrá en un futuro, para estar cada vez más conectado. El internet de las cosas establecerá cada vez más puentes entre nuestros wearables, smartphones, hogares y vehículos inteligentes. Abrir y cerrar el vehículo con el teléfono móvil es solamente el primer paso de lo que está por llegar.

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Cómo y por qué medir el impacto social de una empresa https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-y-por-que-medir-el-impacto-social-de-una-empresa/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-y-por-que-medir-el-impacto-social-de-una-empresa/#respond Wed, 22 Jul 2020 14:18:51 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38012

Una empresa no es un ente aislado. Su actividad tiene un impacto en la sociedad que la rodea. Por ejemplo, el simple hecho de que tenga trabajadores incide de manera positiva en el empleo. Si, además, desarrolla políticas de responsabilidad social corporativa (RSC) en cuestiones medioambientales o sociales, ese impacto será todavía mayor.

Saber que las empresas tienen un efecto en la sociedad que las rodea resulta bastante evidente. Otra cuestión es conocer ese impacto con exactitud y medirlo para conocer su evolución. Esto es precisamente lo que suele ocurrir con los conceptos abstractos: que resultan difíciles de definir y cuantificar. La felicidad o la belleza son dos de ellos. Y el impacto social de una empresa también lo es.

Precisamente para aclarar esta cuestión, la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE ha editado un cuaderno titulado Medición del impacto social: bases para un marco común de diálogo. En él, ofrece algunas pautas para ayudar a las empresas a conocer mejor la huella que dejan en la sociedad.

Por qué interesa medir el impacto social

Antes de lanzarse a medir el impacto social de una empresa, una tarea que puede llegar a consumir muchos recursos, conviene tener claro si interesa hacerlo y también algunos criterios para saber qué nivel de detalle se debe alcanzar.

El cuaderno destaca algunos de los motivos que pueden llevar a una empresa a afrontar la medición de su impacto social. Por ejemplo, que realizar este ejercicio representa una oportunidad para la compañía, supone una herramienta para el creciente activismo de los inversores, cada vez más deseosos de que su capital se transforme en mejoras sociales, y también responde a las demandas de una sociedad cada vez más interesada en conocer el impacto de la actividad empresarial.

En cualquier caso, el informe recuerda que las propias empresas son las primeras interesadas en conocer de una forma detallada, cuantificable y sólida el impacto que su labor tiene en la sociedad. En especial, las que están comprometidas con ciertos objetivos relacionados con la RSC, como la lucha contra el cambio climático o la Agenda 2030.

En cuanto a los criterios que deben acompañar la medición del impacto, el cuaderno sugiere tres fundamentales: la finalidad (scope), la proporcionalidad (proportionality) y la consistencia (alignment).

Así, recomienda a las empresas preguntarse para qué van a utilizar la información obtenida y a quién se va a dirigir, con el fin de establecer unos objetivos de medición. También emprender la medición solo si contribuye al proceso de toma de decisiones y si su coste no supera la importancia de la decisión a la que pretende contribuir. Por último, aconseja que la metodología que elijan para medir su impacto social sea coherente con el objetivo que persigue la medición.

Un modelo para definir el impacto

Una vez que están claros los objetivos de la medición de impacto, toca ponerse manos a la obra para definir ese efecto y así poder medirlo. El cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE propone un modelo lógico con cinco etapas que explican la generación del impacto que produce cada empresa:

Inputs: recursos que hacen posible una actividad. Por ejemplo, el presupuesto invertido en desarrollar, producir y lanzar al mercado las pastillas que purifican el agua.

Activity: actividad cuyo impacto se pretende predecir o evaluar. Siguiendo con el mismo ejemplo, sería una descripción cualitativa de la venta de las pastillas purificadoras.

Outputs: resultados tangibles de la actividad. Es decir, cuánto producto se ha vendido.

Outcomes: cambio resultante de la actividad en la población a la que se dirige. En este caso, la cantidad de agua purificada que ha consumido la comunidad a estudio.

Impact: impacto, cambio o efectos del cambio que se atribuyen a la actividad analizada. Sería la disminución de enfermedades gastrointestinales en la población estudiada, comparada con las cifras anteriores al lanzamiento del producto y atribuible exclusivamente a esta actividad.

A la hora de realizar la medición del impacto, el cuaderno propone algunos recursos como guías prácticas, metodologías concretas o catálogos de métricas e indicadores. Además, recomienda definir bien la finalidad que persigue todo el ejercicio de medición antes de buscar una herramienta para medir que sea adecuada a los objetivos marcados y proporcional a los recursos invertidos. De hecho, subraya que la gran diversidad de necesidades sociales, intereses e intervenciones dificulta la creación de una única regla de oro aplicable a cualquier medición.

Cinco pasos para medir el impacto

A la hora de medir el impacto, el cuaderno propone cinco pasos que son comunes a casi todos los procesos:

– Identificar los objetivos de la medición: fijar de manera clara qué se quiere lograr con ella. Para ello, conviene definir la finalidad y naturaleza de la medición, la audiencia a la que se dirige y conocer la misión de la empresa con la que se debe alinear.

– Identificar los grupos de interés beneficiados o afectados: establecer con qué grupos de interés conviene contactar para definir el alcance del impacto buscado.

– Definir las métricas e indicadores con las que evaluar el cambio: deben ser relevantes. Entre las características de un buen indicador están: que se alinee con la misión y fin de la organización; que sea SMART (específico, medible, accesible, relevante y que cuente con un marco temporal); y que sea comparable. También es recomendable utilizar más de uno para cada outcome o resultado. Así, si todos los indicadores apuntan en la misma dirección, pueda suponerse razonablemente que se ha generado el cambio cuyo progreso se buscaba demostrar.

– Medir, validar y evaluar el propio impacto: hay que comprobar si, efectivamente, la actividad analizada ha generado el cambio previsto en el modelo lógico o no. También se debe validar el resultado, comprobando que los grupos de interés a los que ese cambio beneficia también perciben lo que perciben y que, efectivamente, les resulta valioso.

– Publicar los resultados, aprender del proceso y mejorar para mediciones futuras: la presentación de esos resultados debe ser transparente e incluir toda la información relevante que los grupos de interés deben conocer.

Tal y como recuerda el cuaderno, la medición del impacto social es un ejercicio cargado de oportunidades, costes y riesgos. Por eso es tan importante definirla, planificarla y ejecutarla correctamente. Es la mejor manera de que acabe por beneficiar a las empresas, a los inversores y a la sociedad, además de ayudarles a cooperar para lograr objetivos conjuntos.

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Una empresa no es un ente aislado. Su actividad tiene un impacto en la sociedad que la rodea. Por ejemplo, el simple hecho de que tenga trabajadores incide de manera positiva en el empleo. Si, además, desarrolla políticas de responsabilidad social corporativa (RSC) en cuestiones medioambientales o sociales, ese impacto será todavía mayor.

Saber que las empresas tienen un efecto en la sociedad que las rodea resulta bastante evidente. Otra cuestión es conocer ese impacto con exactitud y medirlo para conocer su evolución. Esto es precisamente lo que suele ocurrir con los conceptos abstractos: que resultan difíciles de definir y cuantificar. La felicidad o la belleza son dos de ellos. Y el impacto social de una empresa también lo es.

