> economía circular – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 La ciudad del futuro será circular. Así será tu vida en ella https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/la-ciudad-del-futuro-sera-circular-asi-sera-tu-vida-en-ella/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/la-ciudad-del-futuro-sera-circular-asi-sera-tu-vida-en-ella/#respond Mon, 05 Sep 2022 08:40:59 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=58926

La ciudad es un sistema complejo que puede ser entendido como algo parecido a un ecosistema: la materia y la energía entran por uno de los lados, son procesadas dentro y finalmente son desechados los residuos.

Este modelo lineal es no sostenible. Por eso, el modelo de ciudad circular surge para conectar las salidas con las entradas, así como para cambiar los procesos internos con el fin de que esto sea viable. ¿Qué se puede hacer?

Ciudades como Austin (Texas, EE. UU), París (Francia), Ámsterdam (Países Bajos) o Toronto (Canadá) ya han desarrollado iniciativas para convertirse en ciudades circulares.

El reto de alimentar a las ciudades

La llegada de alimentos a las ciudades es, con diferencia, el gran flujo de entrada de materiales. Eclipsa a cualquier otro flujo de materia prima. Se estima que cada español consume unos 690 kilogramos de comida anual, un flujo continuo de 2 kg per cápita al día. A este problema ya se enfrentó la Roma del siglo I con su millón de habitantes, un reto que no solo es logístico.

¿Pueden las ciudades producir comida local? Aunque innovaciones como el cultivo vertical o los clásicos huertos urbanos pueden ayudar, lo cierto es que no se dispone de tecnología para cortar los flujos con otros lugares.

Es por ello que merece la pena poner el foco en el cultivo tan local como sea posible, y en abonar el campo con parte de los residuos orgánicos urbanos para compensar estos flujos.

Es probable que, en la ciudad del futuro, te tengas que fijar en un nuevo concepto en el supermercado: los precios de los alimentos podrán incluir su huella ambiental, siendo más baratos los locales y de temporada. También es probable que consumas vegetales cultivados en vertical en alguna nave de las afueras.

Qué son las ciudades circulares y cómo se vivirá en ellas

Cuidar el flujo del agua

La depuración de las aguas para consumo humano fue uno de los grandes logros de la humanidad, junto a las cloacas que se llevaban los residuos lejos. Hoy en día estos residuos son tratados también “aguas abajo” para limpiarlos de desechos. Y, a menudo, devueltos a la ciudad.

Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) se encargan de ello, y muchas ciudades ya pueden recircular el agua para cultivos o agua doméstica. El filtrado por ósmosis y purificadoras ultravioleta ayudan a limpiar el agua, que es un bien cada vez más escaso y cuyo uso las ciudades han de cuidar. Por eso en el futuro conviviremos mucho más con agua reciclada sin darnos cuenta, por ejemplo, al limpiar la vivienda o lavar nuestro vehículo.

Los residuos sólidos urbanos como materia prima

Más complicado es el flujo de residuos sólidos urbanos, que incluye todo tipo de productos sólidos desechados: muebles, papel y cartón, polímeros, cristales, restos orgánicos, etc.

En las ciudades circulares, el principio es la reducción del consumo a través del uso extensivo de los materiales: hacer que duren más y usarlos tantas veces como sea posible.

El ejemplo clásico es sustituir las botellas de plástico de un solo uso por una cantimplora metálica que dura toda la vida. También se usa en edificación, reformando edificios antiguos en lugar de derribarlos para construir otros.

China es líder absoluto en esto, y ha llegado a desplazar edificios enteros o regenerar torres residenciales para evitar desperdiciar el impacto original. Así que es probable que, en la ciudad del futuro, residas en una casa inteligente erigida a principios del siglo XX.

China ha llegado a desplazar edificios enteros o regenerar torres residenciales para evitar desperdiciar el impacto original

La materia orgánica es la fracción de los residuos sólidos urbanos más cuidada en Europa. A menudo, los ayuntamientos recogen estos residuos para su valorización energética o para la fabricación de compost, que también es posible realizar en casa. Es la fracción más sencilla de tratar y la mejor aprovechada.

Qué hacer con los residuos electrónicos

En el extremo opuesto nos encontramos con la fracción más difícil de recircular: los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). La clave para tratarlos está en reducir el volumen tecnológico, por un lado, y reparar y reutilizar todo lo posible, por el otro.

Para reducir el volumen tecnológico, un gran comienzo es la estandarización de los conectores USB, que evitará la fabricación de hasta 11.000 toneladas de residuos electrónicos al año, según la Comisión Europea.

Compartir sistema de aerotermia comunitario en lugar de disponer de unidades por domicilio también ahorraría una cantidad ingente de recursos. Esto significa que, en la ciudad circular del futuro, podrías utilizar un sistema de climatización centralizado, eficiente e inteligente, capaz de acondicionar cada parte del edificio en función de las condiciones climatológicas o de la hora del día.

No solo compartirías calefacción: el mismo principio se aplica al carsharing frente al vehículo en propiedad, hacer uso de lavadoras de la comunidad, como ocurre en muchos edificios de Nueva York, o disponer de objetotecas cerca. Las objetotecas son bibliotecas de objetos compartidos que es posible tomar prestados o alquilar cuando sean necesarios. Por ejemplo, herramientas o electrodomésticos de uso ocasional.

La reparación y reutilización

La circularidad urbana exige la reparación y reutilización de la electrónica. Un ejemplo de esta reutilización es el uso de las antiguas baterías de los coches eléctricos como baterías domésticas. Aún es posible darles una segunda vida antes de su reciclado futuro. Incluso se pueden transformar coches de combustibles fósiles en vehículos eléctricos.

La reparación es la clave antes del reciclaje, aunque exige un diseño que haga fácil abrir la electrónica para repararla. Esto está fuera del alcance de las ciudades, aunque pueden impulsar talleres de consumo consciente o en los que se impartan conceptos de sostenibilidad relacionados con los dispositivos.

Las ciudades tienen un rol muy importante en la descarbonización de la economía, la sostenibilidad ambiental o la protección de la biodiversidad. Su flexibilidad frente a organizaciones regionales o nacionales les aporta más dinamismo a la hora de cambiar las políticas.

Además, las ciudades circulares aprovecharán mejor los recursos, serán más competitivas e incitarán al cambio.

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La ciudad es un sistema complejo que puede ser entendido como algo parecido a un ecosistema: la materia y la energía entran por uno de los lados, son procesadas dentro y finalmente son desechados los residuos.

Este modelo lineal es no sostenible. Por eso, el modelo de ciudad circular surge para conectar las salidas con las entradas, así como para cambiar los procesos internos con el fin de que esto sea viable. ¿Qué se puede hacer?

Ciudades como Austin (Texas, EE. UU), París (Francia), Ámsterdam (Países Bajos) o Toronto (Canadá) ya han desarrollado iniciativas para convertirse en ciudades circulares.

El reto de alimentar a las ciudades

La llegada de alimentos a las ciudades es, con diferencia, el gran flujo de entrada de materiales. Eclipsa a cualquier otro flujo de materia prima. Se estima que cada español consume unos 690 kilogramos de comida anual, un flujo continuo de 2 kg per cápita al día. A este problema ya se enfrentó la Roma del siglo I con su millón de habitantes, un reto que no solo es logístico.

¿Pueden las ciudades producir comida local? Aunque innovaciones como el cultivo vertical o los clásicos huertos urbanos pueden ayudar, lo cierto es que no se dispone de tecnología para cortar los flujos con otros lugares.

Es por ello que merece la pena poner el foco en el cultivo tan local como sea posible, y en abonar el campo con parte de los residuos orgánicos urbanos para compensar estos flujos.

Es probable que, en la ciudad del futuro, te tengas que fijar en un nuevo concepto en el supermercado: los precios de los alimentos podrán incluir su huella ambiental, siendo más baratos los locales y de temporada. También es probable que consumas vegetales cultivados en vertical en alguna nave de las afueras.

Qué son las ciudades circulares y cómo se vivirá en ellas

Cuidar el flujo del agua

La depuración de las aguas para consumo humano fue uno de los grandes logros de la humanidad, junto a las cloacas que se llevaban los residuos lejos. Hoy en día estos residuos son tratados también “aguas abajo” para limpiarlos de desechos. Y, a menudo, devueltos a la ciudad.

Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) se encargan de ello, y muchas ciudades ya pueden recircular el agua para cultivos o agua doméstica. El filtrado por ósmosis y purificadoras ultravioleta ayudan a limpiar el agua, que es un bien cada vez más escaso y cuyo uso las ciudades han de cuidar. Por eso en el futuro conviviremos mucho más con agua reciclada sin darnos cuenta, por ejemplo, al limpiar la vivienda o lavar nuestro vehículo.

Los residuos sólidos urbanos como materia prima

Más complicado es el flujo de residuos sólidos urbanos, que incluye todo tipo de productos sólidos desechados: muebles, papel y cartón, polímeros, cristales, restos orgánicos, etc.

En las ciudades circulares, el principio es la reducción del consumo a través del uso extensivo de los materiales: hacer que duren más y usarlos tantas veces como sea posible.

El ejemplo clásico es sustituir las botellas de plástico de un solo uso por una cantimplora metálica que dura toda la vida. También se usa en edificación, reformando edificios antiguos en lugar de derribarlos para construir otros.

China es líder absoluto en esto, y ha llegado a desplazar edificios enteros o regenerar torres residenciales para evitar desperdiciar el impacto original. Así que es probable que, en la ciudad del futuro, residas en una casa inteligente erigida a principios del siglo XX.

China ha llegado a desplazar edificios enteros o regenerar torres residenciales para evitar desperdiciar el impacto original

La materia orgánica es la fracción de los residuos sólidos urbanos más cuidada en Europa. A menudo, los ayuntamientos recogen estos residuos para su valorización energética o para la fabricación de compost, que también es posible realizar en casa. Es la fracción más sencilla de tratar y la mejor aprovechada.

Qué hacer con los residuos electrónicos

En el extremo opuesto nos encontramos con la fracción más difícil de recircular: los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). La clave para tratarlos está en reducir el volumen tecnológico, por un lado, y reparar y reutilizar todo lo posible, por el otro.

Para reducir el volumen tecnológico, un gran comienzo es la estandarización de los conectores USB, que evitará la fabricación de hasta 11.000 toneladas de residuos electrónicos al año, según la Comisión Europea.

Compartir sistema de aerotermia comunitario en lugar de disponer de unidades por domicilio también ahorraría una cantidad ingente de recursos. Esto significa que, en la ciudad circular del futuro, podrías utilizar un sistema de climatización centralizado, eficiente e inteligente, capaz de acondicionar cada parte del edificio en función de las condiciones climatológicas o de la hora del día.

No solo compartirías calefacción: el mismo principio se aplica al carsharing frente al vehículo en propiedad, hacer uso de lavadoras de la comunidad, como ocurre en muchos edificios de Nueva York, o disponer de objetotecas cerca. Las objetotecas son bibliotecas de objetos compartidos que es posible tomar prestados o alquilar cuando sean necesarios. Por ejemplo, herramientas o electrodomésticos de uso ocasional.

La reparación y reutilización

La circularidad urbana exige la reparación y reutilización de la electrónica. Un ejemplo de esta reutilización es el uso de las antiguas baterías de los coches eléctricos como baterías domésticas. Aún es posible darles una segunda vida antes de su reciclado futuro. Incluso se pueden transformar coches de combustibles fósiles en vehículos eléctricos.

La reparación es la clave antes del reciclaje, aunque exige un diseño que haga fácil abrir la electrónica para repararla. Esto está fuera del alcance de las ciudades, aunque pueden impulsar talleres de consumo consciente o en los que se impartan conceptos de sostenibilidad relacionados con los dispositivos.

Las ciudades tienen un rol muy importante en la descarbonización de la economía, la sostenibilidad ambiental o la protección de la biodiversidad. Su flexibilidad frente a organizaciones regionales o nacionales les aporta más dinamismo a la hora de cambiar las políticas.

Además, las ciudades circulares aprovecharán mejor los recursos, serán más competitivas e incitarán al cambio.

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Estas son las convocatorias a los fondos Next Generation que se abrirán en el segundo semestre https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/estas-son-las-convocatorias-a-los-fondos-next-generation-que-se-abriran-en-el-segundo-semestre-de-2022/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/estas-son-las-convocatorias-a-los-fondos-next-generation-que-se-abriran-en-el-segundo-semestre-de-2022/#respond Tue, 26 Jul 2022 07:27:25 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=58454

El Gobierno ha hecho pública la agenda de convocatorias del segundo semestre del año para optar a los fondos europeos Next Generation. En total, se abrirán 283 convocatorias entre julio y diciembre, que contarán con un presupuesto de prácticamente 11.000 millones de euros.

La digitalización y la transición verde serán las grandes protagonistas de la segunda mitad del año, ya que recibirán cerca del 80 % de los fondos.

Si hacemos un análisis del presupuesto por sector, las convocatorias centradas en transición verde recibirán un 48 % de los cerca de 11.000 millones totales, mientras que la digitalización optará al 29 % del total.

Le seguirán industria y pyme, con un 6 %; educación e I+D+i, ambas con un 4 % de los fondos; empleo (3 %); comercio, turismo, cultura y deporte (2 %), y salud (1 % del presupuesto global).

Pymes y grandes empresas serán las principales beneficiarias de estas convocatorias:

  • Los autónomos podrán recibir alrededor de 1.700 millones de euros de los fondos en esta fase.
  • Las pymes, hasta cerca de 7.100 millones.
  • Las grandes empresas podrán optar a aproximadamente 7.000 millones de euros.
  • El sector público podría percibir una cantidad cercana a 1.700 millones de euros.

Para que no pierdas detalle y estés al día de las principales novedades, te damos los puntos fuertes de las cinco principales convocatorias del segundo semestre.

Kit Digital

Cuenta con 1.000 millones de euros de presupuesto y se centra en los segmentos II y III para empresas de menos de 10 empleados. Su objetivo es subvencionar la adopción de soluciones de digitalización disponibles en el mercado, provistas por agentes digitalizadores.