Precisamente para aclarar esta cuestión, la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE ha editado un cuaderno titulado Medición del impacto social: bases para un marco común de diálogo. En él, ofrece algunas pautas para ayudar a las empresas a conocer mejor la huella que dejan en la sociedad.

Por qué interesa medir el impacto social

Antes de lanzarse a medir el impacto social de una empresa, una tarea que puede llegar a consumir muchos recursos, conviene tener claro si interesa hacerlo y también algunos criterios para saber qué nivel de detalle se debe alcanzar.

El cuaderno destaca algunos de los motivos que pueden llevar a una empresa a afrontar la medición de su impacto social. Por ejemplo, que realizar este ejercicio representa una oportunidad para la compañía, supone una herramienta para el creciente activismo de los inversores, cada vez más deseosos de que su capital se transforme en mejoras sociales, y también responde a las demandas de una sociedad cada vez más interesada en conocer el impacto de la actividad empresarial.

En cualquier caso, el informe recuerda que las propias empresas son las primeras interesadas en conocer de una forma detallada, cuantificable y sólida el impacto que su labor tiene en la sociedad. En especial, las que están comprometidas con ciertos objetivos relacionados con la RSC, como la lucha contra el cambio climático o la Agenda 2030.

En cuanto a los criterios que deben acompañar la medición del impacto, el cuaderno sugiere tres fundamentales: la finalidad (scope), la proporcionalidad (proportionality) y la consistencia (alignment).

Así, recomienda a las empresas preguntarse para qué van a utilizar la información obtenida y a quién se va a dirigir, con el fin de establecer unos objetivos de medición. También emprender la medición solo si contribuye al proceso de toma de decisiones y si su coste no supera la importancia de la decisión a la que pretende contribuir. Por último, aconseja que la metodología que elijan para medir su impacto social sea coherente con el objetivo que persigue la medición.

Un modelo para definir el impacto

Una vez que están claros los objetivos de la medición de impacto, toca ponerse manos a la obra para definir ese efecto y así poder medirlo. El cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE propone un modelo lógico con cinco etapas que explican la generación del impacto que produce cada empresa:

Inputs: recursos que hacen posible una actividad. Por ejemplo, el presupuesto invertido en desarrollar, producir y lanzar al mercado las pastillas que purifican el agua.

Activity: actividad cuyo impacto se pretende predecir o evaluar. Siguiendo con el mismo ejemplo, sería una descripción cualitativa de la venta de las pastillas purificadoras.

Outputs: resultados tangibles de la actividad. Es decir, cuánto producto se ha vendido.

Outcomes: cambio resultante de la actividad en la población a la que se dirige. En este caso, la cantidad de agua purificada que ha consumido la comunidad a estudio.

Impact: impacto, cambio o efectos del cambio que se atribuyen a la actividad analizada. Sería la disminución de enfermedades gastrointestinales en la población estudiada, comparada con las cifras anteriores al lanzamiento del producto y atribuible exclusivamente a esta actividad.

A la hora de realizar la medición del impacto, el cuaderno propone algunos recursos como guías prácticas, metodologías concretas o catálogos de métricas e indicadores. Además, recomienda definir bien la finalidad que persigue todo el ejercicio de medición antes de buscar una herramienta para medir que sea adecuada a los objetivos marcados y proporcional a los recursos invertidos. De hecho, subraya que la gran diversidad de necesidades sociales, intereses e intervenciones dificulta la creación de una única regla de oro aplicable a cualquier medición.

Cinco pasos para medir el impacto

A la hora de medir el impacto, el cuaderno propone cinco pasos que son comunes a casi todos los procesos:

– Identificar los objetivos de la medición: fijar de manera clara qué se quiere lograr con ella. Para ello, conviene definir la finalidad y naturaleza de la medición, la audiencia a la que se dirige y conocer la misión de la empresa con la que se debe alinear.

– Identificar los grupos de interés beneficiados o afectados: establecer con qué grupos de interés conviene contactar para definir el alcance del impacto buscado.

– Definir las métricas e indicadores con las que evaluar el cambio: deben ser relevantes. Entre las características de un buen indicador están: que se alinee con la misión y fin de la organización; que sea SMART (específico, medible, accesible, relevante y que cuente con un marco temporal); y que sea comparable. También es recomendable utilizar más de uno para cada outcome o resultado. Así, si todos los indicadores apuntan en la misma dirección, pueda suponerse razonablemente que se ha generado el cambio cuyo progreso se buscaba demostrar.

– Medir, validar y evaluar el propio impacto: hay que comprobar si, efectivamente, la actividad analizada ha generado el cambio previsto en el modelo lógico o no. También se debe validar el resultado, comprobando que los grupos de interés a los que ese cambio beneficia también perciben lo que perciben y que, efectivamente, les resulta valioso.

– Publicar los resultados, aprender del proceso y mejorar para mediciones futuras: la presentación de esos resultados debe ser transparente e incluir toda la información relevante que los grupos de interés deben conocer.

Tal y como recuerda el cuaderno, la medición del impacto social es un ejercicio cargado de oportunidades, costes y riesgos. Por eso es tan importante definirla, planificarla y ejecutarla correctamente. Es la mejor manera de que acabe por beneficiar a las empresas, a los inversores y a la sociedad, además de ayudarles a cooperar para lograr objetivos conjuntos.

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Empresas responsables para afrontar el día después https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/empresas-responsables-para-afrontar-el-dia-despues/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/empresas-responsables-para-afrontar-el-dia-despues/#respond Thu, 21 May 2020 08:00:04 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=37380

¿Cómo será nuestro mundo después de la pandemia? Esta es la pregunta que todos nos planteamos. Una cuestión bastante lógica, si tenemos en cuenta que pocas personas han vivido antes una situación capaz de provocar cambios tan abruptos, tan globales y tan rápidos. Aunque todavía es pronto para encontrar una respuesta certera, las empresas deberán tener claro cuanto antes cómo será su vuelta, cómo hay que afrontar ese día después en el que volverán al trabajo en un entorno incierto.

Para facilitar esa «operación retorno» a las compañías, la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del IESE ha publicado el cuaderno «El día después: empresas socialmente responsables ante un mundo pos-COVID-19». Realizado por Philip Muller y Joan Fontrodona, este informe propone contemplar la RSC como guía, explica cómo adaptar las empresas a un entorno cambiante y ofrece algunas claves para comprobar que la vuelta al trabajo es segura para todos.

La RSC como brújula

En la medida de lo posible, cualquier decisión que se tome —sea fácil o difícil— deberá ser siempre consistente con los valores y con el sentido de la propia labor empresarial. Para ello, el cuaderno propone utilizar la responsabilidad social corporativa como brújula e incorporar tres actitudes que nacen precisamente de ella: reflexión, transparencia y creatividad.

¿Por qué resulta valioso reflexionar sobre los principios, valores y fuerzas de la compañía en esta etapa de desescalada? Porque es fundamental para garantizar que cada paso que se tome sea consistente con todo lo que la empresa dice ser. Dicho de otro modo, para evitar transmitir incoherencia a los distintos grupos de interés o stakeholders. Partiendo de esa reflexión, se podrá reformar desde lo más secundario a lo más importante sin perder la identidad de la empresa por el camino.

Una actitud reflexiva fomentará también la creatividad al tomar decisiones y ayudará a incorporar al día a día de la empresa todas las lecciones aprendidas durante la etapa de emergencia, tanto las sanitarias como las económicas.

Para que todo ese ejercicio sea efectivo, es imprescindible apostar por una comunicación transparente con los stakeholders. De esta manera, se involucrará a los propios trabajadores y demás grupos de interés a la hora de solucionar los distintos retos que surjan durante el escenario que seguirá a la crisis.

Resiliencia: cómo adaptar la empresa a un entorno cambiante

No cabe duda de que la epidemia de la COVID-19 nos ha dejado un entorno en el que mandan las situaciones impredecibles y cambiantes, cuando no directamente desfavorables para cada empresa. Para adaptarse a ellas y superarlas con éxito, la clave está en la resiliencia. Es decir, que la compañía cuente con la capacidad —en términos de conocimientos, habilidades y actitudes— para operar en situaciones que se pueden complicar en cualquier momento.

El cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del IESE apunta a seis principios de la resiliencia que pueden aportar la flexibilidad suficiente a las empresas para orientar correctamente sus acciones y sobrevivir tanto en el nuevo horizonte como en los que vengan después de él.

– Disponer de recursos frente a nuevas emergencias: si algo nos ha enseñado el confinamiento y las medidas de excepción es que las situaciones de emergencia requieren contar con recursos de sobra. Por eso es tan importante asegurar que cada empresa cuenta con recursos suficientes para garantizar la viabilidad de su negocio en situaciones límite, sobre todo en lo relativo a la cadena de suministros.

– Diversidad en ideas y soluciones: apostar por ella ayuda a las compañías a asegurarse de que son resilientes cuando manda la incertidumbre. La diversidad de recursos e ideas al diseñar las soluciones y estrategias es mucho más útil ante los desafíos que vayan surgiendo que las propuestas unidimensionales. De nuevo, involucrar a todos los trabajadores en la búsqueda de esas soluciones y dialogar con otros grupos de interés ayuda a que esa diversidad sea efectiva, a recibir nuevas ideas y a contrastar las propias.

– Acción en módulos: otra de las lecciones extraídas del estado de alarma es que resulta importante evitar los contagios mediante el aislamiento. Con la cadena de suministros de las empresas ocurre lo mismo. De hecho, los sistemas muy integrados pueden ser especialmente vulnerables a situaciones de emergencia. Si se apuesta por la acción modular, diversificada en compartimentos estancos y autónomos, será más sencillo proteger las actividades indispensables para las operaciones fundamentales de la compañía y, de este modo, evitar que se interrumpan. Así, esta acción modular servirá como posible medida de contención ante nuevas situaciones de emergencia.

– Evolución y aprendizaje constantes: los entornos cambiantes, con un goteo de nuevos desafíos, exigen respuestas dinámicas por parte de las empresas. Para generarlas, es imprescindible saber aprovechar al máximo cualquier nuevo conocimiento y oportunidad que surja durante la operación retorno. Solo así se podrán integrar de verdad los conocimientos y las oportunidades que se vayan abriendo camino. Junto a los propios departamentos, esa capacidad de evolución y aprendizaje se debe extender también a la cadena de suministros y aprovisionamiento para fomentar su agilidad y adaptación ante posibles situaciones de emergencia.

– Prevenir contratiempos: tener en cuenta los peores escenarios posibles —como la posibilidad de que surja un nuevo foco de contagio del virus— es especialmente importante en un nivel de gestión de las empresas. Aunque dé la impresión de que la propagación del virus se ha frenado y que se ha conseguido controlar la primera ola de contagios, la gestión resiliente exige tener también en cuenta posibles rebrotes.

– Cooperar con otras empresas: es muy posible que, en el mundo después de la pandemia, la cooperación entre personas y empresas ocupe el puesto que hasta ahora ocupaba solo a la competencia. Por esa razón, las compañías deberán enfocar su labor de forma holística y generar cooperación en su propio ecosistema.

Cómo garantizar una operación de retorno al trabajo segura

En el mundo después de la pandemia, las empresas socialmente responsables deberán garantizar que la vuelta de sus empleados sea segura. El informe de Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del IESE apunta también algunos puntos que deberán atender esas compañías:

– Salud de los empleados: las empresas deberán comprobar que la vuelta a la oficina asegura la salud y seguridad de todos, y que se minimiza el riesgo de una segunda oleada de contagios.

– Comunicación: la comunicación durante el retorno deberá ser regular y proactiva, además de atender e involucrar a todos los grupos de interés.

– Riesgo financiero: el plan de continuidad de negocio de las empresas deberá tener tres características: ser sólido, realista y flexible. Se deberá diseñar y mantener sin perder ninguna de ellas de vista.

– Cadenas de suministros: será importante realizar un seguimiento de las distintas etapas de las cadenas de suministros, procurar mantener los contratos con los proveedores y buscar alternativas ante posibles disrupciones.

– Políticas de viajes: la salud de los empleados y el medio ambiente deberán mandar sobre las políticas de viajes de las empresas, que deberán ser rediseñadas e incluso limitar los desplazamientos, si es necesario.

– Nuevos hábitos de consumo: el confinamiento y la pandemia han generado nuevos hábitos de consumo a los que deberá responder el modelo de negocio. También se deberá considerar si la manera de entender o mejorar la actividad ha cambiado después de esta experiencia.

– Servicios: será importante diseñar un plan de retorno con el que recuperar, poco a poco, la normalidad en la distribución de bienes y servicios a clientes y consumidores.

La pandemia de la COVID-19 ha llegado como un ciclón que, muy probablemente, cambiará para siempre el concepto de normalidad. El escenario que deja es una oportunidad para implantar un verdadero desarrollo sostenible que no deje a nadie atrás, un empeño en el que las empresas tienen mucho que decir. La responsabilidad social corporativa es el faro perfecto para emprender acciones conjuntas y coordinadas en las que basar esa búsqueda de la sostenibilidad.

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¿Cómo será nuestro mundo después de la pandemia? Esta es la pregunta que todos nos planteamos. Una cuestión bastante lógica, si tenemos en cuenta que pocas personas han vivido antes una situación capaz de provocar cambios tan abruptos, tan globales y tan rápidos. Aunque todavía es pronto para encontrar una respuesta certera, las empresas deberán tener claro cuanto antes cómo será su vuelta, cómo hay que afrontar ese día después en el que volverán al trabajo en un entorno incierto.

Para facilitar esa «operación retorno» a las compañías, la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del IESE ha publicado el cuaderno «El día después: empresas socialmente responsables ante un mundo pos-COVID-19». Realizado por Philip Muller y Joan Fontrodona, este informe propone contemplar la RSC como guía, explica cómo adaptar las empresas a un entorno cambiante y ofrece algunas claves para comprobar que la vuelta al trabajo es segura para todos.

La RSC como brújula

En la medida de lo posible, cualquier decisión que se tome —sea fácil o difícil— deberá ser siempre consistente con los valores y con el sentido de la propia labor empresarial. Para ello, el cuaderno propone utilizar la responsabilidad social corporativa como brújula e incorporar tres actitudes que nacen precisamente de ella: reflexión, transparencia y creatividad.