El programa permitirá a pequeñas empresas, microempresas y personas en situación de autoempleo digitalizarse mediante la subvención de soluciones de digitalización, ofertadas por los agentes digitalizadores adheridos al programa.

Medidas de apoyo al sector industrial agroalimentario

Dispondrá de 400 millones de euros de presupuesto. Se trata de ayudas para la mejora de la competitividad, la sostenibilidad y la trazabilidad de la industria agroalimentaria y de la seguridad alimentaria y están destinadas a empresas, incluyendo pymes

Si quieres conocer más detalles, te damos las siete claves para participar en esta primera convocatoria abierta dentro del PERTE agroalimentario.

Digitalización del ciclo del agua y reducción de pérdidas

Con un presupuesto de 200 millones de euros, esta convocatoria está diseñada para reducir las pérdidas de abastecimiento, depuración, reutilización, digitalización del ciclo urbano del agua, establecimiento de sistemas urbanos de drenaje sostenible y mejoras en la gestión del ciclo hidrológico.

Entre los destinatarios finales se encuentran comunidades autónomas y organismos dependientes de ellas, entidades locales territoriales, corporaciones de derecho público, consorcios, mancomunidades, empresas públicas o concesionarias, heredamientos y comunidades de aguas, comunidades de usuarios u otros organismos similares.

IPCEI Hidrógeno

Con 195 millones de euros de presupuesto, esta convocatoria se centrará en ayudas para proyectos de hidrógeno renovable en el marco de las waves habilitadas por la Comisión Europea en el IPCEI del H2.

Los destinatarios finales serán empresas (incluidas pymes), agrupaciones empresariales y autónomos.

Economía circular en la empresa

Dotada de 192 millones de euros de presupuesto, pretende fomentar la economía circular en el ámbito de la empresa. Serán ayudas en régimen de concurrencia competitiva destinadas a empresas, entidades de economía social y agrupaciones de las anteriores.

Si tienes un proyecto que crees que puede recibir financiación a través de los fondos europeos Next Generation, puedes visitar el espacio Next Generation dentro de caixabank.es o consultar el buscador de ayudas de CaixaBank y Minsait, donde podrás localizar todas las convocatorias abiertas y determinar cuál se ajusta más a tus necesidades.

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El Gobierno ha hecho pública la agenda de convocatorias del segundo semestre del año para optar a los fondos europeos Next Generation. En total, se abrirán 283 convocatorias entre julio y diciembre, que contarán con un presupuesto de prácticamente 11.000 millones de euros.

La digitalización y la transición verde serán las grandes protagonistas de la segunda mitad del año, ya que recibirán cerca del 80 % de los fondos.

Si hacemos un análisis del presupuesto por sector, las convocatorias centradas en transición verde recibirán un 48 % de los cerca de 11.000 millones totales, mientras que la digitalización optará al 29 % del total.

Le seguirán industria y pyme, con un 6 %; educación e I+D+i, ambas con un 4 % de los fondos; empleo (3 %); comercio, turismo, cultura y deporte (2 %), y salud (1 % del presupuesto global).

Pymes y grandes empresas serán las principales beneficiarias de estas convocatorias:

  • Los autónomos podrán recibir alrededor de 1.700 millones de euros de los fondos en esta fase.
  • Las pymes, hasta cerca de 7.100 millones.
  • Las grandes empresas podrán optar a aproximadamente 7.000 millones de euros.
  • El sector público podría percibir una cantidad cercana a 1.700 millones de euros.

Para que no pierdas detalle y estés al día de las principales novedades, te damos los puntos fuertes de las cinco principales convocatorias del segundo semestre.

Kit Digital

Cuenta con 1.000 millones de euros de presupuesto y se centra en los segmentos II y III para empresas de menos de 10 empleados. Su objetivo es subvencionar la adopción de soluciones de digitalización disponibles en el mercado, provistas por agentes digitalizadores.

El programa permitirá a pequeñas empresas, microempresas y personas en situación de autoempleo digitalizarse mediante la subvención de soluciones de digitalización, ofertadas por los agentes digitalizadores adheridos al programa.

Medidas de apoyo al sector industrial agroalimentario

Dispondrá de 400 millones de euros de presupuesto. Se trata de ayudas para la mejora de la competitividad, la sostenibilidad y la trazabilidad de la industria agroalimentaria y de la seguridad alimentaria y están destinadas a empresas, incluyendo pymes

Si quieres conocer más detalles, te damos las siete claves para participar en esta primera convocatoria abierta dentro del PERTE agroalimentario.

Digitalización del ciclo del agua y reducción de pérdidas

Con un presupuesto de 200 millones de euros, esta convocatoria está diseñada para reducir las pérdidas de abastecimiento, depuración, reutilización, digitalización del ciclo urbano del agua, establecimiento de sistemas urbanos de drenaje sostenible y mejoras en la gestión del ciclo hidrológico.

Entre los destinatarios finales se encuentran comunidades autónomas y organismos dependientes de ellas, entidades locales territoriales, corporaciones de derecho público, consorcios, mancomunidades, empresas públicas o concesionarias, heredamientos y comunidades de aguas, comunidades de usuarios u otros organismos similares.

IPCEI Hidrógeno

Con 195 millones de euros de presupuesto, esta convocatoria se centrará en ayudas para proyectos de hidrógeno renovable en el marco de las waves habilitadas por la Comisión Europea en el IPCEI del H2.

Los destinatarios finales serán empresas (incluidas pymes), agrupaciones empresariales y autónomos.

Economía circular en la empresa

Dotada de 192 millones de euros de presupuesto, pretende fomentar la economía circular en el ámbito de la empresa. Serán ayudas en régimen de concurrencia competitiva destinadas a empresas, entidades de economía social y agrupaciones de las anteriores.

Si tienes un proyecto que crees que puede recibir financiación a través de los fondos europeos Next Generation, puedes visitar el espacio Next Generation dentro de caixabank.es o consultar el buscador de ayudas de CaixaBank y Minsait, donde podrás localizar todas las convocatorias abiertas y determinar cuál se ajusta más a tus necesidades.

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10 ejemplos de reciclaje de productos que utilizan grandes marcas https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/marcas-que-promueven-el-reciclaje-de-productos/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/marcas-que-promueven-el-reciclaje-de-productos/#respond Wed, 22 Jun 2022 17:29:33 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=57972

El reciclaje de productos es un paso crítico e indispensable de la economía circular. Después de reducir la necesidad de elementos materiales y reutilizar aquellos que no pueden ser sustituidos por soluciones de menor impacto, el reciclaje al 100 % es un punto obligatorio. Algunas marcas ya utilizan como materias primas objetos obsoletos, mientras que otras reciclan la totalidad de sus productos.

Reciclaje de ropa para fabricar otros tejidos

La ropa puede reciclarse cuando es imposible donarla debido a que la prenda está irremediablemente dañada. Para ahorrar en materias primas, dado que es más barato reciclar que producir de nuevo con materias primas, muchas marcas recogen ropa usada. Isabel Marant, Mango, H&M, Intimissimi o Zara se encuentran entre ellas, y algunas incluso hacen descuentos por kilos entregados.

Reciclar juguetes para fabricar muebles

Muchos de los polímeros (plásticos) que se usan en el día a día no pueden ser reciclados químicamente. La propia Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje habla sobre los límites de prácticamente todos los tipos de plástico. Pero muchos sí pueden ser triturados y prensados para fabricar muebles infantiles de alta durabilidad e infinitamente reciclables. Es el caso de ecoBirdy.

Recogida de terminales para evitar minería

La minería necesaria para fabricar tecnología móvil tiene un enorme impacto ambiental. Es por ello que algunas marcas como Orange recogen estos dispositivos para darles una segunda vida o reciclarlos. Vodafone ofrece descuentos si les das un móvil antiguo, y marcas como Zonzoo directamente permiten vender el terminal usado a cambio de dinero contante y sonante.

Invertir el ciclo de fabricación de papel

Para fabricar pasta de papel hace falta celulosa (al menos si se habla de papel convencional, ya que también existe el papel de piedra que no usa ni árboles, ni agua, ni cloro) y para ello suele ser frecuente la tala de árboles. Pero algunas empresas, como NewspaperWood, están reciclando periódicos para fabricar madera con la que montar muebles. El ciclo inverso. Y es rentable.

Reciclar botellas del mar para hacer calzado

Algunos polímeros que sí pueden ser reciclados, como el PET o el HDPE, terminan en el océano, dañando el ecosistema con su disolución a microplásticos. Eso sí, cada vez es más frecuente que algunas compañías “pesquen” residuos del océano y fabriquen con ellos tejidos sintéticos con los que, a su vez, fabricar calzado. Es el caso de las marcas Rothy’s y Everlane, Inditex, 4ocean, Parley o Adidas, entre muchas otras.

Recuperar objetos abandonados: circularidad total

Muy pocas marcas pueden demostrar ser completamente neutras en carbono, tener un ciclo de producción circular casi en exclusiva y generar cero desechos. Es el caso de Looptworks, una marca que usa objetos abandonados para confeccionar todo tipo de tejidos —para ropa, mochilas, zapatillas o mascarillas—, repara sus productos y no genera prácticamente residuos.

Cientos de marcas por la circularidad del plástico

En 2018, 250 empresas que por aquel entonces representaban el 20 % de la producción de embalajes plásticos del mundo se comprometieron a que en 2025 el 100 % de sus productos usarían únicamente plásticos reutilizables, reciclables o convertibles en compost. Tiene detrás la Fundación Ellen MacArthur por la circularidad y ONU Medio Ambiente auditará cada 18 meses.

Gafas de sol con materiales reciclados

Los tejidos, el papel o los polímeros son fáciles de reciclar y conformar nuevos materiales. No así los materiales con los que se fabrican elementos ópticos como las lentes de las gafas. Sin embargo, empresas como Parafina han sido capaces de convertir residuos plásticos y otros en la materia prima de sus gafas 100 % recicladas y reciclables, tanto la montura como el cristal. Otras marcas como Dick Moby fabrican gafas que luego es posible compostar.

Tarjetas biodegradables fabricadas con almidón y biomasa

En 2019, CaixaBank fue pionera en dispensar tarjetas bancarias fabricadas a base de almidón de maíz y biomasa, de forma que el resultado fuese una tarjeta de bajo impacto que, además, pudiese ser biodegradable. Este material recibe el nombre de PLA (ácido poliláctico) y es un tipo de bioplástico o biopolímero que no proviene del petróleo.

Asfalto de cartuchos de impresora y neumáticos

El asfalto tiene una oscura marca en el pasado y que se use principalmente para hacer carreteras no lo mejora. Sin embargo, el mismo asfalto puede pavimentar carriles exclusivos para bicicletas y usar para ello neumáticos viejos o cartuchos de impresora. Esto es lo que hacen universidades como la Politécnica de Madrid o empresas como Close the Loop, respectivamente.

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El reciclaje de productos es un paso crítico e indispensable de la economía circular. Después de reducir la necesidad de elementos materiales y reutilizar aquellos que no pueden ser sustituidos por soluciones de menor impacto, el reciclaje al 100 % es un punto obligatorio. Algunas marcas ya utilizan como materias primas objetos obsoletos, mientras que otras reciclan la totalidad de sus productos.

Reciclaje de ropa para fabricar otros tejidos

La ropa puede reciclarse cuando es imposible donarla debido a que la prenda está irremediablemente dañada. Para ahorrar en materias primas, dado que es más barato reciclar que producir de nuevo con materias primas, muchas marcas recogen ropa usada. Isabel Marant, Mango, H&M, Intimissimi o Zara se encuentran entre ellas, y algunas incluso hacen descuentos por kilos entregados.

Reciclar juguetes para fabricar muebles

Muchos de los polímeros (plásticos) que se usan en el día a día no pueden ser reciclados químicamente. La propia Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje habla sobre los límites de prácticamente todos los tipos de plástico. Pero muchos sí pueden ser triturados y prensados para fabricar muebles infantiles de alta durabilidad e infinitamente reciclables. Es el caso de ecoBirdy.

Recogida de terminales para evitar minería

La minería necesaria para fabricar tecnología móvil tiene un enorme impacto ambiental. Es por ello que algunas marcas como Orange recogen estos dispositivos para darles una segunda vida o reciclarlos. Vodafone ofrece descuentos si les das un móvil antiguo, y marcas como Zonzoo directamente permiten vender el terminal usado a cambio de dinero contante y sonante.

Invertir el ciclo de fabricación de papel

Para fabricar pasta de papel hace falta celulosa (al menos si se habla de papel convencional, ya que también existe el papel de piedra que no usa ni árboles, ni agua, ni cloro) y para ello suele ser frecuente la tala de árboles. Pero algunas empresas, como NewspaperWood, están reciclando periódicos para fabricar madera con la que montar muebles. El ciclo inverso. Y es rentable.

Reciclar botellas del mar para hacer calzado

Algunos polímeros que sí pueden ser reciclados, como el PET o el HDPE, terminan en el océano, dañando el ecosistema con su disolución a microplásticos. Eso sí, cada vez es más frecuente que algunas compañías “pesquen” residuos del océano y fabriquen con ellos tejidos sintéticos con los que, a su vez, fabricar calzado. Es el caso de las marcas Rothy’s y Everlane, Inditex, 4ocean, Parley o Adidas, entre muchas otras.

Recuperar objetos abandonados: circularidad total

Muy pocas marcas pueden demostrar ser completamente neutras en carbono, tener un ciclo de producción circular casi en exclusiva y generar cero desechos. Es el caso de Looptworks, una marca que usa objetos abandonados para confeccionar todo tipo de tejidos —para ropa, mochilas, zapatillas o mascarillas—, repara sus productos y no genera prácticamente residuos.

Cientos de marcas por la circularidad del plástico

En 2018, 250 empresas que por aquel entonces representaban el 20 % de la producción de embalajes plásticos del mundo se comprometieron a que en 2025 el 100 % de sus productos usarían únicamente plásticos reutilizables, reciclables o convertibles en compost. Tiene detrás la Fundación Ellen MacArthur por la circularidad y ONU Medio Ambiente auditará cada 18 meses.