¿Por qué resulta valioso reflexionar sobre los principios, valores y fuerzas de la compañía en esta etapa de desescalada? Porque es fundamental para garantizar que cada paso que se tome sea consistente con todo lo que la empresa dice ser. Dicho de otro modo, para evitar transmitir incoherencia a los distintos grupos de interés o stakeholders. Partiendo de esa reflexión, se podrá reformar desde lo más secundario a lo más importante sin perder la identidad de la empresa por el camino.

Una actitud reflexiva fomentará también la creatividad al tomar decisiones y ayudará a incorporar al día a día de la empresa todas las lecciones aprendidas durante la etapa de emergencia, tanto las sanitarias como las económicas.

Para que todo ese ejercicio sea efectivo, es imprescindible apostar por una comunicación transparente con los stakeholders. De esta manera, se involucrará a los propios trabajadores y demás grupos de interés a la hora de solucionar los distintos retos que surjan durante el escenario que seguirá a la crisis.

Resiliencia: cómo adaptar la empresa a un entorno cambiante

No cabe duda de que la epidemia de la COVID-19 nos ha dejado un entorno en el que mandan las situaciones impredecibles y cambiantes, cuando no directamente desfavorables para cada empresa. Para adaptarse a ellas y superarlas con éxito, la clave está en la resiliencia. Es decir, que la compañía cuente con la capacidad —en términos de conocimientos, habilidades y actitudes— para operar en situaciones que se pueden complicar en cualquier momento.

El cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del IESE apunta a seis principios de la resiliencia que pueden aportar la flexibilidad suficiente a las empresas para orientar correctamente sus acciones y sobrevivir tanto en el nuevo horizonte como en los que vengan después de él.

– Disponer de recursos frente a nuevas emergencias: si algo nos ha enseñado el confinamiento y las medidas de excepción es que las situaciones de emergencia requieren contar con recursos de sobra. Por eso es tan importante asegurar que cada empresa cuenta con recursos suficientes para garantizar la viabilidad de su negocio en situaciones límite, sobre todo en lo relativo a la cadena de suministros.

– Diversidad en ideas y soluciones: apostar por ella ayuda a las compañías a asegurarse de que son resilientes cuando manda la incertidumbre. La diversidad de recursos e ideas al diseñar las soluciones y estrategias es mucho más útil ante los desafíos que vayan surgiendo que las propuestas unidimensionales. De nuevo, involucrar a todos los trabajadores en la búsqueda de esas soluciones y dialogar con otros grupos de interés ayuda a que esa diversidad sea efectiva, a recibir nuevas ideas y a contrastar las propias.

– Acción en módulos: otra de las lecciones extraídas del estado de alarma es que resulta importante evitar los contagios mediante el aislamiento. Con la cadena de suministros de las empresas ocurre lo mismo. De hecho, los sistemas muy integrados pueden ser especialmente vulnerables a situaciones de emergencia. Si se apuesta por la acción modular, diversificada en compartimentos estancos y autónomos, será más sencillo proteger las actividades indispensables para las operaciones fundamentales de la compañía y, de este modo, evitar que se interrumpan. Así, esta acción modular servirá como posible medida de contención ante nuevas situaciones de emergencia.

– Evolución y aprendizaje constantes: los entornos cambiantes, con un goteo de nuevos desafíos, exigen respuestas dinámicas por parte de las empresas. Para generarlas, es imprescindible saber aprovechar al máximo cualquier nuevo conocimiento y oportunidad que surja durante la operación retorno. Solo así se podrán integrar de verdad los conocimientos y las oportunidades que se vayan abriendo camino. Junto a los propios departamentos, esa capacidad de evolución y aprendizaje se debe extender también a la cadena de suministros y aprovisionamiento para fomentar su agilidad y adaptación ante posibles situaciones de emergencia.

– Prevenir contratiempos: tener en cuenta los peores escenarios posibles —como la posibilidad de que surja un nuevo foco de contagio del virus— es especialmente importante en un nivel de gestión de las empresas. Aunque dé la impresión de que la propagación del virus se ha frenado y que se ha conseguido controlar la primera ola de contagios, la gestión resiliente exige tener también en cuenta posibles rebrotes.

– Cooperar con otras empresas: es muy posible que, en el mundo después de la pandemia, la cooperación entre personas y empresas ocupe el puesto que hasta ahora ocupaba solo a la competencia. Por esa razón, las compañías deberán enfocar su labor de forma holística y generar cooperación en su propio ecosistema.

Cómo garantizar una operación de retorno al trabajo segura

En el mundo después de la pandemia, las empresas socialmente responsables deberán garantizar que la vuelta de sus empleados sea segura. El informe de Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del IESE apunta también algunos puntos que deberán atender esas compañías:

– Salud de los empleados: las empresas deberán comprobar que la vuelta a la oficina asegura la salud y seguridad de todos, y que se minimiza el riesgo de una segunda oleada de contagios.

– Comunicación: la comunicación durante el retorno deberá ser regular y proactiva, además de atender e involucrar a todos los grupos de interés.

– Riesgo financiero: el plan de continuidad de negocio de las empresas deberá tener tres características: ser sólido, realista y flexible. Se deberá diseñar y mantener sin perder ninguna de ellas de vista.

– Cadenas de suministros: será importante realizar un seguimiento de las distintas etapas de las cadenas de suministros, procurar mantener los contratos con los proveedores y buscar alternativas ante posibles disrupciones.

– Políticas de viajes: la salud de los empleados y el medio ambiente deberán mandar sobre las políticas de viajes de las empresas, que deberán ser rediseñadas e incluso limitar los desplazamientos, si es necesario.

– Nuevos hábitos de consumo: el confinamiento y la pandemia han generado nuevos hábitos de consumo a los que deberá responder el modelo de negocio. También se deberá considerar si la manera de entender o mejorar la actividad ha cambiado después de esta experiencia.

– Servicios: será importante diseñar un plan de retorno con el que recuperar, poco a poco, la normalidad en la distribución de bienes y servicios a clientes y consumidores.

La pandemia de la COVID-19 ha llegado como un ciclón que, muy probablemente, cambiará para siempre el concepto de normalidad. El escenario que deja es una oportunidad para implantar un verdadero desarrollo sostenible que no deje a nadie atrás, un empeño en el que las empresas tienen mucho que decir. La responsabilidad social corporativa es el faro perfecto para emprender acciones conjuntas y coordinadas en las que basar esa búsqueda de la sostenibilidad.

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“España es uno de los países líderes en voluntariado corporativo” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/espana-es-uno-de-los-paises-lideres-en-voluntariado-corporativo/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/espana-es-uno-de-los-paises-lideres-en-voluntariado-corporativo/#respond Fri, 13 Mar 2020 08:01:42 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=36772

Tiene el poder de transformar la vida de las personas y de las instituciones. Incluso España se ha convertido en una de las grandes potencias mundiales en el asunto. Su relevancia es indudable, sin embargo, el voluntariado corporativo no es un concepto muy conocido entre los ciudadanos.

Se trata de una actividad que ejerce un doble impacto sobre sociedad y negocio. Además, se ha convertido en una de las principales puertas a través de las cuales los ciudadanos se acercan por primera vez al voluntariado. Estas son algunas de las razones por las que merece la pena promocionarla.