Gafas de sol con materiales reciclados

Los tejidos, el papel o los polímeros son fáciles de reciclar y conformar nuevos materiales. No así los materiales con los que se fabrican elementos ópticos como las lentes de las gafas. Sin embargo, empresas como Parafina han sido capaces de convertir residuos plásticos y otros en la materia prima de sus gafas 100 % recicladas y reciclables, tanto la montura como el cristal. Otras marcas como Dick Moby fabrican gafas que luego es posible compostar.

Tarjetas biodegradables fabricadas con almidón y biomasa

En 2019, CaixaBank fue pionera en dispensar tarjetas bancarias fabricadas a base de almidón de maíz y biomasa, de forma que el resultado fuese una tarjeta de bajo impacto que, además, pudiese ser biodegradable. Este material recibe el nombre de PLA (ácido poliláctico) y es un tipo de bioplástico o biopolímero que no proviene del petróleo.

Asfalto de cartuchos de impresora y neumáticos

El asfalto tiene una oscura marca en el pasado y que se use principalmente para hacer carreteras no lo mejora. Sin embargo, el mismo asfalto puede pavimentar carriles exclusivos para bicicletas y usar para ello neumáticos viejos o cartuchos de impresora. Esto es lo que hacen universidades como la Politécnica de Madrid o empresas como Close the Loop, respectivamente.

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Cómo hacer compostaje en casa https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-hacer-compostaje-en-casa/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-hacer-compostaje-en-casa/#respond Mon, 25 Apr 2022 06:49:45 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=57016

El peso de los desechos de origen orgánico en el total de basura que generamos es enorme. Se estima que aproximadamente el 37 % de los residuos municipales son residuos orgánicos. O, lo que es lo mismo, son compostables. De estos residuos, aproximadamente el 17 % llega a compostarse, según la Red Española de Compostaje (REC).

El compostaje es un proceso que transforma residuos orgánicos en compost, que es un tipo de abono que aporta nutrientes al suelo. Elementos como restos de comida, verduras crudas, posos de café, hojas de té, cáscaras de huevo o el polvo de la aspiradora son compostables.

Para calibrar la importancia del compostaje, hay que tener en cuenta que la calidad de los suelos —incluidos los de los huertos urbanos, los jardines, zonas arboladas o macetas— es clave para que la vegetación crezca de forma saludable.

En este sentido, el compost es un tipo de materia que reemplaza a los fertilizantes inorgánicos y, por tanto, reduce el impacto ambiental que supone mantener la vegetación. Dicho de otro modo, compostar nos ayuda a mantener los suelos fértiles para producir alimentos, al tiempo que reduce la huella de carbono asociada a esa producción.

¿Se puede hacer el compostaje en casa?

El compostaje en casa de estos residuos nos puede ayudar, entre otras cosas, a reiniciar el ciclo de nuestra propia alimentación y reducir nuestra huella de carbono.

Para llevarlo a cabo, tenemos que disponer de una compostadora doméstica y de un espacio aireado y fresco. Este puede ser un jardín, un espacio común en el patio de una comunidad o incluso una terraza. Las compostadoras urbanas domésticas son una especie de armarios de unos 80 x 80 x 100 cm, aproximadamente.

Hay quien composta en su piso utilizando vermicompostadoras con lombrices rojas o quien se organiza para hacer compost a nivel comunitario, cuyas instrucciones detalladas recoge esta guía práctica. También suele realizarse en centros educativos y es muy frecuente a nivel municipal o supramunicipal.

Pasos para el compostaje en casa

El primer paso para poder compostar en casa es disponer de un compostador y espacio para alojarlo, preferiblemente en un lugar sin luz solar directa o con sombra. Se recomiendan soluciones comerciales de plástico por su facilidad para limpiarlas y evitar ensuciar las casas, aunque también es posible construirlos con malla o palés si se dispone de un jardín.

1. La primera fase mesófila del compostaje

La materia orgánica se echa al compostador por la parte superior, teniendo siempre en cuenta que ayuda cubrir con hojas o material más antiguo, y se mezcla bien. Esto ayuda a evitar malos olores y la presencia de animales.

Esta fase dura unas dos semanas aproximadamente, y es normal que la temperatura aumente o ver cómo la compostadora empieza a emanar vapor de agua.

2. Fase termófila: aumento de la temperatura

La temperatura de la compostadora se eleva de forma notable (70 ºC) a medida que los microorganismos mesófilos de su interior (los que se desarrollan a temperaturas de entre 20 y 45 ºC) son desplazados por los termófilos (a partir de los 45 ºC).

Es en esta fase en la que se produce la descomposición. La materia libera compuestos como el CO₂ y consume oxígeno, por esa razón es imprescindible que esté aireado durante semanas. El volumen decrece de forma apreciable, lo que permite nuevos aportes de desechos orgánicos.

3. Segunda fase mesófila o de enfriado

En esta fase los organismos mesófilos se reactivan a medida que se reduce la temperatura del compuesto. La materia orgánica se ha transformado casi en su totalidad y se empiezan a degradar la celulosa y la lignina, uno de los polímeros que forman las plantas. Se reduce la demanda de oxígeno, pero la ventilación sigue siendo clave.

4. Fase de maduración

Es la fase más larga y exige largos periodos de tiempo a temperatura ambiente. En función de la temperatura, entre tres y nueve meses. Este compost se puede ir recogiendo ya como producto final para abonar o para ir cubriendo vertidos nuevos por la parte superior.

Compostaje para reducir la huella de carbono

El compostaje supone una alternativa viable y necesaria para reducir la huella de carbono frente a sistemas como el depósito en vertedero o la incineración de residuos, que no son particularmente sostenibles.

Los datos son muy elocuentes: tratar un kilo de residuos orgánicos en un vertedero supone la emisión de 46,15 g de dióxido de carbono equivalente (CO2e) e incinerarlo, 34,39 g de CO2e.

El compostaje en casa o en una compostera comunitaria de un huerto urbano solo emite el dióxido de carbono del proceso natural de descomposición, es decir: su huella de carbono es prácticamente nula. ¿Las razones? Que ni siquiera hay que transportar el residuo, que se trata in situ. Tampoco el abono resultante, que se utiliza en el mismo lugar en el que se genera. Y, además, ahorra las emisiones asociadas a la generación de otros fertilizantes.

¿Dónde se composta más en España?

En España, la práctica del compostaje en casa está cada vez más extendida, así como el compostaje comunitario, con una huella de carbono también muy reducida. En marzo de 2016 la ciudad de Madrid presentó el piloto Madrid Agrocomposta, un proyecto temporal que logró recuperar en pocos meses 17,5 toneladas de residuos orgánicos.

No fue un caso aislado. El mismo año la Comarca de Pamplona inició su actividad de compostaje, y apenas un año después una decena de pueblos de Alicante se sumaron a la iniciativa.

Barrios y distritos de toda España lanzaron por esas fechas sus proyectos piloto. Hortaleza (Madrid), Sagrada Familia (Barcelona) o Deusto (Bilbao) son solo algunos ejemplos. Solo en Cataluña, en 2019, cerca de 400 municipios disponían de 26.000 compostadores activos.

En Europa, países como Austria, Alemania, Italia, Países Bajos, Lituania o la región belga de Flandes son los que generan más compost a partir de residuos orgánicos por habitante.

Todos ellos cuentan, además, con una larga trayectoria en el reciclaje de este tipo de desechos.

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El peso de los desechos de origen orgánico en el total de basura que generamos es enorme. Se estima que aproximadamente el 37 % de los residuos municipales son residuos orgánicos. O, lo que es lo mismo, son compostables. De estos residuos, aproximadamente el 17 % llega a compostarse, según la Red Española de Compostaje (REC).

El compostaje es un proceso que transforma residuos orgánicos en compost, que es un tipo de abono que aporta nutrientes al suelo. Elementos como restos de comida, verduras crudas, posos de café, hojas de té, cáscaras de huevo o el polvo de la aspiradora son compostables.

Para calibrar la importancia del compostaje, hay que tener en cuenta que la calidad de los suelos —incluidos los de los huertos urbanos, los jardines, zonas arboladas o macetas— es clave para que la vegetación crezca de forma saludable.

En este sentido, el compost es un tipo de materia que reemplaza a los fertilizantes inorgánicos y, por tanto, reduce el impacto ambiental que supone mantener la vegetación. Dicho de otro modo, compostar nos ayuda a mantener los suelos fértiles para producir alimentos, al tiempo que reduce la huella de carbono asociada a esa producción.

¿Se puede hacer el compostaje en casa?

El compostaje en casa de estos residuos nos puede ayudar, entre otras cosas, a reiniciar el ciclo de nuestra propia alimentación y reducir nuestra huella de carbono.

Para llevarlo a cabo, tenemos que disponer de una compostadora doméstica y de un espacio aireado y fresco. Este puede ser un jardín, un espacio común en el patio de una comunidad o incluso una terraza. Las compostadoras urbanas domésticas son una especie de armarios de unos 80 x 80 x 100 cm, aproximadamente.

Hay quien composta en su piso utilizando vermicompostadoras con lombrices rojas o quien se organiza para hacer compost a nivel comunitario, cuyas instrucciones detalladas recoge esta guía práctica. También suele realizarse en centros educativos y es muy frecuente a nivel municipal o supramunicipal.

Pasos para el compostaje en casa

El primer paso para poder compostar en casa es disponer de un compostador y espacio para alojarlo, preferiblemente en un lugar sin luz solar directa o con sombra. Se recomiendan soluciones comerciales de plástico por su facilidad para limpiarlas y evitar ensuciar las casas, aunque también es posible construirlos con malla o palés si se dispone de un jardín.

1. La primera fase mesófila del compostaje

La materia orgánica se echa al compostador por la parte superior, teniendo siempre en cuenta que ayuda cubrir con hojas o material más antiguo, y se mezcla bien. Esto ayuda a evitar malos olores y la presencia de animales.

Esta fase dura unas dos semanas aproximadamente, y es normal que la temperatura aumente o ver cómo la compostadora empieza a emanar vapor de agua.

2. Fase termófila: aumento de la temperatura

La temperatura de la compostadora se eleva de forma notable (70 ºC) a medida que los microorganismos mesófilos de su interior (los que se desarrollan a temperaturas de entre 20 y 45 ºC) son desplazados por los termófilos (a partir de los 45 ºC).

Es en esta fase en la que se produce la descomposición. La materia libera compuestos como el CO₂ y consume oxígeno, por esa razón es imprescindible que esté aireado durante semanas. El volumen decrece de forma apreciable, lo que permite nuevos aportes de desechos orgánicos.

3. Segunda fase mesófila o de enfriado

En esta fase los organismos mesófilos se reactivan a medida que se reduce la temperatura del compuesto. La materia orgánica se ha transformado casi en su totalidad y se empiezan a degradar la celulosa y la lignina, uno de los polímeros que forman las plantas. Se reduce la demanda de oxígeno, pero la ventilación sigue siendo clave.

4. Fase de maduración

Es la fase más larga y exige largos periodos de tiempo a temperatura ambiente. En función de la temperatura, entre tres y nueve meses. Este compost se puede ir recogiendo ya como producto final para abonar o para ir cubriendo vertidos nuevos por la parte superior.

Compostaje para reducir la huella de carbono

El compostaje supone una alternativa viable y necesaria para reducir la huella de carbono frente a sistemas como el depósito en vertedero o la incineración de residuos, que no son particularmente sostenibles.

Los datos son muy elocuentes: tratar un kilo de residuos orgánicos en un vertedero supone la emisión de 46,15 g de dióxido de carbono equivalente (CO2e) e incinerarlo, 34,39 g de CO2e.

El compostaje en casa o en una compostera comunitaria de un huerto urbano solo emite el dióxido de carbono del proceso natural de descomposición, es decir: su huella de carbono es prácticamente nula. ¿Las razones? Que ni siquiera hay que transportar el residuo, que se trata in situ. Tampoco el abono resultante, que se utiliza en el mismo lugar en el que se genera. Y, además, ahorra las emisiones asociadas a la generación de otros fertilizantes.

¿Dónde se composta más en España?

En España, la práctica del compostaje en casa está cada vez más extendida, así como el compostaje comunitario, con una huella de carbono también muy reducida. En marzo de 2016 la ciudad de Madrid presentó el piloto Madrid Agrocomposta, un proyecto temporal que logró recuperar en pocos meses 17,5 toneladas de residuos orgánicos.

No fue un caso aislado. El mismo año la Comarca de Pamplona inició su actividad de compostaje, y apenas un año después una decena de pueblos de Alicante se sumaron a la iniciativa.

Barrios y distritos de toda España lanzaron por esas fechas sus proyectos piloto. Hortaleza (Madrid), Sagrada Familia (Barcelona) o Deusto (Bilbao) son solo algunos ejemplos. Solo en Cataluña, en 2019, cerca de 400 municipios disponían de 26.000 compostadores activos.

En Europa, países como Austria, Alemania, Italia, Países Bajos, Lituania o la región belga de Flandes son los que generan más compost a partir de residuos orgánicos por habitante.

Todos ellos cuentan, además, con una larga trayectoria en el reciclaje de este tipo de desechos.

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El hueso de aceituna, un singular aliado para la sostenibilidad https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/el-hueso-de-aceituna-un-singular-aliado-para-la-sostenibilidad/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/el-hueso-de-aceituna-un-singular-aliado-para-la-sostenibilidad/#respond Tue, 22 Feb 2022 07:23:47 +0000 u0182631@lacaixa.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=54696

Cuando se habla de sostenibilidad, se recurre a un inmenso catálogo de grandes ideas e iniciativas multidisciplinares. Y en ocasiones, hay cosas que pasan inadvertidas y que, sin embargo, albergan insospechadas posibilidades en el respeto hacia nuestro entorno.

Es el caso del humilde, insignificante (y muy español) hueso de aceituna, que se ha convertido en un singular referente de la economía circular. Un recurso biosostenible del que están naciendo sorprendentes proyectos industriales no invasivos, e incluso propuestas gastronómicas.

El hueso de aceituna, antaño el vulgar desperdicio de la oliva, hoy es un producto de consumo de interés general. Según algunas estimaciones del Ministerio de Agricultura, al año se recogen en nuestro país cerca de medio millón de toneladas de aceituna de mesa y 1,3 toneladas de aceituna para elaborar aceite.