Un objetivo por el que trabaja Voluntare, una de las redes de voluntariado corporativo más relevantes en España y Latinoamérica, de la cual la Asociación Voluntarios de “la Caixa” es socio director. Voluntare está presente en 25 países, con 40 socios empresariales y 45 ONG, que agrupan a más de 500 000 voluntarios. Distinguida por la ONU en 2018 con el premio IMPACT2030 Innovation Awards, esta organización promueve la única formación universitaria en gestión del voluntariado corporativo que existe en el mundo y ha logrado que la propia Ley del Voluntariado española incluyera a las empresas como referentes en la promoción de este tipo de actividades.

Juan Ángel Poyatos es el máximo responsable de Voluntare. Este profesional ha estado involucrado en el sector del voluntariado corporativo en España desde que apenas era una actividad marginal y es un testigo privilegiado de su evolución. Él afirma: “España es el segundo país del mundo donde más se apuesta por el voluntariado corporativo, solo por detrás de Estados Unidos y esto es un logro muy importante”.

¿Cómo ha evolucionado el voluntariado corporativo en España para llegar a ese punto?

Desde que celebramos en Valencia el I Congreso Internacional de Voluntariado Corporativo en el año 2008, este concepto ha pasado de la irrelevancia y el desconocimiento a convertirse en una de las principales actividades que permiten a las personas acceder al voluntariado. Esto quiere decir que son las empresas las que facilitan ese acercamiento.

También se ha pasado de un escenario inicial de cierto recelo, en el que muchas ONG no querían trabajar vinculadas a empresas, a otro de cooperación. En este sentido, Voluntare funcionó durante años como espacio de diálogo y, con el esfuerzo de todos, se han conseguido establecer relaciones muy sólidas e interesantes entre compañías y entidades sociales.

Yo viajo fuera de España muy a menudo, y cuando comparto experiencias e iniciativas que se promueven en nuestro territorio percibo un importante asombro. Sin duda tiene mucho que ver con ello que existan referentes como CaixaBank, que mantiene una gran implicación con este concepto.

¿Qué ventajas aportan las empresas a las entidades sociales a la hora de colaborar con ellas?

Las compañías suelen aportar perfiles muy cualificados, que proporcionan a las ONG conocimiento y experiencia. Mientras el voluntariado clásico es más asistencial, el corporativo tiene una mayor capacidad de influencia sobre el funcionamiento de la propia ONG.

Con todo, en el voluntariado corporativo también existe una parte asistencial para aquellas personas que prefieran esta opción. De hecho, suele ser el punto de partida que permite a los empleados iniciarse en estas actividades. Se suele empezar por tareas más sencillas para pasar después a otras de mayor impacto, que pueden llegar a promover cambios importantes en las entidades sociales.

Juan Ángel Poyatos, director de Voluntare, explica en qué consiste el voluntariado corporativo y por qué es tan importante apostar por él.

Siempre se ha dicho que el voluntariado ayuda a quien lo recibe, pero también a quien lo presta. ¿Qué beneficios aporta esta actividad a las empresas y a los profesionales que se involucran en ella?

El voluntariado tiene una gran incidencia sobre las personas porque tiene una gran capacidad transformadora a nivel psicológico, hasta el punto de que esa transformación suele tener un impacto más importante en los propios voluntarios que en la sociedad. La cuestión es que, si tú te transformas, la sociedad va detrás.

En una empresa, ese efecto sobre los empleados mejora considerablemente el clima laboral, con personas más positivas, orgullosas de pertenecer a la compañía y con una mayor capacidad de adaptarse a distintos entornos.

Las actividades de voluntariado promovidas por la empresa también promueven aprendizajes profesionales muy valiosos. Por ejemplo, pueden ayudar a integrar la diversidad en la empresa si los empleados tienen la experiencia de trabajar con personas de distintos entornos, características y realidades a través del voluntariado. Esto les ayuda a comprenderla e incorporarla a su día a día.

La palabra voluntariado abarca un rango de actividades considerable. ¿Cuáles protagonizan el voluntariado corporativo en España?

También en este aspecto, el voluntariado corporativo ha ido evolucionando y lo ha hecho en paralelo a las necesidades de la sociedad. Durante los años de la crisis, la mayoría de las actividades estaban, lógicamente, vinculadas al empleo. Con el cambio de la situación económica, este aspecto se diversificó.

Hoy destacan otras áreas como el ámbito educativo, las desigualdades o el medio ambiente. En definitiva, el voluntariado corporativo es un reflejo de las preocupaciones de la sociedad.

En cuanto al perfil de los voluntarios que aportan las empresas es similar al del resto de vertientes del voluntariado. Las mujeres suelen involucrarse en mayor medida. También los jóvenes están muy interesados y, de hecho, reclaman este tipo de actividades de manera activa a la empresa porque las ven como una oportunidad de involucrarse en temas sociales.

¿Qué importancia tienen los perfiles a la hora de organizar las actividades?

Es muy importante que las empresas conozcan bien a sus plantillas para ofrecerles las actividades adecuadas. Por ejemplo, a los más jóvenes les gusta más trabajar en equipo porque les ayuda a conocer a otras personas dentro de la organización. Y esto es algo que les atrae en mayor medida que a las generaciones anteriores.

En este ámbito, las empresas deben lograr también un equilibrio que no siempre es fácil de conseguir. Es el que relaciona los objetivos de negocio de la empresa con las motivaciones de los empleados. Siempre tienen que estar presentes ambas partes para conseguir involucrar al personal.

Por fortuna, hoy existe una importante profesionalización en torno al voluntariado corporativo. Hace años, no existían perfiles específicos para ocuparse de esta actividad. Hoy, gracias a la formación, la situación ha mejorado considerablemente.

De cara al futuro, ¿qué retos debe superar el voluntariado corporativo?

Yo destacaría cuatro en particular. Uno de ellos es la medición del impacto que el voluntariado corporativo tiene sobre el negocio más allá de la dimensión social. Debemos ser capaces de medirlo de manera objetiva. También es especialmente importante que la sociedad conozca y reconozca la importancia que tiene esta actividad.

El desarrollo de programas de voluntariado que tengan en cuenta el equilibrio que comentaba antes entre los objetivos de la empresa y las motivaciones del personal es otro de los grandes retos. En este sentido, deben ser más corporativos y menos improvisados.

Por último, es importante resolver la cuestión de la conciliación entre vida personal y laboral, de manera que incluya el tiempo que se dedica a las actividades de voluntariado.

¿Qué papel desempeñan entidades como CaixaBank dentro del voluntariado corporativo en España?

Cuando comencé a trabajar en voluntariado corporativo, CaixaBank ya era un referente y ha conseguido seguir siéndolo. Ha demostrado durante años una apuesta y un interés muy claro por promover este concepto.

En su caso, CaixaBank ha sabido aportar a esta actividad un enfoque muy local, con un conocimiento muy específico de las comunidades sobre las que impacta. El modelo que ha desarrollado permite conocer en profundidad la realidad de cada sitio y ajustar las actividades que desarrolla a esa realidad.

Creo que, en los próximos años, CaixaBank ganará aún más peso en este ámbito, incluso a nivel mundial.

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Tiene el poder de transformar la vida de las personas y de las instituciones. Incluso España se ha convertido en una de las grandes potencias mundiales en el asunto. Su relevancia es indudable, sin embargo, el voluntariado corporativo no es un concepto muy conocido entre los ciudadanos.

Se trata de una actividad que ejerce un doble impacto sobre sociedad y negocio. Además, se ha convertido en una de las principales puertas a través de las cuales los ciudadanos se acercan por primera vez al voluntariado. Estas son algunas de las razones por las que merece la pena promocionarla.

Un objetivo por el que trabaja Voluntare, una de las redes de voluntariado corporativo más relevantes en España y Latinoamérica, de la cual la Asociación Voluntarios de “la Caixa” es socio director. Voluntare está presente en 25 países, con 40 socios empresariales y 45 ONG, que agrupan a más de 500 000 voluntarios. Distinguida por la ONU en 2018 con el premio IMPACT2030 Innovation Awards, esta organización promueve la única formación universitaria en gestión del voluntariado corporativo que existe en el mundo y ha logrado que la propia Ley del Voluntariado española incluyera a las empresas como referentes en la promoción de este tipo de actividades.

Juan Ángel Poyatos es el máximo responsable de Voluntare. Este profesional ha estado involucrado en el sector del voluntariado corporativo en España desde que apenas era una actividad marginal y es un testigo privilegiado de su evolución. Él afirma: “España es el segundo país del mundo donde más se apuesta por el voluntariado corporativo, solo por detrás de Estados Unidos y esto es un logro muy importante”.

¿Cómo ha evolucionado el voluntariado corporativo en España para llegar a ese punto?

Desde que celebramos en Valencia el I Congreso Internacional de Voluntariado Corporativo en el año 2008, este concepto ha pasado de la irrelevancia y el desconocimiento a convertirse en una de las principales actividades que permiten a las personas acceder al voluntariado. Esto quiere decir que son las empresas las que facilitan ese acercamiento.

También se ha pasado de un escenario inicial de cierto recelo, en el que muchas ONG no querían trabajar vinculadas a empresas, a otro de cooperación. En este sentido, Voluntare funcionó durante años como espacio de diálogo y, con el esfuerzo de todos, se han conseguido establecer relaciones muy sólidas e interesantes entre compañías y entidades sociales.

Yo viajo fuera de España muy a menudo, y cuando comparto experiencias e iniciativas que se promueven en nuestro territorio percibo un importante asombro. Sin duda tiene mucho que ver con ello que existan referentes como CaixaBank, que mantiene una gran implicación con este concepto.

¿Qué ventajas aportan las empresas a las entidades sociales a la hora de colaborar con ellas?

Las compañías suelen aportar perfiles muy cualificados, que proporcionan a las ONG conocimiento y experiencia. Mientras el voluntariado clásico es más asistencial, el corporativo tiene una mayor capacidad de influencia sobre el funcionamiento de la propia ONG.

Con todo, en el voluntariado corporativo también existe una parte asistencial para aquellas personas que prefieran esta opción. De hecho, suele ser el punto de partida que permite a los empleados iniciarse en estas actividades. Se suele empezar por tareas más sencillas para pasar después a otras de mayor impacto, que pueden llegar a promover cambios importantes en las entidades sociales.

Juan Ángel Poyatos, director de Voluntare, explica en qué consiste el voluntariado corporativo y por qué es tan importante apostar por él.

Siempre se ha dicho que el voluntariado ayuda a quien lo recibe, pero también a quien lo presta. ¿Qué beneficios aporta esta actividad a las empresas y a los profesionales que se involucran en ella?

El voluntariado tiene una gran incidencia sobre las personas porque tiene una gran capacidad transformadora a nivel psicológico, hasta el punto de que esa transformación suele tener un impacto más importante en los propios voluntarios que en la sociedad. La cuestión es que, si tú te transformas, la sociedad va detrás.

En una empresa, ese efecto sobre los empleados mejora considerablemente el clima laboral, con personas más positivas, orgullosas de pertenecer a la compañía y con una mayor capacidad de adaptarse a distintos entornos.

Las actividades de voluntariado promovidas por la empresa también promueven aprendizajes profesionales muy valiosos. Por ejemplo, pueden ayudar a integrar la diversidad en la empresa si los empleados tienen la experiencia de trabajar con personas de distintos entornos, características y realidades a través del voluntariado. Esto les ayuda a comprenderla e incorporarla a su día a día.

La palabra voluntariado abarca un rango de actividades considerable. ¿Cuáles protagonizan el voluntariado corporativo en España?

También en este aspecto, el voluntariado corporativo ha ido evolucionando y lo ha hecho en paralelo a las necesidades de la sociedad. Durante los años de la crisis, la mayoría de las actividades estaban, lógicamente, vinculadas al empleo. Con el cambio de la situación económica, este aspecto se diversificó.

Hoy destacan otras áreas como el ámbito educativo, las desigualdades o el medio ambiente. En definitiva, el voluntariado corporativo es un reflejo de las preocupaciones de la sociedad.

En cuanto al perfil de los voluntarios que aportan las empresas es similar al del resto de vertientes del voluntariado. Las mujeres suelen involucrarse en mayor medida. También los jóvenes están muy interesados y, de hecho, reclaman este tipo de actividades de manera activa a la empresa porque las ven como una oportunidad de involucrarse en temas sociales.

¿Qué importancia tienen los perfiles a la hora de organizar las actividades?

Es muy importante que las empresas conozcan bien a sus plantillas para ofrecerles las actividades adecuadas. Por ejemplo, a los más jóvenes les gusta más trabajar en equipo porque les ayuda a conocer a otras personas dentro de la organización. Y esto es algo que les atrae en mayor medida que a las generaciones anteriores.

En este ámbito, las empresas deben lograr también un equilibrio que no siempre es fácil de conseguir. Es el que relaciona los objetivos de negocio de la empresa con las motivaciones de los empleados. Siempre tienen que estar presentes ambas partes para conseguir involucrar al personal.

Por fortuna, hoy existe una importante profesionalización en torno al voluntariado corporativo. Hace años, no existían perfiles específicos para ocuparse de esta actividad. Hoy, gracias a la formación, la situación ha mejorado considerablemente.

De cara al futuro, ¿qué retos debe superar el voluntariado corporativo?

Yo destacaría cuatro en particular. Uno de ellos es la medición del impacto que el voluntariado corporativo tiene sobre el negocio más allá de la dimensión social. Debemos ser capaces de medirlo de manera objetiva. También es especialmente importante que la sociedad conozca y reconozca la importancia que tiene esta actividad.

El desarrollo de programas de voluntariado que tengan en cuenta el equilibrio que comentaba antes entre los objetivos de la empresa y las motivaciones del personal es otro de los grandes retos. En este sentido, deben ser más corporativos y menos improvisados.

Por último, es importante resolver la cuestión de la conciliación entre vida personal y laboral, de manera que incluya el tiempo que se dedica a las actividades de voluntariado.

¿Qué papel desempeñan entidades como CaixaBank dentro del voluntariado corporativo en España?

Cuando comencé a trabajar en voluntariado corporativo, CaixaBank ya era un referente y ha conseguido seguir siéndolo. Ha demostrado durante años una apuesta y un interés muy claro por promover este concepto.