Estos son algunos ejemplos de su utilidad y proyección.

Fuente de energía

El hueso de aceituna es una magnífica fuente de combustible gracias a sus grasas, baja humedad y capacidad calorífica. Ideal para las calderas y estufas de calefacción que funcionan con biomasa, el hueso de aceituna ha pasado de ser un residuo a una fuente de energía que emite mucho menos CO2 que el gas natural o el gasóleo y es hasta un 70 % más eficiente.

Además, ayuda al sueño reparador, ya que se ha experimentado con éxito en el relleno de almohadas, e incluso para evitar dolencias musculares en forma de sacos térmicos que aplican un calor limpio.

Lucha contra las plagas y descontaminación

Una de las peculiaridades del hueso de aceituna es que es altamente resistente a los hongos y bacterias. Además, su capacidad de absorción es una herramienta eficaz para la descontaminación de aguas residuales (a través de un proceso llamado biosorción). La Universidad de Granada fue pionera en esta técnica, que consiguió utilizar los huesos hasta en nueve ciclos de descontaminación de residuos vertidos al agua.

Construcción

Técnicos de la Escuela Técnica Superior de Edificación han diseñado un sistema para carbonizar el hueso de aceituna y emplearlo en la construcción de edificios. Hablamos de un material ligero y flexible que se ajusta como un guante a losexigentes patrones técnicos de la construcción, sin olvidar que es también un magnífico aislante acústico y térmico.

Pigmentación de textiles

Marcas de automoción ya emplean pigmentos del hueso de aceituna para tintar tapicerías de sus vehículos, evitando la generación de residuos tóxicos en la fabricación de tintes, además de obtener un pigmento biodegradable.

Alimentación

Una pequeña explotación de la Sierra Morena jienense ha obtenido el premio al mejor queso del mundo. Un producto artesanal y ecológico cien por cien que tiene la peculiaridad de que usa el hueso de aceituna en el proceso de final de maduración.

Un humilde negocio que ha dado la vuelta al mundo. En otro orden, también se está experimentando en la extracción de semillas del hueso de la aceituna para la elaboración de harinas, con un alto contenido en fibra y omega-3.

Esta idea de utilizar el hueso de aceituna en la gastronomía ya pasó por la cabeza de Ángel León, conocido como El Chef del Mar, que desde 2008 usa el hueso de aceituna en sus cocinas para el ahumado de sus productos.

Cada vez son menos los considerados como desperdicios alimentarios de los que no se pueda sacar partido. Y el hueso de aceituna es un llamativo ejemplo de que algo tan simple puede convertirse en un producto de extraordinarias posibilidades para la mejora de la vida de los ciudadanos.

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Cuando se habla de sostenibilidad, se recurre a un inmenso catálogo de grandes ideas e iniciativas multidisciplinares. Y en ocasiones, hay cosas que pasan inadvertidas y que, sin embargo, albergan insospechadas posibilidades en el respeto hacia nuestro entorno.

Es el caso del humilde, insignificante (y muy español) hueso de aceituna, que se ha convertido en un singular referente de la economía circular. Un recurso biosostenible del que están naciendo sorprendentes proyectos industriales no invasivos, e incluso propuestas gastronómicas.

El hueso de aceituna, antaño el vulgar desperdicio de la oliva, hoy es un producto de consumo de interés general. Según algunas estimaciones del Ministerio de Agricultura, al año se recogen en nuestro país cerca de medio millón de toneladas de aceituna de mesa y 1,3 toneladas de aceituna para elaborar aceite.

Estos son algunos ejemplos de su utilidad y proyección.

Fuente de energía

El hueso de aceituna es una magnífica fuente de combustible gracias a sus grasas, baja humedad y capacidad calorífica. Ideal para las calderas y estufas de calefacción que funcionan con biomasa, el hueso de aceituna ha pasado de ser un residuo a una fuente de energía que emite mucho menos CO2 que el gas natural o el gasóleo y es hasta un 70 % más eficiente.

Además, ayuda al sueño reparador, ya que se ha experimentado con éxito en el relleno de almohadas, e incluso para evitar dolencias musculares en forma de sacos térmicos que aplican un calor limpio.

Lucha contra las plagas y descontaminación

Una de las peculiaridades del hueso de aceituna es que es altamente resistente a los hongos y bacterias. Además, su capacidad de absorción es una herramienta eficaz para la descontaminación de aguas residuales (a través de un proceso llamado biosorción). La Universidad de Granada fue pionera en esta técnica, que consiguió utilizar los huesos hasta en nueve ciclos de descontaminación de residuos vertidos al agua.

Construcción

Técnicos de la Escuela Técnica Superior de Edificación han diseñado un sistema para carbonizar el hueso de aceituna y emplearlo en la construcción de edificios. Hablamos de un material ligero y flexible que se ajusta como un guante a losexigentes patrones técnicos de la construcción, sin olvidar que es también un magnífico aislante acústico y térmico.

Pigmentación de textiles

Marcas de automoción ya emplean pigmentos del hueso de aceituna para tintar tapicerías de sus vehículos, evitando la generación de residuos tóxicos en la fabricación de tintes, además de obtener un pigmento biodegradable.

Alimentación

Una pequeña explotación de la Sierra Morena jienense ha obtenido el premio al mejor queso del mundo. Un producto artesanal y ecológico cien por cien que tiene la peculiaridad de que usa el hueso de aceituna en el proceso de final de maduración.

Un humilde negocio que ha dado la vuelta al mundo. En otro orden, también se está experimentando en la extracción de semillas del hueso de la aceituna para la elaboración de harinas, con un alto contenido en fibra y omega-3.

Esta idea de utilizar el hueso de aceituna en la gastronomía ya pasó por la cabeza de Ángel León, conocido como El Chef del Mar, que desde 2008 usa el hueso de aceituna en sus cocinas para el ahumado de sus productos.

Cada vez son menos los considerados como desperdicios alimentarios de los que no se pueda sacar partido. Y el hueso de aceituna es un llamativo ejemplo de que algo tan simple puede convertirse en un producto de extraordinarias posibilidades para la mejora de la vida de los ciudadanos.

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Ropa de usar… y usar: cómo llevar la moda responsable a tu armario https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/ropa-de-usar-y-usar-como-llevar-la-moda-responsable-tu-armario/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/ropa-de-usar-y-usar-como-llevar-la-moda-responsable-tu-armario/#respond Mon, 27 Dec 2021 07:25:44 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=53022

Sucede a menudo. Pasar por delante de un escaparate, sufrir un flechazo, entrar y salir con unos zapatos que tal vez ni lleguemos a estrenar. O comprar una prenda diseñada según la última tendencia que solo nos pondremos una temporada. Es un concepto de la moda que le cuesta mucho cada año al planeta. Por eso conviene sustituirlo por otro, la moda responsable, que apuesta por una relación más sostenible con aquello que vestimos.

Por qué necesitamos una moda más responsable

De hecho, cambiar la manera en la que nos relacionamos con nuestra ropa puede tener efectos muy positivos sobre el medio ambiente. Según apunta la ONU, solamente con duplicar el tiempo que usamos cada prenda de vestir podríamos reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la industria de la moda. Y no son pocas: la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

Hay otros datos que dan cuenta del problema que supone un modelo de producción masiva, deslocalizada y con múltiples colecciones a lo largo de un solo año. La cantidad de agua anual que se dedica a producir prendas alcanza los 93.000 millones de metros cúbicos. Es decir, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas.

¿Cómo se puede dar la vuelta a esta situación? Hay que comenzar por el armario que cada uno de nosotros tiene en casa. En este caso, hay principios de la economía circular, como por ejemplo la reutilización, que son de lo más útiles. Al fin y al cabo, se trata de sustituir un modelo de usar y tirar por otro más sostenible. Es decir, por una moda responsable.

A continuación, te damos 7 claves para llevar la moda responsable hasta tu armario.

Fíjate en las etiquetas

Aprender a leer las etiquetas de una prenda de ropa es esencial para asegurarte de que estás haciendo una compra responsable. Más allá del precio, conviene priorizar prendas elaboradas con materiales reciclados y orgánicos.

Este es el caso del algodón orgánico, un material resistente y transpirable en cuyo cultivo se utilizan pesticidas y depredadores naturales. Además, ese cultivo se realiza de manera rotativa, evitando el uso intensivo del suelo y, con él, su desgaste. El mejor estándar para saber si un material es realmente orgánico es su certificación según las normas GOTS, que tienen en cuenta criterios tanto ecológicos como sociales.

Compra local

Una de las razones por las que el nivel de emisiones de carbono de la industria de la moda es tan elevado tiene que ver con su transporte. Traer prendas desde la otra punta del globo a la tienda de la esquina tiene un coste ambiental considerable.

Aplicar al consumo de moda los principios del consumo responsable ayudará a mitigarlo. Y uno de ellos consiste en comprar prendas de proximidad, es decir, producidas cerca del lugar donde las vamos a comprar. En España existen empresas textiles que, además de fabricar en cercanía, incorporan el espíritu de la economía circular a su ADN.

Elige prendas atemporales y de calidad

Comprar ropa que puedas utilizar mucho tiempo te servirá en bandeja una de las R de la economía circular: reutilizar. De hecho, este criterio es la mejor manera de crear un fondo de armario.

Más que fijarte en la última tendencia, conviene que lo hagas en tu propio estilo personal. También que te plantees la compra como una inversión a medio y largo plazo. Para ello, lo indispensable es que las prendas nos sienten bien y sean cómodas y fácilmente combinables con otros elementos que ya tengamos en el guardarropa.

Apóyate en los accesorios

Es otras de las claves de la reutilización de ropa. Y es más sencillo de lo que parece, sobre todo si contamos ya con un buen fondo de armario. No hay más que abrir Instagram para encontrar inspiración que ayude a dar varias vidas a una misma prenda a base de combinarla con distintos accesorios o incluso de utilizar un mismo accesorio para cambiar el aspecto de varias prendas. Hay incluso influencers especializados en moda lenta, que muestran distintas posibilidades de ropa con diseño atemporal combinada con distintos elementos.

Considera la segunda mano: recommerce

La compra-venta de prendas de segunda mano ha pasado de considerarse una actividad con cierto aire marginal a toda una tendencia. Se trata de dar el máximo número de vidas posible a un mismo producto y evitar así el consumo de recursos asociado a la producción de otros productos nuevos. También ayuda a reducir la cantidad de residuos asociados a esta industria. Según la ONU, cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, el equivalente a tres millones de barriles de petróleo.

La oferta de recommerce de moda es muy amplia: va desde plataformas online especializadas hasta puntos de venta promovidos por organizaciones sociales.

Cuida tu ropa y repárala

También la ONU anima a cuidar más la ropa, un factor que puede ayudar a reducir el impacto de la industria de la moda sobre el medio ambiente. Limpiarla o lavarla según las instrucciones del fabricante, así como no abusar de la plancha o la secadora, son algunas prácticas que pueden ayudarte a cuidar tus prendas.

En cualquier caso, si una prenda se ha deteriorado, conviene que te plantees repararla, otra de las R de la economía circular. Aguja, hilo y parches son básicos que pueden alargar considerablemente la vida de una prenda. También lo es recuperar costumbres como una visita al zapatero o la limpieza y el cuidado semanal del calzado.

Recicla cuando llegue el final

Tras la máxima reutilización posible de una prenda, incluida su transformación en otros objetos, esta debe reciclarse. Esto es fundamental para reducir su impacto ambiental. Utilizar los distintos programas de reciclaje que promueven desde las propias firmas de ropa hasta organismos públicos como los ayuntamientos es la manera más sencilla de hacerlo.

Gracias a estas iniciativas, la ropa que ya no sirve se puede convertir en nuevas prendas, o en artículos tan dispares como bayetas de limpieza y materiales aislantes.

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Sucede a menudo. Pasar por delante de un escaparate, sufrir un flechazo, entrar y salir con unos zapatos que tal vez ni lleguemos a estrenar. O comprar una prenda diseñada según la última tendencia que solo nos pondremos una temporada. Es un concepto de la moda que le cuesta mucho cada año al planeta. Por eso conviene sustituirlo por otro, la moda responsable, que apuesta por una relación más sostenible con aquello que vestimos.

Por qué necesitamos una moda más responsable

De hecho, cambiar la manera en la que nos relacionamos con nuestra ropa puede tener efectos muy positivos sobre el medio ambiente. Según apunta la ONU, solamente con duplicar el tiempo que usamos cada prenda de vestir podríamos reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la industria de la moda. Y no son pocas: la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

Hay otros datos que dan cuenta del problema que supone un modelo de producción masiva, deslocalizada y con múltiples colecciones a lo largo de un solo año. La cantidad de agua anual que se dedica a producir prendas alcanza los 93.000 millones de metros cúbicos. Es decir, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas.

¿Cómo se puede dar la vuelta a esta situación? Hay que comenzar por el armario que cada uno de nosotros tiene en casa. En este caso, hay principios de la economía circular, como por ejemplo la reutilización, que son de lo más útiles. Al fin y al cabo, se trata de sustituir un modelo de usar y tirar por otro más sostenible. Es decir, por una moda responsable.

A continuación, te damos 7 claves para llevar la moda responsable hasta tu armario.

Fíjate en las etiquetas

Aprender a leer las etiquetas de una prenda de ropa es esencial para asegurarte de que estás haciendo una compra responsable. Más allá del precio, conviene priorizar prendas elaboradas con materiales reciclados y orgánicos.

Este es el caso del algodón orgánico, un material resistente y transpirable en cuyo cultivo se utilizan pesticidas y depredadores naturales. Además, ese cultivo se realiza de manera rotativa, evitando el uso intensivo del suelo y, con él, su desgaste. El mejor estándar para saber si un material es realmente orgánico es su certificación según las normas GOTS, que tienen en cuenta criterios tanto ecológicos como sociales.

Compra local

Una de las razones por las que el nivel de emisiones de carbono de la industria de la moda es tan elevado tiene que ver con su transporte. Traer prendas desde la otra punta del globo a la tienda de la esquina tiene un coste ambiental considerable.