En su caso, CaixaBank ha sabido aportar a esta actividad un enfoque muy local, con un conocimiento muy específico de las comunidades sobre las que impacta. El modelo que ha desarrollado permite conocer en profundidad la realidad de cada sitio y ajustar las actividades que desarrolla a esa realidad.

Creo que, en los próximos años, CaixaBank ganará aún más peso en este ámbito, incluso a nivel mundial.

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Turismo sostenible, una tarea de todos (y para todos) https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/turismo-sostenible-una-tarea-de-todos/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/turismo-sostenible-una-tarea-de-todos/#respond Thu, 06 Feb 2020 08:27:23 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=36362

¿Te imaginas que toda Alemania decidiera hacer las maletas y venir de visita a España? Entonces, te puedes hacer una idea bastante aproximada de la cantidad de turistas extranjeros que visitaron España en 2019. Fueron casi ochenta y cuatro millones, algo más que la población total que reside hoy en el país germano, que es la más numerosa de la Unión Europea.

Este ejercicio también te permitirá comprender las enormes implicaciones que tiene para España su gran atractivo turístico. Las económicas son tal vez las más evidentes, ya que los turistas extranjeros se gastaron unos 92.377 millones de euros. Además, el aporte del sector al PIB del país ronda el 12,3%, mientras que su peso en el mercado laboral es del 12,7%, con algo más de setenta y cinco mil empleos creados en 2019.

Sin embargo, el turismo no solo representa ganancias económicas o nuevos puestos de trabajo. La visita de tantas personas cada año pone a prueba la propia resiliencia del país. Hay que abordar muchas cuestiones, como el impacto medioambiental de esta actividad o el que ejerce sobre comunidades anfitrionas y patrimonio. Este es el motivo por el que el turismo apuesta cada vez más por un desarrollo sostenible como opción para asegurar su propio futuro.

Qué es el turismo sostenible

Las imágenes de una Venecia masificada o de atascos de montañistas en el Everest son dos ejemplos extremos, pero ilustrativos de lo que puede llegar a suponer el turismo sin control. Se trata de un sector que ha experimentado una auténtica explosión en los últimos años por la eclosión de las compañías aéreas low cost, que han multiplicado plazas y rutas, así como por la irrupción de las nuevas plataformas de economía colaborativa.

La presión del turismo sobre el ecosistema, la economía y la sociedad ha llevado a la propia Organización Mundial de Turismo (OMT) a promover una nueva manera de gestionar esta actividad. Se trata del turismo sostenible, que según el organismo es aquel que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.

Tal es la influencia del turismo a escala global, que la propia OMT explica cómo la sostenibilidad misma del turismo puede tener un impacto directo en todos y cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU. Entre ellos, la reducción de la desigualdad, la sostenibilidad de las ciudades o incluso la respuesta ante el cambio climático.

En definitiva, la gestión sostenible del turismo trata de convertir las posibles amenazas de esta actividad sobre ecosistemas, comunidades, patrimonio y economías locales en una oportunidad para mejorar el mundo de manera efectiva. También de asegurarnos un turismo responsable durante muchos años.

Los tres mandamientos del turismo sostenible

Para lograr sus propósitos, el turismo sostenible busca el equilibrio entre las tres principales dimensiones de esta actividad: la económica, la sociocultural y la medioambiental. Solo de esta manera se podrá asegurar la sostenibilidad del sector a largo plazo.

En este objetivo, se deben implicar todas las partes involucradas en la actividad: desde las empresas a los turistas, pasando por las propias comunidades que se visitan. Para ello, la OMT propone tres líneas principales de actuación.

En primer lugar, el organismo recomienda optimizar el uso de los recursos medioambientales, un elemento fundamental del desarrollo turístico, de tal manera que se mantengan los procesos ecológicos esenciales y se conserven tanto los recursos como la diversidad biológica. La OMT también anima a respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, así como a conservar sus activos culturales, arquitectónicos y tradicionales, fomentando el entendimiento entre distintas culturas. Por último, un turismo sostenible requiere asegurar actividades económicas viables a largo plazo, que reporten beneficios socioeconómicos bien distribuidos, con oportunidades de empleo estable que ayuden a reducir la pobreza.

Cómo potenciar la sostenibilidad en el turismo

Las herramientas que se pueden utilizar en esta estrategia son variadas: la desestacionalización del turismo, la concienciación sobre el cuidado del patrimonio histórico o incluso la elección de los medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente son solo algunas de ellas. En este sentido, Administración e industria ya se han puesto manos a la obra para desarrollar distintas medidas que ayuden a conseguir la sostenibilidad en el sector.

Se trata de esfuerzos que ya han comenzado a dar sus frutos. Por ejemplo, en el caso de la Comunidad Valenciana, su sector turístico opina que los clientes que la visitan son bastante adecuados para el desarrollo de un turismo sostenible, según un informe elaborado por ESADE y presentado junto con CaixaBank. En Andalucía, este mismo estudio indica que sus hoteleros apuestan fuertemente por la biodiversidad, haciéndola compatible con el sol, la playa y las ciudades monumentales. Además, el sector turístico en España apuesta cada vez más por la calidad en su oferta, una estrategia a la que los turistas responden de manera positiva, según el último Informe sectorial de turismo de CaixaBank Research.

También las entidades financieras tienen mucho que aportar a esta apuesta del turismo por alcanzar su sostenibilidad. En el caso de CaixaBank, se trata del primer banco europeo en formar parte de la Organización Mundial del Turismo como miembro afiliado, un nombramiento que refleja su compromiso a la hora de promover un desarrollo del turismo sostenible, clave para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Además, la división CaixaBank Hotels&Tourism apoya a las empresas del sector mediante financiación, con líneas específicas para impulsar su dinamización y una especial sensibilidad hacia los proyectos que contribuyan tanto a la sostenibilidad medioambiental como a la inclusión social.

El año pasado (2019), la entidad concedió 3.336 créditos por un valor total de 2.186 millones de euros para proyectos de este sector, un 16% más. Ya en 2020, ha otorgado su Premio a la Responsabilidad Social Corporativa 2020 a Meliá Hotels International por su proyecto CO2perate, de optimización de sus recursos para reducir emisiones y consumo de agua y potenciar el consumo de energías renovables.

Conseguir un turismo de calidad y sostenible es una tarea en la que debemos implicarnos todos. Maximizar la satisfacción de los turistas, así como el bienestar de comunidades y ecosistemas, no solo es un objetivo deseable, sino también alcanzable.

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¿Te imaginas que toda Alemania decidiera hacer las maletas y venir de visita a España? Entonces, te puedes hacer una idea bastante aproximada de la cantidad de turistas extranjeros que visitaron España en 2019. Fueron casi ochenta y cuatro millones, algo más que la población total que reside hoy en el país germano, que es la más numerosa de la Unión Europea.

Este ejercicio también te permitirá comprender las enormes implicaciones que tiene para España su gran atractivo turístico. Las económicas son tal vez las más evidentes, ya que los turistas extranjeros se gastaron unos 92.377 millones de euros. Además, el aporte del sector al PIB del país ronda el 12,3%, mientras que su peso en el mercado laboral es del 12,7%, con algo más de setenta y cinco mil empleos creados en 2019.