Aplicar al consumo de moda los principios del consumo responsable ayudará a mitigarlo. Y uno de ellos consiste en comprar prendas de proximidad, es decir, producidas cerca del lugar donde las vamos a comprar. En España existen empresas textiles que, además de fabricar en cercanía, incorporan el espíritu de la economía circular a su ADN.

Elige prendas atemporales y de calidad

Comprar ropa que puedas utilizar mucho tiempo te servirá en bandeja una de las R de la economía circular: reutilizar. De hecho, este criterio es la mejor manera de crear un fondo de armario.

Más que fijarte en la última tendencia, conviene que lo hagas en tu propio estilo personal. También que te plantees la compra como una inversión a medio y largo plazo. Para ello, lo indispensable es que las prendas nos sienten bien y sean cómodas y fácilmente combinables con otros elementos que ya tengamos en el guardarropa.

Apóyate en los accesorios

Es otras de las claves de la reutilización de ropa. Y es más sencillo de lo que parece, sobre todo si contamos ya con un buen fondo de armario. No hay más que abrir Instagram para encontrar inspiración que ayude a dar varias vidas a una misma prenda a base de combinarla con distintos accesorios o incluso de utilizar un mismo accesorio para cambiar el aspecto de varias prendas. Hay incluso influencers especializados en moda lenta, que muestran distintas posibilidades de ropa con diseño atemporal combinada con distintos elementos.

Considera la segunda mano: recommerce

La compra-venta de prendas de segunda mano ha pasado de considerarse una actividad con cierto aire marginal a toda una tendencia. Se trata de dar el máximo número de vidas posible a un mismo producto y evitar así el consumo de recursos asociado a la producción de otros productos nuevos. También ayuda a reducir la cantidad de residuos asociados a esta industria. Según la ONU, cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, el equivalente a tres millones de barriles de petróleo.

La oferta de recommerce de moda es muy amplia: va desde plataformas online especializadas hasta puntos de venta promovidos por organizaciones sociales.

Cuida tu ropa y repárala

También la ONU anima a cuidar más la ropa, un factor que puede ayudar a reducir el impacto de la industria de la moda sobre el medio ambiente. Limpiarla o lavarla según las instrucciones del fabricante, así como no abusar de la plancha o la secadora, son algunas prácticas que pueden ayudarte a cuidar tus prendas.

En cualquier caso, si una prenda se ha deteriorado, conviene que te plantees repararla, otra de las R de la economía circular. Aguja, hilo y parches son básicos que pueden alargar considerablemente la vida de una prenda. También lo es recuperar costumbres como una visita al zapatero o la limpieza y el cuidado semanal del calzado.

Recicla cuando llegue el final

Tras la máxima reutilización posible de una prenda, incluida su transformación en otros objetos, esta debe reciclarse. Esto es fundamental para reducir su impacto ambiental. Utilizar los distintos programas de reciclaje que promueven desde las propias firmas de ropa hasta organismos públicos como los ayuntamientos es la manera más sencilla de hacerlo.

Gracias a estas iniciativas, la ropa que ya no sirve se puede convertir en nuevas prendas, o en artículos tan dispares como bayetas de limpieza y materiales aislantes.

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Recommerce: el inesperado aliado de la economía circular https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/recommerce-el-inesperado-aliado-de-la-economia-circular/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/recommerce-el-inesperado-aliado-de-la-economia-circular/#respond Tue, 08 Jun 2021 06:25:11 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40640

Es una práctica que se solía limitar a rastrillos y a algunas tiendas especializadas. Sin embargo, Internet ha supuesto un importante espaldarazo a su popularización. El recommerce o la venta de productos de segunda mano en Internet se presenta como una tendencia pujante dentro del comercio online. Y esto supone una gran noticia para la sostenibilidad.

Esta tendencia, que ha ganado protagonismo durante la pandemia, contribuye a extender la economía circular. Sus perspectivas no pueden ser más prometedoras: se estima que el recommerce crezca entre el 15 % y el 20 % anuales hasta 2026.

Reducir, reutilizar y reciclar

El recommerce sigue la lógica de la economía circular y se centra especialmente en tres de las nueve erres (9 R) que la sustentan: reducir, reutilizar y reciclar. Se trata de alargar al máximo la vida útil de los objetos y materiales antes de reemplazarlos por otros. El objetivo último consiste en preservar los recursos limitados que nos ofrece el planeta.

La compraventa online de productos usados permite reducir, al mismo tiempo, el empleo de esos recursos y el volumen de residuos que generamos. También reutilizar productos que, de otro modo, quedarían olvidados en un cajón o acabarían en un vertedero.

En definitiva, es cuestión de cerrar el ciclo del consumo y sustituir el modelo lineal, basado en la máxima de “usar y tirar”. En este sentido, la popularización del recommerce aparece como un importante revulsivo para implantar el nuevo modelo de economía circular.

Los consumidores pasan a la acción

El uso de plataformas electrónicas de compraventa de productos de segunda mano como Wallapop, eBay, Vibbo, Chicfy o Milanuncios ha rescatado la compraventa de productos usados de una cierta marginalidad. No solo eso. Además, han contribuido a popularizarla hasta límites insospechados.

Se trata de un cambio de paradigma que se observa incluso en sectores tan sorprendentes como el del lujo: el 35 % de las ventas de artículos, como relojes de alta gama o joyas, ya se realiza online, fuera de las casas de subastas y de tiendas físicas especializadas. De hecho, según un informe de The Boston Consulting Group, la preocupación por la sostenibilidad de los bienes de lujo crece cada vez más entre los consumidores, sobre todo los más jóvenes.

Esta preferencia por un consumo más responsable ha animado incluso a firmas de alta costura a promover sus propios canales de venta de prendas de segunda mano. Sin embargo, no es exclusiva del sector del lujo. Es una tendencia que también se observa a la hora de llenar nuestra cesta de la compra, así como a la de adquirir ropa o equipamiento deportivo, pantalones tejanos o teléfonos móviles, entre otros muchos productos. La sostenibilidad se ha convertido en una de nuestras principales preocupaciones a la hora de consumir y el recommerce es una práctica que nos puede ayudar a ponerla en el centro.

Consejos para un recommerce seguro

Existe una serie de buenas prácticas que vendrán bien tanto a los usuarios de aplicaciones de recommerce más avanzados como a aquellos que se plantean sumarse a esta tendencia.

– Quedar físicamente: este es un consejo que aplica tanto a compradores como a vendedores. Si no se va a utilizar algún método que asegure la transacción online, conviene quedar físicamente con la otra parte. Así se podrá comprobar el estado real del producto y asegurar el pago. La reunión para efectuar la transacción debe producirse en un lugar transitado y público. A poder ser, conviene acudir acompañado.

– Evitar transacciones o transferencias inmediatas: lo mejor es tomarse el tiempo necesario para valorar si el producto reúne las condiciones adecuadas, si responde a nuestras necesidades y si realmente lo necesitamos. Algunas plataformas especializadas retienen el importe hasta que el comprador recibe el producto y verifica su buen estado.

– Revisar las valoraciones: algunas plataformas cuentan con herramientas de valoración que permiten comprobar la experiencia de otros compradores o vendedores con un usuario en concreto. Se trata de comentarios útiles para establecer el perfil de la persona con la que estamos tratando y asegurarnos de que se trata de un perfil verdadero. Si no hay comentarios, siempre se puede establecer una conversación online y aplicar el siguiente consejo.

– Sentido común: si se perciben señales sospechosas, como mensajes farragosos, precios demasiado bajos, direcciones de correo extrañas o reticencias a facilitar más imágenes o datos acerca del producto, es mejor ser prudentes y descartar la transacción. Es importante no dejar que el deseo de adquirir un producto se imponga al sentido común que aplicamos normalmente a cualquier compra.

El recommerce es una alternativa de consumo responsable que nos ayudará a asegurar un futuro sostenible para todos. Una meta que se ha condensado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por la ONU y a la que los ciudadanos debemos contribuir. Apostar por alargar la vida útil de los objetos es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para conseguirlo.

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Es una práctica que se solía limitar a rastrillos y a algunas tiendas especializadas. Sin embargo, Internet ha supuesto un importante espaldarazo a su popularización. El recommerce o la venta de productos de segunda mano en Internet se presenta como una tendencia pujante dentro del comercio online. Y esto supone una gran noticia para la sostenibilidad.

Esta tendencia, que ha ganado protagonismo durante la pandemia, contribuye a extender la economía circular. Sus perspectivas no pueden ser más prometedoras: se estima que el recommerce crezca entre el 15 % y el 20 % anuales hasta 2026.

Reducir, reutilizar y reciclar

El recommerce sigue la lógica de la economía circular y se centra especialmente en tres de las nueve erres (9 R) que la sustentan: reducir, reutilizar y reciclar. Se trata de alargar al máximo la vida útil de los objetos y materiales antes de reemplazarlos por otros. El objetivo último consiste en preservar los recursos limitados que nos ofrece el planeta.

La compraventa online de productos usados permite reducir, al mismo tiempo, el empleo de esos recursos y el volumen de residuos que generamos. También reutilizar productos que, de otro modo, quedarían olvidados en un cajón o acabarían en un vertedero.

En definitiva, es cuestión de cerrar el ciclo del consumo y sustituir el modelo lineal, basado en la máxima de “usar y tirar”. En este sentido, la popularización del recommerce aparece como un importante revulsivo para implantar el nuevo modelo de economía circular.

Los consumidores pasan a la acción

El uso de plataformas electrónicas de compraventa de productos de segunda mano como Wallapop, eBay, Vibbo, Chicfy o Milanuncios ha rescatado la compraventa de productos usados de una cierta marginalidad. No solo eso. Además, han contribuido a popularizarla hasta límites insospechados.

Se trata de un cambio de paradigma que se observa incluso en sectores tan sorprendentes como el del lujo: el 35 % de las ventas de artículos, como relojes de alta gama o joyas, ya se realiza online, fuera de las casas de subastas y de tiendas físicas especializadas. De hecho, según un informe de The Boston Consulting Group, la preocupación por la sostenibilidad de los bienes de lujo crece cada vez más entre los consumidores, sobre todo los más jóvenes.

Esta preferencia por un consumo más responsable ha animado incluso a firmas de alta costura a promover sus propios canales de venta de prendas de segunda mano. Sin embargo, no es exclusiva del sector del lujo. Es una tendencia que también se observa a la hora de llenar nuestra cesta de la compra, así como a la de adquirir ropa o equipamiento deportivo, pantalones tejanos o teléfonos móviles, entre otros muchos productos. La sostenibilidad se ha convertido en una de nuestras principales preocupaciones a la hora de consumir y el recommerce es una práctica que nos puede ayudar a ponerla en el centro.

Consejos para un recommerce seguro

Existe una serie de buenas prácticas que vendrán bien tanto a los usuarios de aplicaciones de recommerce más avanzados como a aquellos que se plantean sumarse a esta tendencia.

– Quedar físicamente: este es un consejo que aplica tanto a compradores como a vendedores. Si no se va a utilizar algún método que asegure la transacción online, conviene quedar físicamente con la otra parte. Así se podrá comprobar el estado real del producto y asegurar el pago. La reunión para efectuar la transacción debe producirse en un lugar transitado y público. A poder ser, conviene acudir acompañado.

– Evitar transacciones o transferencias inmediatas: lo mejor es tomarse el tiempo necesario para valorar si el producto reúne las condiciones adecuadas, si responde a nuestras necesidades y si realmente lo necesitamos. Algunas plataformas especializadas retienen el importe hasta que el comprador recibe el producto y verifica su buen estado.

– Revisar las valoraciones: algunas plataformas cuentan con herramientas de valoración que permiten comprobar la experiencia de otros compradores o vendedores con un usuario en concreto. Se trata de comentarios útiles para establecer el perfil de la persona con la que estamos tratando y asegurarnos de que se trata de un perfil verdadero. Si no hay comentarios, siempre se puede establecer una conversación online y aplicar el siguiente consejo.

– Sentido común: si se perciben señales sospechosas, como mensajes farragosos, precios demasiado bajos, direcciones de correo extrañas o reticencias a facilitar más imágenes o datos acerca del producto, es mejor ser prudentes y descartar la transacción. Es importante no dejar que el deseo de adquirir un producto se imponga al sentido común que aplicamos normalmente a cualquier compra.

El recommerce es una alternativa de consumo responsable que nos ayudará a asegurar un futuro sostenible para todos. Una meta que se ha condensado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por la ONU y a la que los ciudadanos debemos contribuir. Apostar por alargar la vida útil de los objetos es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para conseguirlo.

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Cinco cosas sorprendentes hechas con material reciclado https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cinco-cosas-sorprendentes-hechas-con-material-reciclado/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/cinco-cosas-sorprendentes-hechas-con-material-reciclado/#respond Mon, 17 May 2021 06:25:33 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40466

A la hora de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a los que se han comprometido países de todo el mundo para cuidar el futuro del planeta y de sus habitantes, resulta indispensable dar una segunda vida a los objetos y materiales. Reutilizarlos cuando sea posible para alargar su vida útil y, cuando sea imposible, reciclarlos de forma adecuada para que sus componentes puedan servir de base para futuras aplicaciones. En otras palabras, fomentar la economía circular.

En los últimos años se han visto todo tipo de innovaciones en esta línea: carreteras construidas usando neumáticos triturados como material para el asfalto, tecnología fabricada con componentes 100 % reciclados, tarjetas de crédito biodegradables o ropa de tenis fabricada con hilo procedente del reciclaje de cuerdas de raqueta. Así está cambiando la industria.

Ropa fabricada con cuerdas de raqueta

Hace unos años, nacía en Gerona Infinite Athletic de la mano de tres socios. No mucho antes, uno de ellos, al ir a comprar una raqueta, preguntó sobre la posibilidad de adquirir una con materiales reciclados y, al no encontrarla, «tiró del hilo». Ahora, esta compañía usa cordajes viejos para fabricar un polímero.

De este polímero se pueden trenzar hilos con los que fabricar nuevo tejido. ¿El resultado? Fabrican camisetas de poliéster orientadas al tenis completamente recicladas que pueden reciclarse de nuevo hasta catorce veces. Aunque esta historia no es única.

En 2021, El Corte Inglés anunciaba una línea de ropa de baño fabricada con poliéster reciclado; y el circulose, el material textil fabricado a partir de residuos textiles previos, tiene cada vez más presencia gracias a la empresa Re:newcell, precursora de la idea

Carreteras fabricadas con neumáticos, ¿y mascarillas?

Las vías asfaltadas, como las carreteras o autopistas, tienen, por sus componentes, extensión y uso, un impacto enorme en el medio ambiente. La extracción de materiales, el impacto de la obra y su mantenimiento, la segmentación de ecosistemas e incluso el hecho de que eleven la temperatura local al retener el calor de la irradiancia solar son problemas ambientales de calado.

Es por ello que el sector siempre está buscando alternativas a los materiales convencionales. Estos materiales alternativos, aunque de alto impacto, ya son bastante más sostenibles que los usados hace unas décadas. Una de las alternativas es construir usando como base del asfalto materiales reciclados, como residuos de la construcción, neumáticos e incluso mascarillas.

El uso de neumáticos en la fabricación de asfalto lleva décadas vigente, pero en los últimos años su porcentaje ha aumentado, dado que, además de un impacto ambiental menor, aportan propiedades interesantes al firme. Entre otros, pueden mejorar la adherencia, con lo que aumenta la seguridad; reducir el peligroso aquaplaning, o mejorar la fricción y, así, reducir las emisiones de carbono de los vehículos.

Tarjetas bancarias hechas con materiales sostenibles

A mediados de 2020 nacía en España la primera tarjeta 100 % reciclada de la mano de la Visa&Pay de CaixaBank. Estas tarjetas se habían fabricado con PVC reciclado. Lo que en su día había constituido material de obra, recubrimiento en electrónica o embellecedores en automóviles, ahora tenía una segunda vida.

Nacía una nueva tendencia circular, que en 2021 cobraba una nueva dirección: las tarjetas de material PLA, o ácido poliláctico, un polímero biodegradable derivado del almidón de maíz. A lo largo de 2021, CaixaBank espera fabricar el 85 % de sus tarjetas con material circular.

Fabricar tecnología con componentes de desecho

En marzo de 2021 se publicó en Kickstarter el proyecto Gomi Speaker, que pretende fabricar altavoces con materiales 100 % reciclados. Algunos de ellos, directamente reutilizados. La carcasa se fabricará de polímero reciclado de bolsas desechadas y las baterías provienen de bicicletas eléctricas dañadas. Este último punto es clave, ya que las baterías pueden resultar especialmente contaminantes.

Dos meses después, el proyecto alcanzaba el capital necesario para iniciar su andadura tras un apoyo elevado, ya que logró recaudar más de 37.000 libras esterlinas. Este tipo de proyectos son relativamente frecuentes en páginas de crowdfunding y tienen cada vez más éxito. Los que actualmente son proyectos piloto serán la base de una economía circular.

Piezas de coche con residuos de impresoras 3D

Las impresoras 3D ya han logrado acceder al mercado de la fabricación de la mano de HP y Ford. Ambas empresas han firmado un convenio para usar los residuos del material de impresión 3D con el fin de fabricar abrazaderas para conductos de combustible.

Estas piezas no se imprimirán en 3D, sino que se fabricarán mediante el conocido y clásico método de inyección y tendrán como destino camionetas de la marca. Además de recicladas, destaca que estas piezas son el 7 % más ligeras y el 10 % más asequibles en su producción.

Aunque algunos de estos proyectos no eliminan completamente el impacto de su actividad, sí trabajan activamente para reducirla año tras año. Es el primer paso hacia un futuro en el que podremos disfrutar de un buen número de sectores de actividad sin huella medioambiental.

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A la hora de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a los que se han comprometido países de todo el mundo para cuidar el futuro del planeta y de sus habitantes, resulta indispensable dar una segunda vida a los objetos y materiales. Reutilizarlos cuando sea posible para alargar su vida útil y, cuando sea imposible, reciclarlos de forma adecuada para que sus componentes puedan servir de base para futuras aplicaciones. En otras palabras, fomentar la economía circular.

En los últimos años se han visto todo tipo de innovaciones en esta línea: carreteras construidas usando neumáticos triturados como material para el asfalto, tecnología fabricada con componentes 100 % reciclados, tarjetas de crédito biodegradables o ropa de tenis fabricada con hilo procedente del reciclaje de cuerdas de raqueta. Así está cambiando la industria.

Ropa fabricada con cuerdas de raqueta

Hace unos años, nacía en Gerona Infinite Athletic de la mano de tres socios. No mucho antes, uno de ellos, al ir a comprar una raqueta, preguntó sobre la posibilidad de adquirir una con materiales reciclados y, al no encontrarla, «tiró del hilo». Ahora, esta compañía usa cordajes viejos para fabricar un polímero.

De este polímero se pueden trenzar hilos con los que fabricar nuevo tejido. ¿El resultado? Fabrican camisetas de poliéster orientadas al tenis completamente recicladas que pueden reciclarse de nuevo hasta catorce veces. Aunque esta historia no es única.

En 2021, El Corte Inglés anunciaba una línea de ropa de baño fabricada con poliéster reciclado; y el circulose, el material textil fabricado a partir de residuos textiles previos, tiene cada vez más presencia gracias a la empresa Re:newcell, precursora de la idea

Carreteras fabricadas con neumáticos, ¿y mascarillas?

Las vías asfaltadas, como las carreteras o autopistas, tienen, por sus componentes, extensión y uso, un impacto enorme en el medio ambiente. La extracción de materiales, el impacto de la obra y su mantenimiento, la segmentación de ecosistemas e incluso el hecho de que eleven la temperatura local al retener el calor de la irradiancia solar son problemas ambientales de calado.

Es por ello que el sector siempre está buscando alternativas a los materiales convencionales. Estos materiales alternativos, aunque de alto impacto, ya son bastante más sostenibles que los usados hace unas décadas. Una de las alternativas es construir usando como base del asfalto materiales reciclados, como residuos de la construcción, neumáticos e incluso mascarillas.

El uso de neumáticos en la fabricación de asfalto lleva décadas vigente, pero en los últimos años su porcentaje ha aumentado, dado que, además de un impacto ambiental menor, aportan propiedades interesantes al firme. Entre otros, pueden mejorar la adherencia, con lo que aumenta la seguridad; reducir el peligroso aquaplaning, o mejorar la fricción y, así, reducir las emisiones de carbono de los vehículos.

Tarjetas bancarias hechas con materiales sostenibles

A mediados de 2020 nacía en España la primera tarjeta 100 % reciclada de la mano de la Visa&Pay de CaixaBank. Estas tarjetas se habían fabricado con PVC reciclado. Lo que en su día había constituido material de obra, recubrimiento en electrónica o embellecedores en automóviles, ahora tenía una segunda vida.

Nacía una nueva tendencia circular, que en 2021 cobraba una nueva dirección: las tarjetas de material PLA, o ácido poliláctico, un polímero biodegradable derivado del almidón de maíz. A lo largo de 2021, CaixaBank espera fabricar el 85 % de sus tarjetas con material circular.

Fabricar tecnología con componentes de desecho

En marzo de 2021 se publicó en Kickstarter el proyecto Gomi Speaker, que pretende fabricar altavoces con materiales 100 % reciclados. Algunos de ellos, directamente reutilizados. La carcasa se fabricará de polímero reciclado de bolsas desechadas y las baterías provienen de bicicletas eléctricas dañadas. Este último punto es clave, ya que las baterías pueden resultar especialmente contaminantes.

Dos meses después, el proyecto alcanzaba el capital necesario para iniciar su andadura tras un apoyo elevado, ya que logró recaudar más de 37.000 libras esterlinas. Este tipo de proyectos son relativamente frecuentes en páginas de crowdfunding y tienen cada vez más éxito. Los que actualmente son proyectos piloto serán la base de una economía circular.

Piezas de coche con residuos de impresoras 3D

Las impresoras 3D ya han logrado acceder al mercado de la fabricación de la mano de HP y Ford. Ambas empresas han firmado un convenio para usar los residuos del material de impresión 3D con el fin de fabricar abrazaderas para conductos de combustible.

Estas piezas no se imprimirán en 3D, sino que se fabricarán mediante el conocido y clásico método de inyección y tendrán como destino camionetas de la marca. Además de recicladas, destaca que estas piezas son el 7 % más ligeras y el 10 % más asequibles en su producción.

Aunque algunos de estos proyectos no eliminan completamente el impacto de su actividad, sí trabajan activamente para reducirla año tras año. Es el primer paso hacia un futuro en el que podremos disfrutar de un buen número de sectores de actividad sin huella medioambiental.

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Cómo sacar partido al material que ya no usas en tu empresa https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-sacar-partido-al-material-que-ya-no-usas-en-tu-empresa/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-sacar-partido-al-material-que-ya-no-usas-en-tu-empresa/#respond Mon, 03 May 2021 07:23:12 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40374

La mayoría de las empresas, por su actividad, generan material en desuso que termina almacenado en algún lugar. Esta acumulación, además del coste de almacenamiento, supone un desperdicio de recursos, dado que otras empresas, sociedades o personas particulares podrían hacer uso de esos objetos.

Reducir, reutilizar y reciclar, en este orden de aplicación, son tres principios clave a la hora de minimizar el impacto ambiental de una empresa. De modo que, antes de eliminar los objetos sobrantes a través de los diferentes puntos limpios, conviene ponerlos a disposición de quien aún pueda utilizarlos.

Mesas, sillas y equipamiento de oficina en desuso

Debido a motivos tan variados como un traslado de oficinas, el auge del teletrabajo, un cambio de actividad o causas de esta índole, es frecuente que las empresas acumulen material de oficina, como mesas y sillas que dejaron de ser ergonómicas, pantallas para las que se buscó un sustituto de mayor tamaño o dispositivos informáticos que quedaron relegados al olvido al ser reemplazados.

Todo este equipamiento tiende a acumularse en algún cuarto vacío, lo que supone un coste económico. Impresoras, muebles, cables, tablets, carpetas… Todo esto también supone un coste ambiental nada desdeñable cuando el material finalmente se recicla años después. ¿Lo óptimo? Vender o donar este material para que otras personas puedan utilizarlo antes de su reciclado.

A través de su iniciativa ReUtilízame, CaixaBank impulsa la colaboración con entidades sociales que pueden dar salida a este material en desuso y, con ello, reducir el impacto ambiental al alargar la vida útil de los objetos. De esta manera, se evita la fabricación de un objeto equivalente en otro lugar y, además, se facilita a personas con pocos recursos su acceso al mismo.

¿Qué se puede hacer con los EPI que no puedan usarse?

En el mundo empresarial existen muchos tipos de equipos de protección individual (EPI), últimamente conocidos por los equipos médicos que tratan la COVID-19. Algunos, como las mascarillas, guantes o prendas desechables para protegerse de patógenos o químicos, no pueden ser reutilizados. Sin embargo, muchos otros sí pueden tener una segunda vida si los utilizan personas particulares.

Es el caso del calzado de seguridad, usado en todo tipo de sectores: del industrial en fábricas a los técnicos de telecomunicaciones que se suben a azoteas y torres. En España, el uso profesional de este calzado se regula mediante varios reales decretos. Uno de los aspectos que llaman la atención entre toda esta normativa es que las botas tienen una “fecha de caducidad”, a partir de la cual se consideran inseguras para actividades profesionales.

Además, por diversas circunstancias, este material queda con frecuencia sin uso, por ejemplo, si un empleado cambia de empresa. Sin embargo, desde el punto de vista del calzado, una bota “caducada” o que no lleve los cordones homologados puede no servir para su uso profesional, pero sigue siendo una prenda de vestir válida para un particular. Lo mismo se aplica a elementos como guantes de trabajo, chaquetas, gafas y otros utensilios que se pueden utilizar fuera del ámbito laboral, por ejemplo, para protegerse al realizar pequeños arreglos domésticos o tareas de jardinería en casa.

Se trata de equipos que todavía pueden tener una segunda vida, por ejemplo, a través de la donación. El beneficio es doble: por un lado, se eliminan los costes económicos y ambientales asociados a su almacenamiento y, por otro, se estrechan lazos con la comunidad con la que convive la empresa.

Las tiendas de segunda mano, ¿una salida económica?

Las tiendas de segunda mano, especialmente las que consisten en plataformas de venta online a través de apps, pueden ser muy interesantes para autónomos, microempresas o pymes en las que pequeñas cantidades económicas suponen una diferencia importante o existen tiempos de inactividad laboral dentro de la jornada. En el caso de las empresas medianas o grandes, conviene estudiar si el tiempo que requiere la venta de objetos uno a uno resulta rentable o no.

Esto sucede porque estas aplicaciones exigen cierta cantidad de tiempo para subir el objeto a la plataforma, negociar con posibles compradores o incluso quedar con ellos para realizar la venta. Esto hace que, en ciertas ocasiones, no resulte rentable vender un objeto por pocos euros. Eso sí, siempre existe la posibilidad de acudir a tiendas de segunda mano físicas con muchos objetos y solicitar una tasación. La cantidad económica recuperada no será tan elevada, pero a cambio el tiempo invertido será mucho menor.

Una alternativa a estos mecanismos de venta es la donación directa. Es tan sencillo como grabar un vídeo para subirlo a redes sociales de barrio o locales y habilitar un día de puertas abiertas para que quien necesite una silla, unas botas o una pantalla pueda acudir a por ellas sin coste. Esto puede ayudar a vaciar rápidamente una parte importante del material acumulado.

Respecto al material para el que no es viable una segunda vida o que cuesta colocar, merece la pena considerar, ahora sí, su reciclado. La mayoría de los ayuntamientos tienen puntos limpios donde entregar mobiliario o electrónica. Eliminar cada residuo en su fracción correspondiente también ayuda a conservar el medio ambiente.

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La mayoría de las empresas, por su actividad, generan material en desuso que termina almacenado en algún lugar. Esta acumulación, además del coste de almacenamiento, supone un desperdicio de recursos, dado que otras empresas, sociedades o personas particulares podrían hacer uso de esos objetos.

Reducir, reutilizar y reciclar, en este orden de aplicación, son tres principios clave a la hora de minimizar el impacto ambiental de una empresa. De modo que, antes de eliminar los objetos sobrantes a través de los diferentes puntos limpios, conviene ponerlos a disposición de quien aún pueda utilizarlos.