Sin embargo, el turismo no solo representa ganancias económicas o nuevos puestos de trabajo. La visita de tantas personas cada año pone a prueba la propia resiliencia del país. Hay que abordar muchas cuestiones, como el impacto medioambiental de esta actividad o el que ejerce sobre comunidades anfitrionas y patrimonio. Este es el motivo por el que el turismo apuesta cada vez más por un desarrollo sostenible como opción para asegurar su propio futuro.

Qué es el turismo sostenible

Las imágenes de una Venecia masificada o de atascos de montañistas en el Everest son dos ejemplos extremos, pero ilustrativos de lo que puede llegar a suponer el turismo sin control. Se trata de un sector que ha experimentado una auténtica explosión en los últimos años por la eclosión de las compañías aéreas low cost, que han multiplicado plazas y rutas, así como por la irrupción de las nuevas plataformas de economía colaborativa.

La presión del turismo sobre el ecosistema, la economía y la sociedad ha llevado a la propia Organización Mundial de Turismo (OMT) a promover una nueva manera de gestionar esta actividad. Se trata del turismo sostenible, que según el organismo es aquel que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.

Tal es la influencia del turismo a escala global, que la propia OMT explica cómo la sostenibilidad misma del turismo puede tener un impacto directo en todos y cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU. Entre ellos, la reducción de la desigualdad, la sostenibilidad de las ciudades o incluso la respuesta ante el cambio climático.

En definitiva, la gestión sostenible del turismo trata de convertir las posibles amenazas de esta actividad sobre ecosistemas, comunidades, patrimonio y economías locales en una oportunidad para mejorar el mundo de manera efectiva. También de asegurarnos un turismo responsable durante muchos años.

Los tres mandamientos del turismo sostenible

Para lograr sus propósitos, el turismo sostenible busca el equilibrio entre las tres principales dimensiones de esta actividad: la económica, la sociocultural y la medioambiental. Solo de esta manera se podrá asegurar la sostenibilidad del sector a largo plazo.

En este objetivo, se deben implicar todas las partes involucradas en la actividad: desde las empresas a los turistas, pasando por las propias comunidades que se visitan. Para ello, la OMT propone tres líneas principales de actuación.

En primer lugar, el organismo recomienda optimizar el uso de los recursos medioambientales, un elemento fundamental del desarrollo turístico, de tal manera que se mantengan los procesos ecológicos esenciales y se conserven tanto los recursos como la diversidad biológica. La OMT también anima a respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, así como a conservar sus activos culturales, arquitectónicos y tradicionales, fomentando el entendimiento entre distintas culturas. Por último, un turismo sostenible requiere asegurar actividades económicas viables a largo plazo, que reporten beneficios socioeconómicos bien distribuidos, con oportunidades de empleo estable que ayuden a reducir la pobreza.

Cómo potenciar la sostenibilidad en el turismo

Las herramientas que se pueden utilizar en esta estrategia son variadas: la desestacionalización del turismo, la concienciación sobre el cuidado del patrimonio histórico o incluso la elección de los medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente son solo algunas de ellas. En este sentido, Administración e industria ya se han puesto manos a la obra para desarrollar distintas medidas que ayuden a conseguir la sostenibilidad en el sector.

Se trata de esfuerzos que ya han comenzado a dar sus frutos. Por ejemplo, en el caso de la Comunidad Valenciana, su sector turístico opina que los clientes que la visitan son bastante adecuados para el desarrollo de un turismo sostenible, según un informe elaborado por ESADE y presentado junto con CaixaBank. En Andalucía, este mismo estudio indica que sus hoteleros apuestan fuertemente por la biodiversidad, haciéndola compatible con el sol, la playa y las ciudades monumentales. Además, el sector turístico en España apuesta cada vez más por la calidad en su oferta, una estrategia a la que los turistas responden de manera positiva, según el último Informe sectorial de turismo de CaixaBank Research.

También las entidades financieras tienen mucho que aportar a esta apuesta del turismo por alcanzar su sostenibilidad. En el caso de CaixaBank, se trata del primer banco europeo en formar parte de la Organización Mundial del Turismo como miembro afiliado, un nombramiento que refleja su compromiso a la hora de promover un desarrollo del turismo sostenible, clave para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Además, la división CaixaBank Hotels&Tourism apoya a las empresas del sector mediante financiación, con líneas específicas para impulsar su dinamización y una especial sensibilidad hacia los proyectos que contribuyan tanto a la sostenibilidad medioambiental como a la inclusión social.

El año pasado (2019), la entidad concedió 3.336 créditos por un valor total de 2.186 millones de euros para proyectos de este sector, un 16% más. Ya en 2020, ha otorgado su Premio a la Responsabilidad Social Corporativa 2020 a Meliá Hotels International por su proyecto CO2perate, de optimización de sus recursos para reducir emisiones y consumo de agua y potenciar el consumo de energías renovables.

Conseguir un turismo de calidad y sostenible es una tarea en la que debemos implicarnos todos. Maximizar la satisfacción de los turistas, así como el bienestar de comunidades y ecosistemas, no solo es un objetivo deseable, sino también alcanzable.

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¿Todavía no sabes en qué se basa la economía digital? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/35184/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/35184/#respond Tue, 22 Oct 2019 07:52:05 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=35184

En este capítulo de Economía Cotidiana te acercamos a este nuevo concepto para que entiendas en qué se basa y puedas identificarlo en tu día a día.

La popularización de las nuevas tecnologías ha transformado los paradigmas de nuestra sociedad, entre ellos la economía y las finanzas de las personas. Estas nuevas tecnologías han generado un nuevo uso de las cosas y han hecho partícipes de dicha transformación a los usuarios.

Aunque el progreso nos facilita la vida, también viene acompañado de nuevos retos y nuevas dificultades. En este nuevo episodio, Rosa del Blanco nos traerá información de primera mano para que no nos quedemos atrás y podamos responder a preguntas del tipo: ¿Cómo va a cambiar la tecnología nuestra relación con la economía? ¿Qué otros nuevos conceptos van a empezar a cambiar la economía tal como la conocemos? o ¿Qué herramientas se están implementando ya en el día a día de las personas?

No te quedes fuera de lo último en innovación y entérate de las nuevas tendencias con Iván Patxi.

Sin más esperas, aquí tienes el nuevo podcast.

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En este capítulo de Economía Cotidiana te acercamos a este nuevo concepto para que entiendas en qué se basa y puedas identificarlo en tu día a día.

La popularización de las nuevas tecnologías ha transformado los paradigmas de nuestra sociedad, entre ellos la economía y las finanzas de las personas. Estas nuevas tecnologías han generado un nuevo uso de las cosas y han hecho partícipes de dicha transformación a los usuarios.

Aunque el progreso nos facilita la vida, también viene acompañado de nuevos retos y nuevas dificultades. En este nuevo episodio, Rosa del Blanco nos traerá información de primera mano para que no nos quedemos atrás y podamos responder a preguntas del tipo: ¿Cómo va a cambiar la tecnología nuestra relación con la economía? ¿Qué otros nuevos conceptos van a empezar a cambiar la economía tal como la conocemos? o ¿Qué herramientas se están implementando ya en el día a día de las personas?

No te quedes fuera de lo último en innovación y entérate de las nuevas tendencias con Iván Patxi.

Sin más esperas, aquí tienes el nuevo podcast.

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