Mesas, sillas y equipamiento de oficina en desuso

Debido a motivos tan variados como un traslado de oficinas, el auge del teletrabajo, un cambio de actividad o causas de esta índole, es frecuente que las empresas acumulen material de oficina, como mesas y sillas que dejaron de ser ergonómicas, pantallas para las que se buscó un sustituto de mayor tamaño o dispositivos informáticos que quedaron relegados al olvido al ser reemplazados.

Todo este equipamiento tiende a acumularse en algún cuarto vacío, lo que supone un coste económico. Impresoras, muebles, cables, tablets, carpetas… Todo esto también supone un coste ambiental nada desdeñable cuando el material finalmente se recicla años después. ¿Lo óptimo? Vender o donar este material para que otras personas puedan utilizarlo antes de su reciclado.

A través de su iniciativa ReUtilízame, CaixaBank impulsa la colaboración con entidades sociales que pueden dar salida a este material en desuso y, con ello, reducir el impacto ambiental al alargar la vida útil de los objetos. De esta manera, se evita la fabricación de un objeto equivalente en otro lugar y, además, se facilita a personas con pocos recursos su acceso al mismo.

¿Qué se puede hacer con los EPI que no puedan usarse?

En el mundo empresarial existen muchos tipos de equipos de protección individual (EPI), últimamente conocidos por los equipos médicos que tratan la COVID-19. Algunos, como las mascarillas, guantes o prendas desechables para protegerse de patógenos o químicos, no pueden ser reutilizados. Sin embargo, muchos otros sí pueden tener una segunda vida si los utilizan personas particulares.

Es el caso del calzado de seguridad, usado en todo tipo de sectores: del industrial en fábricas a los técnicos de telecomunicaciones que se suben a azoteas y torres. En España, el uso profesional de este calzado se regula mediante varios reales decretos. Uno de los aspectos que llaman la atención entre toda esta normativa es que las botas tienen una “fecha de caducidad”, a partir de la cual se consideran inseguras para actividades profesionales.

Además, por diversas circunstancias, este material queda con frecuencia sin uso, por ejemplo, si un empleado cambia de empresa. Sin embargo, desde el punto de vista del calzado, una bota “caducada” o que no lleve los cordones homologados puede no servir para su uso profesional, pero sigue siendo una prenda de vestir válida para un particular. Lo mismo se aplica a elementos como guantes de trabajo, chaquetas, gafas y otros utensilios que se pueden utilizar fuera del ámbito laboral, por ejemplo, para protegerse al realizar pequeños arreglos domésticos o tareas de jardinería en casa.

Se trata de equipos que todavía pueden tener una segunda vida, por ejemplo, a través de la donación. El beneficio es doble: por un lado, se eliminan los costes económicos y ambientales asociados a su almacenamiento y, por otro, se estrechan lazos con la comunidad con la que convive la empresa.

Las tiendas de segunda mano, ¿una salida económica?

Las tiendas de segunda mano, especialmente las que consisten en plataformas de venta online a través de apps, pueden ser muy interesantes para autónomos, microempresas o pymes en las que pequeñas cantidades económicas suponen una diferencia importante o existen tiempos de inactividad laboral dentro de la jornada. En el caso de las empresas medianas o grandes, conviene estudiar si el tiempo que requiere la venta de objetos uno a uno resulta rentable o no.

Esto sucede porque estas aplicaciones exigen cierta cantidad de tiempo para subir el objeto a la plataforma, negociar con posibles compradores o incluso quedar con ellos para realizar la venta. Esto hace que, en ciertas ocasiones, no resulte rentable vender un objeto por pocos euros. Eso sí, siempre existe la posibilidad de acudir a tiendas de segunda mano físicas con muchos objetos y solicitar una tasación. La cantidad económica recuperada no será tan elevada, pero a cambio el tiempo invertido será mucho menor.

Una alternativa a estos mecanismos de venta es la donación directa. Es tan sencillo como grabar un vídeo para subirlo a redes sociales de barrio o locales y habilitar un día de puertas abiertas para que quien necesite una silla, unas botas o una pantalla pueda acudir a por ellas sin coste. Esto puede ayudar a vaciar rápidamente una parte importante del material acumulado.

Respecto al material para el que no es viable una segunda vida o que cuesta colocar, merece la pena considerar, ahora sí, su reciclado. La mayoría de los ayuntamientos tienen puntos limpios donde entregar mobiliario o electrónica. Eliminar cada residuo en su fracción correspondiente también ayuda a conservar el medio ambiente.

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9 R: la fórmula de la economía circular https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/9-r-la-formula-de-la-economia-circular/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/9-r-la-formula-de-la-economia-circular/#respond Thu, 11 Feb 2021 18:33:46 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40040

Reutilizar, reparar, reciclar. Son las conocidas como “tres erres” (3 R), que resumen la economía circular. Son palabras con las que llevamos tiempo familiarizados, especialmente desde que la Unión Europea (UE) decidió que este paradigma será el pilar sobre el que construiremos nuestro futuro. En 2015, la UE estableció un plan de acción con más de cincuenta medidas que nos permitirán “cerrar el círculo”, es decir, pasar de un modelo de consumo de usar y tirar a otro que preserve al máximo el ciclo de vida de los productos.

El principio de la economía circular es sencillo: si algo es valioso, ese valor debe preservarse el máximo tiempo posible para evitar que el sistema de usar y tirar nos empobrezca a todos. Este principio supone, entre otras cuestiones, redescubrir y valorizar de nuevo el potencial de un producto usado que, en otro sistema, se desecharía a las primeras de cambio. Ahí es precisamente donde entran en juego todas esas palabras que empiezan por erre y que cada vez integramos más tanto en nuestros actos de consumo como en la producción de nuevos bienes.

Realizar este cambio de un modelo de consumo y descarte a otro circular no es una tarea sencilla. Requiere importantes esfuerzos en innovación e inversión que permitan a un producto seguir ofreciendo valor incluso cuando su primer ciclo de vida haya finalizado. Para que esos esfuerzos no sean en vano, es muy importante establecer unos cimientos sobre los que puedan prosperar. Es decir, necesitamos descifrar la fórmula que hay detrás de la economía circular.

Nueve estrategias circulares

La Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE ha publicado recientemente un informe que trata, precisamente, de la revolución que supone la economía circular en nuestro sistema económico. En él aparece la fórmula de este nuevo modelo de producción y consumo, que se sustenta sobre “nueve erres” (9 R), una serie de estrategias formuladas por el Grupo de Expertos en Financiación de la Economía Circular de la Comisión Europea.

Esas 9 R constituyen la auténtica fórmula de la economía circular y, por tanto, una guía clara sobre la que Administración, empresas e incluso ciudadanos pueden orientar sus esfuerzos.

1.- Rechazar: esta erre consiste, básicamente, en renunciar a ciertos productos o partes de ellos que no sean ya necesarios, o bien redefinirlos de tal manera que ya no haya que producirlos. Un ejemplo sencillo es la factura electrónica, que hace innecesario utilizar papel para su consulta o archivo.

2.- Repensar: esta estrategia potencia que las empresas transfieran servicios a los consumidores en lugar de la propiedad sobre un producto. Se trata de una actitud fundamental en la economía colaborativa o sharing economy.

El informe de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE cita un ejemplo muy ilustrativo del Foro Económico Mundial: las lavadoras de alta gama. Resulta que, si reemplazamos durante veinte años la compra de cinco lavadoras de 2.000 ciclos por el alquiler de una de 10.000, nos ahorraríamos 180 kg de acero y 2,5 toneladas de dióxido de carbono.

3.- Reducir: en este caso, se trata de disminuir en lo posible el consumo de recursos tanto en la fabricación como en el uso de un producto. Esto es algo que solo se logra a través de la eficiencia, que debe estar presente desde el momento del diseño y hasta su utilización.

En el caso de la eficiencia energética, esto no solo es responsabilidad del fabricante del producto, que debe apostar por ella tanto en su proceso de fabricación como a la hora de definir su uso. También los consumidores deben tenerla en mente tanto al elegir productos energéticamente eficientes como al emplearlos. Por ejemplo, no basta con elegir el hervidor de agua más eficiente de la tienda y que mejor se adecúa a nuestra cocina, sino que, además, cada vez que lo utilicemos debemos hervir solo el agua que realmente necesitamos.

4.- Reutilizar: si un producto se encuentra en buenas condiciones y cumple su función original, debe seguir utilizándose.

Este es uno de los principios más potentes de la economía circular, que subyace en los tradicionales mercadillos de segunda mano, que ahora cuentan incluso con versiones que caben en nuestro smartphone. También en iniciativas como Loop, un proyecto piloto en Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos que fabrica envases reutilizables para empresas de gran consumo, los recoge en casa del usuario una vez consumido su contenido, los limpia y los rellena de nuevo, tal y como explica el informe de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE.

5.- Reparar: arreglar un producto defectuoso para seguir dándole su uso original es otra de las grandes claves de la economía circular.

En este sentido, el informe destaca que una mayor estandarización de las piezas y componentes en sectores como la electrónica, baterías y automoción ayudaría a hacer realidad el derecho a reparar de los ciudadanos europeos. Si hay una mayor disponibilidad de piezas, no resultará necesario, por ejemplo, descartar todo un electrodoméstico simplemente porque se ha averiado un componente y no hay recambios disponibles.

6.- Restaurar: la diferencia entre esta estrategia y la anterior consiste en que la reparación se destina a productos que están dentro de su primer ciclo de vida. Por su parte, la restauración consiste en poner al día un producto que ya ha cruzado ese umbral.

En este contexto, el informe cita el caso de una empresa francesa que recoge materiales sanitarios dañados, como camas de hospitales o sillas de ruedas, los evalúa y decide si son aptos para restaurar o si conviene desmantelarlos para reciclar sus componentes en otros productos. Una vez restaurados o reciclados, se ponen de nuevo a la venta al 30% o al 50% del precio del producto original, con una garantía de un año.

7.- Refabricar: se trata de recoger un producto, analizar su estado, desmontarlo, reacondicionar y reemplazar componentes, volver a ensamblarlo, comprobar su nivel de calidad y revenderlo con una etiqueta de cercano a nuevo.

8.- Redefinir: esta es una de las estrategias que dan una nueva vida a los productos cuando están desgastados o cumplen una función que ya ha quedado obsoleta. Existe un ejemplo muy claro e intuitivo de redefinición, que se dio al principio de la pandemia de la COVID-19: el ingenio que llevó a muchos ciudadanos a utilizar ropa vieja o trapos de cocina como mascarillas ante la escasez de estos productos durante la primera oleada.

9.- Reciclar: básicamente, consiste en recuperar material de residuos que pueda procesarse de nuevo en la fabricación de nuevos productos, materiales o sustancias. Aunque esta es una de las erres más conocidas, no es tan sostenible ni rentable como las anteriores, tal y como subraya el informe, así que debe considerarse, en términos generales, como la última opción.

De la teoría a la práctica

Cada vez hay más empresas que aplican ideas de la economía circular para transformarse y aprovechar las ventajas que aporta este nuevo modelo. Sin embargo, llegar a este punto requiere identificar los productos, servicios y procesos sobre los que se pueden aplicar alguna de las 9 R, así como los actores que intervendrán en las acciones que se deseen implementar.

En un webinar organizado por la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE, dos empresas comparten su experiencia en la implantación de políticas de economía circular. Una de ellas —Mercadona— lo hace como ejemplo de una gran compañía consolidada que se adapta a este nuevo modelo. La otra —Twin&Chic—, como pequeña empresa textil que nace con el paradigma circular en su ADN.

Tal y como explica en su intervención Alina Puig, responsable de Relaciones Externas y RSE en Mercadona, la cadena identifica cinco actores en su Modelo responsable: cliente, trabajador, proveedor, sociedad y capital. También fija un objetivo: lograr una cadena agroalimentaria sostenible.

En el caso de Mercadona, la compañía ha implantado estrategias de economía circular en varios frentes. Uno de ellos es la logística sostenible: “Contamos con un pool de envases reutilizables, apilables y fáciles de transportar para llevar los productos a la tienda”, destaca Alina Puig. Además, los productos no aptos para la venta se destinan a su uso para animales y todos los embalajes de la cadena reciben una segunda vida. “Los transformamos en envases o bolsas de plástico”, indica la experta.

La transformación del modelo de tienda de Mercadona también aporta un ahorro energético del 40%, según Puig. Asimismo, se ha implantado la conocida como estrategia 6.25 para reducir el uso de plástico, que comprende acciones como eliminar el uso de bolsas de plástico de un solo uso en todas las secciones, reducir el plástico empleado en sus envases e incluso informar a los clientes sobre cómo favorecer el reciclaje desde casa, entre otras acciones. “Se trata de reducir el uso de plástico, no de eliminarlo”, señala Puig. “Es un material muy valioso precisamente porque ayuda a alargar la vida útil de muchos productos alimentarios”.

El papel esencial de las pymes

Las pequeñas y medianas empresas son fundamentales en la transformación de la economía hacia un modelo circular. Así lo entiende Erika Gómez, fundadora de la firma de ropa infantil Twin&Chic, que basa este razonamiento en dos características de las pymes: “su capilaridad y su contribución a la generación de puestos de trabajo”.

Sin embargo, Gómez considera que este tipo de negocios tienen más complicado llevar a cabo sus propios procesos de transformación. “En nuestro caso, ha resultado más sencillo porque nacimos con la economía circular en el ADN”, destaca.

En este sentido, Twin&Chic implanta estrategias de economía circular desde el propio diseño del producto, una fase en la que, según Gómez, “se puede eliminar hasta el 80% del impacto negativo de una prenda. Nosotros la creamos pensando ya en el fin de su vida útil y en que sea versátil para que se pueda utilizar más”. Fabricación en cercanía, utilización de packaging reutilizable, restauración de prendas antiguas o favorecimiento del reciclaje evitando el uso de fibras mezcladas son algunas de las acciones de economía circular que Twin&Chic ha implantado desde sus inicios hace ahora tres años.

Esta empresa no solo adopta procesos internos de economía circular, sino que también implica a la sociedad para favorecer la transición. “Donamos retales a centros educativos para que los escolares puedan darles una segunda vida. También implicamos a nuestros clientes: nosotros no hacemos un Black Friday, sino un Repair Friday, una campaña durante la cual nos envían prendas para que las reparemos”, explica Erika Gómez.

La importancia de la cultura circular

Involucrar a las personas es indispensable para que todos estos esfuerzos sean realmente efectivos a la hora de llevar a cabo la transición hacia una economía circular. “Es necesario buscar la complicidad entre los actores y unir esfuerzos con los que contribuyen a la cadena de suministro”, destacaba durante el webinar Joan Fontrodona, profesor titular de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE.

En este sentido, resulta especialmente valioso crear una cultura de la economía circular. Sin embargo, ¿cómo hacerlo en una empresa con miles de empleados como Mercadona? “Con tantos trabajadores, resulta difícil implicarlos por igual”, reconoce Alina Puig. “Es necesario ofrecerles formación desde el principio. No obstante, en muchas ocasiones la implantación de estrategias de economía circular era algo que ya buscaban muchos de nuestros empleados. Por ejemplo, al proponer donaciones de excedentes”.

Si esa cultura se expande al consumidor, los efectos de la implantación de la economía circular en la empresa se multiplicarán. “Nosotros realizamos una labor evangelizadora entre nuestros clientes. Tratamos de concienciarles del poder que tienen sus actos de compra sobre el tipo de planeta que quieren dejar a sus hijos”, destaca Erika Gómez. Una apuesta por la implicación del consumidor que comparte Mercadona: “Desde la información, tratamos de ponérselo fácil para que pueda hacer su parte en esta transición”, indica Alina Puig.

La economía circular es una tarea de todos. Del diseño de productos y procesos a la transformación de los consumidores en usuarios responsables, gobiernos, empresas y ciudadanos deben conocer sus estrategias y ponerlas en práctica. Se trata de plantearnos qué podemos hacer cada uno de nosotros para contribuir al proceso y pasar a la acción. Por ejemplo, si tienes una empresa, puedes anticiparte al cambio optando por eliminar el uso de papel en lo posible o plantearte utilizar materiales sostenibles en sus distintas actividades. Y si eres un consumidor, puedes pararte a pensar si realmente necesitas adquirir un nuevo producto para sustituir otro que todavía cumple su función. Así es como lograremos entre todos desarrollar un sistema económico realmente sostenible.

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Reutilizar, reparar, reciclar. Son las conocidas como “tres erres” (3 R), que resumen la economía circular. Son palabras con las que llevamos tiempo familiarizados, especialmente desde que la Unión Europea (UE) decidió que este paradigma será el pilar sobre el que construiremos nuestro futuro. En 2015, la UE estableció un plan de acción con más de cincuenta medidas que nos permitirán “cerrar el círculo”, es decir, pasar de un modelo de consumo de usar y tirar a otro que preserve al máximo el ciclo de vida de los productos.

El principio de la economía circular es sencillo: si algo es valioso, ese valor debe preservarse el máximo tiempo posible para evitar que el sistema de usar y tirar nos empobrezca a todos. Este principio supone, entre otras cuestiones, redescubrir y valorizar de nuevo el potencial de un producto usado que, en otro sistema, se desecharía a las primeras de cambio. Ahí es precisamente donde entran en juego todas esas palabras que empiezan por erre y que cada vez integramos más tanto en nuestros actos de consumo como en la producción de nuevos bienes.

Realizar este cambio de un modelo de consumo y descarte a otro circular no es una tarea sencilla. Requiere importantes esfuerzos en innovación e inversión que permitan a un producto seguir ofreciendo valor incluso cuando su primer ciclo de vida haya finalizado. Para que esos esfuerzos no sean en vano, es muy importante establecer unos cimientos sobre los que puedan prosperar. Es decir, necesitamos descifrar la fórmula que hay detrás de la economía circular.

Nueve estrategias circulares

La Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE ha publicado recientemente un informe que trata, precisamente, de la revolución que supone la economía circular en nuestro sistema económico. En él aparece la fórmula de este nuevo modelo de producción y consumo, que se sustenta sobre “nueve erres” (9 R), una serie de estrategias formuladas por el Grupo de Expertos en Financiación de la Economía Circular de la Comisión Europea.

Esas 9 R constituyen la auténtica fórmula de la economía circular y, por tanto, una guía clara sobre la que Administración, empresas e incluso ciudadanos pueden orientar sus esfuerzos.

1.- Rechazar: esta erre consiste, básicamente, en renunciar a ciertos productos o partes de ellos que no sean ya necesarios, o bien redefinirlos de tal manera que ya no haya que producirlos. Un ejemplo sencillo es la factura electrónica, que hace innecesario utilizar papel para su consulta o archivo.

2.- Repensar: esta estrategia potencia que las empresas transfieran servicios a los consumidores en lugar de la propiedad sobre un producto. Se trata de una actitud fundamental en la economía colaborativa o sharing economy.

El informe de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE cita un ejemplo muy ilustrativo del Foro Económico Mundial: las lavadoras de alta gama. Resulta que, si reemplazamos durante veinte años la compra de cinco lavadoras de 2.000 ciclos por el alquiler de una de 10.000, nos ahorraríamos 180 kg de acero y 2,5 toneladas de dióxido de carbono.

3.- Reducir: en este caso, se trata de disminuir en lo posible el consumo de recursos tanto en la fabricación como en el uso de un producto. Esto es algo que solo se logra a través de la eficiencia, que debe estar presente desde el momento del diseño y hasta su utilización.

En el caso de la eficiencia energética, esto no solo es responsabilidad del fabricante del producto, que debe apostar por ella tanto en su proceso de fabricación como a la hora de definir su uso. También los consumidores deben tenerla en mente tanto al elegir productos energéticamente eficientes como al emplearlos. Por ejemplo, no basta con elegir el hervidor de agua más eficiente de la tienda y que mejor se adecúa a nuestra cocina, sino que, además, cada vez que lo utilicemos debemos hervir solo el agua que realmente necesitamos.

4.- Reutilizar: si un producto se encuentra en buenas condiciones y cumple su función original, debe seguir utilizándose.

Este es uno de los principios más potentes de la economía circular, que subyace en los tradicionales mercadillos de segunda mano, que ahora cuentan incluso con versiones que caben en nuestro smartphone. También en iniciativas como Loop, un proyecto piloto en Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos que fabrica envases reutilizables para empresas de gran consumo, los recoge en casa del usuario una vez consumido su contenido, los limpia y los rellena de nuevo, tal y como explica el informe de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE.

5.- Reparar: arreglar un producto defectuoso para seguir dándole su uso original es otra de las grandes claves de la economía circular.

En este sentido, el informe destaca que una mayor estandarización de las piezas y componentes en sectores como la electrónica, baterías y automoción ayudaría a hacer realidad el derecho a reparar de los ciudadanos europeos. Si hay una mayor disponibilidad de piezas, no resultará necesario, por ejemplo, descartar todo un electrodoméstico simplemente porque se ha averiado un componente y no hay recambios disponibles.

6.- Restaurar: la diferencia entre esta estrategia y la anterior consiste en que la reparación se destina a productos que están dentro de su primer ciclo de vida. Por su parte, la restauración consiste en poner al día un producto que ya ha cruzado ese umbral.

En este contexto, el informe cita el caso de una empresa francesa que recoge materiales sanitarios dañados, como camas de hospitales o sillas de ruedas, los evalúa y decide si son aptos para restaurar o si conviene desmantelarlos para reciclar sus componentes en otros productos. Una vez restaurados o reciclados, se ponen de nuevo a la venta al 30% o al 50% del precio del producto original, con una garantía de un año.

7.- Refabricar: se trata de recoger un producto, analizar su estado, desmontarlo, reacondicionar y reemplazar componentes, volver a ensamblarlo, comprobar su nivel de calidad y revenderlo con una etiqueta de cercano a nuevo.

8.- Redefinir: esta es una de las estrategias que dan una nueva vida a los productos cuando están desgastados o cumplen una función que ya ha quedado obsoleta. Existe un ejemplo muy claro e intuitivo de redefinición, que se dio al principio de la pandemia de la COVID-19: el ingenio que llevó a muchos ciudadanos a utilizar ropa vieja o trapos de cocina como mascarillas ante la escasez de estos productos durante la primera oleada.

9.- Reciclar: básicamente, consiste en recuperar material de residuos que pueda procesarse de nuevo en la fabricación de nuevos productos, materiales o sustancias. Aunque esta es una de las erres más conocidas, no es tan sostenible ni rentable como las anteriores, tal y como subraya el informe, así que debe considerarse, en términos generales, como la última opción.

De la teoría a la práctica

Cada vez hay más empresas que aplican ideas de la economía circular para transformarse y aprovechar las ventajas que aporta este nuevo modelo. Sin embargo, llegar a este punto requiere identificar los productos, servicios y procesos sobre los que se pueden aplicar alguna de las 9 R, así como los actores que intervendrán en las acciones que se deseen implementar.

En un webinar organizado por la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE, dos empresas comparten su experiencia en la implantación de políticas de economía circular. Una de ellas —Mercadona— lo hace como ejemplo de una gran compañía consolidada que se adapta a este nuevo modelo. La otra —Twin&Chic—, como pequeña empresa textil que nace con el paradigma circular en su ADN.

Tal y como explica en su intervención Alina Puig, responsable de Relaciones Externas y RSE en Mercadona, la cadena identifica cinco actores en su Modelo responsable: cliente, trabajador, proveedor, sociedad y capital. También fija un objetivo: lograr una cadena agroalimentaria sostenible.

En el caso de Mercadona, la compañía ha implantado estrategias de economía circular en varios frentes. Uno de ellos es la logística sostenible: “Contamos con un pool de envases reutilizables, apilables y fáciles de transportar para llevar los productos a la tienda”, destaca Alina Puig. Además, los productos no aptos para la venta se destinan a su uso para animales y todos los embalajes de la cadena reciben una segunda vida. “Los transformamos en envases o bolsas de plástico”, indica la experta.

La transformación del modelo de tienda de Mercadona también aporta un ahorro energético del 40%, según Puig. Asimismo, se ha implantado la conocida como estrategia 6.25 para reducir el uso de plástico, que comprende acciones como eliminar el uso de bolsas de plástico de un solo uso en todas las secciones, reducir el plástico empleado en sus envases e incluso informar a los clientes sobre cómo favorecer el reciclaje desde casa, entre otras acciones. “Se trata de reducir el uso de plástico, no de eliminarlo”, señala Puig. “Es un material muy valioso precisamente porque ayuda a alargar la vida útil de muchos productos alimentarios”.

El papel esencial de las pymes

Las pequeñas y medianas empresas son fundamentales en la transformación de la economía hacia un modelo circular. Así lo entiende Erika Gómez, fundadora de la firma de ropa infantil Twin&Chic, que basa este razonamiento en dos características de las pymes: “su capilaridad y su contribución a la generación de puestos de trabajo”.

Sin embargo, Gómez considera que este tipo de negocios tienen más complicado llevar a cabo sus propios procesos de transformación. “En nuestro caso, ha resultado más sencillo porque nacimos con la economía circular en el ADN”, destaca.

En este sentido, Twin&Chic implanta estrategias de economía circular desde el propio diseño del producto, una fase en la que, según Gómez, “se puede eliminar hasta el 80% del impacto negativo de una prenda. Nosotros la creamos pensando ya en el fin de su vida útil y en que sea versátil para que se pueda utilizar más”. Fabricación en cercanía, utilización de packaging reutilizable, restauración de prendas antiguas o favorecimiento del reciclaje evitando el uso de fibras mezcladas son algunas de las acciones de economía circular que Twin&Chic ha implantado desde sus inicios hace ahora tres años.

Esta empresa no solo adopta procesos internos de economía circular, sino que también implica a la sociedad para favorecer la transición. “Donamos retales a centros educativos para que los escolares puedan darles una segunda vida. También implicamos a nuestros clientes: nosotros no hacemos un Black Friday, sino un Repair Friday, una campaña durante la cual nos envían prendas para que las reparemos”, explica Erika Gómez.

La importancia de la cultura circular

Involucrar a las personas es indispensable para que todos estos esfuerzos sean realmente efectivos a la hora de llevar a cabo la transición hacia una economía circular. “Es necesario buscar la complicidad entre los actores y unir esfuerzos con los que contribuyen a la cadena de suministro”, destacaba durante el webinar Joan Fontrodona, profesor titular de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE.

En este sentido, resulta especialmente valioso crear una cultura de la economía circular. Sin embargo, ¿cómo hacerlo en una empresa con miles de empleados como Mercadona? “Con tantos trabajadores, resulta difícil implicarlos por igual”, reconoce Alina Puig. “Es necesario ofrecerles formación desde el principio. No obstante, en muchas ocasiones la implantación de estrategias de economía circular era algo que ya buscaban muchos de nuestros empleados. Por ejemplo, al proponer donaciones de excedentes”.

Si esa cultura se expande al consumidor, los efectos de la implantación de la economía circular en la empresa se multiplicarán. “Nosotros realizamos una labor evangelizadora entre nuestros clientes. Tratamos de concienciarles del poder que tienen sus actos de compra sobre el tipo de planeta que quieren dejar a sus hijos”, destaca Erika Gómez. Una apuesta por la implicación del consumidor que comparte Mercadona: “Desde la información, tratamos de ponérselo fácil para que pueda hacer su parte en esta transición”, indica Alina Puig.

La economía circular es una tarea de todos. Del diseño de productos y procesos a la transformación de los consumidores en usuarios responsables, gobiernos, empresas y ciudadanos deben conocer sus estrategias y ponerlas en práctica. Se trata de plantearnos qué podemos hacer cada uno de nosotros para contribuir al proceso y pasar a la acción. Por ejemplo, si tienes una empresa, puedes anticiparte al cambio optando por eliminar el uso de papel en lo posible o plantearte utilizar materiales sostenibles en sus distintas actividades. Y si eres un consumidor, puedes pararte a pensar si realmente necesitas adquirir un nuevo producto para sustituir otro que todavía cumple su función. Así es como lograremos entre todos desarrollar un sistema económico realmente sostenible.

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